domingo, 30 de enero de 2011

Capítulo 12: Link A Las Órdenes De Ganon...Un Peligro Para Todos

-Venga Irina arriba-dijo la voz de Jin. Noté como este me sacudía un poco de un lado a otro.
-¿Qué pasa Jin?-pregunté dormida y aún con los ojos cerrados.
-Debemos ayudar a Link con su problema-me dijo acariciando mi pelo.
-¿Está despierto?-pregunté abriendo los ojos y mirándole.
-No, pero hemos descubierto algo interesante-me dijo. Me senté en la cama y me froté los ojos, quitándome así las legañas y poniendo en marcha a mis ojos. Dejé de frotarme y vi a Darky medio en cueros.
-Madre mía, streptease desde por la mañana, ¡mola!-dije riendo y mirándole. Jin y Darky rieron.
-Aplícate el cuento bonita-me dijo Darky poniéndose la camiseta interior blanca típica de su traje.
-¿Como que me aplique el cuento?-pregunté poniéndome en pie.
-¿A quién no le gustaría verte sin ropa?-me preguntó cogiendo su túnica negra.
-No seas marrano anda, ya tengo suficiente con aguantar a Gatrie y a Shinon todo el día-dije caminando hacia la cama donde estaba Link aún encadenado e inconsciente.
-¿Por qué dices eso?-me preguntó Jin poniéndose su camiseta negra interior.
-Siempre que creen que no me doy cuenta me miran el culo, son unos descorteses y marranos como ningún otro-dije mirando a Link.
-Bueno, ya sabes que esos dos son así, no hay Dios que los cambie-me dijo Jin acercándose a mí mientras se bajaba la camiseta para que entrase bien en su cuerpo serrano.
-¡Aing omá, quién fuera camiseta pa' estar agarrá a ese cuerpazo tol día!-dije con un acento algo raro para mí. Jin rió con ganas.
-Cuando quieras te agarras que a mi no me importa-me dijo Jin pasándome la mano derecha por las caderas, albergando así mi cintura y apretándome contra él. Puse las manos en su pecho para no chocarme con él. Sonreí al igual que Jin.
-Huy...esto degenera-dijo Darky poniéndose las botas.
-Llevas razón, mira que le he dicho veces que no es mi tipo-dije riendo.
-Eso nunca me lo has dicho-me dijo Jin.
-Bueno, pues te lo digo ahora-dije separándome de él.
-Jin Kazama...no eres el tipo de hombre que me va-dije sonriendo y conteniendo mis ganas de reír.
-Claaro, por eso cada vez que me ves sin ropa de cintura para arriba te babeas-me dijo Jin.
-Yo no digo que no estés como un queso, solo que ya sabes que el hombre de mis sueños tiene que ser rubio, es el sueño desde mi niñez-dije.
-Bueno, pues soy todo lo contrario, moreno de ojos castaños-dije Jin.
-Y no digo que no seas guapo-dije. En ese momento oigo como Link comienza a moverse. Me giré rápidamente y le vi, tenía los ojos abiertos y sonreía malévolamente.
-Hola Irina...-dijo Link. Jin se puso delante de mí, supuse que para evitar cualquier posible incidente. Vi como Link se miraba las muñecas las cuales estaban encadenadas a la cabecera de la cama con las cadenas mágicas.
-Has sido previsora-dijo Link mirándome. Darky se acercó a Link e intentó dejarlo sin sentido de nuevo, pero no pudo, Link le golpeó con la cabeza y le dio en la nariz. Esta comenzó a sangrar abundantemente. Me acerqué a Darky corriendo.
-Tranquilo cariño, mira al techo-le dije. Darky obedeció, me acerqué a la cama donde dormí, cogí el pañuelo que tenía en el traje de combate desde hacía unos días y lo partí a la mitad, me acerqué a Darky e hice un par de churros con el pañuelo, los mojé en un balde con agua que había en la mesilla de la cama de Jin y los metí en los orificios de la nariz de Darky para que no sangrasen tanto.
-Ya está, dejarán de sangrar en un rato-le dije acariciándole la cara.
-Gracias-me dijo.
-De nada cielo-le dije sonriendo y acariciando su cara con ternura.
-¡¡¡Zelda!!!-gritó Link. Me lancé a por él y le tapé la boca con mis manos.
-Cállate idiota-le dije, Link rió. En ese momento la puerta se abre y veo a Zelda con Ike y Sothe. Los tres entraron en la habitación.
-¡¿Qué le estáis haciendo?!-preguntó Zelda malhumorada. Esta vino corriendo a mi lado y me apartó de Link con un empujón. Caí al suelo de culo. Zelda comenzó a liberar a Link.
-¡¡No Zelda!!-grité, pero era demasiado tarde. Link se liberó, saltó de la cama y golpeó a Zelda con fuerza, apartando a esta de su camino. Todos los hombres se lanzaron a por Link pero este los esquivó con agilidad. Link corrió hacia la puerta.
-¡¡No dejéis que escape!!-grité poniéndome en pie. Me puse a correr tras él. Bajamos las escaleras corriendo y llegamos a la tasca de Telma. La tasca ya había abierto pero no vi a Telma.
-¡¡Link detente!!-le grité.
-¡Cógeme si puedes!-me gritó. Cogió una botella de una mesa y me golpeó con ella en la cabeza, dejándome casi sin sentido. Caí al suelo y quedé tumbada de lado en este. No podía moverme pero aún podía ver un poco. Vi como Link abría la puerta para marcharse. Cuando pensé que se nos escaparía veo a Telma con un tablón de madera en las manos, golpeó a Link en la cabeza y lo dejó inconsciente.
-¡Te cogí!-dijo Telma soltando el tablón de madera en el suelo. Se acercó a mi corriendo pero perdí el conocimiento antes de que me pudiese decir nada.
Me desperté tumbada en la cama de la habitación donde los chicos y yo dormimos. Abrí los ojos lentamente y vi a Jin con un paño en la mano, me estaba limpiando la herida de la cabeza que supuse Link me habría hecho.
-¿Estás bien Irina?-me preguntó Darky, el cual estaba sentado al otro lado de la cama y me acariciaba las manos.
-Creo que sí-le contesté. Intenté incorporarme pero Jin me lo impidió.
-No te pongas en pie, reposa un poco-me dijo poniendo una mano en mi pecho.
-¿Por qué?-pregunté algo cansada.
-Ahora viene Rhys con su bastón y os cura la herida-dijo Ike. Miré bien y vi que todos estaban en la habitación.
-Irina...yo...lo lamento...-me dijo Zelda algo avergonzada y cabizbaja
-No importa Majestad, entiendo que os preocupéis por Link, pero la próxima vez controlad vuestro amor hacia él-la dije.
-Lo haré-me dijo. Al rato llega Rhys con su bastón en la mano, se acercó a mi y me curó la herida de la cabeza.
-Gracias Rhys, muy amable-dije sentándome. Me toqué la cabeza y comprobé que no había herida alguna.
-Bueno, veo que tienes la cabeza dura-me dijo Telma, la cual estaba allí también.
-Sí, la tengo. Gracias Telma por evitar que Link escapara-la dije poniéndome en pie.
-No te preocupes, ¿para qué están las amigas sino?-me preguntó mientras nos dábamos la mano.
-Irina, lo que descubrimos era esto-me dijo Jin. Me giré y vi que estaba al lado de Link. Este estaba encadenado de nuevo en la cama y totalmente inconsciente. Me acerqué a ambos y Jin me señaló su cuello. Aparté el pelo de Link, la camiseta interior y el gorro y vi un pequeño agujerito en su cuello, este se veía por la sangre coagulada.
-Parece el orificio de una jeringuilla-dije acercándome al cuello de Link y examinando de cerca el agujero.
-Lo es, Darky lo ha olido y dice que nuestra sospecha era cierta-me dijo Jin.
-Genial-dije incorporándome.
-¿Qué le ocurre?-preguntó Zelda.
-Rogamos todos que esta vez nos digáis la verdad-dijo Ike con dureza. Miré a Jin y luego a Darky.
-Veréis...lo que le pasa a Link es que...pues...-dije intentando buscar las palabras adecuadas para decirlo sin mucha brusquedad.
-¿Qué le pasa? Por favor decidlo ya-me dijo Zelda. Noté angustia en el latir de su corazón.
-Link está poseído por un veneno muy difícil de eliminar de un humano, está a las órdenes de aquel que se lo inyectó y algo me dice que ese alguien es Ganon-dije. Todos me miraron con sorpresa y algo de temor.
-¿Qué veneno es?-preguntó Rhys.
-Soul Control-dijo Soren con serenidad. Todos se giraron para verle.
-Veo que os disteis cuenta-dije sonriendo mientras miraba al suelo.
-Era fácil de saber, Link atacaba a seres conocidos, antes atacó a Zelda y casi se fuga, era muy obvio que estaba poseído, no imaginaba que era ese veneno pero se veía bien que enfermo no estaba-dijo Soren.
-¿Es peligroso?-preguntó Micaiah con delicadeza.
-Pues sí, Link no puede controlar su cuerpo pero si puede ver lo que hace. Es como si él mismo lo hiciera pero sin querer hacerlo-dijo Jin.
-Así que Link ve que nos hace daño pero no puede hacer nada por evitarlo-dijo Sothe.
-Exacto-dijo Darky. Zelda se acercó a Link y le acarició el pelo con cuidado y mucha delicadeza.
-¿Podría matarnos sin darse cuenta?-preguntó Zelda con los ojos húmedos mientras acariciaba el pelo de Link.
-No creo, solo tiene órdenes de matarme a mí, así que no creo que os ataque ni a vos ni a los demás-dije.
-¿Como vamos a eliminar el Soul Control de su cuerpo?-preguntó Nolan.
-Debemos ir a Tellius-dijo Jin.
-¿A qué?-preguntó Leonardo.
-El rey de Daein tiene un maneje de la Magia Blanca muy superior al de cualquiera, debemos ir con él para que ayude a Link-dijo Darky.
-Y aún así no es suficiente-dije colocando el cinturón de Link, pues estaba algo torcido.
-¿Cómo que no es suficiente?-preguntó Mia,
-También debemos ir a Begnion a por la Apóstol, ella también podrá ayudar a Link con sus conocimientos-dije.
-No nos dejan atravesar las fronteras de Begnion, el senador nos la tiene jurada-dijo Nailah.
-Pues habrá que entrar por la fuerza, no me voy a quedar de brazos cruzados mientras Link está así-dije con voz decidida.
-Sabes que iremos allí donde nos guíes-dijo Darky.
-Eso no lo dudes-me dijo Jin acercándose a mí.
-Gracias chicos, sé que puedo contar con vosotros-dije acariciando a Jin, -pero yo lo decía por los demás-dije mirando al grupo.
-¿Vendréis con nosotros?-preguntó Darky acercándose a mí y pasando su mano derecha por detrás de mi espada y apoyándola en mi cadera derecha. Jin puso su brazo izquierdo por encima de mis hombros. Puse ambos brazos agarrándolos a los dos y apretándolos contra mí. Esa era una señal de unión, fuerza, amistad, confianza, fidelidad y camaradería hasta la muerte. Todos los demás se miraron entre ellos.
-Yo voy con vos, Link es muy importante para mí-dijo Zelda poniéndose en pie.
-Gracias Zelda-dijo Darky
-¿Nadie más?-preguntó Jin esperando la respuesta de todos.
-Yo voy con vosotros-dijo la voz de Rolf. Este salió de entre sus hermanos y se puso delante de mí.
-Muchas gracias Rolf-le dije mientras le alborotaba el pelo.
-Yo también, ¡a la porra las advertencias del senador!-dijo Nailah acercándose a nosotros.
-Pero Nailah, eso es muy peligroso, el senador nos dijo que no fuéramos por allí nunca más-dijo Volug.
-Haz lo que quieras Volug, yo no te obligo a ir-dijo Nailah.
-Sabes que mi deber es protegerte y lo haré allá donde vayas y hasta la muerte-dijo Volug acercándose a nosotros.
-¡Yo también voy!-dijo Micaiah, esta se separó de su hermano y se acercó a nosotros.
-Micaiah...-dijo Sothe sorprendido.
-Sothe, sé que es peligroso pero tengo el presentimiento de que Irina nos ayudará a resolver los problemas entre países y razas, evitando así que el mundo sea destruido y además quiero ayudar a Link-dijo Micaiah.
-Tan tozuda como siempre, tendré que ir contigo-dijo Sothe acercándose a su hermana.
-Yo también voy-dijo Mist. Esta se adelantó pero Ike la cogió de un brazo.
-¡¿Estás loca Mist?! ¡No vas a ir!-dijo Ike.
-¡No eres papá!-dijo Mist apartándose de su hermano con brusquedad, -¡ya soy mayorcita y haré lo que quiera!-gritó enfadada. Ike la miró con cara de besugo, realmente no esperaba esa reacción por parte de su hermana. Mist se acercó a mi con malos humos y se puso cara a cara con su hermano.
-Le prometí a padre en su lecho de muerte que cuidaría de ti...-dijo Ike cabizbajo. Noté tristeza y sed de venganza en su corazón.
-Lo sé Ike, pero sé defenderme sola y sé que Irina no permitirá que nada malo me pase-dijo Mist mirándome. No dije nada, no me convenía meterme donde no me llamaban. Hubo un corto silencio muy incómodo.
-Iré contigo-dijo Ike al cabo de un rato. Este se adelantó y se puso al lado de su hermana.
-Veo que ya estás sacando el mal carácter de esta familia-dijo Ike. Mist y él se abrazaron. Me dio mucha ternura la escena.
-Ike, ¿debemos ir contigo?-preguntó Oscar.
-Haced lo que queráis, no os obligo a venir conmigo, aunque os lo agradecería mucho-dijo Ike mirando a todos. Noté como él y Mia se cruzaban una fugaz mirada. Noté complicidad en esa mirada.
-Yo voy contigo Ike-dijo Mia adelantándose. Se puso al lado de Ike.
-Gracias Mia-dijo Ike
-De nada jefe-dijo Mia riendo.
-¡Nosotros también vamos!-gritó toda la Brigada del Alba al mismo tiempo. Al cabo del tiempo todos se unieron a la misión de salvar a Link del control de Ganon.
-Bien, ¿cuando vamos a partir?-preguntó Boyd.
-Hoy tal vez-dije mientras me ponía el traje de combate.
-¿No sería muy tarde?-preguntó Volug
-Recordad que debemos atravesar de nuevo el Desierto-dijo Titania.
-Eso es verdad Irina, y además alguien deberá llevar a Link-dijo Jin.
-Creo que tengo la solución a eso-dije. Me puse a caminar en dirección a la puerta.
-¿A dónde vas?-me preguntó Darky.
-Voy a pedirle a un conocido que nos preste unos camellos para cruzar el desierto de nuevo-dije mientras abría la puerta.
-¿Vais a tardar mucho en volver?-me preguntó Zelda. Esta no se había despegado de Link ni un solo segundo.
-No, a esta hora ya debe de estar en la tasca, solo tengo que bajar y pedírselo-dije sonriendo.
-¿Puedo ir con vos?-me preguntó Rolf.
-Claro que puedes-le dije sonriente.
-También voy-dijo Mist. Esta se acercó a mi y los tres bajamos las escaleras. Vi a un par de hombres en una mesa hablando, eran demasiado refinados como para estar en una tasca de este calibre. Me detuve a mitad de la escalera y obligué a los chicos a pararse.
-¿Qué ocurre Irina?-me preguntó Rolf algo sorprendido.
-Calla Rolf-dijo Mist. No dije nada, solo me centré en aquellos dos hombres que no me inspiraban confianza alguna.
-Volved al cuarto y decidle a Ike, Sothe, Jin y Darky que vengan, daos prisa-dije. Ambos obedecieron. No quité la vista de esos hombres en ningún momento. Me oculté tras las el poco muro que ocultaba las escaleras y puse mi oído de lobo alerta. Ambos comenzaron a hablar en voy muy baja.
-Hemos cruzado el desierto, no hemos visto sus cadáveres por lo que siguen vivos, debemos apoderarnos de la muchacha y matar a los demás-dijo un hombre de pelo corto y morado, armadura a juego con el color de su pelo y una lanza envainada a su espalda, tenía cara de mala persona.
-Llevas razón Jarod, pero este lugar es muy grande, podrían estar en cualquier lugar-dijo el otro hombre. Tenía el pelo castaño y corto, su armadura era blanca con decorados dorados y tenía una espada envainada en el cintura. Tenía cara de galán y de mala persona.
-Ya lo sé Ludveck, no soy idiota, pero ¿donde vamos a buscar?-dijo el tal Jarod. En ese momento llegan los chicos a los que mandé llamar.
-¿Qué ocurre Irina?-me preguntó Jin en voz baja.
-Aquellos dos hombres, creo que van tras nosotros-dije señalándolos.
-¡Maldita sea!-dijo Sothe en voz baja.
-¿Que ocurre Sothe?-le preguntó Darky.
-El de morado es Jarod, un soldado de Begnion. Va tras Micaiah para llevarla ante su general-dijo Sothe.
-¿Y por qué la quieren?-preguntó Ike.
-Por su capacidad de prever el futuro, creen que Micaiah puede verlo siempre que quiera pero no es así-dijo Sothe. Noté mucho nerviosismo en su tono de voz y vi como sus manos temblaban un poco.
-Calmaos Sothe, Micaiah está a salvo con todos nosotros aquí-le dije para calmarlo.
-¿Y qué dicen? Están muy lejos para que nosotros los oigamos-dijo Jin. Les conté lo que había oído.
-Quieren a Micaiah y pretenden matarnos a todos-dijo Sothe.
-Ese tal Ludveck...-dijo Ike pensativo.
-¿Qué pasa con él?-preguntó Sothe.
-Soy de Crimea y la reina me dijo en una carta que un tal Ludveck quería matarla para apoderarse del trono de Crimea, creo que es ese hombre de allí-dijo Ike.
-¿Cómo vamos a sacarles la información?-preguntó Darky.
-No creo que cuenten conmigo entre vosotros...-dije pensando un plan un tanto retorcido y descarado.
-Irina, hagas lo que hagas ten mucho cuidado, te lo suplico-me dijo Jin cogiéndome una mano.
-Lo tendré guapo, lo tendré-dije acariciando su cara con delicadeza. Esperé a que Telma me mirase y la hice una señal para que viniera. Esta subió las escaleras.
-Telma, voy a necesitar tus grandes dotes de actriz-la dije.
-Cuenta conmigo-me dijo emocionada. Telma, a parte de amistosa, era muy intrépida y un poco de tensión no la daba miedo. La conté el plan que tenía en mente.
-Así que tengo que hacer de tu jefa y tengo que mantener a los curiosos alejados de ti para dejarte pista para que engatuses a esos dos hombres, te los lleves a una habitación y les saques la información que quieres ¿no?-me dijo Telma.
-Exacto, has dado en el clavo y veo que lo entiendes bien-la dije sonriendo mientras me quitaba mi traje de combate. Me puse un vestido de sirvienta el cual me estaba muy ajustado y resaltaba mis curvas.
-Estás espectacular-me dijo Jin.
-Gracias cielo, tú también-le dije.
-Tened cuidado Irina, esos hombres no tienen piedad de nadie-me dijo Micaiah mientras se abrazaba a su hermano.
-Calmaos, soy una experta en ganarme la confianza de los hombres-dije agrandándome el escote para que nada más verme, tanto Jarod como Ludveck, quedasen encandilados.
-Vale Telma, te toca, recuerda parecer natural-la dije. Telma asintió y bajó las escaleras.
-Disculpad señora...-dijo Jarod levantando la mano. Telma se acercó a la mesa donde ambos hablaban.
-¿Si caballero?-preguntó Telma.
-Un par de aguardientes-dijo.
-Ahora mismo, pero será la nueva camarera la que os sirva-dijo Telma dándome entrada.
-¡¡María!!-gritó Telma.
-¿María?-preguntó Jin impactado.
-Es el primer nombre que se me ocurrió-dije comenzando a bajar las escaleras. Las bajé contoneándome con todas mis ganas. Noté como ambos me miraban casi babeándose. Cuando bajé las escaleras del todo me di la vuelta y me acerqué a Telma.
-¿Si jefa?-pregunté con cortesía.
-Atiende a estos nobles caballeros, dales todo lo que te pidan, ¿has entendido?-me preguntó Telma dando lo mejor de sí.
-Sí jefa-dije. Telma se marchó y mi precioso cuerpo entró en acción.
-Decidme caballeros ¿qué deseáis?-pregunté haciendo una reverencia, por lo que el escote acentuado hizo mucho efecto, incluso más del que me esperaba.
-Un...un...par de...-dijo Ludveck mirándome las "amigas" como un bobo.
-Aguardientes-dijo Jarod para evitar que Ludveck dijera cualquier otra cosa que no veía al caso.
-Ahora mismo mis señores-dije. Me di la vuelta y fui a la barra, mientras lo hacía noté como ambos me miraban el trasero.
-Bien Telma, ¿has puesto el somnífero en la bebida?-pregunté en voz baja mientras cogía una bandeja.
-Por supuesto-me dijo. Me dio los aguardientes, los puse en la bandeja y volví a la mesa. Puse un vaso delante de cada uno. Me agaché sobre la mesa.
-Caballeros, ruego os bebáis eso de un trago y que subáis conmigo a una habitación, mi jefa me ha dado permiso, nos divertiremos mucho los tres juntos...-dije con voz sensual. Me incorporé y, mientras me dirigía a las escaleras, le acaricié la cara a Ludveck. Caminé hacia las escaleras contoneándome con todas mis ganas.
-¿Vamos con ella?-preguntó Jarod mirándome el trasero.
-Podría ser una trampa-dijo Ludveck mirándome.
-Cómo va a ser una trampa, pero tú mira que cuerpo, qué curvas, qué trasero, qué par de...-dijo Jarod conteniéndose.
-Dale a la bebida compañero, un poco de alcohol no vendrá mal para esta fiesta-dijo Ludveck. Escuché como ambos se bebían el aguardiente de un trago. Me quedé al pie de las escaleras, puse mi mano derecha en la pared y la otra la pasé de arriba a abajo por mis caderas. Les guiñé un ojo y les hice una señal para que vinieran. Ambos se pusieron en pie y vinieron a mi lado.
-¿Dónde vamos?-preguntó Ludveck con nerviosismo.
-Olvidaos de eso, dejad que vuestro instinto os guíe...-dije acariciándole el pelo. Cogí una mano de cada uno y los llevé escaleras arriba. Subimos al piso de arriba y los llevé a la habitación del fondo del todo. Abrí la puerta y vi una habitación con una cama enorme, tenía poca iluminación pero se veían bien los muebles.
-Pasad nobles caballeros, pasad-dije con voz dulce. Ambos entraron y yo cerré la puerta con llave, pero ninguno se percató. Guardé la llave en una grieta del muro.
-Bueno, empecemos-dije. Ambos me miraron y me quité el traje de sirvienta, quedándome así en ropa interior. Noté como ambos se ponían tensos. Me acerqué a Jarod.
-Calmaos, no voy a haceros daño, todo lo contrario, os haré algo que no olvidaréis jamás-dije. Empujé a ambos hacia la cama y cayeron boca arriba en esta. Me senté encima de Ludveck y le acaricié la cara con delicadeza y suavidad.
-¿Sabéis que el aguardiente es muy buena?-pregunté.
-¿Para qué?-preguntó Jarod. En ese instante ambos cayeron profundamente dormidos.
-Es muy buena para meter somnífero en ella y que nadie se entere-dije. Me bajé de Ludveck y de la cama. Abrí la puerta y vi a todos esperando.
-¿Estás bien Irina?-me preguntó Jin.
-Estoy bien cielo-dije.
-Será mejor que te vistas-me dijo Darky dándome mi traje de combate. Me lo puse y encendí las antorchas con una bola pequeña de fuego. Todos entraron en la habitación.
-Bueno, voy a ver qué es lo que les trae por aquí-dije. Me acerqué a Jarod y puse mi mano en su frente. Cerré los ojos y me adentré en su mente. Vi muchos recuerdos pero fui a por los que más me importaban. Los encontré al cabo de un rato. Cuando terminé abrí los ojos.
-¿Qué es lo que quiere?-preguntó Sothe.
-Lo que pensábamos, quiere a Micaiah para llevársela-dije.
-Debemos protegerla-dijo Edward.
-¿A quién quiere entregársela?-preguntó Sothe abrazando a su hermana.
-La quiere para él, para que le prediga el futuro y así apoderarse de Daein y convertirse en rey-dije.
-Todos los hombres son iguales-dijo Titania.
-Vamos a ver qué quiere Ludveck-dije. Me fui al otro lado de la cama y le toqué la frente. Me adentré en su mente. Abrí los ojos cuando terminé.
-¿Y ese que quiere?-preguntó Ike.
-Lo que me dijisteis antes, quiere matar a la reina de Crimea para convertirse en rey-dije.
-¿Y por qué está aquí?-preguntó Jin
-También tiene pensado llevarse a Micaiah-dije acercándome a todos.
-Debemos irnos a Tellius cuanto antes-dijo Darky.
-Entonces vamos, voy a por el amigo ese a pedirle los camellos-dije dirigiéndome a la puerta.
-Bueno, al menos sabemos que el enemigo sabe que estamos aquí-dijo Soren.
-Eso es verdad, por lo que habrá que tener mucho más cuidado de ahora en adelante-dije saliendo por la puerta. Bajé a la tasca y le guiñé un ojo a Telma, esa era la señal de que todo había ido bien. Me fui a la habitación a parte que había en la tasca, esta estaba tapada por la cortina. Asomé la cabeza por esta.
-¿Se puede?-pregunté.
-¡Hombre Irina!-me dijo un viejo amigo poniéndose en pie. Crucé la cortina totalmente.
-Hola Perícleo, cuanto tiempo sin veros-dije abrazándole.
-Madre mía que hermosa estás-me dijo mirándome.
-Muchas gracias, vos os conserváis muy bien, sin ánimo de ofender-dije.
-No me ofendo, reconozco que soy algo mayor para esto-me dijo.
-Bueno Perícleo, he venido porque necesito que me hagáis un favor-le dije.
-Tú pide-me dijo.
-Necesito 23 camellos-le dije.
-¿Tantos?-me preguntó sorprendido. Yo asentí.
-¿Para qué los quieres?-me preguntó. Le expliqué la situación de Link y que debíamos viajar a Tellius y para ello debíamos cruzar el desierto de Gerudo y el de Hatari de nuevo.
-Bueno, mañana a primera hora los tendrás-me dijo apuntando algo en una libreta que sacó de su saco.
-Bien, muchas gracias Perícleo-le dije.
-¿Link se pondrá bien verdad?-me preguntó. Perícleo apreciaba mucho a Link, se veía en su cara.
-Sí, haré todo lo que esté en mi mano-le contesté, -gracias de nuevo-le dije. Le sonreí y salí de la habitación de la cortina. Subí las escaleras de nuevo y entré en la habitación.
-¿Qué?-preguntó Jin.
-Hasta mañana por la mañana no tendremos los camellos-dije sentándome en mi cama.
-¿Y qué haremos mientras tanto?-preguntó Zelda.
-El somnífero no durará eternamente-me dijo Telma.
-Tal vez debamos ir a Kakariko, allí no nos encontrarán ni nos darán alcance hasta mañana-dije.
-Entonces lo mejor será ponerse en marcha-dijo Darky. Todos recogimos nuestras cosas y bajamos a la tasca.
-Bueno Telma, nosotros nos vamos-la dije acercándome a la barra.
-Bueno, gracias por todo-me dijo.
-Gracias a ti-la contesté mientras nos dábamos la mano.
-Oh Dios mío...-dijo Jin. Me giré y vi que este estaba en la puerta de la tasca, esta estaba abierta y Jin miraba al exterior.
-¿Qué ocurre Moreno?-le pregunté.
-Mejor que vengas a verlo-me dijo con cara de impactado. Me acerqué corriendo a la puerta y me asomé. Vi a cientos de soldados de Begnion, seguramente serían la escolta de Jarod y Ludveck.
-Jin, cierra la puerta despacio-le dije. Jin obedeció y pudimos cerrar la puerta sin levantar sospechas.
-¡¿Cuántos soldados hay ahí afuera?!-preguntó Sothe nervioso.
-Calmaos Sothe, solo debemos ocultar a Micaiah-dije.
-Tal vez con una capa-dijo Ike. Este se quitó su capa y se la dio a Micaiah, la tapamos y Sothe la cogió en brazos para aparentar que esta estaba herida de gravedad.
-Bien, vamos allá, no os detengáis por nada del mundo ni os dejéis intimidar, ¿de acuerdo?-pregunté. Todos asintieron. Abrí la puerta y fuimos saliendo de dos en dos. Llegamos a la escaleras del callejón y los soldados nos dejaron pasar.
-¡Eh tú!-me dijo un soldado, todos se detuvieron.
-La chica del pelo castaño y corto-dijo el soldado acercándose a mí.
-Go on friends, I will meet you in a while-dije, todos obedecieron, se pusieron a caminar y llegaron a la calle que daba a la parte sur de la pradera de Hyrule y a la plaza de la ciudadela.
-A ver...-dijo el soldado. Este me cogió de un brazo con una mano y con la otra me agarró la cara con mucha fuerza. Me obligó a mirarle.
-Eres hermosa-me dijo.
-Gracias, disculpadme pero debo irme-le dije intentando contener a Devil.
-Creo que me voy a quedar contigo como premio-me dijo. Intentó besarme en los labios pero le di un buen puñetazo en la nariz, esta comenzó a sangrar.
-¡Serás hija de...!-gritó el soldado, me puse en guardia.
-¡Prendedla!-gritó el soldado. Todos vinieron a por mi pero me lié a darle puñetazos y patadas a todo Dios, al poco rato viene Jin a ayudarme. Quedamos luchando espalda contra espalda.
-Vete Kazama-le dije mientras dejaba a un soldado sin sentido.
-Jamás te abandonaré cuando estés en peligro Irina-me dijo mientras evitaba la lanza de un soldado.
-Eres un gran amigo Jin-le dije.
-Tú también-me contestó
-¿Sabes que te quiero mucho verdad?-le pregunté mientras le daba una patada a un soldado, le hice caer, luego le agarré del pelo, le puse en pie y le lancé varios metros hacia atrás.
-Lo sé, y yo te quiero mucho también-me dijo dejando fuera de combate a otro soldado. Estuvimos luchando un rato hasta que terminamos con todos los soldados. Ambos teníamos cortes y heridas pero estábamos bien.
-¿Estás herido Jin?-le pregunté recuperando el aliento.
-No mucho, ¿y tú?-me preguntó.
-Estoy bien-dije. Ambos nos sentamos en el suelo a descansar. Me apoyé en su hombro y le agarré el brazo con delicadeza.
-¿Estás bien seguro?-me preguntó.
-Estoy bien Kazama, gracias por no dejarme tirada-le dije.
-Te quiero demasiado como para dejarte tirada-me dijo. Me reí un poco.
-Yo a ti también-dije.
-Bueno, vamos con los demás-me dijo. Se puso en pie y extendió su mano hacia mí. La cogí y me puse en pie de un salto.
-¿Dónde están los demás?-pregunté.
-Los dejé en la pradera de Hyrule del sur, vamos con ellos-me dijo. Di un paso pero mi pierna falló y caí al suelo.
-Vaya por Dios, me tenían que herir en la pierna-dije mirándome un corte que tenía en el muslo.
-Yo te llevo-me dijo. Jin me cogió en brazos, puse mis manos alrededor de su cuello y apoyé mi cabeza en su hombro.
-Ahora Rhys nos cura-dijo Jin mientras subía las escaleras del callejón.
-Lo sé, es muy bueno tener un curandero en el grupo-dije. Fumos hasta la puerta de la ciudadela y salimos al exterior, fuimos a dar a la pradera de Hyrule del sur de la ciudadela, había dos plantas de escalones para bajar, entre tanda de escalones y tanda de escalones había una fuente. Bajamos hasta el final de las escaleras, había mucha hierba, a la derecha había una especie de torre, de frente una salida hacia la pradera de Hyrule y a la izquierda un precipicio que daba al Lago Hylia. Vi que todos estaban sentados en la hierba. Cuando nos vieron llegar se pusieron en pie y se acercaron a nosotros.
-Rhys, creo que vamos a necesitar de nuevo vuestro maravilloso bastón-dije. Rhys se acercó a nosotros y nos curó a Jin y a mí.
-Gracias Rhys-dije. Jin me dejó en el suelo y llamé a los CDA, nos montamos en ellos y pusimos rumbo a Kakariko. Llegamos allí y vi a Leonardo sentado en una silla con un Goron. Ambos hablaban con toda tranquilidad. Me desmonté de Spirit y me acerqué a Leonardo, el cual era el sacerdote del pueblo.
-¿Irina?-me preguntó mientras me miraba con cara de incrédulo.
-Hola Leonardo-dije sonriendo y abriendo los brazos. Leonardo se puso en pie y nos abrazamos.
-Cuanto tiempo-me dijo.
-Sí, la verdad sí-dije.
-¿Qué os trae por aquí?-me preguntó. En ese momento Jin desmontó de su caballo y cogió a Link en brazos.
-¿Qué la pasa a Link?-preguntó Leonardo algo preocupado, por lo que Midna me dijo Link había salvado las minas de los Goron y había salvado Kakariko y la Montaña de la Muerte, así que todos respetaban y apreciaban mucho a Link.
-Mejor te lo cuento por el camino a Templo-le dije mientras caminábamos hacia el templo de Kakariko. Todos entramos en el mismo y le conté a Leonardo lo que le pasaba a Link.
-Así que Link está poseído por el Soul Control y debéis ir al país que está unido por el desierto para salvarle-dijo Leonado.
-Exacto, por eso necesitamos que nos dejes dormir aquí-le dije.
-No hay problema con eso, lo sabes-me dijo.
-Entonces acomodaos chicos, mañana al amanecer partiremos-les dije a todos. Cada uno se marchó del templo y se fue a las diferentes casas de Kakariko a acomodarse y descansar. Yo me fui y me tocó dormir con Darky, Jin y Link. Dejamos a Link encadenado y le dimos más somnífero que nos dio Telma para que no despertara. Salí junto a Darky y Jin a dar un paseo para despejarme. Nos sentamos frente a la fuente de Eldin.
-¿Estás bien Irina? Pareces agotada-me dijo Darky
-Estoy cansada y esto no ha hecho más que empezar-dije tumbándome en el suelo.
-No te preocupes, devolveremos a Link a la normalidad-me dijo Jin
-Lo sé, pero aún vamos solo por Link, recuerda que aún debemos ir a por alguien que pueda derrotar a Nightmare y a por otro que pueda derrotar a Medeus y Gharnef, esta búsqueda se me hará eterna no tengo duda alguna-dije mirando al cielo.
-Todos estaremos juntos Irina, no habrá nada ni nadie que nos separe-me dijo Darky tumbándose a mi lado y abrazándose a mí.
-Gracias Darky, sé que los dos estaréis siempre a mi lado-le dije. Jin se tumbó a mi lado también y los tres nos abrazamos. Estuvimos todo el día en Kakariko. Llegó la noche y todos nos fuimos a dormir, aquella noche dormí en la cama junto a Jin pues tenía un frío inexplicable. Me dormí en poco tiempo. Mañana sería el día en el que iríamos a Tellius a pedir ayuda a Pelleas, el rey de Daein, y a Sanaki, la apóstol de Begnion. Sería un viaje peligroso pero algo me decía que, tras el peligro, habría una oportunidad de encontrar más aliados para nuestra misión, y si ese algo me lo decía por algo era...

4 comentarios:

  1. que buen teatro para engatusar a los dos soldados y que bueno lo de telma cuando link huye muy buen capitulo

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  2. Me agarre a carcajadas son lo que le isistes a esos dos!, pero una simple pregunta...¿Porque Dark Link ayuda a Link? si ellos se odian a muerte.

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  3. Eso, Xare., se descubre más adelante... ¬¬

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