jueves, 6 de enero de 2011

Capítulo 2: La Brigada del Alba y Los Mercenarios de Greil, Dos Amigos Juntos De Nuevo

Un par de días más tarde, alguien me llama mirando al cielo y diciendo mi nombre. Como si de un conjuro se tratase, aparecí frente al que me llamó en unos segundos escasos, el que me había llamado era Sothe, este estaba mirando al cielo y no se había percatado de mi presencia.
-Hola Sothe-le dije, del susto dio un salto hacia atrás y me miró con cara de pánico, me reí un poco.
-Lamento haberos asustado, no era mi intención-le dije.
-No hay problema, no esperaba que vinierais tan rápido y sin avisar-me dijo.
-¿Qué queríais?-le pregunté con cortesía.
-Necesitamos vuestra ayuda para el tema de los Dioses Oscuros-me dijo.
-Bien, ¿y qué queréis saber?-le pregunté. A medida que hablábamos veía como se iba alejando de mí muy disimuladamente, no le dije nada para no parecer descortés.
-Hemos estado investigando un poco pero no hemos encontrado nada, Soren nos dijo que lo mejor era llamaros para que nos ayudarais-me dijo poniendo su mano por encima de la empuñadura de su daga. Ahí ya me molestó un poco.
-Sothe, si no confiáis en mí no hay problema, lo entiendo, pero no intentéis luchar contra mí, sencillamente porque soy vuestra aliada y porque no tendríais ninguna posibilidad contra mí-le dije con serenidad.
-Disculpadme, ya es costumbre no confiar en nadie-me dijo algo cabizbajo.
-No hay problema, ¿amigos?-pregunté extendiendo la mano hacia él. Sothe pareció dudar pero al segundo cogió mi mano y pactamos con la mirada lealtad.
-Amigos, pero igualmente no confío mucho en vos-me dijo seriamente.
-Está bien eso de ser sincero y no ocultarse tras una máscara de mentiras-dije sonriente. Terminamos de darnos la mano y me guió hasta una pequeña tienda que había, no me había dado cuenta de que estaba en un campamento. Al entrar vi como a 15 personas, yo las conocía a todas pero ninguna me conocía a mí a no ser los rumores de los sabios.
-Hola-dije levantando un poco la mano.
-Hola-me dijeron secamente todos a coro, realmente no confiaban en mí.
-¿Realmente es ella?-preguntó en voz baja un joven muchacho a otro hombre más mayor. El muchacho era muy joven, de unos 15 años, tenía el pelo verdoso claro y muy revuelto, sus ojos eran verdes y su cara era la de un niño. El hombre era indudablemente más mayor, entre los 20 y los 25 años de edad, pelo verde oscuro y corto, ojos verdes y tenía cara alegre y de buena persona.
-Sí, pero no te acerques mucho a ella Rolf, hasta que no sepamos algo de ella es una desconocida ¿de acuerdo?-dijo el hombre. El muchacho asintió.
-Os presento a La Diosa de la Guerra, seguro que la conocéis por los rumores-dijo Sothe.
-Llamadme Irina si me hacéis el favor, lo de Diosa de la Guerra es solo un mote-dije intentando parecer sociable. Nunca me gustó estar rodeada de gente, pero debía hacerlo ahora para ayudarlos y evitar que el mundo fuera conquistado por los Dioses Oscuros.
-Hola, me llamo Mia, encantada-me dijo una muchacha joven, de pelo largo y morado y de ojos verdes, parecía muy activa y alegre.
-Hola, soy Irina-dije extendiendo mi mano, ella la cogió y me sonrió, no parecía tener miedo, pero las apariencias engañan. Al segundo un hombre rubio, de pelo corto, ojos azules y armadura azul medio empujó a Mia y extendió su mano hacia mí. "Este es ese tal Gatrie, estoy segura" pensé para mí mientras cogía su mano.
-Gatrie a vuestro servicio bella dama-me dijo, forcé una sonrisa. Nunca me gustaron los galanes.
-Encantada-dije, al segundo entra en la tienda un hombre alto, con rasgos de elfo, pelo granate y largo, atado en una coleta alta, ojos azulados y aparentemente algo presuntuoso. Siempre odié a los presumidos.
-¿Ya ha llegado la chica esta?-preguntó empujando a Sothe para entrar. No pude contener mi lado borde.
-Creo que es bastante obvio que sí, pero deberías mirar antes de preguntar, aunque solo sea una vez en tu vida-dije secamente y sin importarme lo que pudiesen pensar los demás. El hombre, que según mi información se llamaba Shinon, me miró sorprendido.
-Así que la chica es borde-dijo acercándose a mí,-siempre me gustaron las bordes-me dijo con mirada de ligón.
-A mi nunca me gustaron los presumidos-dije con aire de importante. Mi sangre empezó a hervir, "enséñale quién manda" me dijo cierta amiga y compañera.
-Creo que me aguantaré un poco más las ganas de cortarle la cabeza-la dije, todos me miraron con asombro.
-¡Y encima está loca!-dijo Shinon dándome la espalda.
-¿Puedo darle un pequeño escarmiento general Ike?-le pregunté en voz baja a este, pues estaba a mi izquierda.
-Os lo agradeceré eternamente-me dijo.
-Decidme, Shinon, ¿qué es lo que mejor se os da?-le pregunté.
-Vaya si sabe mi nombre-dijo mirándome, -soy, sin duda alguna, el mejor arquero de este ejército-me dijo elevando la cabeza, dándose aire de importante.
-Interesante...-dije pensativa, -entonces poor bona Sagittarius-dije, no ocurrió nada, aparentemente...
-¿Qué has dicho loca?-me preguntó Shinon molesto.
-He dicho que me encantaría veros en acción-le dije mintiendo, le había lanzado un conjuro que le haría enfurecer bastante...
-Entonces vamos al campo de tiro, te enseñaré que soy el mejor-me dijo cogiendo su arco, el cual casi se le cae al suelo. Todos nos reímos.
-Es que está engrasado para un mejor alcance de tiro-dijo excusándose.
-Claro, cómo no-dije con cara de mala, me encantaba dejar en ridículo a la gente que se lo merecía. Salimos de la tienda y fuimos al campo de tiro no muy lejos, Shinon se puso delante de una diana bastante lejana.
-Bien, te vas a enterar de quién soy yo-dijo poniendo una flecha en el arco, pero se le escurrió varias veces y casi se pincha un pie con la punta de la flecha, me reí un poco.
-¿Nervioso?-le pregunté.
-En absoluto-me dijo manteniendo el tipo. Shinon apuntó y disparó, la flecha se clavó en un árbol bastante lejano de la diana. Shinon se quedó pasmado. Me reí de él un buen rato al igual que todos.
-¡¿Qué me has hecho loca?!- gritó mirándome.
-Darte una pequeña lección de ciudadanía-le dije secándome las lágrimas, realmente me había hecho mucha gracia.
-¡Te vas a enterar desgraciada!-me gritó, sacó una espada de una funda abandonada y me apuntó con ella, Ike se puso en el medio.
-Dejadlo Ike, ya me encargo yo de él-le dije, Ike me miró por encima de su hombro, envainó su arma y se quitó del medio.
-Si nos dejáis algo de espacio...-dije abriendo un poco los brazos para darnos espacio para batirnos en duelo.
-¡Prepárate a morir!-me dijo, estaba realmente enfadado, pero a mí los enfadados me daban igual, tenían dos cosas que hacer: enfadarse y calmarse.
-Adelante, atacadme vos primero, no tengo problemas con eso-dije con toda tranquilidad. Shinon se lanzó a por mí pero esquivé la espada con suma facilidad.
-¿Eso es todo?-pregunté mirándome las uñas de las manos, -vaya, y yo que quería divertirme-dije algo decepcionada.
-¡¿Cómo que divertirte?!, ¡te vas a enterar loca!-me gritó de nuevo, me lanzó una serie de cuchilladas, pero las esquivé sin despeinarme, Shinon empezaba a jadear del cansancio.
-¿Nunca habéis estado en una batalla muy larga no?-pregunté mirándole y dejando mis uñas tranquilas.
-Bueno, ahora yo...-dije, -¡Spiritus Lupus!-grité mirando el cielo, una luz me envolvió y me transformé en un hermoso, enorme y alado lobo.


Todos se me quedaron mirando con miedo, Shinon por poco sale corriendo y gritando como una niña.
-¿Qué os pasa Shinon?-pregunté acercándome a él con pasos lentos pero decididos, -¿no me digáis que estáis asustado?-pregunté. Shinon empezó a retroceder, soltó la espada, salió corriendo y se subió a un árbol. No pude evitar reírme de él a más no poder. Ike se acercó a mí.
-Os agradezco la lección, pero debemos ir a investigar acerca de los Dioses Oscuros-me dijo.
-Cierto, lleváis razón-le dije. Sin decir nada me transformé de nuevo en humana.
-¡Venid Shinon, os devolveré a la normalidad!-le grité, Shinon bajó del árbol algo tembloroso y se acercó a mí, puse mi mano sobre su cabeza para darle aire de misterio a la cosa.
-Redire sit bonus Sagittarius-dije, -hala, ya está, lamento haberos asustado, pero espero que esto os sirva de lección-le dije, Shinon asintió.
-¿He vuelto a la normalidad?-me preguntó algo más respetuoso que la última vez.
-Probadlo vos mismo-le dije, Shinon cogió su arco, apuntó, disparó y dio justo en el centro de la diana.
-Sois buen arquero no hay duda-dije acercándome a él, -pero no debéis ser presumido, si me entero de que lo sois volveré a por vos y no solo os mostraré lo que puedo ser, sino que, además, os mostraré mi poder-dije, Shinon asintió.
-Bien, ¿dónde vamos a investigar?-pregunté.
-Vamos a la tienda, Soren debe estar esperándonos-dijo una mujer de pelo rojo, largo y trenzado, ojos verdes, armadura marfil y mirada de dura. A mitad de camino de la tienda me acerqué a ella.
-Hola, soy Irina-la dije cordialmente.
-Me llamo Titania-me dijo, nos dimos la mano y entramos en la tienda. Allí vi al chico del otro día, el tal Soren, el estratega.
-Hola de nuevo Diosa de la Guerra-me dijo.
-Llamadme Irina si me hacéis el favor-le dije acercándome al montón de libros que había cerca de él.
-Como gustéis-me dijo, -estos son todos los libros que he podido encontrar acerca de los Dioses Oscuros, no sé si habrá información útil-dijo dándome un libro.
-Seguro que sí, tengo entendido que sois muy buen estratega y sabio-le dije abriendo el libro. Miré el primer dibujo que había y vi alguien que me resultó familiar.
-Ganon...-dije contemplando su dibujo algo mal hecho.
-¿Le conocéis?-me preguntó un hombre fornido, de pelo verde oscuro, ojos verdes a juego con su pelo y cara infantil. Le miré algo sorprendida.
-Oh disculpad- dijo acercándose a mí, -Boyd a vuestro servicio-dijo dándome la mano.
-¿Vosotros tres sois hermanos no?-pregunté señalando al muchacho y al hombre de pelo verde.
-Sí, él es mi hermano mayor Oscar-dijo señalando al hombre de pelo verde, -y aquel es el pequeño, Rolf-me dijo.
-Encantada, y no temas Rolf, prometo no hacerte daño ni darte un escarmiento como a Shinon-dije recordando la breve conversación que tuvieron Oscar y Rolf cuando entré en la tienda.
-¿Cómo sabíais que somos hermanos?-me preguntó Oscar.
-Por el olor que desprendéis, los hermanos suelen oler igual-dije con toda tranquilidad pasando de página. Todo el mundo se me quedó mirando con algo de sorpresa y temor.
-Al ser mitad lobo tengo un olfato superior al de cualquier humano-dije explicándome.
-Sois fascinante-dijo el pequeño Rolf encandilado.
-Muchas gracias, he oído que no se te da nada mal el tiro con arco, a ver si algún día me haces una demostración-dije sonriente. Desde siempre me gustaron los niños, Rolf era un adolescente, pero había algo en él que me daba ternura, pena incluso.
-Bueno, al trabajo que no estamos aquí de vacaciones-dije centrándome en el libro, -y lo que decíais Boyd, sí, sí que le conozco, es Ganondorf, el líder de las Gerudo del Desierto, es sanguinario y capaz de todo con tal de conquistar Hyrule-dije algo enfadada.
-¿Qué es Hyrule?-me preguntó Ike.
-Hyrule es un país pegado a este, se accede a Hyrule por el Desierto de Hatari-dije.
-¿Hay vida más allá del desierto?-preguntó Gatrie sorprendido.
-Sí, la hay, pero nadie se ha atrevido nunca a atravesarlo-dije mirando el libro.
-¿Cómo vamos a derrotar a Ganondorf?-preguntó Mist.
-Se dice que hay un héroe que salvó Hyrule, pero he oído que era un falso mito-dijo Soren.
-En eso os equivocáis Soren-dije mirándole, -El Héroe del Tiempo ha dejado un discípulo en Hyrule, se dice que ha partido ya en busca de Ganon para derrotarle, pero nadie sabe quién es-dije.
-Entonces si queremos derrotar a Ganon, debemos ir a Hyrule a por ese Héroe-dijo Ike.
-Es lo más probable, pero ¿quién tiene agallas para cruzar el Desierto de Hatari?-preguntó Boyd, hubo un silencio algo incómodo.
-Yo iré sin ningún problema-dije mirando el libro.
-Vos podéis, pero nosotros no, no somos dioses-dijo Oscar.
-Yo soy una semi-diosa, soy humana con algún rasgo de dios, pero nada importante. Cualquiera puede cruzar el Desierto, solo necesitamos mucha agua-dije.
-¿Y de dónde la sacaremos?-preguntó Mia.
-De eso me encargo yo-dije sonriendo.
-Pero Ganondorf no es el único Dios Oscuro encerrado en el Medallón-dijo alguien, todos nos giramos y vimos a Rafiel en la entrada de la tienda.
-¿Cómo que no es el único? ¿Hay más?-preguntó un joven muchacho que ni siquiera había visto, pasaba desapercibido. Era medianamente joven, de pelo anaranjado y corto, sus ojos eran anaranjados tirando a rojo, vestía una túnica blanca y azul y parecía muy pacífico.
-Sí Rhys, hay unos pocos más-dijo Rafiel
-¿Podríais decirlos?-pregunté
-Ganondorf, Nightmare, Medeus, Gharnef y un tal Kazuya Mishima, sin contar con los sirvientes de cada uno-dijo Rafiel
-¡¿Kazuya Mishima?!-grité sorprendida
-Sí, ¿le conocéis?-me preguntó Rafiel
-Así que Jin pudo derrotarle...-dije pensativa, -disculpad, ahora vuelvo-dije, le di el libro a Soren y salí de la tienda. Todos me siguieron curiosos.
-¡Eagle!-grité, mi buen águila apareció al segundo, se posó en mi brazo izquierdo, -dile a Jin que venga a verme cuanto antes, date prisa cielo-le dije, Eagle salió volando y se esfumó entre las nubes.
-¿Qué ocurre Irina?-me preguntó Rolf. Me giré para mirarle.
-Kazuya Mishima es el padre de un amigo mío-dije.
-Entonces vuestro amigo podría enfadarse-dijo Soren
-Mi amigo y su padre se odian a muerte-dije secamente. Me escabullí entre todos y volví al interior de la tienda. Todos me siguieron.
-Bueno, volvamos a lo de Hyrule y el Héroe-dije.
-¿De dónde sacaremos tanta agua para mantenernos a todos durante varios días?-preguntó Ike
-¡Ah cierto! casi me olvido-dije, salí de la tienda de nuevo, -¡hey Arti!-grité, al segundo apareció Articuno, uno de mis Pokemon de hielo favoritos. Todos retrocedieron del miedo. Articuno se agachó y le acaricié la cabeza. Rolf, del susto, se escondió tras su hermano Oscar.
-No tengas miedo Rolf, Articuno es muy bueno, ¿quieres tocarlo?-le pregunté, Rolf pareció dudar pero luego se acercó y acarició la cabeza de Articuno.
-¿Y para que nos servirá ese pájaro gigante?-preguntó Boyd
-Articuno es capaz de crear hielo y hacer agua con él-dije.
-Eso tengo que verlo-dijo Ike
-Aparta Rolf, vete con tu hermano-le dije, Rolf obedeció. Yo me aparté un poco también.
-¡Rayo Hielo!-grité, Articuno lanzó un rayo de hielo al aire y yo, con un solo movimiento de mi mano izquierda, lancé una bola de fuego, derretí el hielo y el agua cayó al suelo. Todos quedaron impactados.
-Increíble-dijo Soren
-Así no habrá falta de agua-dije.
-Entonces vamos a ponernos en marcha, preparad vuestras armas-dijo Sothe. La Brigada del Alba se puso en marcha y Los Mercenarios de Greil hicieron igual. Al cabo de una hora y media todos estábamos listos para irnos al Desierto de Hatari y cruzarlo hasta llegar al Desierto de Gerudo en Hyrule. Iba a ser un viaje agotador, pero todos juntos y con Articuno podríamos conseguir cruzar el Desierto, de eso estaba segura.

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