miércoles, 23 de febrero de 2011

Capítulo 20: Un Reencuentro Con El Pasado

Íbamos paseando tranquilamente cuando de repente Spirit se para en seco. Se puso a mirar fijamente el horizonte.
-¿Qué pasa guapo?-le pregunté.
-¿No sientes eso?-me preguntó sin dejar de mirar el horizonte minuciosamente. Estuve un rato atenta pero no oí ni sentí nada.
-Yo no siento nada-le dije. En ese instante Spirit se puso a dos patas, relinchó anunciando a los demás caballos que se preparasen para la carrera de su vida y se puso al galope tendido. Me puse en pie en la silla para no hacerme daño ni a mi ni a él.
-¿Adónde vamos?-le pregunté mientras me agarraba a sus crines para no caerme.
-Presiento que algo malo pasa en Daein-me dijo mientras corría como el viento.
-¿Pero qué puede pasar?-le pregunté
-No lo sé, pero no es nada bueno-me dijo. Estuvimos corriendo por las tierras de Begnion. Alguna vez los soldados de las fronteras nos hicieron detenernos, pero con Zelgius junto a nosotros no nos pusieron pegas para atravesarlas. Seguimos corriendo sobre las tierras de Begnion mientras el día avanzaba. Llegamos a Daein al atardecer. Nada más entrar por las puertas de la capital, vimos que el Castillo de Nevassa estaba siendo asediado por soldados de Begnion, algunos del ejército de Jarod y de Felirae.
-¡Debemos ir a ayudar a los soldados y proteger al rey!-dijo Micaiah con algo de estrés.
-¡No resistirán mucho más el ataque!-dijo Sothe.
-¡Vamos!-dije mientras desenvainaba mi Master Sword. Spirit se puso a dos patas y salimos corriendo hacia el castillo. Arroyábamos a todos los soldados que pillábamos por nuestro camino. Entramos al castillo derribando las puertas. Irrumpimos en todas las batallas que libraban los soldados en el interior del castillo.
-¡Debemos buscar al rey!-dije mientras usaba mi espada contra un soldado de Begnion que tenía arrinconado a otro de Daein. Maté al soldado intruso degollándolo.
-¡Vamos entonces!-me dijo Ike, el cual iba tras de mí con la Ragnell lista para mancharse de la sangre del enemigo.
-¡No creo que esté en su habitación!-dijo Sothe
-¡Habrá que dividirse, buscadlo por todo el castillo!-grité. Todo el grupo nos separamos a excepción de Jin, el cual llevaba a Link a la espalda y protegía a Zelda, así que lo mejor era que no se involucrase en las batallas por el momento. Yo me fui a mirar a la sala del trono. Frené al ver que las puertas de la misma estaban muy vigiladas. Había al menos 20 soldados vigilando.
-¡Es la Diosa de la Guerra! El general nos recompensará si se la llevamos-dijo uno de los soldados. Por lo que parecía era el general de esa guarnición. Me bajé de Spirit y saqué mi escudo Hyliano. Me puse en guardia.
-Vete Spirit, ya sabes dónde ir-le dije. Él no dijo nada y se fue.
-¡Rodeadla!-ordenó el general. Todos los soldados me rodearon, taponándome así todas las vías de escape posibles.
-¡No escaparás!-me dijo uno
-Eso habrá que verlo-dije desafiante. En ese instante todos se abalanzaron sobre mi. Abrí las alas rápidamente y elevé el vuelo, evitando así el ataque en masa.
-¡Apresadla!-gritó el general. De repente, y sin que me diera cuenta, una red me atrapa y me hace caer al suelo. Caí boca abajo. Intenté ponerme en pie pero la red se había agarrado al suelo con fuerza, por lo que no pude liberarme. El general se acercó a mí y cogió mi espada y mi escudo.
-No eres tan dura de pelar como todo el mundo dice-dijo el general mientras examinaba la Master Sword.
-Yo que tú soltaría la espada-le dije mientras forcejeaba un poco contra la red.
-¿Para qué? ¿Para que la cojas y nos mates? Creo que no...-dijo el general riendo.
-Bueno, como quieras-le dije. En ese momento la Master Sword se electrificó y frió vivo al general. Este cayó muerto al suelo y la Master Sword hizo ruido al impactar contra el suelo junto al escudo.
-¡Está embrujada! ¡Es una bruja!-dijo otro soldado mientras retrocedía.
-¡No soy una bruja! Solo soy una diosa-dije sonriendo. Me transformé en lobo y mordí la red. Al cabo de unos pocos segundos pude liberarme de la misma. Caminé hasta donde había caído la Master Sword y me transformé en humana de nuevo. Cogí mi espada y mi escudo y los guardé.
-No...¿no vais a luchar?-me preguntó un soldado mientras me apuntaba tembloroso con su lanza.
-No me hace falta una espada para dejaros fuera de combate-dije sonriendo. Noté como todos los soldados comenzaban a temblar y a sudar.
-¡¡Spirit!!-grité. Al segundo este apareció rompiendo la ventana que había a nuestra izquierda. Se puso al galope y, con una red que llevaba agarrada con la boca, cogió a todos los soldados y se los llevó.
-Gracias-dije mientras Spirit se alejaba al galope con los soldados metidos en la red como pescados. Me acerqué a las puertas de la sala del trono y pegué la oreja.
-Adiós Majestad-dijo la voz de Jarod tras la puerta. Abrí las puertas violentamente y vi que Pelleas estaba arrodillado en el suelo por delante del trono y delante de Jarod, el cual sostenía su lanza en alto para matar al rey. Jarod me miró y rió.
-Hola Irina, cuánto tiempo-me dijo
-Deja a Pelleas en paz-le dije amenazante.
-¿Por qué iba a hacerlo?-me preguntó
-Si le tocas un solo pelo...-dije
-¿Qué me harás? ¿Me pegarás por ser un niño malo?-me preguntó sarcástico mientras reía. En ese instante un par de hombres muy fuertes y equipados con pesadas armaduras, me cogieron, me desarmaron y me encadenaron las manos a la espalda con cadenas mágicas.
-Bueno Irina, disfruta del espectáculo-me dijo Jarod sonriendo. Miré a Pelleas con miedo. Iban a matarlo y yo no podía hacer nada por salvarle. Este me miró, vi mucho agotamiento en su mirada.
-Irina...-me dijo. Sus ojos se cerraban y sudaba mucho. Supuse que era porque el veneno hacía efecto.
-¡Pelleas!-grité forcejeando con los soldados para que me soltaran, pero solo conseguí hacerme daño en las muñecas. Jarod elevó su lanza, la cual estaba lista para atravesar el pecho del rey y matarlo.
-¡¡Pelleas!!-grité haciéndome sangre en las muñecas. Jarod comenzó a bajar su arma velozmente y con fuerza. Justo cuando pensé que lo mataría una daga hace diana en el brazo derecho de Jarod, burlando completamente su armadura. Este soltó la lanza y se alejó del rey mientras su brazo sangraba. En ese momento noté como los soldados que me apresaron me soltaban y escuché como caían al suelo. Me giré y vi que alguien les había cortado el cuello.
-Pero qué...-dije impactada. Hace dos segundos estaba presa y ahora estaba libre, a excepción de que tenía las manos encadenadas.
-Irina...-dijo Pelleas de nuevo. Noté en su voz que a cada segundo que pasaba estaba más débil. Me giré y vi que Jarod seguía con la daga clavada en el brazo. Intentaba quitársela pero por el sonido que emitía se había clavado en el hueso. Reaccioné y me fui corriendo junto a Pelleas. Salté con fuerza y pasé mis manos por debajo de mis pies, como hice en la celda de Sienne. Me arrodillé frente al rey y le toqué la cara para calmarlo y hacerle sentir que estaba junto a él.
-Pelleas, necesito que me liberéis-le dije.
-No...no puedo-me dijo con cansancio.
-Pelleas por favor, haced un esfuerzo, necesito que me liberéis-le dije
-Haré...lo que...pueda-me dijo. Se frotó un poco los ojos y comenzó a liberarme de las cadenas. Al cabo de un rato pudo liberarme.
-Gracias Pelleas-le dije. En ese instante Jarod me agarra por detrás y me hace levantar. Me agarró por el cuello por lo que me estaba ahogando.
-Suél...ta...me-le dije mientras intentaba meter aire en mis pulmones.
-Creo que no, te mataré y así dejaré de preocuparme por ti-me dijo mientras hacía cada vez más fuerza. Me estaba ahogando con su antebrazo izquierdo ya que el derecho lo tenía herido.
-Ja...rod...-dije mientras me iba quedando sin aire.
-Adiós Irina-me dijo. Junté las pocas fuerzas que me quedaban y le di un codazo en la parte del torso que no estaba protegida por la armadura. Jarod me soltó y yo caí al suelo de rodillas medio asfixiada. Comencé a respirar rápidamente para reponer oxígeno en mi organismo. Escuché como Jarod venía a por mí de nuevo. Estaba demasiado aturdida como para poder ponerme en pie y esquivar su ataque. Oí como Jarod cogía su lanza y venía a por mí. Se puso tras mía y elevó su lanza.
-Adiós Irina-me dijo. Cuando pensé que me heriría de muerte un rayo de luz del conjuro ElLight golpea de lleno a Jarod y lo lanzó por los aires, salvándome así de una muerte segura. Miré tras de mí y vi a Jarod inconsciente. Suspiré aliviada y algo más calmada. Estuve un rato recuperando aire hasta que mi ritmo respiratorio volvió a la normalidad. Me puse en pie y me fui junto a Pelleas.
-Gracias por ayudarme Pelleas, me habéis salvado la vida-le dije arrodillándome a su lado.
-No...hay de...qué-me dijo con una sonrisa en la cara.
-Debéis descansar, os llevaré a vuestra habitación-le dije. Me puse en pie y ayudé a Pelleas a ponerse en pie. Pasó su brazo izquierdo por mis hombros y yo le agarré con la mano derecha la cintura.
-Intentad caminar-le dije. Dio un paso al frente pero sus piernas fallaron y cayó al suelo de rodillas.
-Tranquilo, no pasa nada, yo os llevaré-le dije. En ese instante escuché como Jarod se ponía en pie. Solté a Pelleas y me puse en guardia.
-Volveré y mataré al rey, lo juro-dijo amenazante. Una luz morada lo envolvió y desapareció. Suspiré aliviada. Cogí de nuevo a Pelleas y le ayudé a ponerse en pie. Cuando habíamos cruzado la puerta de la sala del trono vi llegar a todo el grupo. Algunos tenían cortes y heridas y otros estaban sudorosos.
-¿Estáis bien Majestad?-preguntó Micaiah preocupada.
-Estoy...bien-dijo él
-Solo necesita un poco de descanso-dije.
-Ya lo llevamos nosotros-dijo Ike. Él junto a Sothe se llevaron a Pelleas a su cuarto.
-Gracias por salvarle Irina-me dijo Almedha.
-No me deis las gracias, la verdad fue él quien me salvó-dije
-Bueno, creo que nos merecemos un descanso-dijo Darky
-Bien, yo también iré a descansar-dije
-¿Y vuestras armas?-me preguntó Nailah. Eché las manos a mi espalda pero no sentí la empuñadura de mi espada.
-Vaya, me las habré dejado en la sala del trono-dije
-Bueno, te espero en la habitación-me dijo Darky
-Creo que hoy dormiré con Jin-dije
-Bien, nos vemos luego-dijo. Todos se marcharon y yo volví a la sala del trono. Nada más entrar me acordé de que Jarod casi me mata, pero gracias a Pelleas estaba viva. Lo único que no me encajaba era la daga en el brazo de Jarod y los dos soldados muertos tras de mí por un corte profundo en el cuello. Me olvidé de todo eso y me fui en busca de mis armas. Miré a mi izquierda y vi la Master Sword junto al escudo Hyliano. Me acerqué y las cogí. Miré mi escudo y limpié un resto de sangre que había en un relieve. A continuación lo guardé. Luego miré la Master Sword. Miré su filo y vi el reflejo de algo. Lo miré mejor y vi el reflejo de una persona al lado del trono. Estaba de espaldas a mí. Me giré lentamente para no alarmarle y que se marchase. Era un hombre alto, de pelo corto y castaño y vestimenta de espía. Este cogió una daga ensangrentada del suelo. Me di cuenta de que era la misma que evitó la muerte del rey. En ese momento el hombre se giró y me miró con cara de sorprendido. Me fijé en algo que llevaba en su cuello. Era un collar, era una daga en miniatura.
-No puede ser...-dije. El hombre se guardó la daga y se acercó al ventanal que había a la derecha del trono rápidamente. Supuse que era para lanzarse y escapar. Antes de que saltase decidí hablarle.
-¿Eres tú Ismael?-le pregunté recordando a alguien que hacía mucho tiempo que no veía. El hombre se detuvo en seco en el borde del ventanal y me miró.
-¿Cómo sabes mi nombre?-me preguntó.
-¿No te acuerdas de mi?-le pregunté. Ismael bajó de la ventana y se acercó un poco a mí.
-¿Debería acordarme de ti?-me preguntó. Hice un poco de memoria. Intentando recordar algo que le dije hace muchos años.
-Lo siento, pero debo marcharme-me dijo. Se dio media vuelta y volvió a acercarse al ventanal.
-Muchas gracias, me has salvado, pensé que esos burros me robarían lo poco que tengo y que me matarían-le dije. Noté como Ismael se quedaba un poco alelado con esa frase. Se giró lentamente y me miró.
-No hay de qué, pareces tener frío, ¿quieres venir a mi casa a comer algo?-dije recordando cierta conversación.
-No puede ser verdad...-dijo Ismael sorprendido.
-Me llevaste a tu casa y me diste un plato de sopa, ¿recuerdas...Isma?-le pregunté.
-¿Irina?-me preguntó acercándose a mí.
-Veo que no me has olvidado en todos estos años-le dije sonriendo.
-¡Madre mía Irina!-me dijo. Se acercó a mi corriendo y me dio un abrazo.
-Me alegra verte de nuevo Isma, pensé que ya no volvería a verte nunca-le dije.
-Pero...es increíble, cómo has cambiado-dijo mirándome de arriba a abajo.
-Tú también has cambiado mucho-le dije mirándole.
-Ya eres una mujer hecha y derecha-me dijo
-Y veo que tú sigues en eso de espiar y robar-le dije
-Bueno, no tengo nada más que hacer y no tengo trabajo, necesito comer así que tengo que robar-me dijo
-¿Por qué no te quedas conmigo? Un aliado más no nos vendría mal-le dije
-¿Un aliado más?-me preguntó.
-Sí, ¿no te has enterado?-le pregunté
-Pues...no-me dijo. Le conté lo de que los Dioses Oscuros se habían escapado del Medallón y de que estábamos haciendo un viaje para encontrar a los héroes.
-Vaya, así que vas tras los héroes...-me dijo
-Sí, pero igualmente necesitamos más aliados, Link está enfermo y no puede luchar-le dije
-Eso parece-me dijo. En ese instante mi estómago rugió con ganas. Ambos nos miramos y reímos
-Tan comilona como siempre ¿eh?-me preguntó.
-Las malas costumbres nunca se van-le dije
-Bueno, no está mal comer, pero si no tienes dinero...-me dijo
-Venga ya, ¿no has trabajado para nadie en todo este tiempo?-le pregunté.
-Para unos cuantos ricachones, pero nada importante-me dijo
-Bueno, vamos a cenar algo que ya es de noche y ya que estoy te presento al resto del grupo-le dije.
-No sé si será buena idea Irina-me dijo.
-¿Acaso tienes miedo?-le pregunté.
-No, pero tal vez a tus amigos no les haga gracia-me dijo
-No seas bobo, necesitamos gente para luchar y cuanta más mejor-le dije
-Bueno, está bien, la verdad es que hace mucho que no como como es debido-me dijo.
-Entonces vamos, ya deben estar todos en el comedor-dije. Ambos nos dirigimos a la puerta. Isma me cedió el paso como buen caballero y nos fuimos al comedor. Entramos por la puerta y vi como todos miraban con asombro al nuevo miembro del grupo.
-Bien chicos, quiero presentaros a Ismael, es un viejo amigo, es buen guerrero así que será uno más del grupo-dije.
-Podéis llamarme Isma-dijo este. Todos le saludaron. Él se sentó justo delante de mí. Comimos rápidamente ya que todos teníamos hambre. Cuando terminamos de comer nos pusimos a hablar un poco.
-Así que sois amigos-dijo Jin
-Sí-contesto Isma mientras le servían un poco de agua.
-¿Y desde cuándo?-preguntó Jin
-Pues...desde que tenía yo 10 años y él 11-dije.
-Mmm...así que os conocéis desde hace ya...-dijo Jin
-¿Acaso estás celoso porque le conozco desde antes que a ti?-le pregunté
-¿Yo? No, creo que te equivocas-me dijo. Noté burla en su voz.
-No me tomes el pelo anda-le dije empujándole un poco.
-¿Y cómo os conocisteis?-preguntó Mist.
-Puff...pues...-dijo Isma usando la memoria.
-Fue el invierno de hace 13 años, yo aún era humana completamente y vivía sola en España, un lugar de este mundo, era muy joven e inexperta, me ganaba la vida limpiando los zapatos de la gente rica y cuidando los caballos de las carreras que se celebraban el los hipódromos-dije recordando los momentos más duros de mi vida.
-Un día yo estaba robando un trozo de pan de un puesto en el mercado cuando veo que unos niños mayores se metían con una niña pequeña y muy frágil aparentemente-dijo Isma
-¿Esa niña eras tú?-preguntó Darky
-Sí, me arrastraron hasta un callejón sin salida, me arrinconaron en una esquina y me amenazaron con una espada de hierro, yo era muy pequeña para poder defenderme, una espada de hierro para mí era como la Master Sword, igual de peligrosa-dije.
-Los seguí a una distancia prudente y me escondí tras unos barriles que había en el callejón-dijo Isma.
-Esos niños de unos 16 años me dijeron que o les daba todo lo que llevaba encima o me mataban, yo estaba muerta de miedo así que saqué las 4 moneduchas que tenía perdidas en un bolsillo de mi enorme y viejo abrigo y se las di-dije recordando ese mal día.
-Escuché como decían que eso era muy poco y que la matarían igualmente, Irina suplicó y rogó clemencia pero aquellos bestias eran demasiado bestias como para entender de clemencia-dijo Isma
-El que me amenazaba con la espada elevó la misma contra mí, pensé que o me moría porque me matarían o por el ataque cardíaco que me daría-dije sonriendo. Todos los presentes rieron un poco.
-Antes de que la hicieran daño, salí de mi escondrijo y dije lo de "dejadla en paz"-dijo Isma riendo.
-Los 5 niños le miraron y se rieron de él,  "¿acaso es tu novia?" preguntó uno-dije recordando la conversación
-Los 5 se acercaron a mí, solo uno iba armado pero los demás eran enormes y tenían las manos llenas de moratones, por lo que deduje que eran buenos guerreros a puñetazo limpio-dijo Isma
-Mientras los brutos esos se acercaban a Isma, yo me escondí tras un carro que había cerca, asomé un poco la cabeza para ver qué iba a pasar-dije
-Las bestias pardas se acercaron a mi y me rodearon, el que iba armado me atacó pero esquivé su lento ataque y le di una buena patada, lo dejé inconsciente-dijo Isma
-Bueno, bueno, no te hagas el héroe, inconsciente tampoco, lo dejaste algo aturdido-dije contando bien los hechos.
-Bueno vale, perdona, exageré un poco-me dijo sonriendo.
-¿Solo un poco? Anda sigue-dije riendo
-Mientras el otro estaba algo aturdido los otros 4 se abalanzaron sobre mí, saqué mi daga de acero y me puse a pelear-dijo Isma.
-Yo estaba fascinada, ese muchacho un poco más mayor que yo estaba dando la cara por mí y no se manejaba nada mal con la daga-dije
-Al cabo de un poco pude acobardar a los monstruos y se marcharon, guardé mi daga y me acerqué al carro donde esa niña se escondió-dijo Isma
-Al principio me asusté, si había espantado a los otros 5 significaba que era muy fuerte, así que me agarré bien a la rueda del carro-dije sonriendo
-Me acerqué a la niña y vi que estaba aferrada a la rueda como una garrapata a la carne, extendí mi mano en señal de que no la haría daño-dijo Isma.
-Miré dudosa su mano y luego le miré a los ojos, él me sonrió y, no sé porqué, el miedo se me fue, cogí su mano y me puse en pie-dije
-"Hola, me llamo Ismael"dije-dijo Isma recordando nuestra primera conversación.
-"Soy Irina, muchas gracias, me has salvado, pensé que esos burros me robarían lo poco que tengo y que me matarían" dije-dije recordando esa sensación de seguridad que sentí al tocar su mano.
-"No hay de qué, pareces tener frío, ¿quieres venir a mi casa a comer algo?" dije-dijo Isma.
-Yo acepté y me llevó por las calles de la cuidad, al rato de estar caminando entramos en una casa un poco ruinosa pero que tenía techo para protegerte de la lluvia, Ismael me dijo que le esperase mientras se iba un momento, yo me quedé sentada en el lugar donde me dijo que no me moviera, al rato llegó con un par de platos con sopa caliente, se acercó a mi y me dio uno, "¿de dónde los has cogido?" pregunté-dije recordando la casa ruinosa de Ismael.
-"Los he robado en una casa de ricos, no creo que no echen en falta" dije-dijo Isma.
-Ambos comimos la sopa y desde entonces no nos hemos separado-dije sonriendo
-Hasta aquel día...-dijo Isma suspirando.
-Sí, cierto...-dije.
-¿Qué pasó ese día?-preguntó Micaiah curiosa.
-Pues fue el día en el que mis jefes me eligieron como nueva Diosa de la Guerra, me fui a casa de Isma y se lo conté, él al principio creía que le mentía pero luego se lo creyó, nos despedimos con lágrimas en los ojos y me fui a Hyrule, no volví a verle nunca más-dije con tristeza
-Hasta hoy, por primera vez desde hace mucho tiempo tengo ganas de sonreír de corazón-dijo Isma sonriendo.
-Bueno, bien está lo que bien acaba-dijo Jin
-Cierto-dije sonriendo. En ese instante alguien abre la puerta. Vi a la reina algo pálida.
-¿Qué ocurre Majestad?-preguntó Sothe
-Es Rafiel, dice que necesita vuestra ayuda Irina, para el antídoto de mi hijo-dijo ella. Me puse en pie rápidamente y me fui con ella. Corrimos hasta la habitación de Pelleas. Entramos y vi a este muy débil y pálido. Su pulso era bajo y su respiración era muy lenta.
-Ya he preparado el antídoto, pero el libro dice que debéis añadir vos el último ingrediente-me dijo Rafiel dándome unos pétalos de rosa machacados en un mortero y un vaso con un líquido dentro.
-¿Por qué yo?-pregunté
-El libro pone que la Diosa de la Guerra debe añadir el último ingrediente para que surta efecto-me dijo Soren, el cual también se encontraba allí.
-Bueno, pues allá voy-dije. Eché los pétalos machacados en el vaso y lo removí todo un poco. La pócima cobró una tonalidad azulada. Me acerqué a Pelleas y le incorporé con mi brazo izquierdo y le di a beber con la mano que me quedaba libre. Me costó bastante darle de beber pero Soren y Rafiel me ayudaron. No se derramó ni una sola gota. Cuando terminó de beber lo tumbamos de nuevo. Estaba impaciente por saber si el antídoto había surtido efecto pero según Soren tardaría al menos un día en hacer efecto. Había una pregunta que rondaba mi mente desde hacía mucho y ahora latía con más fuerza, ¿sucumbirá el rey o sobrevivirá?...

domingo, 20 de febrero de 2011

Capítulo 19: El Malentendido De Levail

Me desperté al día siguiente en el regazo de Jin. Estaba apoyada en su hombro izquierdo. Abrí lentamente los ojos y miré un poco hacia arriba. Vi que Jin me miraba con preocupación.
-Jin...-dije algo aturdida
-¿Estás bien Irina?-me preguntó mientras me acariciaba el costado con la mano derecha.
-Creo que sí-le dije parpadeando lentamente.
-Se me olvidó deciros que las espinas de los Rosales Castellanos tienen veneno-me dijo Rafiel
-¿Y ahora me avisáis?-pregunté algo enfadada por el olvido de Rafiel
-Lo lamento, se me olvidó, pero no temáis, no mata solo aturde un poco, es un mecanismo de defensa de ese rosal-me dijo
-Bueno, al menos no moriré a manos de un rosal-dije mientras me sentaba por mi cuenta en las piernas de Jin
-¿Estás mejor?-me preguntó acariciando mi pelo.
-No lo sé Jin, estoy demasiado alelada ahora para poder contestar a esa pregunta-le dije mientras cerraba los ojos con fuerza para despejarme.
-Deberías descansar un poco-me dijo Darky
-No puedo, debemos salir de aquí cuanto antes-dije mirando a mi alrededor. Vi que Ike estaba apoyado en el muro de la celda. Vi en su cara expresión de dolor.
-¿Os duele el hombro?-le pregunté.
-Sí, la verdad preferiría seguir inconsciente-me dijo. Noté sufrimiento en su voz.
-¿No podéis curarlo?-me preguntó Mia
-No creo, no noto a Devil, seguramente se habrá quedado durmiendo un poco más-dije.
-¿No se supone que se despierta cuando vos?-me preguntó Boyd
-Devil es una persona dentro de otra, lleva su ritmo de vida como cualquier otro humano-dije
-Sois realmente rara-me dijo Shinon
-No existe lo raro sino lo diferente-dije sonriendo.
-Me encantan vuestras frases de la vida-me dijo Soren mirando a la nada. Tenía la mirada perdida.
-Gracias, la verdad es que me salen solas-dije. Me puse en pie y miré con detenimiento la celda.
-Los muros están bien construidos, los barrotes están fuertemente agarrados al suelo y al techo, estamos en una celda subterránea por lo que salir por el techo no va a ser la solución-dije observándolo todo con cautela.
-En resumen, no hay salida-dijo Gatrie
-No seáis pesimista Gatrie, solo hay que intentar buscar una salida-dije. Me acerqué a los barrotes y los miré. Los conté y calculé cuánta fuerza podrían resistir.
-Soren, echadme una mano-le dije. Este se puso en pie y vino a mi lado.
-Decidme-me dijo
-Ayudadme a calcular la resistencia de los barrotes-le dije.
-Necesitaría algo donde escribir-me dijo. Miré a mi alrededor y vi que el suelo de la celda era de tierra.
-Déjame el tirachinas Darky-le dije. Darky se llevó las manos a su cinturón pero no encontró nada.
-Lo siento, me han desarmado-me dijo
-Vale, pues tendremos que escribir con los dedos-dije. Soren y yo caminamos hasta la zona que estaba pegada al muro. Ahí la tierra estaba algo más húmeda así que nos resultaría más fácil escribir en el suelo.
-Bueno, vamos a calcular un poco-dije arrodillándome en el suelo. Soren se puso a mi lado y comenzó a escribir.
-¿Cuántos barrotes hay?-me preguntó. Me puse a contarlos detenidamente para no meter la pata. Si te equivocabas en un solo número todo podría irse al traste.
-50-le contesté.
-Una celda grande-dijo Soren mientras escribía rápidamente sobre el suelo. Seguimos contando cosas y calculando hasta que dimos con el peso que podrían aguantar los barrotes. El peso máximo que aguantaban era de 120 kilos.
-Bien, entre todos podremos derribar los barrotes y escapar-dije.
-Entonces vamos-dijo Jin poniéndose en pie.
-Ah no, tú estás herido así que te vas a estar quietecito-le dije
-Pero Irina...-me dijo
-Nada de peros, tú te quedas quietecito donde estás y no se hable más-dije con voz dura
-De acuerdo, como digas-me dijo
-Lo hago por tu bien cielo, no quiero que te hagas más daño-le dije acariciando su cara.
-Entiendo, no pasa nada-me dijo sonriente.
-Bueno, entonces solo hay que empujar ¿no?-preguntó Gatrie.
-Sí, con nuestra fuerza los barrotes cederán y podremos escapar-dije acercándome a los mismos. Todos los que estábamos en buen estado físico nos acercamos a los barrotes y comenzamos a empujar con todas nuestras fuerzas. Pero por alguna razón los barrotes no cedieron ni un poco.
-¡Maldita sea! ¿Cómo es posible que no se hayan movido?-pregunté molesta mientras miraba los barrotes. "Están protegidos con un hechizo mágico, no podréis derribarlos ni con toda la fuerza del universo" me dijo Devil, la cual se acababa de despertar.
-Qué bien-dije.
-¿Qué pasa?-me preguntó Mist
-Devil dice que los barrotes están hechizados, será imposible hacerlos ceder-dije.
-Entonces habrá que esperar a ver qué pasa con nosotros-dijo Titania
-Seguramente-dije mientras me sentaba al lado de Jin. Todos se sentaron donde estaban antes y nos quedamos esperando a ver qué ocurría. Nadie apareció por allí. No nos dieron ni comida ni agua durante toda la mañana.
-Me muero de hambre-dijo Rolf mientras se frotaba la barriga
-Lo siento hermano, no puedo hacer nada-dijo Oscar
-Llevamos sin comer desde el desayuno de ayer, no aguantaremos mucho más-dijo Darky
-El ser humano puede aguantar hasta un mes sin comer pero no más de una semana sin agua, si no nos dan de beber no aguantaremos mucho-dijo Soren
-Esos son los deportistas, un humano normal y corriente no aguanta más de 5 días sin agua y más de 2 semanas sin comer-dije
-Así que si no nos dan de comer ni de beber acabaremos tiesos-dijo Darky
-Es lo más probable-dijo Jin mientras ponía su mano izquierda en mi pierna derecha. Yo puse mi mano derecha encima de la suya.
-¿Estás bien?-le pregunté
-He estado mejor, pero ya sabes que con solo verte se me pasan todos los males-me dijo sonriendo. Me reí un poco.
-Apóyate en mí si quieres-me dijo
-No, te podría hacer daño-le dije.
-Como quieras-me dijo
-Pero gracias igualmente cielo-le dije. Le acaricié la mano en señal de amistad. Al cabo de una hora un par de soldados aparecieron. Todos nos pusimos alerta por si venían a hacernos daño. Todos nos pusimos en pie a excepción de Ike y Jin, estaban heridos así que lo mejor era que no se levantasen.
-Calmaos, no vamos a haceros nada-dijo un soldado. Abrieron la puerta y se acercaron a mi. Uno de los soldados me arrinconó en una esquina y el otro mantuvo a los demás a raya. Supuse que era para evitar que me ayudasen. El soldado que me arrinconó sacó unas cadenas mágicas de detrás suya y me cogió con fuerza. Opuse resistencia y me lo quité de encima. Me puse en posición de ataque.
-Creo que vamos a necesitar ayuda-dijo el soldado que intentó encadenarme. El otro silbó un poco y al rato unos 20 soldados aparecieron. Cada uno cogió a un componente del grupo y lo sacó de la celda. A mi me dejaron en el interior de la misma con 4 soldados rodeándome.
-Calmaos preciosa, no vamos a haceros daño-me dijo uno. Se lanzó sobre mi pero lo esquivé. Otro se me acercó pero le di una patada con giro y lo mandé a volar un rato. Otro se me acercó con la espada en la mano. Se la quité y comencé a herirle. Con su pesada armadura no le hice casi daño pero al menos lo mantenía alejado de mi. Él más los otros tres soldados se pusieron en pie. El que esquivé antes, el cual quedó tras de mi, me atacó por la espalda y me desarmó. Me cogió con fuerza por el torso y me inmovilizó.
-¡¡Suéltame!!-le grité mientras oponía resistencia. Los otros tres se aceraron a mi y me redujeron. Me tumbaron en el suelo boca abajo y me pusieron las manos a la espalda. Me encadenaron con gran esfuerzo pero al final pudieron conmigo.
-Nos ha costado-dijo uno de los soldados mientras me obligaba a ponerme en pie.
-Las guapas son las más locas-dijo otro. Noté como ese comentario no le sentaba nada bien a Jin. Pudo zafarse de su captor y entró en la celda. Se lió a darle golpes a todos los soldados. Se puso delante de mi, protegiéndome así de los soldados.
-Jin estás loco, podrían matarte-le dije.
-Me da igual con tal de que estés a salvo, no permitiré que te hagan daño-me dijo. Me quedé algo pasmada por su respuesta, pero Jin me quería mucho. Tanto que su mayor miedo era que me hicieran daño. Los soldados se pusieron en pie y desenvainaron sus armas.
-Mira que eres pesadito-dijo uno de los soldados mientras sacaba su espada de la funda.
-Matémosle, no creo que al general le haga falta-dijo otro.
-Por mi bien-dijo otro. Los cuatro soldados se lanzaron a por Jin. Intenté ayudarle pero este me empujó de forma que los cuatro soldados cayeran encima de él y no de mí. Caí sentada en la esquina de la celda.
-¡¡Jin!!-grité desesperada mientras veía que los soldados herían gravemente a Jin con sus armas. Intenté ponerme en pie pero las cadenas se quedaron enganchadas en un trozo de roca que sobresalía del muro.
-¡¡¡Jin!!!-grité aún más fuerte. Había sangre por todas partes y Jin estaba herido de muerte. Los soldados dejaron de atacarle y mi amigo del alma cayó al suelo medio muerto.
-No Jin...-dije llorando. Vi que este estaba herido en el pecho y el en abdomen. Algunas heridas eran muy graves.
-Qué pesados son los enamorados-dijo uno de los soldados mientras envainaba su arma llena de sangre. Forcejeé con la cadenas y pude liberarlas. Me puse en pie y di un salto. Mientras lo hacía pasé mis manos por debajo de mis pies, así podría al menos tocar a Jin. Me acerqué a este y le acaricié la cara.
-Jin...aguanta por favor-le dije mientras lloraba a moco tendido.
-I...ri...na...-dijo él mientras su boca comenzaba a sangrar. Intenté taponar algunas heridas pero las cadenas no me lo permitieron.
-Jin por favor...no me dejes...-le dije mientras apoyaba mi cabeza en su pecho y me ponía a llorar aún más.
-¡¡¿¿Pero qué diablos está pasando aquí??!!-gritó la voz de alguien. Levanté la cabeza y vi que Levail nos miraba con asombro.
-¡¡Os dije que nos los hirieseis!!-gritó mientras se ponía caminar hacia el interior de la celda.
-Pero, general, se puso a defenderla y...-dijo un soldado. Pero Levail no le dejó terminar.
-¡¡Cállate!! ¡¡Traed a un curandero!! ¡¡Rápido!!-gritó. Los cuatro soldados se fueron corriendo. Levail se acercó a nosotros y se arrodilló al lado de Jin. Le taponó algunas heridas con sus manos.
-Lo lamento, estos son muy brutos, os pido disculpas-me dijo
-Se ve que no habéis tenido amigos de verdad, sino no me pedirías disculpas-le dije llorando mientras acariciaba a Jin.
-No os entiendo...-me dijo
-Si tuvierais amigos de verdad me habrías rogado de corazón que os disculpase, pero no lo habéis hecho, sois un hombre sin amigos y luego encima habláis de mi-dije. No me dijo nada pero noté que me miraba con asombro. Al poco tiempo los soldados llegan con un curandero. Este entró en la celda y se acercó a Jin. Este cada vez respiraba menos y sus ojos se iban cerrando.
-Aguanta Jin, solo un poco más-le dije. El curandero puso su bastón sobre el pecho de Jin. Una luz azulada salió del bastón y las heridas de Jin se curaron. Este abrió los ojos y me miró.
-Irina...-me dijo mirándome.
-Tranquilo Jin-le dije llorando mientras acariciaba su cara. Él extendió su mano derecha y me acarició. Se sentó en el suelo y me abrazó. Con las manos encadenadas no pude abrazarlo como era habitual. Así que pasé mis manos por encima de su cabeza para evitar ahogarle. Me puse a llorar en su hombro.
-Tranquila Irina, estoy bien, tranquila-me dijo mientras me acariciaba el pelo con la mano izquierda y la espalda con la derecha.
-Pensé que esta vez sí que te perdería-le dije
-Lamento haberme lanzado, pero ya sabes que te quiero demasiado como para permitir que te hagan daño-me dijo
-Lo sé-le contesté.
-Lamento interrumpir, pero necesito hablar con ella-dijo Levail. Jin me abrazó con más fuerza.
-Tranquilo, no me harán daño-le dije.
-Eso espero-me dijo. Me separé de él. Ambos nos pusimos en pie y Levail me cogió por un brazo con delicadeza. Me llevó fuera de la celda. Los soldados metieron a los Mercenarios en la celda de nuevo y cerraron la misma. Jin y Darky se acercaron a los barrotes y agarraron los mismos. Levail tiró de mi con suavidad y me puse a caminar. Antes de salir del pasillo de las celdas miré a Jin. Vi que este me miraba con miedo. Salimos del pasillo de las mazmorras y fuimos a dar a otro pasillo. Al final había unas escaleras. Las subimos y fuimos a dar a un sótano. Caminamos hasta una sala iluminada solo con antorchas colgadas de las paredes. No tenía ventanas. Solo había una silla en mitad de la sala. Me sentaron en la misma y me ataron las manos por detrás del respaldo y me ataron los pies a las patas.
-Bien Diosa, solo quiero hablar con vos-me dijo Levail. No dije nada.
-Sabéis quién es Zelgius ¿verdad?-me preguntó. Yo asentí.
-Nos han dicho que lo habéis capturado y que tenéis intención de matarlo-me dijo. Me quedé impactada.
-Eso es mentira-dije
-¡No llames mentiroso al general!-gritó uno de los soldados.
-Déjala explicarse-dijo Levail evitando que el soldado me golpeara.
-Fui capturada en el campamento al norte del Castillo de Hyrule, estuve hablando con Zelgius y al final él decidió unirse a mi grupo para poder hablar con la Apóstol y así unirse a su ejército-dije
-No os creo-me dijo Levail
-Cada uno es libre de creer lo que quiera, pero solo una cosa es verdad-dije.
-Por favor, decidnos dónde está-me dijo Levail
-Está en Daein, hemos ido a ayudar al rey Pelleas-dije
-No creo que esté en Daein-me dijo
-No me creáis si no queréis-le dije
-¿Por qué me mentís?-me preguntó
-Yo no os miento, es cierto, el general Zelgius se encuentra en Daein, en el castillo de Nevassa-dije
-Por favor Diosa, no me obliguéis a usar la fuerza-me dijo
-No os estoy mintiendo general Levail-dije
-Decidme dónde se encuentra por favor, decidme la verdad-me dijo
-El General Zelgius se encuentra en el castillo de Nevassa, la capital de Daein-dije repitiendo una vez más.
-Veo que no queréis hablar-dijo Levail
-No es que no quiera, es que vos no me creéis-dije intentando mantener la calma
-Lo siento Diosa, pero no tengo más opción que haceros hablar por la fuerza-me dijo. Se dio la vuelta y le dijo algo a los soldados.
-Hacedla hablar, golpeadla, torturadla, haced lo que queráis, pero que nos diga dónde se encuentra el General Zelgius-le dijo al oído.
-Sí general-dijo el soldado. Levail se marchó y uno de los soldados se acercó a mi.
-Bueno preciosa, quiero presentarte a un par de amigos-dijo.
-Este es Dolor-me dijo. Al segundo me dio un puñetazo en la boca con la mano derecha. Me quedé mirando hacia mi derecha. Me hizo una herida en el labio inferior. Escupí un poco de sangre y volví a mirarle.
-Y este es Sufrimiento-dijo. Me lanzó otro puñetazo con la mano izquierda. Hice exactamente lo mismo que hice antes. Siguieron golpeándome en la cara. Se iban turnando. Estaba toda ensangrentada. Mi nariz sangraba a mares y mi boca también. Tenía heridas en los pómulos y en las cejas.
-Bien bonita, dinos dónde está Zelgius-me dijo
-El General Zelgius se encuentra en el castillo de Nevassa, la capital de Daein-repetí de nuevo. El soldado se enfadó y me volvió a golpear en la cara.
-Bueno, veo que tendremos que darte en algún otro sitio-dijo el soldado. El otro se acercó a mi y me desató los pies. Le levantó de la silla, me quitó el traje de combate y me agarró con fuerza por atrás, dejando mi pecho al descubierto. El otro soldado comenzó a golpearme el en torso. Cuando terminó caí al suelo de rodillas. Me encogí de dolor y seguí escupiendo sangre. El soldado me cogió del pelo y tiró de él hacia arriba.
-¿Dónde está el general Zelgius?-me preguntó de nuevo
-El General Zelgius...se encuentra en...el castillo de Nevassa, la capital...de Daein-dije mientras sentía como una hemorragia se iba extendiendo por mi cuerpo.
-¡¡Habla de una vez!!-me gritó. Me soltó el pelo y me comenzó a patear. El otro soldado hizo igual. Grité de dolor, ya no aguantaba más. Las cadenas me impedían usar la magia para defenderme y estaba demasiado débil como para usar las técnicas de kárate. Siguieron golpeándome durante una hora. Siempre que me preguntaban dónde estaba Zelgius yo contestaba lo mismo, lo cual era verdad. Al cabo de un rato me arrinconaron en la pared. Yo seguía encadenada y cada vez estaba más débil y machacada. Me costaba todo un mundo respirar y mantener los ojos abiertos. En ese momento la puerta se abrió.
-¿Ha dicho ya algo?-preguntó la voz de Levail
-No general, siempre contesta lo mismo-dijo un soldado.
-Bien, continuad pues-dijo. Cerró la puerta y se marchó.
-Bueno preciosa, veo que no quieres hablar, pero todavía tenemos ases en la manga-dijo. El otro soldado se fue. Al rato volvió con un látigo en las manos. Me imaginé bien que era lo que me harían a continuación. El otro soldado me cogió y me quitó la camiseta que llevaba puesta, dejándome así con el sujetador a la vista.
-Lo dicho, las más guapas son las peores-dijo. Me obligó a arrodillarme en el suelo. El otro soldado le dio el látigo.
-Bueno preciosa, espero que esto te duela y que confieses al fin-me dijo. Escuché como elevaba el látigo. Pensé que me moriría del dolor que sentía. Estaba muy débil y si me herían más no tardaría mucho en caer inconsciente al suelo. Justo cuando el soldado iba a azotarme la puerta se abre violentamente.
-¡¡Irina!!-gritó la voz de alguien. Estaba demasiado dolorida como para identificar la voz.
-¡¡General!!-dijeron los dos soldados al mismo tiempo. El hombre que acababa de salvarme se acercó a mi, me quitó las cadenas y me tumbó en el suelo boca arriba con cuidado.
-Irina, miradme por favor, Irina-me dijo mientras cogía mi cara con ambas manos. Hice un gran esfuerzo y pude ver al que me salvó.
-Zelgius...-dije contemplándole con mucha dificultad.
-Aguantad un poco Irina, Rhys ya viene-me dijo mientras acariciaba mi cara con cuidado
-General, al fin, pensamos que os habían matado y...-dijo el soldado, pero Zelgius no les dejó terminar.
-¡¡Sois idiotas!!-gritó.
-Pero, Mi General...-dijo el soldado impactado
-¡¡¿¿Acaso no veis que Irina es una amiga mía y que os decía la verdad sobre mi paradero??!!-preguntó mientras descargaba ira a base de gritos.
-Dejadlo Zelgius...la mayoría de los soldados...no saben diferenciar...un huevo de una...castaña, imaginad lo...complicado que sería...diferenciar una amiga...de una...enemiga-dije a duras penas.
-Lleváis razón, como siempre-me dijo sonriendo. En ese instante oigo a alguien entrar por la puerta.
-¡¡Irina!!-dijo alguien. Por la voz era Jin. Este se acercó a mi y se arrodilló a mi lado.
-Irina...-dijo mirándome.
-Tranquilo...estoy...bien-le dije. Jin comenzó a acariciarme la cara. Me tocó una herida producida por la tortura que esos burros me hicieron y me quejé un poco.
-Lo siento...-me dijo. Al poco tiempo llega Rhys, me curó con su bastón y pude sentarme en el suelo por mi cuenta.
-Gracias por salvarme Zelgius-le dije
-A vuestro servicio-me dijo.
-Os debo la vida a los tres-dije sonriendo.
-Los amigos están para ayudarse los unos a los otros-dijo Jin
-Cierto-dije.
-Vayamos a comer algo, debéis de tener hambre-dijo Zelgius. Los tres me ayudaron a ponerme en pie. Me acerqué a donde el soldado tiró mi camiseta y me la puse. Hice lo mismo con mi traje de combate.
-Zelgius, ¿puedo pegarles un poco?-le pregunté
-Adelante-me dijo. Noté como los soldados se ponían tensos y nerviosos. Me acerqué a ellos.
-Calmaos precioso, no os haré daño-dije sonriendo. Dejé que Devil me traspasase su fuerza bruta y golpeé a los soldados con un buen par de patadas. Dejé a ambos totalmente inconscientes. Me acerqué a Jin
-Qué bien sienta pegarle una buena torta a alguien que se lo merece-dije. Los tres salimos de la habitación y Zelgius nos guió hasta el comedor. Vi una mesa más o menos igual de grande que la de Daein. Vi a todo el resto de grupo sentado esperando. Todos se pusieron en pie al vernos llegar.
-Me alegra veros sana y salva Irina, tuve una visión, os vi herida de muerte-me dijo Micaiah
-Bueno, más o menos es verdad-dije.
-Lo importante es que estéis bien-me dijo Geoffrey
-Sí, eso es lo importante-dije. Me senté entre Jin y Darky y los sirvientes pusieron la comida en la mesa.
-Qué hambre-dijo Rolf
-Pues al ataque-dije sonriente. Los Mercenarios y nosotros tres comenzamos a comer como unos locos. Estábamos muertos de hambre. Al terminar Zelgius hizo llamar a Levail. Al poco rato este entró en la sala cabizbajo y avergonzado. Lo noté en el latir de su corazón.
-Levail, no me esperaba esto de ti-dijo Zelgius
-Lo siento Mi General...-dijo Levail con la vista clavada en el suelo.
-¿Cómo pudiste hacerlo?-preguntó
-El Senador Valtome me informó de vuestra desaparición y me ordenó ir a capturar a la Diosa de la Guerra-dijo.
-¿El senador Valtome?-preguntó Zelgius
-Seguramente Jarod y Ludveck habrán hablado con Numida y este habrá hablado con Valtome-dije
-Es lo más lógico-dijo Soren
-Lo siento de corazón General, afrontaré el castigo que me impongáis-dijo. Noté como Zelgius sentía algo de tristeza y melancolía.
-Irina...-dijo este girándose para mirarme.
-¿Sí Zelgius?-le pregunté
-¿Le guardáis rencor?-me preguntó señalando a Levail
-No, sé bien que es lo de que te ordenen hacer algo que no quieres-dije.
-Entonces...Levail-dijo Zelgius. El pobre Levail elevó la mirada y le miró con miedo a los ojos.
-No te impondré nada de nada-dijo Zelgius. Levail se quedó algo sorprendido.
-No lo entiendo...-dijo este
-Solo obedeciste las órdenes de un superior, no te voy a castigar por hacer lo de que debes-dijo Zelgius
-Gra...gracias-dijo.
-Bien, vamos a sentarnos que estoy cansado-dijo Zelgius.
-La verdad es que las órdenes eran un tanto estúpidas-dijo Levail mientras se sentaba en una silla.
-No hay opiniones ni acciones estúpidas, sólo estúpidos que opinan y toman decisiones-dije.
-Eso es verdad-dijo Ike, el cual estaba totalmente recuperado de su herida del hombro.
-Bueno, olvidémonos de eso-dijo Jin
-Debemos volver a Daein a curar al rey-dije
-Verdad-dijo Darky
-Entonces vamos-dijo Sothe mientras se ponía en pie.
-¿Vendréis con nosotros Zelgius?-pregunté.
-Claro que sí-me dijo sonriendo. Todos nos pusimos en pie y nos fuimos a las caballerizas donde guardaron nuestros caballos. Los ensillamos y montamos.
-Tomad Rafiel, os quitamos esto cuando os cogimos pero está intacto-dijo Levail dándole el saquito donde guardamos los ingredientes de la cura para Pelleas.
-Bien, ¿estamos todos?-pregunté.
-Sí-dijeron todos al mismo tiempo.
-Entonces vamos-dije. Nos despedimos de Levail y nos pusimos rumbo a Daein. Esperaba que el rey no se hubiera puesto peor y que nosotros llegáramos a tiempo de salvarle. Por lo que me dijo Jin el Veneno de Escorpión Dorado era mortal, pero había que suministrarlo varias veces para que surtiera efecto. Deseaba con todas mis fuerzas que el rey no estuviese moribundo por no decir muerto...

Capítulo 18: El Bosque De Serenes

Nos adentramos en el Bosque de Serenes con Ike y Rafiel al frente para guiarnos. Al rato de estar caminando y adentrándonos cada vez más en el bosque, Rafiel hace frenar a su caballo con suavidad y se baja del mismo. Miró al cielo y suspiró.
-¿Qué ocurre Rafiel?-le pregunté
-Nada, solo que me estaba acordando de mi vida aquí-me dijo con melancolía
-Lamento que tengáis que pasar por esto, pero no queda más remedio, solo vos sabéis bien dónde se pueden encontrar los ingredientes que necesitamos-le dije bajándome de Spirit. Este se puso a comer la hierba del suelo.
-Bueno, será mejor que comencemos a buscar-dijo Ike
-¿Qué es lo que necesitamos?-preguntó Oscar
-A ver, creo que eran...-dije pensativa
-Onagra, Maitake, Hinojo, Fumaria y una rosa de Rosal Castellano-dijo Darky recordando los ingredientes que necesitábamos.
-Bien, esos mismos, ¿sabéis dónde encontrarlos?-le pregunté a Rafiel
-Creo que sí, vamos, seguidme por favor-dijo. Cogió las riendas de su caballo y se puso a caminar por el bosque. Yo me monté en Spirit. Estuvimos un rato caminando en silencio.
-¿No iríamos más rápido si te montaras en el caballo?-preguntó Shinon
-No podría guiarme si fuera a caballo-dijo Rafiel sin dejar de mirar al frente
-Déjale Shinon-dijo Ike. Noté como Shinon maldecía a Ike en silencio
-Cuidadito con lo que decimos que lo puedo oír todo-dije. Shinon me miró y se calló. Supuse que se puso a maldecirnos en pensamientos, pero me daba igual lo que dijera o pensase de mí. Estuvimos un rato caminando hasta que llegamos a un río.
-Qué sed tengo-dijo Boyd
-Pararemos un poco para descansar-dijo Ike bajándose de su caballo. Todos hicimos igual y nos acercamos al río a saciar nuestra sed. Nos arrodillamos frente a este, cogimos el agua con las manos y bebimos. Una vez con la barriga llena de agua nos pusimos en pie.
-Ahora estoy lleno de agua-dijo Rolf
-Ahora somos peceras-dije sonriendo. Todos reímos un poco.
-¿Podemos tumbarnos un poco Ike?-preguntó Mist señalando un trozo de hierba que había cerca del río.
-Claro, no veo por qué no-dijo Ike caminando hacia la hierba. Todos nos acercamos y nos tumbamos. Jin y Darky se tumbaron a ambos lados de mi y me abrazaron.
-Comprobado-dije mirando al cielo entre las hojas de los árboles
-¿Comprobado el qué?-me preguntó Jin
-Comprobado que soy el osito de peluche-dije riendo.
-No es culpa nuestra que seas tan blanda y guapa-me dijo Darky
-Lo tomaré como un cumplido-dije sonriendo. Le acaricié la cara en señal de amor y amistad.
-Parecéis hermanos-dijo Titania
-¿Por qué lo decís?-pregunté
-Sois más o menos de la misma edad y os lleváis muy bien, tanto que incluso llegué a pensar que Jin y vos erais pareja-dijo
-¿Realmente lo aparentamos?-pregunté.
-Sí-dijeron todos a coro
-Pues no, no somos pareja, aunque reconozco que mi amigo está de muy buen ver-dije riendo
-Tú tampoco estás mal-me dijo riendo.
-Bueno, será mejor que continuemos-dijo Mia poniéndose en pie.
-Cierto, vamos-dije. Me quité a los dos moscones y me puse en pie. Extendí ambas manos hacia ellos. Jin me cogió la izquierda y Darky la derecha. Se pusieron en pie de un salto. Volvimos a montar todos en los caballos a excepción de Rafiel. Este nos guió hasta una pradera llena de flores amarillas.
-¿Estas son las onagras esas?-preguntó Gatrie mirando las flores.
-Solo unas pocas son las de verdad, la Naturaleza es sabia e hizo copias de las mismas para que los humanos no las encontraran, las de verdad son muy parecidas a las falsas-dijo Rafiel mirando las flores con detenimiento.
-Bueno, ¿podemos ayudaros?-pregunté bajándome de Spirit.
-Sí, buscad flores que tengan minúsculas manchas anaranjadas en los pétalos, traédmelas y ya veremos si son o no son las de verdad-dijo Rafiel
-En busca de la flor perdida-dijo Jin mirando las flores que había a su alrededor.
-Bien chicos, mirad con ojos de ver-dijo Ike. Todos nos pusimos a buscar las malditas florecitas. Estuvimos buscándolas un buen rato. Cada poco tiempo encontrábamos una que creíamos que era, se la llevábamos a Rafiel y este decía que no era. Estuvimos así más de media hora. Cogí una que me pareció que tenía manchitas anaranjadas, pero ya mis ojos no veían bien y me imaginaba cosas donde no las había.

Se la llevé a Rafiel y este la cogió. La examinó de cerca y me sonrió.
-Os felicito, habéis encontrado una-me dijo.
-Al fin, ¿cuántas necesitamos Darky?-le pregunté.
-Un par-me dijo.
-Bien, voy a ver si me acuerdo de dónde la cogí-dije. Caminé un poco desorientada. "Eran aquellas de allí" me dijo Devil mientras hacía que mi mano derecha señalara un matojo lleno de flores.
-Muchas gracias Devil-dije. Me acerqué a las flores y arranqué una de raíz, así duraría más. Me acerqué a Rafiel y este metió ambas en un saquito que llevaba bajo la túnica.
-Bueno, ¿ahora qué toca?-preguntó Rhys
-Maitake-dijo Jin.
-Uff, esas están un poco lejos-dijo Rafiel
-Da igual, tenemos que ir-dije
-Bien, entonces vamos-dijo Rafiel cogiendo de nuevo las riendas de su caballo y caminando. Todos nos montamos en nuestras monturas y seguimos al joven Garza. Estuvimos caminando una hora más o menos. Me detuve al escuchar algo.
-¿Qué pasa Irina?-me preguntó Mist
-Creo que he oído algo tras esos arbustos-dije señalando los mismos. Todos desmontamos y desenvainamos nuestras armas. Nos acercamos a los arbustos y nos pusimos en posición de ataque. Jin apartó los arbustos y vi a una cierva tumbada en el suelo. Por su respiración y por el tamaño colosal de su barriga, estaba a punto de dar a luz. En acto reflejo me acerqué a ella y le di a oler mis manos. Me reconoció y me dejó acariciarla.
-Tranquila-dije acercándome a sus cuartos traseros. Todos los demás se acercaron.
-Son amigos, no temas-la dije para calmarla. La cierva se relajó un poco. Las contracciones empezaron y ella  se puso aún más nerviosa. Se veía bien que era madre primeriza. Vi como las patas del futuro cervatillo iban asomando. Las agarré con delicadeza y tiré un poco para ayudar a la madre.
-Venga, otro empujoncito-dije. La cierva hizo fuerza y la cabeza del pequeño asomó. Estuvimos un rato de parto hasta que el cervatillo salió del todo. La cierva se giró hacia su pequeño y lo lamió. Lo cogí en brazos con cuidado y lo limpié con un poco de agua de un riachuelo cercano. Lo sequé y lo dejé tumbado en el suelo junto a su madre.

-Qué bonito-dije.
-Nunca asistí a un parto-dijo Mist fascinada
-Pues hala, ya puedes ir fardando por ahí de que has visto a un ciervo nacer-dije.
-Bueno, sigamos-dijo Darky. Me despedí de la cierva y volvimos con los caballos. Montamos de nuevo y seguimos nuestro camino. Al cabo de un rato llegamos aun lugar donde solo había árboles y más árboles.
-Los Maitake crecen en lo alto de los árboles-dijo Rafiel mirando a uno en concreto.
-Bueno, ya voy yo a hacer el cabra-dije bajándome de Spirit. Me acerqué al tronco del árbol y abrí las alas dispuesta a ir volando a por la flor o la seta, o lo que fuera aquello.
-Debéis ir escalando para que los efectos de la flor surtan efecto-me dijo Rafiel
-Y encima con exigencias-dije. Guardé las alas y me lancé al tronco. Escalé el mismo hasta que llegué a la zona con ramas. A partir de ahí pude seguir subiendo apoyándome en las mismas. Cuando estuve cerca de la copa del árbol vi una especie de seta.

-¡Rafiel-grité
-¡Decidme Irina!-me gritó este desde abajo
-¡¿La flor tiene forma de seta marrón?!-pregunté
-¡Sí, pero tener cuidado al cogerla!-me gritó
-¡Haré lo que pueda!-dije. Me acerqué a las flores-setas y las cogí con cuidado. Tiré hacia arriba y las arranqué de raíz.
-¡Ya las tengo!-grité observándolas de cerca.
-¡Bien, ahora tened cuidado al bajar!-me gritó
-¡Espero no descalabrarme!-grité. Me senté en la rama y miré al suelo. Vi que estaba a unos 6 metros de altura.
-¡Salta Irina! ¡Yo te cojo!-me dijo Jin
-¡¿Se te va la pinza o qué?! ¡Te partiría los huesos de los brazos si me lanzo y me coges!-grité.
-¡¿Entonces cómo vas a bajar sino puedes usar las alas?!-me preguntó. Me puse en pie y me lancé del árbol.
-¡Irina espera!-me gritó Jin. Mientras caía di varias volteretas en el aire para mantener el equilibrio. Caí de pie en el suelo y vi una voltereta hacia adelante para no partirme las piernas.
-¡Tachán!-dije sonriente
-No vuelvas a asustarme de esa manera-me dijo Jin
-Sí papá-le dije mientras me acercaba a Rafiel. Le di la seta-flor y se la guardó en el saquito bajo la túnica.
-Bueno, siguiente-dije sacudiéndome las manos.
-Hinojo-dijo Darky
-Vamos, ese está cerca-dijo Rafiel. Me acerqué a Jin y le di un abrazo para disculparme.
-No vuelvas a hacer esas locuras sin avisar antes ¿vale?-me preguntó
-De acuerdo, perdóname-le dije. Me separé de él y le di un beso en la mejilla.
-Vamos a por el hinojo o como se llame-dije montándome en Spirit. Seguimos caminando tras Rafiel un buen rato. Este se detuvo en un cruce de caminos.
-¿Qué pasa Rafiel?-pregunté
-Esperad, es que me estoy liando un poco, a ver si me acuerdo de por dónde era-dijo mirando a su derecha y a su izquierda.
-Una bifurcación-dijo Gatrie
-Nunca me gustaron-dijo Oscar
-Creo que era por la izquierda-dijo Rafiel
-¿Eso es lo que os dice vuestro instinto?-le pregunté
-No, es lo que me dice mi mente-me dijo mirándome
-Entonces vamos por la derecha-dije mientras Spirit se ponía a caminar.
-Pero Irina, si Rafiel dice que es por la izquierda por algo será ¿no?-dijo Ike
-La mente piensa, el corazón dice-contesté
-No lo entiendo...-dijo Rolf
-La mente busca la parte lógica de todo y se basa en los conocimientos y en los recuerdos que los que nos acordamos, el corazón busca la parte ilógica de todo y se basa en lo que dice el subconsciente y la parte de la memoria a la que no podemos alcanzar-dije.
-Sabias palabras cargadas de razón-dijo Soren. Este espoleó a su caballo y se puso a seguirme.
-Entonces vamos por la derecha-dijo Rafiel. Todos nos fuimos por ese camino. Estuvimos andando un rato, cruzamos un pequeño río y subimos una cuesta bastante empinada.
-Rafiel, creo que es buen momento para que subáis a vuestro caballo-dije mientras me echaba hacia adelante para ayudar a Spirit a subir mejor.
-Opino igual-dijo Rafiel. Se montó en su caballo. Estuvimos subiendo la empinada cuesta un buen rato hasta que llegamos a un lugar donde, obviamente, había vivido alguien.
-En el huerto de este Garza siempre había hinojo-dijo Rafiel
-¿Dónde está ese huerto?-pregunté.
-Tras la casa-me dijo. Caminamos hasta la entrada de la casa y nos detuvimos.
-Bien, esperadme aquí, ahora vuelvo-dije bajándome de nuevo de mi amigo
-Ten cuidado-me dijo Darky
-Sí hermano-dije de broma. Rodeé la casa y llegué a la parte trasera. Un huertecillo la mar de majo se abría tras la ruinosa casa.

-Bueno, a buscar el hinojo ese-dije, "¿qué apariencia tiene?" me preguntó Devil.
-Si te digo la verdad no tengo idea-contesté, "pues vamos bien" me dijo
-No seas pesimista-la dije, "no soy pesimista, solo digo que si no sabes cómo es la planta mal vamos para encontrarla entre tanta cosa" me dijo.
-Bueno, alea jacta est, como decía Julio César-dije riendo, "cierto"me contestó Devil. Estuvimos un rato buscando el condenado hinojo hasta que vi una planta. Mi interior me dijo que esa era la planta que buscaba.

-Creo que es esa-dije señalándola, "bien, pues cógela y vámonos de aquí" me dijo Devil
-Pensé que te gustaba el campo-dije arrodillándome frente a la planta, "me gustaba, pero no tanto" me dijo
-Bueno, pues vámonos-dije cogiendo la planta con ambas manos. Tiré de ella con cuidado y la arranqué de raíz. Me puse en pie y la observé de cerca.
-Hoy estamos haciendo de granjeras-dije riendo mientras me daba la vuelta para ir con los demás, "sí, solo nos falta el mono de trabajo" me dijo. Me reí un poco. Me fui del huerto y volví a rodear la casa. Volví a la entrada de la misma y vi a todos esperándome.
-Pensé que te habías fugado-dijo Jin
-No sabía como era la planta así que me costó encontrarla-dije. Me acerqué a Rafiel y se la enseñé.
-Es un hinojo muy hermoso, sois buena granjera-me dijo guardándoselo en el saquito. Devil y yo reímos a carcajada limpia. Me monté en Spirit de nuevo mientras reía.
-¿De qué os reís?-me preguntó Mia
-Devil y yo hablábamos de eso hace unos escasos minutos-dije.
-Bueno, ¿ahora qué toca?-preguntó Ike. Se notaba que no le gustaba mucho andar por el campo.
-La Fumaria-dijo Darky
-Esa se suele encontrar el la zona central del bosque-dijo Rafiel.
-¿Hay que volver a bajar esa maldita cuesta?-preguntó Shinon
-Me temo que sí-dijo Rafiel
-Genial, vale chicos, procurad no mataros-dije caminando. Volvimos a la cuesta y comenzamos a bajarla.
-Tumbaos en el caballo, iréis más seguros-dije echándome hacia atrás y tumbándome de forma que mi cabeza estaba en el trasero de Spirit. Todos se tumbaron, algunos con más dificultad que otros. Al terminar de bajar la cuesta volvimos a cruzar el riachuelo. Nos sentamos de nuevo en los caballos. Tuvimos que ayudar a Gatrie pues con su pesada armadura no podía sentarse por su cuenta. Seguimos a Rafiel por los senderos del bosque hasta llegar a la zona central. Era una pradera enorme.
-Bueno, las Fumarias deben estar cerca-dijo Rafiel
-Ike...-dijo Mist. Todos la miramos y vimos que estaba paralizada. Miramos en la dirección en la que miraba y vi a una manada de lobos observándonos.

-No os mováis-dije. Me bajé de Spirit lentamente y me puse a caminar en dirección a los lobos. Estos se pusieron en guardia y los machos de la manada se pusieron al frente. Estaban demasiado lejos como para percibir mi olor y, además, el viento iba hacia mi así que no podrían olerme desde la distancia.
-Ten cuidado Irina-me dijo Jin. No le contesté. Seguí caminando hacia los lobos. Cuando estuve a unos pocos metros de ellos comenzaron a gruñirme. Me transformé en lobo antes de que me atacasen. Me acerqué a ellos y comenzaron a olerme. Al rato me reconocieron y bajaron la guardia. Pero no dejaban de mirar a los que me acompañaban.
-Son amigos-les dije. Los lobos se relajaron y siguieron a lo suyo. Me transformé de nuevo en humana e hice un señal a los chicos para que vinieran a mi lado. Los caballos se pusieron a caminar y llegaron a mi lado. Todos bajaron de los caballos.
-No nos van a atacar ¿verdad?-preguntó Mist acercándose a su hermano.
-No temas Mist, son como perros-dije
-Unos perros asesinos-dijo Shinon
-Si os fijáis el ser humano también es un perro asesino, mucho más que un lobo-dije. Un lobo se acercó a mi y se rebozó en mis piernas. Me puse de cuclillas y le acaricié.
-Hola, ¿qué tal guapo?-le pregunté. Me contestó que estaba muy bien, que acababa de ser padre.
-Me alegro-le dije
-¿Qué os ha dicho?-preguntó Rolf
-Que ha tenido unos cachorros-le dije
-¿Podemos verlos?-me preguntó
-No creo que nos deje Rolf-dijo Oscar
-El lobo dice que sí podemos-dije poniéndome en pie.
-¿Podemos ir Ike?-preguntó Mist a su hermano.
-De acuerdo-dijo. El lobo nos guió hasta una madriguera. De detrás de un tronco de árbol vi a un pequeño cachorro salir tímidamente.

-Mira Ike-dijo Mist señalando al pequeño lobo.
-Puedes tocarle si quieres-la dije. Mist me miró con ilusión y se acercó al pequeño. Se arrodilló y llamó al lobo. Este fue trotando hasta Mist y esta lo acarició con cuidado.
-Es increíble-dijo Mist sonriendo a más no poder.
-Irina, todo esto es muy bonito pero debemos ir a por lo de la cura del rey-dijo Rafiel
-Cierto-contesté. El lobo de antes se me acercó.
-¿Sabes dónde podemos encontrar Fumaria?-le pregunté. El lobo quedó pensativo pero luego se puso a ladrar y a menear el rabo.
-Creo que nos quiere guiar-dije. Todos nos pusimos a seguirle por el bosque. Cruzamos algún río hasta llegar a una plantación de unas hierbas moradas. El lobo ladró. Me dijo que eso de allí eran Fumarias.
-Muchas gracias-dije. Miré a Darky.
-Necesitamos 4-me dijo. Me puse a caminar entre las hierbas y me acerqué a una que parecía muy sana

Cogí un puñado y volví con los demás. Le di las flores a Rafiel y este las guardó en el saquito.
-Bien, vamos a por la última, necesitamos una Rosa de Rosal Castellano-dijo Darky mientras una loba le rondaba por los pies.
-Esas se encuentran cerca de la salida del bosque-dijo Rafiel.
-Entonces vamos-dije. El lobo nos guió hasta el sendero. Nos despedimos de la manada y continuamos caminando con Rafiel como guía. Al cabo de una media hora llegamos a una explanada llena de rosales rosas.
-Bien, buscad uno del que dos rosas nazcan de una sola rama-dijo Rafiel mientras se adentraba en el rosal.
-Bien, a dejarme los ojos otra vez-dije sonriendo. Estuvimos buscando un buen rato hasta que di con el rosal adecuado. Cogí un par de rosas la mar de hermosas pero me pinché un dedo con una espina.

Se las di a Rafiel y este las guardó en el saquito de siempre.
-Bueno, ya hemos terminado, volvamos al castillo-dijo Darky. Todos nos montamos de nuevo en los caballos y nos dirigimos a la salida.
-Me alegra haber visto de nuevo mi hogar, no está tan destruido como pensé-dijo Rafiel mirando los árboles
-Bueno, nada es como lo imaginamos-dije.
-Cuánta razón lleváis-dijo él. Noté tristeza en su voz. Salimos del bosque y fuimos a dar al sendero que llevaba al castillo de Nevassa.
-Menudo día de excursiones, está anocheciendo y todo-dijo Rhys
-Bueno, no nos viene mal respirar un poco de aire puro de vez en cuando-dije.
-No, la verdad no-dijo Jin. En ese instante una flecha hace blanco en el hombro derecho de Ike, haciendo a este caer del caballo.
-¡¡Ike!!-dijo Mist. Esta se bajó rápidamente del caballo y se fue a socorrer a su hermano. Yo me fui con ella. Me acerqué a Ike y lo apoyé en mi.
-Tranquilo Ike, calma-le dije. Rhys se acercó a nosotros. Justo cuando estaba a punto de curarlo alguien le golpea por detrás, dejándolo totalmente inconsciente. Vi a un soldado de Begnion. Solté a Ike y me puse en pie rápidamente para proteger al herido general y a su hermana. Desenvainé mi Master Sword y bloqueé el ataque del soldado. Este iba armado con una lanza. Le obligué a retroceder, apartándolo así de Ike y Mist. Estuve luchando con él un rato hasta que pude derribarlo. Me giré y vi que todos luchaban contra una jauría de soldados de Begnion que aparecieron de la nada.
-¡¡Irina!!-gritó la voz de Mist. Miré al lugar donde la dejé y vi que se la llevaban junto a su hermano el cual estaba sin sentido. Me fui corriendo a por el soldado y le tiré al suelo. Ike cayó al mismo pero al estar inconsciente no se enteró de nada. Me puse en pie rápidamente y me puse frente a Ike y Mist con mi arma desenvainada para protegerlos. El soldado, con una espada en las manos, se abalanzó sobre mí. Lo esquivé y le golpeé con mi escudo. Le privé de su consciencia. Cuando me giré vi que habían cogido a Mist y a Ike. Un soldado, que parecía el general de ese grupo, me apuntaba con su arma al cuello.
-Deponed las armas-me dijo. Apreté aún más la empuñadura de mi Master Sword.
-Tráelo-dijo el general. Un soldado apareció tras él con Jin en las manos. Este estaba herido en el costado y le apuntaban al cuello con una espada.
-Solo lo repetiré una vez, deponed las armas-me dijo de nuevo el general.
-No lo hagas Irina, huye-me dijo Jin. El soldado le apretó aún más y le hizo un corte en el cuello
-¡Cállate!-gritó el soldado. No pude hacer nada. Dejé caer mi espada y mi escudo. Un par de soldados se acercaron a mi y me obligaron a ponerme de rodillas. Me pusieron las manos a la espalda y me encadenaron con cadenas mágicas. Opuse resistencia pero no conseguí nada.
-Dejadme verla-dijo alguien. Los soldados se apartaron. Vi como una sombra se ponía delante de mí. Un soldado me cogió del pelo con brutalidad y tiró del mismo. Me obligó a mirar a esa persona. Vi a un joven general de Begnion. Tenía el pelo corto y castaño tirando a rubio y ojos castaño claro.
-Es la Diosa de la Guerra mi general-dijo uno de los soldados que me apresaron.
-Bien, llevadlos a todos al castillo-dijo el general.
-¡Si general Levail!-dijeron los soldados al mismo tiempo. Me obligaron a ponerme en pie y me subieron a un caballo. Ese tal Levail se montó delante de mi. Me ataron las cadenas a la silla del caballo, supuse que era para evitar mi fuga. Me amordazaron no sé bien por qué, pero algo me decía que era para que no pudiese pedir ayuda. Los caballos se pusieron a caminar. Vi que todos los Mercenarios estaban totalmente sin sentido a excepción de Jin y Soren. Por lo demás todos estaban inconscientes. Estuvimos viajando durante todo el atardecer y parte de la noche. Llegamos a un castillo, el de Sienne, capital de Begnion

Nos llevaron a todos a los calabozos del castillo. Nos encerraron a todos en la misma celda. El tal Levail se quedó y me miró.
-Mañana vos y yo hablaremos-me dijo. Noté ira y miedo en su voz. Se fue junto a los soldados. Me acerqué a Jin y miré su herida.
-Tranquila Irina, estoy bien-me dijo.
-Sé que te duele-le dije.
-No te preocupes, me pondré bien-me dijo. Le desabroché la chaqueta y luego le quité la camiseta negra de manga corta que siempre llevaba.
-¿Qué vas a hacer?-me preguntó.
-Creo que va a hacer un vendaje con la camiseta-dijo Soren. Así lo hice, rasgué la camisa de Jin y le vendé la herida como pude para que no sangrase tanto.
-¿Mejor así?-le pregunté.
-Sí, gracias-me dijo.
-De nada cielo-le dije sonriendo mientras le acariciaba la cara.
-¿Estáis herido Soren?-le pregunté
-No, pero gracias por preocuparos por mi-me dijo. Asentí en señal de amistad y miré a todos. Vi que alguno estaba herido pero nada importante. Me acerqué a Ike y le quité la flecha aún clavada en su hombro. Cogí parte de su capa, la rasgué y le vendé el hombro.
-Espero que no le haya hecho nada en el hueso-dije. En ese instante me sentí mareada y me tumbé en el suelo.
-¿Qué te pasa Irina?-me preguntó Jin acercándose a mí.
-No...no lo...sé...-dije. En ese justo momento perdí la consciencia. Esperaba que nada malo me pasara y que todo esto no fuera más que un pequeño contratiempo pero algo me decía que este ataque era por algo, algo que ese tal Levail pensaba que era por mi culpa...

sábado, 19 de febrero de 2011

Capítulo 17: La Enfermedad Del Rey

Me desperté al día siguiente mientras amanecía. Me senté en la cama y vi que Darky ya estaba despierto, se estaba vistiendo.
-Buenos días guapo-dije mientras me frotaba el ojo derecho. Darky se giró y me sonrió.
-Buenos días dormilona, ¿qué tal has dormido?-me preguntó mientras se abrochaba el cinturón.
-Bien, ya sabes que la cama y yo nos amamos-dije sonriendo
-Ni novios ni nada, donde haya una buena cama...-me dijo cogiendo su espada.
-Cierto, donde haya una buena cama que se quiten los novios-dije. Me puse en pie y me acerqué a la ventana. Vi a los soldados novatos entrenando con los más veteranos.
-¿Qué miras?-me preguntó Darky acercándose a mí.
-Esta guerra no tiene sentido, esos de allí son niños aún...¿por qué Tellius lucha contra sí misma?-pregunté reflexionando un poco más de la cuenta.
-El mundo es así, los hombres necesitan guerra para poder vivir-me dijo él
-Tú eres la parte oscura del corazón y no estás todo el día guerreando-dije mirándole
-Pero porque no necesito guerra, soy feliz con mi vida actual-me dijo
-Bueno, no sé por qué no me gusta la guerra si soy la diosa de la misma...-dije
-Todos odiamos nuestro trabajo alguna vez-me dijo Darky colocándose el gorro
-Bueno, tengo que ir a ver al rey, a ver qué le pasa-dije con pesadez
-¿Quieres que vaya contigo?-me preguntó
-No gracias, prefiero ir sola-contesté
-Mejor no pregunto por qué...-me dijo Darky. Noté tono pícaro en su voz
-¿Piensas que el rey me mola?-pregunté algo sorprendida pero sabía que lo hacía para animarme
-No lo sé, yo solo soy una sombra, no entiendo de amor...-me dijo sonriendo
-Anda, no seas bobo que te conozco desde hace mucho y con una sola mirada sé bien lo que piensas-dije
-Cierto-me dijo con aire de misterio
-Me voy a vestir-dije. Me acerqué a la cama y cogí mi traje. Me lo puse con ayuda de mi viejo amigo. Cogí mi arma y mi escudo y me los eché a la espalda. En cuanto terminé la puerta se abrió.
-Buenos días, el desayuno está servido-dijo el soldado que apareció tras la puerta. Miré a Darky mientras sentía que mi estómago estaba a punto de rugir de hambre.
-¿Vamos?-le pregunté
-Vamos-me dijo sonriente. El soldado nos abrió la puerta y ambos salimos de la habitación. Al salir miré a mi derecha y vi a Jin saliendo de su cuarto. Este me sonrió y me saludó con la mano. Fuimos los tres juntos hasta el comedor. Nos sentamos donde siempre y esperamos a que los demás llegasen. Cuando estuvimos todos, los sirvientes trajeron la comida.
-Lo dicho, creo que no me acostumbraré a tenerlo todo hecho-dije rompiendo la monotonía del silencio que reinaba a nuestro alrededor.
-Bueno, a todo se acostumbra uno-dijo Jin
-Bueno, a todo a todo tampoco-dijo Darky. Dejamos de charlas y nos pusimos a comer. Al terminar me puse en pie con decisión.
-¿Adónde vas?-me preguntó Jin
-A ver al rey, tiene que comer algo y quiero examinarle para saber qué le pasa-dije mientras me ponía a caminar hacia la salida. Un soldado me abrió la puerta y me fui a la habitación del rey. Llamé a la puerta y la abrí. Asomé un poco la cabeza.
-¿Se puede?-pregunté
-Adelante-me dijo la reina. Pasé y cerré la puerta
-¿Cómo está?-pregunté acercándome a la cama.
-No lo sé, no se ha despertado aún-me dijo
-Pues tengo que hablar con él-dije sentándome en la cama
-Le despertaré-dijo ella
-No, no hace falta, ya lo hago yo, pero ruego que, cuando esté despierto, os marchéis, necesito estar a solas con él-dije levantándome
-Como deseéis-me dijo. Me senté del otro de la cama y comencé a acariciar suavemente su pelo para despertarlo con tranquilidad.
-Majestad-dijo suavemente. Pelleas se movió un poco pero seguía dormido.
-Pelleas-dije intentando despertarle. Este abrió los ojos y me miró.
-Hola Majestad, vengo a ver qué os pasa-dije
-Tengo frío-me dijo él con ojos vidriosos, era obvio que tenía fiebre.
-Tenéis fiebre, es normal que tengáis frío-dije poniendo mi mano en su frente para medir su temperatura.
-Me encuentro peor que ayer-me dijo
-Veo que es una enfermedad que va a a peor, tendremos que intervenir cuanto antes-dije
-Me estoy tomando unas hierbas medicinales, pero no noto mejoría-me dijo el rey
-¿Qué hierbas?-pregunté
-No lo sé, las trae Izuka-me dijo
-Así que Izuka...-dije mientras pensaba que todo esto olía a chamusquina
-Yo me voy, no quiero molestar-dijo la reina
-Majestad, ruego que llaméis a mi amigo moreno, se llama Jin, decidle que venga por favor-dije mirándola
-Ahora mismo le digo que venga-me dijo
-Gracias-contesté. La reina se puso en pie y se marchó.
-Bueno Majestad, voy a dejaros medio en cuero, si dais permiso-dije riendo
-Claro, pero llamadme Pelleas, por favor-me dijo mientras le ayudaba a incorporarse
-De acuerdo Pelleas-dije sonriente. Unos segundos más tarde alguien llama a la puerta, esta se abrió y vi a Jin
-¿Se puede?-preguntó
-Pasa-dije. Jin entró, cerró la puerta y se acercó a la cama
-¿Cómo os encontráis Majestad?-preguntó Jin con cortesía
-Bien, pero hacedme un favor y llamadme Pelleas, no me gusta que todos se crean menos que yo-dijo el joven rey
-Como queráis Majes...digo...Pelleas-dijo Jin
-Bueno Jin, necesito tu ayuda para examinarle de cerca, creo que entre hombres os entenderéis mejor-dije poniéndome en pie. Ambos rieron un poco
-Bueno, yo me voy fuera-dije
-Gracias de antemano Irina-me dijo Pelleas
-De nada, todo un honor-dije sonriendo
-Prometo no hacerle daño-dijo Jin con una sonrisa dibujada en la cara
-Eso espero Kazama-dije. Me reí de nuevo y salí de la habitación. Al cerrar la puerta alguien me toca el hombro, me giré un poco sobresaltada. Vi a la reina.
-¿Cómo está?-me preguntó con angustia
-Jin va a examinarle de cerca, ambos son hombres, no creo que le guste a Pelleas ir medio en cueros y que yo lo vea-dije
-Sí, mi hijo es muy vergonzoso-dijo ella
-No lo pongo en duda-dije sonriendo
-¿Cuánto tiempo tardarán?-me preguntó
-No lo sé, pero esperaremos juntas si así os sentís mejor-dije
-Gracias Irina-me dijo con algo de alivio
-De nada Majestad-dije
-Tal vez lo mejor sea ir a por un par de sillas-me dijo
-No es necesario, si queréis podéis sentaros sobre mi-dije
-No entiendo...-me dijo algo sorprendida. Me transformé en lobo y me tumbé en el suelo
-Sois sorprendente-me dijo
-Gracias-contesté. Se acercó a mi y se sentó en mi lomo. Al ser yo tan grande ninguna estaba incómoda. Ella casi no pesaba y yo era lo suficientemente grande como para que no se hiciese daño en las caderas pues yo tenía la altura de una silla. Estuvimos hablando mientras esperábamos a que Jin terminase. Estuvimos hablando del reino, de Pelleas y de mi pequeño grupo.
-Así que vais tras los Dioses Oscuros que escaparon del Medallón...-dijo ella
-Sí, pero necesitamos el poder de Pelleas y el de la Emperatriz de Begnion para poder curar a mi amigo y así poder continuar con nuestro viaje en busca de los héroes que necesitamos para poder derrotar a los Dioses-dije mirando fijamente la puerta de la habitación
-Parece un arduo viaje-me dijo
-Sí, pero algo me dice que esto no ha hecho más que empezar-dije. En ese instante la puerta de la habitación se abre y Jin asomó la cabeza.
-Ya hemos terminado-dijo. Almedha se puso en pie rápida como el rayo y yo me transformé en humana de nuevo. Entré en la habitación y cerré la puerta.
-No veo ninguna anomalía, físicamente está perfecto-me dijo Jin
-Aparentemente...-dije pensativa
-¿A qué os referís?-me preguntó la reina. No contesté, me acerqué a Pelleas y vi que estaba pálido, sudaba como un pollo y temblaba de frío
-¿Tenéis ganas de vomitar?-pregunté
-No, ¿por?-me preguntó. No dije nada, me acerqué a la ventana y miré a través de esta. Vi un balde en el patio de armas que me vendría al dedillo.
Ahora vuelvo-dije. Abrí la ventana y me lancé al vacío. Ya había pasado un día desde que esa flecha "envenenada" me atravesó el hombro así que no tendría problemas en volar. Abrí las alas y me fui a por el balde, estaba limpio y vacío. Me acerqué a un soldado que había por allí.
-¿Puedo cogerlo?-le pregunté señalando el balde
-Claro, adelante-me contestó. Le di las gracias y lo cogí. Me fui volando a la habitación del rey. Entré por la ventana y cerré la misma. "Guardé" las alas y me acerqué a la cama con el balde en mi mano izquierda.
-Incorporaos por favor-dije. Jin ayudó a Pelleas a incorporarse y, una vez estuvo erguido, vomitó sobre mi balde colocado previamente con astucia. Cuando terminó de echar lo que debía la limpié la boca con una toalla y le ayudé a tumbarse.
-¿Cómo sabíais que iba a vomitar?-me preguntó la reina
-El sonido que producía su conducto digestivo me lo dijo-contesté
-Eres increíble-me dijo Jin
-Gracias, muy amable-contesté
-¿Quieres que me lleve el cubo?-me preguntó señalando al balde
-No, creo que aquí está la respuesta a la pregunta del millón de monedas de oro-dije
-¿Qué le pasa al rey?-dijo Jin
-Exactamente, así que me voy a indagar un poco, volveré en un rato-dije sonriente. Me despedí de todos y salí de la habitación. Me dirigí a la sala donde comíamos pero no había nadie a excepción de los sirvientes limpiando la mesa.
-¿Dónde se encuentra el muchacho rubio, de ojos rojos y vestimenta negra?-pregunté
-Se ha ido al patio de armas-me contestó uno
-Gracias-contesté. Me fui rápidamente al patio. Miré bien a mi alrededor y le vi miando a los novatos en prácticas.
-Darky...-dije en voz baja. Con su endiablado oído pudo escucharme, se giró y me miró. Le hice un gesto con la mano para que viniese. Vino trotando a mi lado.
-¿Qué pasa?-me preguntó
-Tengo un poco del vómito del rey, sabes que es un olor muy fuerte para mí, pero sé que tú puedes identificar lo que sea a pesar del olor-dije
-Haré lo que pueda-me dijo cogiendo el balde de mis manos
-Voy a mi habitación, cuando termine te llamo-me dijo. Yo asentí en señal de aprobación y Darky se marchó. Me quedé un rato pensando qué hacer pero no me apetecía hacer nada cansado en exceso. Me acerqué a donde estaba Darky y me puse en su sitio, ocupando así su lugar.
-Hola-me dijo alguien. Miré a mi izquierda y vi a Soren.
-Hola Soren-contesté
-¿Venís a ver la demostración de magia?-me preguntó
-No sabía que había una demostración-dije
-Voy a participar, ¿os animáis?-me preguntó
-No sé, ya veremos-dije
-Bueno, siempre estáis a tiempo-me contestó
-Cierto-dije
-Soren, os toca luchar contra el primer soldado-dijo un general del ejército
-Disculpad-me dijo. Se puso a caminar y se colocó en el centro de un círculo que formábamos todos los soldados novatos y yo.
-Bien, primer participante, al centro por favor-dijo. Un soldado más bien joven se acercó a Soren, se colocó a una distancia de 5 metros.
-Bien soldado, tienes que derrotar al contrario haciéndole caer al suelo-dijo el general
-Haré lo que pueda-dijo el soldado. Noté nerviosismo en su cuerpo.
-¡Comenzad!-gritó el general. Un segundo más tarde Soren usó ElWind y tiró al desprevenido soldado al suelo.
-Soren gana-dijo el general. El muchacho se puso en pie y quedó cabizbajo. Todos los soldados presentes rieron. Me acerqué al general y le dije cierta cosa al oído.
-¡Atención, Irina ayudará al novato!-dijo el general. Todos los soldados dejaron de reír y palidecieron un poco. Soren no mostró signos de inquietud. Siguió sereno como siempre. Me acerqué al soldado y le sacudí el polvo de la túnica de mago novato.
-Gracias por ayudarme-me dijo
-De nada, no me viene mal entrenar un poco de vez en cuando-contesté sonriente.
-Pero si me ayudáis yo no haré nada-me dijo
-No hombre, yo os digo lo que debéis hacer y decir y listo, sois vos el que luchará y usará la magia, yo estaré de adorno-dije
-Como digáis-me contestó
-Bien, poneos frente a Soren, donde estabais antes-le dije. El soldado se colocó en su lugar de siempre y se puso nervioso.
-Espero que no me partáis en dos Irina, os lo ruego-me dijo Soren. Me reí un poco.
-Prometo no partiros por la mitad, pero no prometo nada más...-dije sonriendo. Me acerqué al soldado y me puse a su lado.
-Soren, os ruego que hagáis una barrera de protección a vuestro alrededor, voy a ver si no he perdido facultades, hace mucho que no hago este conjuro-dije. Soren se concentró e hizo una barrera a su alrededor.
-Gracias-dije
-Creo que me voy a alejar un poco-dijo el soldado
-Bien-contesté. Me concentré en recordar ese conjuro oculto y guardado bajo llave en lo más profundo de mi mente
-¡Ignis Divine!-grité elevando mi mano izquierda. Al segundo esta brilló con fuerza y un dragón de fuego apareció tras de mí. Vi en los ojos de Soren el reflejo del dragón

El dragón puso su cabeza a mi lado y le acaricié. Todos los soldados se alejaron un poco del impacto visual.
-Veo que no he olvidado el conjuro-dije.
-Yo me sé uno parecido-dijo Soren con total serenidad.
-¿Ah sí? ¿Qué os parece una pequeña batalla amistosa entre dragones?-le pregunté
-Acepto el duelo-dijo Soren deshaciendo la barrera de protección. Mi dragón sonrió al ver que al fin, tras tanto tiempo de profundo sueño, podría luchar un poco. Soren no dijo nada, solo cerró los ojos y elevó las manos. Al poco rato un dragón hecho como de nubes apareció tras él. Estaba claro que a Soren se le daban mejor los hechizos de viento.

-No está mal-dije contemplando su imponente dragón.
-Que comience el duelo-dijo Soren. Este ordenó a su dragón que se adelantase. Yo hice lo mismo con el mío.
-Las damas primero-me dijo Soren. No me gustaba que me tratasen como a una damisela en apuros.
-Por favor, los estrategas primero, que son los que trazan los planes para alcanzar la victoria-dije
-Como queráis-me dijo. Ordenó a su dragón que fuera a por el mío. Iba de cabeza.
-¡Avoid it!-grité. Mi dragón elevó el vuelo y esquivó fácilmente el ataque del enemigo.
-¡Rasgar!-grité. Mi dragón rugió con fuerza e hizo el ataque Rasgar. Golpeó al otro dragón tres veces y lo derribó con suma facilidad. El dragón de Soren cayó al suelo abatido y el mío aterrizó con aire triunfal. Se acercó a mi y me tocó a cara con su morro.
-Con razón os llaman la Diosa de la Guerra-me dijo Soren
-Es cuestión de práctica querido Soren-dije acariciando la cabeza de mi dragón.
-Bueno, me habéis ganado con todas las de la ley-dijo Soren mientras hacía desaparecer a su dragón. Dejé de acariciar al mío y este se esfumó.
-Sois fuerte-me dijo Soren
-Gracias-contesté
-No creo que pueda igualaros nunca, no sé siquiera si podré llegar a la suela de vuestras botas-dijo el soldado.
-No importa, era solo para hacerme la interesante y entretenerme un rato-dije sonriendo.
-Ya de por sí sois interesante-me dijo Soren
-Muy amable-contesté hinchada de orgullo. En ese momento escuché como una flecha cortaba el aire. Por acto reflejo, cogí la flecha al vuelo y saqué mi arco. Coloqué la flecha en la cuerda del mismo. Apunté al lugar de donde vino la flecha y vi a Darky en la ventana de la habitación donde ambos dormimos. Bajé el arco y me relajé. Darky me hizo un gesto para que fuera.
-Debo marcharme-dije. Guardé mi arco y la flecha, abrí las alas y me fui volando hacia la ventana. Entré en la habitación y le devolví la flecha a Darky. Este la guardó de nuevo en su carcaj.
-¿Qué has encontrado?-le pregunté
-Sé por qué el rey está enfermo-me dijo
-¿Seguro?-le pregunté
-Totalmente-me contestó con seguridad
-¿Y qué le pasa?-pregunté impaciente
-Lo han envenenado-me dijo
-¿Envenenado? ¿Qué veneno es?-le pregunté
-Aún no he averiguado el nombre, sabes que aquí no puedo y ni Jin ni yo queremos dejarte sola, así que solo sabrás que lo han envenenado-me dijo Darky
-Bien, gracias-dije
-De nada-me contestó
-Me voy a informar a los demás-dije
-De acuerdo-me dijo mientras yo me dirigía a la puerta. Salí de la habitación y me dirigí a la del rey. Llamé a la puerta y entré.
-Hola, ¿cómo estamos?-pregunté mientras entraba y cerraba la puerta.
-Estoy algo mejor, pero sigo con frío y cada vez me siento más débil-me dijo Pelleas. Me acerqué al lado izquierdo de la cama y me senté en la misma.
-Pelleas, ya sé a qué se debe vuestro malestar-dije
-¿Qué le ocurre?-me preguntó la reina impaciente
-Le han envenenado-dije. Almedha se me quedó mirando con los ojos como platos y el semblante algo pálido. Pelleas quedó más o menos igual.
-¿Quién ha podido ser?-preguntó el rey
-Sea quien sea pagará cara la traición y el intento de asesinato-dijo la reina con decisión.
-¿Podréis curarme?-me preguntó Pelleas. Vi mucho cansancio en su mirada.
-Creo que sí, pero necesitaré ir a un lugar para poder conseguir los ingredientes para la cura-le dije
-Tenéis todo nuestro ejército a vuestra disposición me dijo la reina
-Os lo agradezco Majestad, pero solo me llevaré algunos amigos, cuanto menos seamos mejor-dije
-Gracias-me dijo Pelleas.
-De nada Pelleas, pero aún no sé que veneno es así que tendré que averiguarlo antes de partir a ningún lado-dije
-¿Cómo lo averiguaréis?-me preguntó la reina
-No lo sé aún...-dije pensativa.
-Bueno, sea como sea os estaré eternamente agradecido-me dijo el rey.
-De nada Pelleas, todo un honor-dije sonriente. En ese instante alguien llama a la puerta. Esta se abrió y vi a Darky y a Jin. Ambos pasaron al interior de la habitación y cerraron la puerta.
-¿Qué pasa chicos?-pregunté
-Virus scorpii argentum-me dijo Jin
-Veneno de Escorpión Plateado para el que no sepa latín-dijo Darky
-¿Ese es el veneno?-pregunté
-Sí, y ya hemos buscado los ingredientes para la cura-dijo Darky.
-Bien, partiremos de inmediato, si nos vamos ahora tal vez volvamos por la noche-dije.
-Los ingredientes están en el Bosque de Serenes, en la frontera entre Daein y Begnion-dijo Jin
-Entonces habrá que llevarse a Rafiel, él sabrá donde se encuentra cada cosa-dije
-Es lo más probable-dijo Darky
-Vámonos ya, avisemos a los demás-dije. Los tres salimos de la habitación y fuimos a avisar a los demás. Nos reunimos en la habitación del rey.
-Así que hay que ir al Bosque de Serenes-dijo Geoffrey
-Pero Begnion lo prendió fuego hace tres años-dijo Ike
-No importa, los ingredientes que necesitamos se regeneran pronto, por lo que ya deben de estar restaurados-dijo Soren
-Bien, iremos la mitad, la otra mitad se quedará aquí-dije
-Bien, ¿entonces quienes iremos y quienes no?-preguntó Sothe
-Creo que si nos llevamos solo a Los Mercenarios será suficiente-dije
-Bien, los demás nos quedaremos por si atacan-dijo Zelgius
-De acuerdo-dije
-Vamos chicos, preparad vuestras cosas-dijo Ike. Todos los Mercenarios se pusieron en marcha. A la media hora estábamos todos listos para ir al Bosque de Serenes. Nos reunimos en el patio de armas y cogimos los caballos. Nos dispusimos a salir.
-Bien, volveremos al anochecer-dije montándome en Spirit
-Tened cuidado-dijo Geoffrey
-Tendremos cuidado, no os preocupéis-dije. Nos despedimos y nos pusimos a caminar hacia el Bosque de Serenes. Salimos de Nevassa y nos pusimos a caminar por el plano terreno. Caminamos durante unas pocas horas y al final llegamos a la entrada del bosque.

-Aquí es, hace mucho que no vengo por aquí-dijo Rafiel. Noté tristeza en su tono de voz.
-Bueno, todos volvemos a nuestro hogar alguna vez-dije contemplando los árboles del bosque. Había algunos quemados todavía y no todos estaban creciendo. Realmente el incendio había sido devastador.
-Vamos, Pelleas necesita nuestra ayuda-dijo Ike. Este espoleó a su caballo y se adentró en el bosque. Todos le seguimos. Estábamos dispuestos a encontrar los ingredientes y con Rafiel a nuestro lado iba a ser mucho más fácil encontrarlos. Sabía que Pelleas confiaba en nosotros así que todos estábamos rindiendo al 100% para poder curarle cuanto antes y así ayudar a Link para poder ir a por los siguientes héroes que debíamos encontrar para poder derrotar a los Dioses Oscuros...