viernes, 18 de marzo de 2011

Capítulo 25: La Traición De La Diosa De La Guerra

Me desperté al día siguiente abrazada al pecho de Siegfried. Había amanecido ya que la luz del sol se filtraba por las cortinas de la ventana. Me moví lentamente para no despertarle. Me levanté envuelta en la sábana. Caminé hasta la cómoda que había al lado derecho de la puerta y cogí mi ropa interior. Me quité la sábana y me vestí. Estaba medio en cueros pero al menos no se me veía nada de más. Cogí la sábana del suelo, me acerqué a la cama y la dejé a los pies de esta. Me acerqué al lado del que dormía Siegfried. Me quedé mirándole. "No le despiertes, déjale dormir. Después de lo de anoche se lo merece" me dijo Devil. "Nunca me he sentido así con un hombre a mi lado" dije. "Siempre hay una primera vez para todo" me contestó. "Lo sé" dije mientras miraba a Siegfried dormir. Me daba serenidad y paz verle dormir, como si ningún peligro nos acechase. Decidí asomarme a la ventana para ver qué hora era. Me acerqué a la misma y abrí un poco la cortina. Miré al cielo y vi que eran las dos de la tarde. "Ya es hora de comer" me dijo Devil. "Voy a despertarle, si está cansado que se eche la siesta" dije. Me acerqué a la cama y acaricié suavemente el pelo rubio de Siegfried. Este se movió un poco.
-Arriba mi amor-le dije con voz dulce. Él abrió los ojos y me miró
-¿Qué hora es?-me preguntó
-Ya es hora de comer-le dije acariciando su cara.
-No me apetece levantarme-me dijo desperezándose.
-No seas vago, vamos a comer y luego si quieres te echas una cabezadita-le dije
-No sé cómo lo haces-me dijo mirándome
-¿El qué?-pregunté mientras él extendía su mano izquierda y me acariciaba la cara
-Siempre consigues convencerme-me dijo sonriendo. Le devolví la sonrisa.
-Venga, que son las dos de la tarde-le dije
-Bueno, me levanto con una condición-me dijo
-¿Qué condición?-pregunté. Siegfried se levantó rápidamente, me cogió de la cintura y me empujó de forma que ambos caímos en la cama. Él quedó sobre mí.
-Que me des un beso-me dijo
-Sabes que te daré todos los que quieras-le dije sonriendo. Acercó su labios a los míos y nos besamos. Nos separamos y nos miramos a los ojos fijamente.
-Creo que deberías vestirte-le dije
-¿Por qué? ¿Acaso no te gusto así?-me preguntó
-Claro que sí, lo que pasa es que no creo que a los demás les guste verte el trasero-le dije sonriendo
-Todos tenemos uno-me dijo
-Ya lo sé, pero igualmente no creo que les guste-dije
-Bueno, entonces me vestiré, si es tu deseo...-me dijo
-Me alegra ver que entras en razón rápidamente-le dije.
-Siempre que tú quieras-me dijo
-¿Te traigo los calzones?-le pregunté
-Creo que sí-me dijo.
-Si me dejas levantarme...-le dije
-No sé...-me dijo
-Hombre, podemos quedarnos aquí todo el día, pero creo que con toda la noche de ayer nos bastó ¿no?-pregunté
-La verdad sí, no me sentí tan bien nunca en mi vida-me dijo
-Yo tampoco-le dije con tono triste
-¿Qué te ocurre?-me preguntó
-Nada, es que me alegro de saber al fin qué se siente, llevo toda mi vida pensando que nadie me amaría nunca-dije
-Yo también lo pensaba, pero mira, estamos juntos-me dijo
-Debe ser que cada uno que piensa que no tendrá pareja nunca luego encuentra otra persona que piensa lo mismo y al final se hacen felices mutuamente-le dije
-Seguro que sí-me dijo
-Bueno, voy a por tus cazones que están en la silla-dije
-Menudo sitio para que estén-me dijo
-¿Después de la noche loca de ayer que te esperabas? ¿Que estuviesen dobladitos en el cajón de la cómoda?-le pregunté
-No, la verdad ayer pensé que los perdería-me dijo. Ambos reímos.
-Vamos anda, que es hora de comer-le dije. Me lo quité de encima y me puse en pie. Me dirigí hacia la silla. Cogí sus calzoncillos y me acerqué a él.
-Muy amable-me dijo poniéndose en pie. Se acercó a mí y los cogió de mi mano mientras me besaba.
-Yo también voy a vestirme-dije
-¿Dónde pusiste el traje?-me preguntó mientras se ponía su ropa interior
-En el suelo, exactamente donde me lo quitaste-dije acercándome a mi traje de combate. Lo cogí del suelo y le quité el polvo.
-Toma la cota de malla-me dijo Siegfried acercándose a mí con esta en la mano.
-Gracias cielo-dije cogiéndola. Siegfried me acarició la cara. Le miré a los ojos y vi tristeza.
-¿Qué pasa mi amor?-le pregunté
-Me estaba acordando de ayer-me dijo
-¿Tan mal estuvo?-le pregunté
-No, no es eso, me acordaba de cuando casi mueres en mis brazos-me dijo
-Oh Siegfried, no pienses más en eso-le dije acariciando su cara.
-No puedo Irina, creo que se me quedará en la memoria para siempre-me dijo
-Olvídalo, al final me curé-le dije
-Ya...-me dijo cabizbajo. Vi como una lagrimilla se le escapaba.
-No llores-le dije. Solté la cota de malla y el traje y me abracé a Siegfried.
-Lo siento, pensar que pude perderte me pone triste-me dijo apretujándome contra él.
-Siegfried, por favor, olvídalo, me curé y estoy viva, no le des más vueltas-le dije
-De acuerdo, perdóname-me dijo mientras nos separábamos
-Perdonado estás-le dije sonriendo mientras le secaba las lágrimas
-Me pregunto cómo pudiste curarte...-me dijo
-Yo tampoco lo sé, pero puede ser que fuera por nuestro primer beso de amor-dije
-Puede-me dijo
-Vamos a dejar eso, venga, vístete que nos vamos a comer-dije cogiendo mi traje del suelo
-A sus órdenes capitán, señor-me dijo
-Para ti señorita capitana-le dije. Ambos reímos. Dejamos nuestras tristezas a parte y nos vestimos. Le ayudé a ponerse la armadura y él me ayudó a ponerme la cota de malla. Una vez ambos estuvimos vestidos salimos de la habitación, no sin antes recogerla un poco. Si alguien entraba le iba a dar algo de lo desordenada que estaba. Salimos de la habitación y nos dirigimos al comedor. Abrimos las puertas y todos nos miraron.
-Buenos días bella durmiente-me dijo Jin
-Hola, ¿nos hemos perdido algo?-pregunté mientras me acercaba a mi sitio, al lado de Jin.
-Siéntate con Siegfried ¿no?-me preguntó Jin
-¿Por qué?-pregunté mientras me sentaba.
-No sé-me contestó
-Él es mi novio, pero tú eres uno de mis amigos del alma, no voy a dejarte tirado solo por que haya encontrado novio-le dije
-Gracias-me contestó
-De nada, ¿tardará mucho la comida? Me muero de hambre-dije cambiando de tema
-Estará al llegar-dijo el Emperador. En ese instante los sirvientes aparecen tras la puerta con la comida
-Sois adivino Majestad-dije. Todos reímos. Nos pusieron la comida y nos pusimos a comer como unos locos. Al terminar, como siempre, nos pusimos a hablar.
-Necesito una daga nueva, la mía está casi rota-dijo Isma
-Si quieres puedo ir al pueblo y comprarte una-le dije
-No, ya iré yo cuando pueda-me dijo. Me reí en una carcajada.
-¿De qué te ríes?-me preguntó Darky
-¿Isma ir a comprar? Eso tengo yo que verlo-dije
-Es verdad que no suelo ir a comprar, pero por una vez-me dijo
-Creo que iré yo, al final compras no que no debes y además te encasquetan cualquier otra cosa que no necesitas-le dije
-Bueno, eso es porque me da pena-me dijo
-Ya claro, tú deberías darte pena a ti mismo-le dije
-Bueno, está bien, ve tú si eres tan buena compradora-me dijo con tono de enfadado
-No te enfades Isma, solo intento evitar que compres cosas inútiles y gastes dinero a lo tonto-dije
-Ya lo sé, siempre lo haces todo por el bien de todos-me dijo
-Eso no lo dudes-dijo Jin. En ese instante alguien llama a la puerta.
-Adelante-dijo el Emperador. La puerta se abrió y tras esta vi a una mujer no muy alta, delgada y un tanto extravagante.

-Hola Majestad, gracias por recibirme-dijo la mujer
-De nada Achlys, pasa-dijo el Emperador. La mujer cruzó el umbral de la puerta y cerró la misma. Al girarse vi como le echaba una mirada fugaz a Siegfried. "Verás esta, habrá que matarla, nadie mira a nuestro novio y sale viva para contarlo" me dijo Devil con cabreo. "Estoy contigo" contesté con enfado.
-Os presento a Achlys, es la nueva componente de vuestro grupo-dijo el Emperador
-Sin ánimo de parecer descortés, pero no hemos pedido ayuda de nadie-dije secamente
-Pensé que un aliado más os vendría bien-me dijo
-Sí, pero no queremos gente que no sea un héroe, si no es un héroe puede irse, aquí necesitamos gente que pueda blandir una espada sagrada sin quemarse-dije
-Sé usar una daga-me dijo la mujer
-¿Y a mí qué? Sothe e Isma también saben, con un par de personas que sepan manejarla nos basta y sobra así que ya puedes irte a tu casa bonita-dije duramente
-Irina, no seáis así-dijo el Emperador
-Yo seré como a mí me de la real gana que para eso soy una diosa, hago lo que quiero cuando quiero-dije con Devil a punto de salir a la superficie
-Os ordeno que no me habléis así-me dijo el Emperador
-Disculpa, ¿has dicho "te ordeno"?-pregunté
-Así es, soy el Emperador del Imperio Romano, estáis en mi castillo y acataréis mis órdenes-me dijo poniéndose en pie. Yo me puse en pie también.
-Veo que tendré que daros un buen escarmiento, con descuartizaros me valdrá-dije sonriendo malévolamente. Salté sobre la mesa mientras dejaba que Devil hiciera lo que quisiera.
-Me voy a reír de ti, pelele-dije.
-¡No Devil!-dijo Jin poniéndose en pie, pero llegó tarde. Me abalancé sobre el Emperador mientras me transformaba en lobo. Salté sobre él y ambos caímos al suelo. Yo quedé sobre él. Vi en su mirada el reflejo de mi yo asesino.

-Dile adiós al mundo-dije. Justo cuando iba a cargármelo, Siegfried salta hacia mí y me aparta del Emperador. Rodamos por el suelo. Me puse en pie rápidamente para acabar con mi faena. Cuando iba a ponerme en marcha Siegfried se arrodilla delante de mí y me abraza.
-Irina, cálmate por favor-me dijo. El aroma de su pelo, el olor de su piel y su calor corporal consiguieron dominarme. Me transformé en humana de nuevo y miré al Emperador por encima del hombro de Siegfried.
-Has tenido suerte, pero que te quede claro que como vuelvas a ordenarme algo te mataré-dije. En ese instante me desmayé. Me desperté abrazada a Siegfried. Este estaba arrodillado en el suelo.
-¿Estás bien?-me preguntó
-Creo que sí, ¿le he hecho daño a alguien?-pregunté
-No, pero casi-me dijo.
-Ayúdame a ponerme en pie por favor-dije. Siegfried me ayudó ya que yo estaba algo débil.
-Os habéis pasado Irina, espero que os controléis sino os echaré del castillo-me dijo el Emperador. Este estaba sentado en su silla.
-Lo lamento Majestad, no sé qué me ha pasado-dije mientras Siegfried me ayudaba a ir a mi sitio.
-Creo que he venido en mal momento-dijo la tal Achlys
-¡¡Cállate!!-grité sin saber por qué. Todos quedaron un poco impactados.
-¿Qué tienes contra esa mujer?-me preguntó Jin mientras yo me sentaba en la silla
-No lo sé...-dije.
-¿Quieres un poco de agua?-me preguntó Siegfried acariciando mi cara. Yo asentí. Mientras Siegfried llenaba un vaso de agua Jin se acercó a mí.
-A ti te pasa algo-me dijo.
-No sé lo que es-dije. Siegfried se acercó a mí y me dio el vaso.
-Gracias amor-dije.
-De nada-me dijo mientras yo me bebía el agua de un trago.
-Yo me voy, luego volveré-dijo Achlys
-Eso, vete a tu casa a hacer algo de provecho-dije con enfado
-Irina...por favor-dijo Siegfried
-Perdóname, no sé lo que me pasa-dije dándole en vaso
-Yo creo que sí lo sé...-dijo Jin. Este se acercó a Achlys y la puso a mi lado. Noté como mi ira iba aumentando. Jin se acercó a mí y me tomó el pulso en la yugular.
-Estás que ardes-me dijo Jin
-Apártame a esa zorra antes de que me la cargue y lo llene todo de sangre-dije
-Vale, vale-dijo Jin. Achlys se alejó de mí. En ese momento me empezó a doler mucho el pecho.
-¿Qué te pasa Irina?-me preguntó Siegfried preocupado.
-Me...me duele...el...pecho...-dije. En ese instante caí inconsciente.
Me desperté tumbada en mi cama. Jin, Darky, Isma y Siegfried estaban a mi lado.
-¿Cómo te encuentras?-me preguntó Siegfried, el cual acariciaba mis manos y mi pelo
-Bien, estoy bien-dije incorporándome.
-¿Qué te pasa con esa tía?-me preguntó Darky
-No lo sé, me siento muy mal y siento ganas de matar cuando estoy a su lado-dije
-Creo que deberías relajarte un poco-me dijo Jin
-Sí, que te de un poco el aire-me dijo Siegfried. En ese momento me acordé de algo.
-¿No necesitabas una daga Isma?-pregunté
-Sí, ¿por?-me preguntó
-Voy al pueblo a que me de el aire y ya de paso te compro la daga-dije.
-Buena idea-dijo Jin. Me puse en pie y besé a Siegfried con ganas.
-Volveré en un rato-dije.
-Vale, pero ten cuidado-me dijo él.
-No temas, voy bien armada-dije. Le besé de nuevo y me despedí de todos. Salí por la puerta corriendo como si acabase de levantarme. Estaba fresca como una rosa. Corrí por todo el castillo hasta la salida. Al salir me encontré con Spirit.
-Hola cielo-dije mientras se acercaba a mí.
-Hola, ¿adónde ibas con tanta prisa?-me preguntó
-Iba al pueblo a comprarle una daga a Isma-le dije acariciando su suave morro
-¿Quieres que vaya contigo?-me preguntó
-No cielo, necesito estar sola un rato-le dije
-¿Te has peleado con Siegfried?-me preguntó. Me reí un poco
-No, solo que necesito que me de un poco el aire-dije
-Bueno, como quieras-me dijo
-Nos vemos luego-le dije. Nos despedimos y yo bajé la colina sobre la que estaba el castillo. Al llegar al pueblo me acordé de los mercados que me enseñó Siegfried cuando le conocí y me dirigí a uno. Al llegar vi que estaba cerrado.
-Vaya, que mala suerte-dije.
-¿Buscabais algo?-me preguntó una mujer. Me giré y vi que era una anciana.
-¿Qué le ha pasado a este mercado?-pregunté
-Se ha trasladado a otro lugar, si queréis os indico donde-me dijo
-Os lo agradecería-dije. Ella me explicó con pelos y señales el camino a seguir.
-Gracias, muy amable-dije. Me puse a caminar en la dirección que me dijo la anciana. Al cabo de un rato llegué al lugar que me dijo la vieja. Estaba todo desértico
-Aquí no hay nada, la edad es muy traicionera-dije. Me giré y al hacerlo vi a un montón de Demonios con forma de lagarto.

Por lo que me explicó Siegfried eran unos muy difíciles de abatir. Desenvainé mi arma y me lancé al ataque. Estuve luchando un buen rato. Eran muchos y fuertes. No paraban de brotar como las setas. Llegó un momento en el que me arrinconaron contra la pared. En ese justo instante algo me da en el cuello. Me quedé algo bloqueada. Cogí lo que me había dado en el cuello y vi una especie de dardo. Olí la punta y vi que contenía somnífero. En ese instante perdí el conocimiento.
Me desperté encerrada en una celda y encadenada a la pared. Observé mi alrededor pero no reconocí la celda.
-¿Dónde estoy?-me pregunté en voz alta
-Bienvenida a mi castillo Diosa de la Guerra-me dijo una voz. Miré a mi alrededor pero no vi a nadie.
-¿Quién eres?-pregunté. Al segundo un hombre un tanto raro aparece ante mi.

-Barbaros...-dije contemplándole
-Hola Irina, enhorabuena por el noviazgo-me dijo sonriendo. Me quedé algo sorprendida. ¿Cómo podía saber que había empezado una relación con Siegfried?
-¿Qué quieres de mí?-pregunté
-Quiero que te unas a mi ejército-me dijo
-Ni muerta-le dije. Barbaros rió a carcajada limpia.
-No eres tú la que morirá si no aceptas mi petición-me dijo aún riendo
-¿A qué te refieres?-le pregunté
-Seguro que te preguntas por qué te sentías tan mal cuando estabas al lado de Achlys-me dijo. Tragué saliva y comencé a sudar
-¿Por qué?-pregunté
-Es una espía, yo la contraté y la envié a Viena-me dijo
-¿Por qué lo hiciste?-le pregunté
-Quería tener vigilada a cierta persona-me dijo
-¿Por qué querías vigilar a Siegfried?-pregunté
-Eres astuta, cada vez me gustas más-me dijo sonriendo y acercándose a los barrotes.
-Contéstame...-le dije
-Si no te unes a mí...ordenaré Achlys que mate a tu querido Siegfried-me dijo
-No serás capaz-le dije. "Sí que es capaz" me dijo Devil.
-Claro que soy capaz y bien lo sabes-me dijo
-Me uniré a ti con tal de que no le hagas daño a Siegfried, pero a cambio envía la Soul Calibur a Viena-le dije
-Creo que no-me dijo
-Una cosa a cambio de otra, es lo más justo-le dije
-Sabes que yo no soy un hombre de justicia-me dijo
-No hace falta que me lo jures-dije
-Te unirás a mí sin más-me dijo
-Soul Calibur a cambio-le dije
-No-me contestó
-Si no hay Soul Calibur olvídate de que me una a ti-le dije
-No creo que te convenga-me dijo. Sacó un saquito de debajo de la cota de malla y me lo enseñó.
-¿Qué es eso?-le pregunté con la mirada fija en el saco.
-Una cosita que nos permitirá ver, sobretodo a ti, a nuestros queridos amigos-me dijo con una sonrisa en la cara. Cogió una antorcha que colgaba de la pared y echó los polvos que contenía el saco en la llama. Esta creció un segundo y luego se volvió transparente. Al cabo de un rato pude ver el Castillo de Viena en el interior de la llama. Era como una bola de cristal.
-Esto es lo que está pasando ahora en el castillo, ¿te apetece ver a tu amor?-me preguntó. Hizo un movimiento con la mano y la imagen que mostraba la llama cambió. Vi a todo el grupo en el patio de armas. Vi a Siegfried luchando contra Ike. Supuse que sería un entrenamiento.
-¿Alguien ha visto a Irina?-preguntó Darky. En ese momento Siegfried e Ike dejaron de luchar.
-No, desde que se fue al pueblo no he vuelto a verla-dijo Jin
-¿Creéis que puede haberle pasado algo?-preguntó Siegfried. Noté preocupación en su voz.
-Yo la he visto en el mercado hace un rato-dijo Achlys, la cual había aparecido de la nada.
-¿Estaba bien?-preguntó Siegfried
-Sí, me dijo que iba a tardar más de lo esperado porque no sabía que daga comprar-dijo ella con voz de ángel, como si no hubiera roto un plato en su vida. "Mentirosa" dijo Devil con ira.
-Bueno, espero que no tarde mucho-dijo Siegfried volviendo a la batalla.
-No temáis, seguro que vuelve esta tarde-dijo ella. Al segundo me miró. Me sorprendí mucho al mismo tiempo que me asusté al ver que me miraba fijamente a los ojos. Rozó la empuñadura de su daga y sonrió. "La muy guarra sabe que la estamos mirando" dijo Devil con enfado. En ese instante la llama volvió a la normalidad. Barbaros dejó la antorcha en su sitio y se acercó a los barrotes. Los cogió con sus manos.
-Dime Irina, ¿te unirás a mí o no?-me preguntó. Suspiré abatida. Estaba entre la espada y la pared. No tenía más opción.
-Sí...-dije tímidamente.
-¿Qué has dicho? No te he oído bien-me dijo
-Sí-dije con voz clara
-¿Sí qué?-me preguntó sacándome de mis casillas
-¡Sí me uniré a ti a cambio de nada!-dije
-¡Ese es el espíritu!-me dijo sonriente
-Me arrepentiré toda mi vida...-dije cabizbaja.
-Partiremos en una hora-me dijo
-¿Partir adónde?-pregunté levantando la cabeza y mirándole.
-Nos vamos a Viena-me dijo sonriendo. Se rió y se marchó.
-No...-dije agachando la cabeza. En ese momento una lágrima recorrió mi mejilla derecha.
-No quiero hacerle daño a nadie-dije. "No temas, tengo una idea para no sufrir muchos daños" me dijo Devil
-¿Qué idea?-pregunté. "Ve a por Ike" me dijo
-No entiendo-dije intentando secar mis lágrimas. Me fue imposible ya que las cadenas apresaban mis manos por encima de mi cabeza y casi no me dejaban moverme. "Si te vas a por Ike te será imposible hacerle daño, Ike es un gran espadachín y no es muy amigo tuyo, así que no tendrá problemas en luchar contra ti, como se cubre tan bien y tú eres también buena guerrera, no os haréis daño mutuamente" me dijo Devil
-¿Por qué tengo que luchar?-pregunté. "Seguramente el viejales ese te estará vigilando de cerca para ver que atacas a matar, así que habrá que darle realismo a la cosa" me dijo
-Es una buena idea-dije. "Esperemos que no te obligue a luchar contra Siegfried" me dijo Devil
-Eso espero...-dije algo desanimada y angustiada. "Será mejor que durmamos un poco, hoy será un día duro" me dijo.
-Estaría bien, lo malo es que en esta postura me va a ser complicado-dije mirando los grilletes que me apresaban las manos con fuerza. "El sueño puede con todo" me dijo.
-Eso es verdad-dije. Me acomodé como pude, cerré los ojos e intenté serenarme. Al cabo de un rato me dormí. Me desperté con el sonido de la celda al abrirse. Miré a ver quién era y vi a Barbaros entrando en la celda.
-Buenos días bella durmiente-dijo mientras se acercaba a mí. Me fijé en que llevaba algo en la mano. No pude distinguir qué era. Cuando estuvo cerca de mí intentó tocarme la cara, hice un movimiento brusco para alejarme de él.
-Cálmate, solo voy a quitarte los grilletes-me dijo
-No es por nada pero los grilletes están en mis manos no en mi cara-dije enfadada.
-Buena observación-dijo sonriendo mientras cogía mi mano derecha.
-¿No tienes miedo de que, al liberarme, me escape?-le pregunté mientras metía la llave en la cerradura del grillete.
-Sé que no lo harás, puesto que la vida de tu amigo depende de si te portas bien o no-me dijo liberándome la mano derecha. Le lancé una mirada de odio. Me liberó de los grilletes y me puse en pie.
-Bien Irina, vamos al patio de armas-me dijo. Me cedió el paso y ambos salimos de la celda. Me guió hasta el patio de armas. Me di cuenta de que todo estaba desértico. Solo había una persona encapuchada, la cual al vernos se acercó a nosotros.
-Irina, te presento a tu nuevo compañero-me dijo Barbaros. El hombre se quitó la capucha. Pude reprimir una exclamación de puro milagro.
-Te presento a Dark Knight-dijo Barbaros
-Encantado Diosa de la Guerra-dijo ese hombre. No daba crédito a mis ojos.
-Bien, no os mováis de aquí, voy a por los caballos-dijo Barbaros. Este dio media vuelta y se marchó a la cuadra. Cuando cerró la puerta me dirigí hacia el tal Dark Knight
-¿Qué haces aquí Isma?-le pregunté sorprendida
-¿No te alegras de verme?-me preguntó.
-Claro que me alegro-dije abrazándome a él.
-Ten cuidado, no vaya a ser que Barbaros nos vea-me dijo Isma separándose de mí
-¿Cómo sabías que estaba aquí?-le pregunté
-Cuando Achlys nos dijo que la habías visto en el mercado comencé a sospechar-me dijo
-¿Por qué?-pregunté
-Si te la hubieras cruzado en el mercado la hubieses matado-me dijo
-Eso es verdad. Es una espía, por eso me sentía tan mal cuando estaba a mi lado-le dije
-Lo sé, se intenta arrimar a Siegfried pero este es listo y no se deja-me dijo
-Me alegra saber que no se deja engatusar-dije
-Te ama solo a ti-me dijo
-Lo sé-dije acordándome de la noche anterior.
-Cuidado, ahí viene-dijo Isma volviendo a su papel de hombre malvado. Al poco rato Barbaros estaba a nuestro lado con un par de caballos.
-Tú monta en el negro-me dijo. Me dio las riendas del mismo. Acaricié el cuello del caballo y noté maldad en su interior. Me monté en la silla de un salto. Barbaros se montó en el otro.
-Dark Knight, tú irás a pie para atacarlos por sorpresa-dijo Barbaros
-Sí, Mi Señor-dijo Isma haciendo una reverencia. Al instante se puso a correr y desapareció entre los árboles del bosque de enfrente del patio de armas.
-Vámonos a Viena-dijo Barbaros. Puso a su caballo al galope y el mío, sin que yo le dijera nada, se puso a galopar tras Barbaros. Al poco rato de estar galopando nos detuvimos. Me fijé en que nos habíamos detenido en un claro del bosque.
-¿Qué pasa?-pregunté
-Cállate-me dijo secamente. Me enfadé pero no dije ni hice nada. Barbaros cerró los ojos y elevó las manos hacia el cielo, como esperando un milagro. "¿Qué estará haciendo?" preguntó Devil. "No tengo idea" contesté. En ese instante el cielo se nubla. Miré hacia arriba y vi una especie de agujero negro. Antes de que me diese cuenta estaba siendo absorbida por el agujero. Cuando abrí los ojos vi que estaba frente a la entrada del pueblo de Viena.
-Venga, levántate-me dijo una voz. Miré tras de mí y vi a Barbaros en pie. Me miré y vi que estaba tumbada en el suelo boca abajo. "Menudo aterrizaje" pensé mientras me ponía en pie. Sacudí el polvo de mi traje y miré al castillo en lo alto de la colina. Vi que en parte estaba destruido, algunas almenas ardían y el olor a sangre impregnaba el ambiente.
-Bien Irina, quiero que vayas al castillo y que mates a uno de tus compañeros, me da igual el que elijas-me dijo mientras desenvainaba una espada de plata y se acercaba a mí
-Te estaré vigilando Irina, si veo que no haces lo que te he ordenado mataré a tu novio-me dijo dándome la espada. La cogí con rabia por no poder darle un buen porrazo y con miedo por si mataba a Siegfried.
-Nos vemos más tarde-me dijo sonriendo. Dio media vuelta y se marchó. Envainé la espada en mi cinturón. Me giré y me quedé mirando las puertas que protegían el pueblo y que daban acceso al interior de la muralla. Las puertas estaban tiradas en el suelo. Me acerqué a las mismas y vi que tenían marcas de garras, dientes y espadas.
-¿Quién puede haber echo esto?-me pregunté en voz alta mientras me ponía de cuclillas frente a una de las puertas. "Seguramente los Demonios esos que nos capturaron" me dijo Devil
-Es lo más probable-dije pasando mi mano izquierda por las marcas de la puerta. "Bueno, vamos a por Ike" me dijo
-Sí, cuanto antes vayamos antes volvemos-dije poniéndome en pie. Me puse a caminar por las calles del pueblo. Casi todas las casas estaban destruidas y algunas eran devoradas por las llamas. La gente huía despavorida. Era una escena horrible pero a mi parte malvada le encantaba ver el sufrimiento ajeno y la destrucción de un reino. Me puse a correr para llegar más rápidamente a las puertas del castillo. Corrí durante un rato hasta que estuve a los pies de la colina sobre la que se alzaba el castillo, el cual estaba siendo asediado por Demonios. Abrí las alas y volé hasta el campo de batalla, el cual se encontraba alrededor del castillo. Al llegar vi a todo el grupo luchando contra los Demonios.
-¡¡Irina!!-gritó una voz. Miré a mi izquierda y vi a Ike corriendo hacia mí.
-Aquí está-dije en voz baja. Una vez Ike estuve frente a mi se detuvo para recuperar el aliento.
-Menos mal que estáis aquí Irina, estábamos preocupados-me dijo. No contesté.
-¿Qué ocurre Irina? Ayudadnos por favor-me dijo. Me alejé de él un par de pasos.
-¿Qué hacéis Irina?-me preguntó sorprendido. Desenvainé la espada que me dio Barbaros y le apunté.
-Lo lamento pero debo mataros-le dije. Ike se me quedó mirando con cara de besugo. Parecía que había visto un fantasma pues estaba algo pálido y tenía los ojos muy abiertos.
-¿Por qué Irina?-me preguntó
-No tengo más opción-dije mientras él desenvainaba su arma.
-¿Por qué no tenéis opción?-me preguntó
-Si vos no morís lo hará Siegfried, lo lamento pero no puedo consentirlo-le dije
-Entiendo-me dijo
-Lo siento Ike-le dije
-No cantéis victoria, pretendo salir vivo de esta aventura y, creedme, lo haré-me dijo con voz firme y decidida. Al segundo nos lanzamos el uno a por el otro. Luchábamos como si fuéramos enemigos de toda la vida. Yo le hería pero él a mi también, así que estábamos en empate. Estuvimos un rato luchando a muerte. Llegó un momento en el que ambos estábamos agotados y nos dimos una pequeña tregua para descansar y recuperar el aliento. Estábamos a un par de metros de distancia. "¿Qué puedo hacer? Si lo mato no me lo perdonaré y si él me mata dejaré solo a Siegfried" dije. "No lo sé, llevo pensado un rato en cómo podemos escapar de esta encerrona pero no se me ocurre nada" me dijo Devil. "Supongo que habrá que luchar hasta que uno caiga" dije. "Es la única opción que veo" me contestó
-Irina...-me dijo Ike. Le miré a los ojos.
-¿Qué ocurre Ike?-le pregunté
-¿Por qué queréis matarme?-me preguntó
-Ya os lo he dicho, si vos no morís lo hará Siegfried, le amo demasiado como para dejar que muera-le dije. Ike rió un poco. Noté amargura y melancolía en esa risa.
-¿De qué os reís?-le pregunté.
-Yo estuve a punto de morir por querer proteger a mi padre-me dijo
-¿Qué le ocurrió?-pregunté
-El Caballero Negro le mató delante de mí-me dijo
-¿Venganza?-pregunté
-No lo sé...-me contestó
-¿Por qué lo mató delante de vos?-le pregunté
-Mi padre me ordenó que volviese al castillo mientras él se iba a pasear por el bosque, hice caso pero antes de entrar al castillo di media vuelta y le seguí ya que algo me decía que algo no iba bien, cuando di con él vi que se estaba enfrentando al Caballero Negro, intenté ayudar a mi padre pero él no me dejó, quedó herido de gravedad tras una ardua batalla, pude llevarlo hasta el castillo pero murió al poco tiempo-me dijo
-Lo lamento Ike-le dije
-Lo he superado más o menos, solo me queda pendiente una cosa-me dijo. Noté sed de venganza en su tono de voz.
-Matar al Caballero Negro para vengar a vuestro padre-dije
-Exacto-me contestó
-Bueno, para matar al Caballero primero deberéis matarme a mí-le dije
-Así lo haré-me dijo. Cuando íbamos a reanudar la batalla oigo un grito desesperado de dolor. Antes de que me diera cuenta una espada enorme cae a mi derecha. Eché un vistazo rápido y vi que era la Réquiem de Siegfried. Mi corazón comenzó a latir con fuerza.
-Irina...-dijo Ike. Le miré y vi que estaba mirando al cielo. Miré en la dirección en la que él lo hacía y vi a un monstruo gigante.

Me fijé en que tenía algo en las manos. Miré bien y vi que era una persona, era Siegfried. Este se retorcía de dolor y gritaba ya que el monstruo le apretaba entre sus manos. Si alguien no hacía nada Siegfried moriría aplastado. ¿Qué debía hacer? ¿No hacer nada y dejar que muriese a manos de ese bicho o salvarle y arriesgarme a que Barbaros lo matase después por haber desobedecido sus órdenes?...

martes, 8 de marzo de 2011

Capítulo 24: Vindictam, Possesionem, Amore...Humanum Enim Sensum...

Nada más entrar al templo me di cuenta de que todo era egipcio. Con razón el templo era de un antiguo faraón. Comencé a caminar con la Master Sword en mi mano derecha lista para aniquilar a cualquiera que osase interponerse en mi camino, Al cruzar la primera sala vi otra totalmente vacía con unas escaleras al fondo. Me dirigí a las escaleras. Cuando estaba al pie de estas escuché algo tras de mí. Me giré pero no vi nada, solo unos pocos sarcófagos.
-¿Sarcófagos?-me pregunté en voz alta. Saqué mi escudo y me acerqué a uno. Estaba cerrado.
-No había nada aquí-me dije. En ese instante oigo algo tras de mí. Me giré y vi 5 momias caminando hacia mí

No me lo pensé dos veces, me lancé al ataque. Corté cabezas, brazos y torsos hasta que me quedé sola. Miré a mi alrededor mientras recuperaba el aliento. "¿De dónde cuernos han salido?" me preguntó Devil
-No lo sé, paso de ellos. Tenemos que ir a por Siegfried-dije. Guardé mi escudo y subí las escaleras. Al llegar a la cima de las mismas vi una sala un tanto extraña. Al entrar tenías un "acantilado" que daba al piso de abajo.
-Este templo está mal hecho, ¿luego cómo subes hasta aquí si no hay escaleras?-me pregunté. "A lo mejor esa es la intención, que no se pueda subir..." me dijo Devil
-No lo había mirado así-dije. No le di más vueltas y me lancé. Caí de pie en el piso de abajo. Caminé hasta unas escaleras que daban de nuevo al piso de arriba, pero al lado opuesto del que entré. Subí las escaleras y me fui por la puerta. Al salir de la sala me encontré con otra aún más extraña. Tenía una especie de agua verde alrededor de una plataforma. Olí la sustancia y me di cuenta de que era ácido.
-No me apetece quedarme sin pies-dije. Guardé la espada y abrí las alas. Me impulsé y sobrevolé el ácido hasta la plataforma que había en el centro de la sala. Aterricé en la misma y me dispuse a volar de nuevo. Los gases del ácido me hacían daño en el plumaje así que decidí guardas un rato las alas para descansarlas.
-Espero que estés bien Siegfried...-dije mirando la salida de la sala. Estuve unos minutos descansando y volví a abrir las alas. Elevé el vuelo y crucé la sala. Mientras atravesaba la puerta guardé las alas y desenvainé la Master Sword. Después de la puerta había un pasillo largo. No me gustaba nada pero no había opción. Si quería salvar a Siegfried debía pasar por allí. Crucé el pasillo caminando pero con los sentidos alerta. Cuando estaba a punto de salir una puerta enorme de piedra con la cara de Medusa grabada cae y me corta el paso. Me puse en guardia por si la puerta me atacaba con magia. Estuve un rato en posición de ataque pero no pasó nada. Me relajé y me acerqué a la puerta.
-Antes de pasar dime lo que siente tu corazón-me dijo la puerta. Me quedé algo impactada y retrocedí un par de pasos
-Antes de pasar dime lo que siente tu corazón-repitió la puerta
-Ahora mismo siento ganas de partirte en dos, déjame pasar-dije
-¿Por qué quieres pasar?-me preguntó
-Porque mi amigo está en peligro-contesté. "Esto es increíble, hablando con una puerta" me dijo Devil. "Qué me vas a contar..." contesté
-¿Cómo se llama tu amigo?-me preguntó. Suspiré para relajarme. La puerta me estaba tocando las narices.
-Se llama Siegfried-contesté
-¿Por qué quieres salvar a Siegfried?-me preguntó
-Porque es mi amigo-dije
-¿Por qué quieres salvar a Siegfried?-me preguntó de nuevo
-¡¿Estás sorda?! ¡Porque es mi amigo!-dije enfadada. Estaba hasta las narices de la maldita puerta.
-¿Por qué quieres salvar a Siegfried?-me preguntó de nuevo
-¡¡Porque es mi amigo!!-contesté gritando
-¿Por qué quieres salvar a Siegfried?-me preguntó de nuevo. Estaba harta y dejé que mi ira se desatase.
-¡¡¡Porque lo amo!!!-grité sin saber por qué. Me quedé impactada con mi propia respuesta.
-¿He dicho yo eso?-me pregunté
-Tu subconsciente le ama e intenta sacar a la superficie esos sentimientos, pero tu consciente se cierra en banda y no abre los ojos para ver lo evidente-me dijo la puerta
-Por eso vi hermosura en su mirada, el brillo de sus ojos reflejaba el amor que siente por mí...-dije encajando las piezas del puzzle.
-Cierto, nada más verte Siegfried se enamoró de ti y tú de él, solo que no te diste cuenta de que le querías-me dijo
-Entonces...cuando sentí la necesidad de abrazarlo en la catedral...fue un acto de mi subconsciente-dije mirando el suelo
-Él te quiere pero tiene miedo de que tú no le quieras-me dijo
-Yo también le quiero-dije
-Entonces házselo saber, dile lo que sientes por él-me dijo
-Primero tengo que salvarle-dije mirando el suelo. Aún impactada por mi confesión
-Date prisa, no aguantará mucho más-me dijo. Levanté la vista del suelo rápidamente y miré la puerta. Me quedé sorprendida al ver que esta había desaparecido.
-¿Dónde ha ido?-pregunté. En ese instante escuché a alguien gritar de dolor. Por el tono de voz era Siegfried. Todos mis sentidos me dijeron "¡¡corre!!" y obedecí. Atravesé el pasillo rápidamente. Fui a dar a una sala con escaleras al fondo. Subí las mismas a todo correr y, al llegar al final, vi otra sala muy grande. Se me cayó el alma a los pies al ver a Siegfried tendido en el suelo boca arriba. No tenía su armadura puesta. Solo llevaba la cota de malla y unas botas que no eran las suyas.
-¡¡Siegfried!!-grité mientras corría junto a él. Me arrodillé a su lado y le tomé el pulso. Estaba vivo. Suspiré aliviada. Vi que tenía una herida en el abdomen. La cota de malla estaba rota.
-¿Quién tiene tanta fuerza como para romper una cota de malla?-me pregunté. Me olvidé de eso y cogí a Siegfried con cuidado. Apoyé su cabeza en mi hombro y comencé a acariciarle la cara.
-Despierta por favor-dije.
-No creo que lo haga-me dijo una voz. Miré a mi derecha y vi a los Guardianes restantes. Geki, Maki y Ammon.

-¿Vosotros le habéis hecho daño?-pregunté
-Eso no te importa, ahora estate quieta para que podamos matarte-me dijo Maki. Los tres se pusieron a avanzar hacia mí. Dejé a Siegfried en el suelo con cuidado y le acaricié el pelo.
-Aguanta un poco más, te lo ruego-le dije. Me puse en pie y desenvainé mi Master Sword y mi escudo.
-¿Quién va primero?-pregunté con arrogancia mientras hacía que la Master Sword bailase en mi mano.
-¡¡A por ella!!-gritó. Al segundo un ejército de momias apareció de la nada.
-No me vencerás-dije sonriendo. Me lancé a por las momias. Eran muchas y no dejaban de aparecer pero me daba igual. Cada vez que me sentía débil pensaba en Siegfried y me volvía fuerte de nuevo. Hubo una vez que de solo un tajo maté a un par de momias. Mi ira era tal que me hubiese cargado a Nightmare si el muy gallina se hubiese dignado a aparecer. Cuando acabé con las momias me lancé sin avisar a por Maki. Geki me cortó el paso.
-¡Apártate especie de bicho obeso!-dije. No me dijo nada, solo intentó golpearme pero conseguí esquivarlo. Le ataqué y le hice un corte.
-¡En guardia!-dije. Me lancé a por él haciendo una estocada. Conseguí herirle en el panzón ese al que él llamaba barriga.
-Vamos a por ella-le dijo Maki a Ammon. Este me atacó con una especie de rayo láser. Me hirió en el antebrazo derecho. Solté la Master Sword y esta cayó al suelo. Me contuve las ganas de gritar.
-Veamos cómo te defiendes sin poder blandir tu espada-me dijo Geki riendo
-No te rías gordo, que soy una caja de sorpresas-dije. Guardé mi escudo y cogí la espada con la mano izquierda.
-Ten cuidado, no te vayas a cortar a ti misma-dijo Maki
-No me subestimes-dije. Me lancé a por ella. Manejaba igual de bien la espada con una mano que con la otra. Igual de peligrosa. Los tres me atacaban al mismo tiempo. Yo tenía buenos reflejos pero no pude esquivar un ataque que me dio en el costado. Me despisté un segundo mientras intentaba recuperar la serenidad. Antes de que me recuperase los tres me atacaron. Un ataque en masa. No pude esquivarlo. Me mandaron a volar por los aires. Aterricé boca arriba en el suelo. Miré a mi derecha y vi a Siegfried inconsciente. Noté que su respiración era más lenta que la última vez que estuve a su lado.
-Aguanta por favor...-dije. "¡Levanta el culo y manda a esos imbéciles a tomar los refrescantes vientos del infierno!" me gritó Devil.
-Ahora mismo-dije. Me puse en pie y me lancé a por ellos. Estaba enfadada a más no poder Siegfried estaba en ese estado por culpa de aquellos tres. Esto no iba a quedar así. ¡Y un cuerno!. Al cabo de un rato pude derrotar a los tres. Yo estaba herida hasta las cejas. Había heridas medianamente graves que sangraban. Estaba quemada en algunas partes ya que Ammon me atacaba con fuego. Lo mandé al infierno con un poco de agua y hielo. Envainé mi espada y me acerqué a Maki la cual estaba arrodillada y herida de muerte.
-¿Qué le habéis hecho a Siegfried?-pregunté. Ella no me contestó. La cogí del pelo y tiré de él hacia arriba, obligándola así a mirarme.
-¿Qué le habéis hecho a Siegfried para que esté así?-pregunté.
-Nosotros nada...-me dijo. En ese instante dejó de respirar. La solté y suspiré. Los otros dos fragmentos restantes salieron de sus cuerpos sin vida y vinieron a mí. Me los guardé en un bolsillo del traje. "Tendremos que llevarlo al castillo" me dijo Devil
-Será lo mejor-dije caminando. Me acerqué a Siegfried y me arrodillé a su lado. Le acaricié la cara y le tomé el pulso. Seguía igual. En ese instante movió una mano. Le miré fijamente esperando a que despertase. Poco a poco sus ojos se abrieron.
-Siegfried...-dije.
-I...Iri...na...-me dijo.
-No hables, debes descansar-le dije acariciando su pelo.
-A...cér...ca...te-me dijo a duras penas. Me incliné sobre él. Supuse que querría decirme algo.
-¿Qué ocurre?-le pregunté. Siegfried extendió su mano izquierda y me acarició la cara.
-No te esfuerces, descansa por favor-le dije. Bajó su mano y me acarició un poco el cuello.
-¿Qué pretendes?-le pregunté sonriendo. Antes de que me diera cuenta me agarra del cuello y me lo aprieta con fuerza, cortándome así las vías respiratorias.
-Siegfried...-dije impactada mientras agarraba su mano con las mías. Él se puso en pie poco a poco pero sin soltarme. Cuando estuvo totalmente en pie se puso a caminar. Yo no rozaba el suelo y a cada segundo que pasaba me iba quedando sin aire. Llegamos junto a la pared y él me estampó contra ella. Me quejé ya que me había hecho mucho daño en la espalda.
-Solo pretendo matarte-me dijo sonriendo
-Sieg...fried...-dije incrédula. ¿Acaso ya no me amaba? ¿Tanto me odiaba que deseaba mi muerte?
-Buen trabajo siervo-dijo una voz que me resultó familiar. En ese instante una luz morada aparece y de ella sale Nightmare.
-He hecho lo que me ordenasteis, Mi Señor-dijo Siegfried. Me quedé pasmada.
-Lo sé y lo has hecho muy bien, pero ahora suéltala-dijo. Al segundo Siegfried me soltó y caí al suelo de cadera. Comencé a respirar rápidamente para no morirme por falta de aire. Siegfried se puso al lado de Nightmare.
-¿Qué te parece Irina? No está mal ¿eh?-me preguntó Nightmare. No le contesté ya que aún me faltaba aire.
-He conseguido apoderarme de Siegfried, cierto que no le he poseído del todo pero eso será en unos días, cuando su alma se haya ido del cuerpo-dijo.
-¿Por qué...él?-pregunté
-Está muy claro Irina, aunque tú nunca ves lo evidente-me contestó.
-Si que...lo veo-contesté. Nightmare rió a carcajada limpia.
-Terminemos con esto de una vez-dijo
-¿Qué vas a hacer?-le pregunté. No me contestó. Se acercó a mí y rebuscó en mis bolsillos. Sacó los fragmentos que faltaban.
-No podrás hacerte con la completa, mis amigos tienen el otro-dije
-Ya se lo he arrebatado, pero no temas, no he perdido el tiempo son esos debiluchos-me dijo Nightmare. Este soltó los fragmentos y desenvainó la Soul Edge. Esta absorbió los fragmentos y se transformó en la espada completa

Nightmare rió al ver que tenía en su poder la Soul Edge.
-Al fin está en mi poder-dijo. Se acercó a mí y elevó su arma.
-No...-dije mirándole. Antes de que pudiese reaccionar Nightmare me clava la punta de la espada en el costado izquierdo. Grité de dolor como si me estuvieran matando. Me puse a llorar del dolor. Nightmare desclavó su arma y la guardó mientras yo me retorcía, literalmente, de dolor.
-La leyenda es cierta, si a la Diosa de la Guerra se la hiere con sus propias armas muere-dijo Nightmare.
-Siegfried...-dije poniendo mis manos en la herida. Como bien dijo Nightmare si me herían con mis propias armas moriría aunque no fuera una herida grave.
-No temas Irina, ahora le digo a tu amigo que te ayude-dijo Nightmare alejándose de mí. Se puso al lado de Siegfried y me miró.
-Mátala...-le dijo al oído.
-Si Mi Señor-dijo Siegfried. Se acercó a mí y me obligó a ponerme en pie. La herida me dolía demasiado. No aguantaría mucho más con vida. Siegfried me puso contra la pared y volvió a cogerme por el cuello. Comenzó a hacer mucha fuerza. Me quedaba sin aire rápidamente.
-Sieg...fried...por...favor...-le dije
-¿Por favor qué?-me preguntó
-No...me...mates...-le dije
-Dame una sola razón para no hacerlo-me dijo mientras me apretaba con más fuerza. Estaba a punto de matarme.
-Por...que...t...te...a...amo...-le dije. En ese instante Siegfried se me quedó mirando con los ojos como platos.
-¡Olvídalo! Intenta engatusarte para que la sueltes y luego te mate-dijo Nightmare.
-No...po...por...fa...vor...-dije mientras mis ojos se cerraban. Cuando pensé que me moriría Siegfried me suelta y caigo al suelo medio muerta. Comencé a meter aire en mis pulmones, aunque era tarde. Entre la herida y la falta de oxígeno moriría de seguro. Comencé a toser y a respirar rápidamente. Mi herida cada vez sangraba más.
-¡¿Por qué la has soltado?!-gritó Nightmare. Antes de que Siegfried pudiese responder, cae inconsciente al suelo.
-No sé qué ha pasado pero me da igual-dijo Nightmare. Se acercó a mí mientras desenvainaba su espada. Elevó esta contra mí.
-Dile adiós al mundo Irina-me dijo. Cuando pensé que me atravesaría de un lado a otro, Siegfried se monta en su espalda, evitando así mi muerte.
-¡No la toques!-dijo este. Nightmare comenzó a sacudirse cual caballo salvaje para quitárselo de encima. Tras un rato de batalla Siegfried se soltó y cayó en pie delante de mí.
-No sé cómo te has liberado del Soul Control pero me da igual, su muerte no está lejos-dijo Nightmare mirándome. Este rió y se esfumó en una luz morada. Siegfried se arrodilló a mi lado y me cogió con cuidado. Me apoyó en su hombro y me acarició la cara.
-Irina...-me dijo
-Sieg...fried...-dije
-Perdóname por favor, no quería hacerte daño, perdóname-me dijo
-Ol...ví...dalo-le dije
-No hables, por favor, aguanta-me dijo mientras sus ojos se humedecían.
-Quiero...de...cirte...algo...-le dije
-No hables por favor, Rhys te curará-me dijo mientras una lágrima recorría su mejilla
-Me...muero...debo...decírtelo...-le dije. Siegfried lloró con ganas mientras me miraba y me acariciaba.
-¿Qué quieres decirme?-me preguntó
-Te...amo...perdóname...no me...di cuenta...antes-le dije
-No importa, sé que no sabías lo que se sentía y si te digo la verdad yo tampoco-me dijo
-¿Soy...tu primer...amor?-le pregunté. Él asintió.
-El primero y el único, no amaré a otra mujer-me dijo
-Solo...nos conocemos...desde hace...dos días...-le dije
-Lo sé, pero siento en mi interior que no volveré a amar, que tú estás hecha para mí-me dijo
-Mis jefes...me dijeron que me...enamoraría perdidamente...del hombre de...mi vida...sin siquiera...conocerle...o...-le dije
-Nada más verle-dijo Siegfried terminando mi frase. Yo asentí
-No quiero perderte Irina, ahora que te he encontrado no quiero que te marches de mi lado-me dijo. Su cara era un mar de lágrimas al igual que la mía.
-Hazme...un último...favor-le dije.
-¿Qué deseas mi amor?-me preguntó dulcemente
-Bésame...-le dije. Siegfried sonrió amargamente. Acercó su cara a la mía y me besó en los labios. Sentí el beso más cálido y el más cargado de amor de toda mi vida. Estuvimos un buen rato besándonos intensamente y con amor, ya que sería nuestro primer y último beso. Sentí como el dolor que sentía se iba y toda mi tristeza, la que llevaba tanto tiempo arrastrando tras de mí, se marchaban. Supuse que era por que me moría. Las cadenas que me ligaban a la vida iban rompiéndose para no volver a ser restauradas nunca más. Dejamos de besarnos y nos miramos fijamente a los ojos.
-Te quiero-me dijo acariciándome
-Yo a ti también-dije sin ningún problema. El dolor que sentía realmente se había ido. Supuse que la Muerte llamaba a mi puerta y que ya no sentía nada a excepción de la mano de Siegfried en mi cara. Este miró mi costado y parecía sorprendido.
-¿Qué ocurre?-pregunté asustada.
-No tienes herida-me dijo
-¿Cómo?-pregunté
-No tienes herida, ¡ha desaparecido!-me dijo mirándome.
-No puede ser-dije. Me senté sin problemas. No me dolía nada y me sentía fuerte y alegre. Miré a Siegfried y luego me miré el costado. ¡No había ninguna herida! Solo tenía el traje rasgado pero no había siquiera sangre.
-No lo entiendo, sentí como me iba-dije mirándole
-Yo tampoco lo entiendo, solo sé que ha sido un milagro-me dijo sonriendo. Le sonreí también y me abracé a él.
-Pensé que me moriría-le dije
-Yo pensé que te perdería para siempre-me dijo
-No entiendo por qué me he curado, tú viste mi herida-le dije separándome de él y mirándole a la cara.
-Sí, era grave para ti-me dijo. Suspiré y me quedé cabizbaja
-¿Qué te ocurre?-me preguntó acariciando mi cara
-¿Puedo pedirte otro favor?-le pregunté sonriendo
-Lo que quieras amor-me dijo.
-¿Podrás besarme otra vez?-le pregunté. Siegfried rió y me besó de nuevo. Iba con tanto entusiasmo que me caí de espaldas con él encima. Estuvimos besándonos un largo rato. Dejó de besarme y me miró a los ojos.
-Tienes unos ojos preciosos-me dijo
-Tú también-le dije. Ambos sonreímos y nos besamos de nuevo. Después de mostrarnos nuestro amor él se puso en pie y extendió su mano hacia mí.
-¿Nos vamos cielo mío?-me preguntó. Yo le sonreí y le cogí la mano. Me puse en pie de un salto.
-Eres un galán-le dije.
-¿Por qué?-me preguntó
-Porque tienes mucha labia-le dije. Él rió.
-Será porque una mujer tan hermosa como tú se la merece-me dijo. Me reí y le acaricié la cara.
-Por primera vez en 13 años me siento bien-le dije
-¿Por qué lo dices? Jin es tu amigo desde hace mucho-me dijo
-No compares amigo con "algo más que amigo"-le dije. Siegfried rió.
-Vámonos, estoy cansado de estar aquí-me dijo.
-Yo también-le dije. Nos pusimos a caminar.
-¿Dónde está tu armadura?-le pregunté
-No lo sé-me contestó cabizbajo
-¿Qué pasa?-le pregunté
-La armadura era de mi padre-me dijo
-No temas amor, la encontraremos-le dije acariciando su cara. Él me miró y me abrazó.
-Gracias por ayudarme Irina, te quiero-me dijo
-Gracias a ti, yo también-le dije. Nos separamos y miré tras de mí.
-¿Qué ocurre?-me preguntó
-MS, vete y busca la armadura de Siegfried, cuando la tengas te la pones y nos vas a buscar a la entrada-dije. La Master Sword, la cual estaba tirada en el suelo, se elevó y se transformó en Link de amarillos ropajes.

-Voy volando-me dijo. Salió corriendo y desapareció en la lejanía.
-¿Qué ha sido eso?-preguntó Siegfried confundido
-Todas las espadas tienen un alma, es el alma de quien las porta, si yo lo deseo puedo hacer que se transformen en esa persona-dije
-A parte de guapa eres increíble-me dijo. Me reí un poco.
-Vámonos-le dije. Siegfried y yo nos pusimos a caminar por el templo. Salvamos los obstáculos del camino volando. Yo le cogía y volaba. Llegamos a la salida en poco tiempo. Al llegar vimos a Midna junto con MS. Este llevaba la armadura de Siegfried puesta.
-Creo que te está grande-dije mientras nos acercábamos. MS se acercó a Siegfried.
-¿Se la doy?-me preguntó MS
-No, ya se la pongo yo-dije sonriendo. Siegfried me miró algo sorprendido. Di un par de toques en la armadura con mi mano y luego di los mismos toques en el pecho de Siegfried. La armadura se quitó del cuerpo de MS y se fue al de Siegfried. A los pocos segundos este estaba vestido de arriba abajo.
-Increíble-me dijo.
-Gracias MS-dije.
-De nada-me contestó. Se transformó de nuevo en la espada y se envainó a mi espalda.
-Vámonos a casa Midna-dije abrazándome a Siegfried.
-Bien, vamos-dijo esta. Se concentró y nos teletransportó a Viena. Aparecimos en el patio de armas. Ya era de noche.
-Al fin en casa-dijo Siegfried
-Sí, vamos a la sala de audiencias, todos estaban allí cuando los dejé-dije.
-Bien, vamos-dijo él. Nos despedimos de Midna, la cual se quedó a descansar, y entramos en el castillo. Llegamos a la puerta de la sala y llamamos.
-Adelante-dijo la voz del Emperador tras la puerta. Siegfried y yo abrimos la puerta. Todos nos miraron con sorpresa y cara alegre.
-¡Irina!-dijo Jin
-Me alegra verte bien compañero-dijo Lloyd
-Compañero no, amigo-dijo Iska.
-Llamadme como queráis-dijo Siegfried. Jin se acercó a mi corriendo y me abrazó.
-Me temí lo peor, estabas tardando mucho-me dijo
-Dos cosas: lo primero, no soy superman así que me tengo que tomar mi tiempo para las misiones delicadas y segundo: me vas a partir algún hueso de lo fuerte que me abrazas-le dije. Todos rieron.
-Vamos a cenar, me muero de hambre-dijo Siegfried
-Vamos pues, la cena está lista-dijo el Emperador bajando las escaleras. Todos salimos de la sala y nos dirigimos al comedor. Nos sentamos y trajeron la cena. Comimos como si no hubiera próxima vez, sobretodo Siegfried y yo. Al terminar la cena nos pusimos a hablar. Hubo un momento en el que Siegfried se fue pero volvió rápidamente.
-Lamento interrumpir pero me gustaría decir algo-dijo Siegfried. Todos se callaron y se pusieron atentos.
-Irina, ¿serías tan amable de ponerte en pie?-me preguntó. Yo no dije nada y obedecí. Me aparté un poco de la mesa. Siegfried se acercó a mí y me sonrió.
-Irina, quiero pedirte algo-me dijo. "Como te pida matrimonio a mi me da algo" dijo Devil. "Cállate" la dije. Siegfried se arrodilló delante de mí y sacó algo de su espalda, era una rosa lavanda.
-Irina, ¿aceptarías ser la novia de este humilde caballero?-me preguntó ofreciéndome la rosa. Me sonrojé y sonreí con ganas. Cogí la rosa y la olí.
-Por supuesto que sí-le dije. Siegfried sonrió, se puso en pie y me abrazó
-¡¡Vivan los novios!!-dijo Jin. Todos le acompañaron.
-¡Que se besen! ¡Que se besen!-dijo Darky emocionado. Siegfried y yo nos miramos. Todos se pusieron a cantar lo mismo que Darky
-No se callarán hasta que nos besemos-le dije.
-Pues besémonos pues-me dijo. Siegfried acercó su cara a la mía y nos besamos. Todos se pusieron a aplaudirnos. Terminamos de besarnos y nos miramos. Jin se puso en pie y cogió la rosa de mis manos. Le quitó las espinas y dobló el tallo.
-Haz esto siempre que la compres una rosa-le dijo a Siegfried. Jin colocó la rosa en mi pelo sobre mi oreja como hizo la otra vez.
-Lo haré Jin, gracias por el consejo-dijo Siegfried
-De nada compañero, pero que te quede clara una cosa-dijo Jin. En ese instante me acordé de lo que me dijo en Nevassa.
-Tú dirás-dijo Siegfried sonriente. Jin se puso serio.
-Como la hagas daño y derrame una sola lágrima por tu culpa ten por seguro que te mataré lentamente para que sufras, ¿está claro?-dijo Jin. A Siegfried se le fue la sonrisa y tragó saliva.
-Está claro-dijo.
-Bien-dijo Jin. Este se dio la vuelta y se sentó
-Te has pasado Jin-le dije mientras Siegfried me cogía por la cintura.
-Te lo advertí-me dijo.
-Déjalo Irina, te quiere mucho, no me extraña nada que te cuide como a un tesoro-me dijo Siegfried.
-Ya, pero que no se pase tanto, eres un hombre serio y responsable, sé que no me harás daño nunca-le dije. Siegfried me sonrió y me besó de nuevo.
-Ya es tarde, lo mejor es irse ya a dormir-dijo Iska
-Estoy de acuerdo, estoy agotada-dije. Todos salimos de la habitación.
-Bueno, supongo que se acabó eso de dormir contigo-me dijo Jin
-No seas así, iré de vez en cuando ¿vale?-le pregunté. Jin asintió y me dio un beso de buenas noches en la mejilla. Siegfried y yo nos despedimos de todos y nos fuimos a su habitación. Él abrió la puerta y me cedió el paso.
-No pensé que me pedirías eso delante de todos-le dije sentándome en la cama
-Te amo, deseo que todo el mundo lo sepa-me dijo.
-Voy a quitarme el traje-dije.
-¿Quieres que me vaya?-me preguntó. Me reí un poco y me acerqué a él.
-Alguna vez tendrás que verme sin ropa ¿no?-le pregunté al oído. Me separé de él y vi que se había quedado algo bloqueado. Me quité el traje de combate y me quedé solo con la cota de malla puesta.
-Nunca he estado a solas con una mujer...-me dijo.
-Nunca es tarde si la dicha es buena-le dije sonriendo.
-Creo que me voy a quitar la armadura-me dijo él. Se la quitó rápidamente mientras yo intentaba desatarme la cota de malla.
-¿Me ayudas?-le pregunté. Siegfried se acercó a mí y me desató el cordón. La cota de malla se deslizó por mi piel y cayó al suelo. Me giré y puse mis brazos sobre los hombros de Siegfried, el cual estaba a torso desnudo.
-¿Crees que estarás a la altura de una diosa?-le pregunté bromeando.
-No lo sé, pero lo voy a intentar-me dijo. Nos besamos mientras nos quitábamos el resto de la ropa. Él me llevó en brazos hasta la cama. Me tumbó en esta y se puso encima de mí. Comenzó a besarme el cuello con ternura y dejamos que nuestro instinto nos guiara. Estaba con él a mi lado y me sentía bien. Por primera vez en mi vida me había enamorado de alguien y ese alguien me amaba. Al fin conocía lo que era el amor y esa sensación que sentía cuando besaba a Siegfried no tenía precio, no podría comprarse ni con todo el oro del universo. Ambos nos amábamos con locura y nada ni nadie nos separaría nunca jamás...

lunes, 7 de marzo de 2011

Capítulo 23: Los Dos Primeros Fragmentos Malditos

Me desperté al día siguiente antes de que amaneciese. Me puse en pie y me acerqué a la ventana ya que oí un ruido procedente del exterior. Me asomé y vi a Siegfried entrenando con su arma. No tenía la armadura puesta pero llevaba una camiseta de manga larga y unos pantalones de "andar por casa". "Si que madruga este chico" pensé. "A quien madruga Dios le ayuda" me dijo Devil, la cual ya estaba despierta. "Hombre, la reina de España"dije riendo. "Buenos días dormilona, ¿qué te parece si hacemos una apuesta?" me preguntó. "¿Qué apuesta?" pregunté temerosa. "La primera que adivine cuándo se va a quitar la camiseta gana" me dijo. "Mira que eres guarra" dije. "No es culpa mía preciosa, soy mujer y ya viste cómo te trató ayer al lado del puesto de las flores" me dijo. "Solo quería quedar bien" dije. "Ya claro" me contestó. "En cuanto a la apuesta no creo que se vaya a..."dije pero no pude terminar. Antes de que pudiese acabar la frase Siegfried se quitó la camiseta. Me quedé pasmada al ver lo fuerte y musculoso que era. "¿Qué ibas a decir?" me preguntó Devil. "Nada" contesté mientras miraba a Siegfried como una boba. "Cierra la boca que se te cae la baba" me dijo Devil. "No seas pava" dije. "No soy pava, está claro que te gusta" me dijo. "¿Por qué decís todos lo mismo? Siegfried no me gusta ¿cuántas veces voy a tener que repetirlo?" dije algo enfadada. "Creo que lo mejor es que dejemos eso por ahora" me dijo.
-Estoy de acuerdo-dije en voz alta.
-¿Con qué estás de acuerdo?-me preguntó la voz de Jin. Me giré y vi que este estaba sentado en la cama mirándome.
-Hola cielo, buenos días-le dije
-Hola, ¿qué pasa ahí afuera?-me preguntó poniéndose en pie.
-Nada importante, vamos a despertar a los demás que hay que ir a por los fragmentos de la Soul Edge-le dije.
-Cómo quieras-me dijo él acercándose a mí. Me abrazó de forma que yo estaba de espaldas a la ventana. Noté como Jin miraba a través de la misma y veía a Siegfried entrenar.
-Que queda claro que no le estaba espiando-le dije
-Yo no he dicho nada-me dijo
-Pero lo has pensado, ¿a que sí?-pregunté. Jin rió un poco.
-Cierto-me dijo.
-Bueno, dejémonos de bromas, vístete que hay que irse-le dije separándome de él
-A sus órdenes general-me dijo él
-Mira que eres tonto cuando quieres-le dije acercándome a la silla donde dejé mi traje de combate la noche anterior.
-Exacto, cuando quiero-me dijo él.
-Será mejor que me vista yo primero-le dije
-Por supuesto, las damas primero-me dijo haciéndome una reverencia.
-Mejor no te digo nada-le dije. Comencé a desabrocharme la parte de arriba del pijama.
-Vaya, veo que no tienes vergüenza-me dijo
-¿Por qué?-le pregunté desabrochando el último botón
-¿Vas a desnudarte delante de mí?-me preguntó
-No-le dije. Antes de quitarme la parte de arriba me acerqué a él, le cogí por los costados y le hice girarse, dándome así la espalda.
-Ni en tus mejores sueños-le dije
-Vaya, pensé que esta vez si que podría-me dijo de broma
-Más suerte la próxima vez-le dije poniéndome al lado de la cama. Me quité el pijama y me puse el traje de combate rápidamente. Cuando terminé me acerqué a Jin y lo abracé por detrás.
-Ya he terminado-le dije apoyando mi cara en su espalda
-Bien, ahora yo-me dijo
-¿Quieres que me de la vuelta?-le pregunté
-Me has visto miles de veces a torso desnudo, no creo que por una vez más te vaya a pasar algo-me dijo
-Cierto-le dije sonriente. Jin se quitó el pijama mientras caminaba hacia sus ropas.
-Mira que estás cachas-le dije riendo
-Gracias, es lo que tiene hacer kárate-me dijo dejando el pijama en la silla y cogiendo sus pantalones.
-Bueno, voy a ver si están despiertos los demás-le dije acercándome a la puerta.
-Vale, ¿nos vemos en el comedor?-me preguntó poniéndose los pantalones.
-Ok-le dije. Abrí la puerta y salí de la habitación. Cerré la puerta y me giré. Al hacerlo vi a Lloyd salir de su habitación.
-Buenos días-me dijo sonriente
-Hola-le dije.
-¿Ibais al comedor?-me preguntó
-Iba a ver si todos estaban ya despiertos-le dije
-¿Puedo ir con vos?-me preguntó
-Claro-le dije
-¿A por quién vamos primero?-me preguntó
-Pues no lo sé...-dije pensativa
-Podemos hacer una cosa. Vos despertáis a los del lado derecho del pasillo y yo a los del izquierdo. ¿Qué os parece?-me preguntó
-Bien, vamos pues-le dije. Comenzamos a despertar a todo el mundo hasta que todos estuvimos en el comedor.
-Buenos días a todos-dijo el Emperador.
-Hola-dijimos todos al mismo tiempo.
-Hoy es el día en el que iréis a buscar los fragmentos-dijo
-¿A por cuáles iremos primero?-preguntó Isma
-Yo diría que primero a por Fafnir y luego a por Cervantes-dijo Iska
-¿Y dónde se encuentran?-le pregunté
-Fafnir en la Catedral Perdida y Cervantes, tal y como está ahora, en paradero desconocido-dijo Siegfried
-He oído que le han visto desembarcar de las costas españolas-dijo Ivy
-España está lejos, y además ya estará en mar abierto-dijo Sophitia
-Todo está lejos, tardaremos más de 6 meses en recogerlo todo-dijo Taki
-Lo siento pero el tiempo es oro para mí, no voy a permitir que una simple misión me ocupe tantos meses-dije secamente. Todos me miraron.
-Llevas razón Irina, pero ¿cómo podríamos ir rápidamente de un lado a otro?-me preguntó Jin
-No sé si os acordáis, pero Midna sigue acompañándonos-dije sonriendo
-Eso es verdad-dijo Link
-¿Quién es Midna?-preguntó Mitsurugi
-Soy yo-dijo ella. Todos los que no conocían a Midna se pusieron a mirar en todas direcciones.
-No seas cabrona y preséntate-dije
-Bueno, está bien-dijo ella. Esta salió de la sombra de Link.
-Yo soy Midna-dijo ella.
-Fascinante-dijo Lloyd asombrado
-Oh gracias, sí que soy fascinante-dijo ella con aire de importante
-Bueno, ¿podrás llevarnos de un país a otro?-la pregunté
-Por supuesto, desde que viajamos juntas por el mundo sabes que puedo ir allá a donde me plazca-me dijo ella
-Bien, entonces ya tenemos modo de ir de un lado a otro-dijo Ike
-Nos ahorraremos los 6 meses de viajes-dijo Soren
-Genial, el tiempo apremia-dije
-¿Y cómo vamos a ir a por ellos?-preguntó Darky
-No entiendo lo que quieres decir-le dije
-¿Nos vamos a dividir? ¿Iremos todos juntos?-preguntó él
-Buena pregunta-dijo Isma
-Yo creo que lo mejor es que nos dividamos-dijo Soren
-¿En grupos de cuántas personas?-preguntó Sothe
-Cuatro como mucho-dijo el estratega
-¿Solo cuatro?-preguntó Siegfried
-Cuantos menos seamos mejor, menos peligro de que nos descubran-le dije. Siegfried me miró. Estuvimos unos segundos mirándonos como hicimos en el día anterior.
-¿Y quiénes irán?-preguntó Micaiah. Cuando ella habló Siegfried y yo volvimos a la realidad y dejamos de mirarnos.
-Pues supongo que Siegfried y su grupo ya que están más acostumbrados que nosotros a matar Demonios o como se llamen-dijo Gatrie
-Enhorabuena-le dije.
-¿Por qué?-me preguntó
-Habéis vuelto a usar la cabeza, creo que cuando terminemos de salvar el mundo seréis casi tan listo como Soren-dije riendo. Hubo una risa general.
-Muy graciosa Irina-me dijo él algo molesto
-Disculpadme, pero es que me lo ponéis a tiro piedra-dije
-Dejemos eso-dijo Jin
-Bien-contesté.
-Tal vez...-dijo Zelgius. No me había percatado de que estaba allí también. Siempre estaba tan callado que pasaba desapercibido con facilidad.
-¿Tal vez qué general?-pregunté
-Podríamos dividirnos en dos grupos de cuatro personas-dijo él pensativo
-Un grupo a por Fafnir y otro a por Cervantes-dijo Iska
-Me parece buena idea-dijo Soren con su serenidad de siempre
-¿Y quiénes irían en cada grupo?-preguntó Nailah
-Irina, Siegfried, Sophitia y Lloyd a por Fafnir y Taki, Ivy, Mitsurugi y Astaroth a por Cervantes-dijo el general
-Yo quiero ir a por Cervantes-dijo Isma
-¿Estás seguro?-le pregunté
-Totalmente-me dijo
-¿Cómo vas a derrotarle con una daga?-preguntó Jin
-Pues ahora que lo dices...no lo sé...-dijo Isma
-No permitiré que te haga daño solo por que quieres ir, no vas y punto-le dije
-Pero Irina...-me dijo él
-Es peligroso, razón lleva Jin, solo con una daga hasta se reirá de ti-le dije
-Si tuviese otra arma...¿me dejarías ir?-me preguntó
-Claro-le contesté
-Oye Devil...¿podrías darme esa guadaña?-preguntó Isma
-¡Ah no! ¡Eso si que no!-le dije. "Cállate un rato y déjame a mi aire" me dijo Devil.
-¡Ni se te...!-dije, pero no pude terminar, Devil se apoderó de mí sin mi permiso. Caí desmayada al suelo.
Me desperté tumbada en el suelo.
-¿Qué la ha pasado?-preguntó la voz de Siegfried
-Calmaos guapo, no me pasa nada-dije. Me senté en el suelo y me toqué un poco la nuca.
-Menudo coscorrón me he dado, a ver si a la próxima me coges antes de que me caiga-le dije a Jin
-No pensaba que te ibas a apoderar de Irina sin su consentimiento-me dijo mientras me ayudaba a ponerme en pie.
-¿Estáis bien Irina?-me preguntó Iska
-Yo no soy Irina-dije sonriendo. Todo el grupo "novato" me miró con asombro.
-¿Cómo que no sois Irina?-preguntó Siegfried algo impactado. Me reí y me acerqué a él.
-Podéis llamarme Devil-le dije mientras acercaba mi cara a la suya. Me puse tan cerca que notaba su respiración. Esta era acelerada. Estaba claro, le gustaba Irina sin duda alguna.
-¿Por qué estáis tan nervioso?-le pregunté
-No...no estoy...nervioso-me dijo con la voz entrecortada.
-Es la otra parte de Irina-dijo Lloyd
-¿Cómo que la otra parte?-preguntó Sophitia
-Para poder estar en equilibrio necesito una parte malvada y otra bondadosa, Irina es la bondadosa y yo soy la malvada-dije mirando a Siegfried fijamente
-Entonces sois dos personas en una sola-dijo Taki
-Así es, Irina es la dueña del cuerpo pero yo puedo cogerlo prestado un tiempo-dije mirando a Siegfried fijamente. Este cada vez estaba más nervioso.
-Deja a Siegfried en paz Devil, ¿no ves que le estás poniendo nervioso?-me dijo Darky mientras me cogía de un brazo y me apartaba de Siegfried
-Qué pena, con lo bien que estaba mirando esos ojos tan preciosos-dije. Escuché como Siegfried tragaba saliva e intentaba volver en sí.
-Deja eso, ¿me puedes dar la guadaña?-me preguntó Isma
-Mira que eres impaciente-le dije
-Debemos partir cuanto antes-me contestó
-Bueno, está bien-dije.
-¿De dónde la vas a sacar?-me preguntó Jin
-Se la pediré a uno de mis jefes-dije sonriendo malvadamente
-Está bien-me contestó
-Necesito pista-dije
-¿Pista?-preguntó Titania
-Espacio-dijo Jin aclarando mi vocabulario. Todos se alejaron de mí. Me arrodillé en el suelo y junté mis manos como si estuviera rezando. Me puse a conjurar para poder hablar con mi jefe. Al cabo de un rato pude hablar y pedirle la guadaña. Extendí mis brazos hacia delante y una luz morada apareció. Cuando esta se disipó abrí los ojos y vi en mis manos la guadaña que Ismael quería para luchar contra Cervantes

Me puse en pie y la miré.
-¡Waka! Te quejarás de que no te doy armas letales-le dije contemplando el arma mortífera
-Es preciosa-me dijo acercándose a mí.
-Ten, y no te cortes-le dije mientras le daba la guadaña.
-Tendré cuidado-me dijo envainándola su espalda.
-Devil, necesitamos a Irina-me dijo Jin
-Qué poco me quieres-le dije mientras le daba la espalda y me cruzaba de brazos. Escuché como Jin suspiraba. Se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla. Sonreí satisfecha.
-¡Gracias!-le dije. En ese instante le di el control a Irina. Caí de espaldas pero Jin me agarró a tiempo.
Me desperté con un dolor de cabeza horrible. Abrí los ojos y vi a Jin. Yo estaba tumbada en el suelo y él me cogía la cabeza, la cual estaba apoyada en sus piernas.
-¿Estás bien?-me preguntó
-Me duele la cabeza-le dije
-Es normal-me dijo
-¿Normal por qué?-preguntó Siegfried, el cual estaba a mi lado
-Cuando Devil se apodera de ella por la fuerza Irina pierde mucha energía y luego, cuando vuelve a tener el control sobre sí misma, le duele la cabeza-dijo Jin
-¿Pero es peligroso?-preguntó el caballero
-No, solo que Irina está más cansada de lo habitual-dijo Jin
-No temáis, estoy bien, solo necesito un poco de agua-dije. Siegfried se puso en pie rápidamente y comenzó a llenar un vaso con agua. Jin me ayudó a sentarme. Cuando estuve erguida del todo Siegfried se arrodilló a mi lado y me dio el vaso con agua.
-Gracias-dije mientras lo cogía.
-De nada-me dijo él. Me bebí el agua de un trago. Le di el vaso de nuevo y me puse en pie con ayuda de Jin.
-Será mejor que nos pongamos en marcha-dije
-¿Al final cuáles eran los grupos?-preguntó Darky
-Irina, Siegfried, Sophitia y Lloyd a por Fafnir y Taki, Ivy, Mitsurugi e Ismael a por Cervantes-dijo Soren
-¿Y qué haremos los demás?-preguntó Ike
-Os quedaréis aquí protegiendo el castillo de posibles ataques-dijo el Emperador.
-Si no hay más remedio...-dijo el comandante
-Venga Ike, por una vez vamos a descansar, estoy harta de tanta batalla-dijo Mist
-Pues aún nos quedan muchas por librar Mist-dije
-Lo sé...-me dijo ella mientras se abrazaba a su hermano
-Bueno, vamos afuera, tenemos que irnos ya-dijo Ivy. Todos salimos fuera.
-¿Nos vamos?-pregunté
-Cuando me digas Irina-me dijo Midna
-Ten cuidado Irina por favor-me dijo Jin mientras me abrazaba.
-No te preocupes cielo, estaré bien-le dije devolviéndole el abrazo. Nos separamos y me besó la mejilla con fuerza.
-No me rompas anda, que tengo trabajo-le dije.
-Si tú eres irrompible-me dijo mientras acariciaba mi cara.
-¿Nos vamos o qué?-dijo Isma
-Ya vamos, mira que eres impaciente-le dije mientras me separaba de Jin y me acercaba al grupo.
-Una pregunta Irina...-me dijo Isma
-¿Qué tripa se te ha roto?-le pregunté
-¿Cómo vamos a volver nosotros si Midna va con vosotros?-me preguntó
-La guadaña te servirá de transporte-dije
-¿Cómo?-me preguntó
-Cierra los ojos, piensa en el lugar al que quieres ir y gira la última vértebra que forma el mango-le dije señalando la misma.
-Vale, gracias-me dijo
-¿Alguna otra pregunta antes de irnos?-pregunté
-Cuando hayamos terminado nos vemos aquí ¿no?-preguntó Taki
-Sí-contesté. 
-De acuerdo-dijo ella
-¿Alguna otra pregunta?-pregunté. Nadie dijo nada.
-Bien, tened cuidado todos-dije. En ese instante Midna nos teletransportó al lugar correspondiente. Cuando abrí los ojos vi que estábamos delante de la Catedral Perdida.
-¿Estáis todos bien?-pregunté mientras me ponía en pie.
-Perdón por el aterrizaje, hace mucho que no llevo a tanta gente tan lejos-dijo Midna
-No importa, mientras no volváis a hacerlo de nuevo-dijo Sophitia. Todos nos pusimos en pie y contemplamos con fascinación la catedral.
-En impresionante-dijo Siegfried
-Sí, lo es-dije
-Vamos, Fafnir aguarda en lo alto de la torre-dijo Lloyd
-¿Como las princesas de los cuentos?-pregunté. Todos reímos
-Será mejor que nos pongamos en marcha-dije.
-Yo me quedo aquí, necesito descansar-dijo Midna
-Bien, si necesitamos ayuda gritaré por ti-dije
-De acuerdo-me dijo ella. Nos pusimos a caminar hacia la puerta de la catedral. La abrimos entre todos y entramos en el interior. Nada más entrar vimos una estancia muy luminosa con columnas a ambos lados.
-Esto es increíble-dijo Sophitia
-Realmente impacta-dije
-Vamos-dijo Lloyd adelantándose
-¿Qué os ocurre Lloyd?-le pregunté. Él se paró y me miró.
-Irina lleva razón, ¿qué te pasa?-preguntó Siegfried
-No lo sé, es este lugar, no me gusta nada, tengo la sensación de que alguien nos observa-dijo Lloyd mirando a todas direcciones.
-Esta catedral llevaba 300 años cerrada, no creo que haya nadie aquí-dijo Sophitia
-Estoy de acuerdo con vos-dije
-Igualmente no me gusta, ¿podemos darnos prisa?-preguntó Lloyd
-Está bien, vamos-dijo Siegfried. Nos pusimos a caminar. Salimos de la estancia por la única puerta abierta que había. Caminamos por un pasillo corto y fuimos a dar a una gran sala muy espaciosa y luminosa.
-Es precioso-dije observando detenidamente las cristaleras por las que la luz se filtraba.
-Sí, verdaderamente está bien construido-dijo Siegfried
-¿Y ahora por dónde vamos?-preguntó Sophitia. Dejé de mirar las cristaleras y me centré en buscar una salida. Había una puerta enorme en una de las paredes de la sala pero estaba cerrada. Todos nos acercamos a ver la puerta de cerca. Todos hicimos fuerza para abrirla pero no conseguimos nada.
-Está sellada-dije
-¿Y cómo vamos a abrirla?-preguntó Lloyd
-Por la fuerza-dije
-¿Cómo?-preguntó Siegfried
-¿Me prestáis vuestra espada?-pregunté
-De acuerdo, pero aviso que pesa-me dijo Siegfried desenvainando la Soul Edge, la cual llevaba a la espalda. Me la dio. No tuve problemas en sostenerla.
-Sois fuerte-me dijo
-Es mi naturaleza, uno de mis puntos fuertes es la fuerza bruta-dije
-¿Vais a abrirla a base de golpes?-preguntó Sophitia
-No, creo que con un solo tajo valdrá-dije
-Bien, nosotros nos alejamos-dijo Lloyd. Los tres se apartaron de mí y yo me centré en buscar rápidamente el punto más débil de la puerta. Una vez lo había encontrado me dispuse a golpearlo con todas mis fuerzas. "Vamos a enseñarle a esa puerta quien manda" me dijo Devil
-¿Ahora te metes con las puertas? ¿No tienes suficiente con luchar como una bestia parda contra los monstruos?-pregunté. Noté como todos se extrañaban pero al segundo se dieron cuenta de que estaba hablando con Devil. "Tú calla, vamos a partirle la cara a Fafnir como que soy tu parte malvada" me dijo.
-Bien, confío en que me des toda tu fuerza-dije. "Cuenta con ello" me dijo. Devil me pasó toda su fuerza pero sin poseerme del todo. Clavé la mirada en el punto débil de la puerta y me lancé a por ella haciendo un mandoble volador. Di de lleno en la puerta y la abrí de par en par.
-Madre, si que pesa la espada después de un rato-dije apoyando esta en el suelo.
-Os lo advertí-me dijo Siegfried acercándose a mí. Cogió la espada de mis manos y se la echó a la espalda.
-Bueno, el que avisa no es traidor-le dije sonriendo.
-Cierto, ¿estáis bien?-me preguntó
-Sí, eso creo-dije. Nos quedamos mirándonos otra vez como unos bobos.
-Vamos chicos, debemos darnos prisa-dijo Lloyd.
-Sí, vamos-dijo Siegfried sin dejar de mirarme. Me sonrió y yo le devolví la sonrisa. Los dos nos pusimos a caminar al mismo tiempo. Casi nos chocamos.
-Las damas primero-dijo Siegfried cediéndome el paso.
-Muy amable-dije mientras caminaba. Nos pusimos a caminar y llegamos a una sala circular. Miré al techo y vi que subía. Era como la torre de un reloj. Había unas escaleras al lado de la puerta.
-Odio las escaleras-dije
-Pues ya somos dos-me dijo Sophitia. Ambas reímos.
-Venga, tengo el presentimiento de que estamos cerca-dijo Lloyd mientras comenzaba a subir las escaleras. Me puse a correr y llegué a su lado. Me puse frente a él cortándole así el paso.
-Lloyd, calmaos por favor, me estáis poniendo nerviosa-le dije poniendo mis manos sobre sus hombros.
-Disculpadme Irina pero no me siento cómodo aquí-me dijo.
-Lo entiendo, pero deberíais calmaros un poco-le dije
-Ya, pero no encuentro la serenidad que necesito para calmarme-me dijo. Le sonreí un poco.
-Cerrad los ojos por favor-le dije
-¿Para qué?-me preguntó
-No temáis, vos cerrad los ojos-le dije
-Está bien-me dijo. Al instante cerró los ojos. Yo me puse a su espalda y puse mis manos sobre sus hombros.
-Bien Lloyd, quiero que penséis en un momento feliz de vuestra vida-le dije
-Pero...-me dijo. No le dejé acabar.
-Nada de peros, hacedme caso-le dije. Lloyd obedeció mi orden. Sentí como recurría a su memoria para escoger un buen recuerdo.
-¿Lo tenéis?-le pregunté. Él asintió.
-Bien, centraos en ese recuerdo y olvidaos de donde estamos, de que estamos nosotros tres aquí y de que sois un guerrero-le dije comenzando a masajear sus hombros. Masajeé toda su espalda para relajarlo mientras pensaba en ese recuerdo. Al cabo de 5 minutos ya había terminado. Dejé mis manos sobre sus hombros.
-Vale Lloyd, ahora quiero que dejéis ese recuerdo y que abráis los ojos lentamente, volviendo así a la realidad-le dije. Lloyd me hizo caso y abrió los ojos lentamente. Le fallaron las piernas pero pude agarrarlo a tiempo.
-¿Qué ha pasado?-preguntó mientras le ayudaba a ponerse erguido.
-Me he adentrado en vuestra mente y cuerpo para serenaros y veo que ha dado resultado-le dije
-Gracias, me siento mejor-me dijo girándose para mirarme
-De nada-le contesté sonriente
-Sois increíble-dijo Siegfried. Me giré un poco y le miré a los ojos.
-Es mi naturaleza-le dije sonriente
-¿Continuamos?-preguntó Lloyd
-Claro-dije. Los cuatro nos pusimos a caminar escaleras arriba. Siegfried cada poco se paraba para recuperar el aliento. Con la armadura puesta le costaba algo más subir las escaleras que a nosotros. Cuando estuvimos en el último piso miramos las puertas que había delante de nosotros.
-Fafnir nos espera tras esas puertas-dije
-¿Cómo lo sabéis?-me preguntó Sophitia
-Lo siento en mi interior-contesté con la mirada fija en las puertas.
-Bien, llegó la hora-dijo Siegfried seriamente. Nos acercamos a la puerta y la abrimos. No opuso resistencia. Se abrió de par en par. Vi otras escaleras que daban a una plataforma redonda. Seguramente la parte de arriba de la torre. Subimos las escaleras y desenvainamos nuestras armas. Esperamos unos minutos a que Fafnir apareciese.
-Está cerca-dije mirando al cielo azulado.
-Preparaos para una batalla complicada-dijo Siegfried mientras apretaba con fuerza la empuñadura de su arma. En ese instante Fafnir aparece ante nosotros de la nada. Era un dragón enorme.

-¡Que dos ataquen desde los lados y otros dos de frente!-grité. Siegfried y yo nos pusimos a atacarle por delante y Lloyd y Sophitia desde los lados. Fafnir nos atacaba usando sus descomunales garras, sus cuernos y su abrasador aliento. Hubo una vez que casi me churruscó el pelo pero estuve rápida de reflejos y pude agacharme a tiempo. Mientras yo le atacaba una pata delantera escuché como Fafnir se preparaba para escupir fuego. Al segundo este levantó la cabeza. Miré a donde apuntaba y vi a Siegfried. Este estaba algo lejos del dragón. Supuse que al esquivar se habría pasado. Se estaba poniendo en pie cuando vio que una llamarada enorme iba directa a él. No tuvo tiempo de reaccionar pero yo sí. Envainé mi arma y me lancé a por Siegfried. Pude apartarlo de la llamarada. Rodamos por el suelo de la fuerza que llevaba. Terminamos de rodar unos metros más allá. Yo quedé encima de él.
-¿Estáis bien?-le pregunté
-Sí, gracias-me dijo. Apoyé mi cabeza en su cuello mientras recuperaba el aliento. Noté como Siegfried sudaba un poco al estar ambos en una postura tan extraña. Al segundo me puse en pie y extendí mi mano hacia él.
-Arriba compañero, tenemos un dragón que matar-le dije sonriendo. Él me sonrió también, cogió mi mano y se puso en pie. Antes de que pudiésemos hacer nada más escuché como Fafnir se acercaba a nosotros. Miré y vi que se estaba preparando para lanzarnos una llamarada y dejarnos más asados que un cordero en una hoguera. Noté que Siegfried sentía la necesidad de protegerme. Antes de que me diera cuenta Siegfried se puso delante de mí.
-¡¿Estáis loco?!-le pregunté viendo que iban a churruscarlo como a una salchicha.
-Mi deber como caballero es protegeros, seas una diosa o no- me dijo él con voz decidida. Me quedé sorprendida al ver que estaba dispuesto a arriesgar el pellejo por mí. Fafnir cada vez estaba más cerca. Cuando estuvo a la distancia adecuada se preparó para matarnos. En acto reflejo Siegfried se giró y me abrazó, protegiéndome así con su cuerpo. No sé por qué pero sentí la imperiosa necesidad de abrazarle. Lo hice sin dudar. Apoyé mi cabeza en su armadura y le apreté con fuerza contra mí. Escuché como Fafnir estaba listo para abrasarnos. Cuando pensé que nos mataría escuché como se quejaba de dolor. Le miré por encima del brazo de mi protector y vi que estaba tumbado en el suelo. No respiraba por lo que estaba muerto. Al poco rato sale Lloyd de detrás de él con sus armas ensangrentadas.
-Lloyd...-dije con una sonrisa en la cara. Siegfried me soltó al ver que ya no había peligro.
-Irina yo..., lo lamento, no sé qué me ha pasado, siento si os he incomodado-me dijo.
-No temáis, solo queríais protegerme, os lo agradezco-le dije sonriente
-Estoy un poco nervioso-me dijo. Le toqué la cara con mi mano derecha y le acaricié.
-No tenéis por qué estar nervioso, estamos a salvo-le dije sonriendo mientras le miraba fijamente a los ojos. Él me miró también y tocó mi mano con la suya. Su piel era suave y olía tan bien que había veces que me perdía en ella.
-¿Estáis los dos bien?-preguntó Sophitia mientras ella y Lloyd se acercaban a nosotros.
-Sí, estamos bien-dije mientras apartaba mi mano de la cara de Siegfried.
-Gracias Lloyd, nos has salvado el pellejo-dijo Siegfried
-No hay de qué-contestó este
-¿Dónde está tu arma Siegfried?-preguntó Sophitia.
-No lo sé, la habré perdido cuando Irina me salvó-dijo mirando a todos lados.
-Mira, está allí-dijo Lloyd señalando el arma
-Voy a por ella, así el fragmento será nuestro-dijo Siegfried mientras se ponía a caminar. La cogió y se acercó a nosotros.
-Vamos junto a Fafnir, el fragmento vendrá a la Soul Edge cuando estemos cerca lo suficiente-dijo.
-Vamos pues-dije. Nos pusimos a caminar y llegamos al lado del dragón. Al segundo una luz roja salió de su cuerpo y se acercó a Siegfried. Se quedó flotando delante de este. Era uno de los fragmentos que devolvería todo el poder a la Soul Edge. Esta, como por arte de magia, absorbió el fragmento. Una luz rojiza salía de la Soul Edge.
-Es...increíble...-dijo Siegfried
-¿Qué sientes?-preguntó Lloyd
-Noto el poder que emana, es muy fuerte-dijo el caballero mientras observaba la espada.
-Bueno, uno de cuatro-dije
-Cierto, esperemos que los demás hayan conseguido coger el otro fragmento sin complicaciones-dijo Sophitia
-Con el loco de mi amigo Ismael no creo que hayan estado en peligro-dije sonriendo.
-Vámonos, estoy agotado-dijo Lloyd
-Lleváis razón-le dije. Los cuatro nos pusimos a caminar. Bajamos las escaleras y entramos en la catedral. Al segundo me acordé de algo y me paré en seco.
-¿Qué ocurre Irina?-me preguntó Siegfried
-Me he dejado el escudo, voy a por él, ahora vuelvo-dije.
-Bien, nosotros vamos caminando-dijo Siegfried. Yo asentí y salí corriendo. Subí las escaleras rápidamente y llegué a lo alto de la torre. Miré a mi alrededor. Vi a Fafnir muerto en el suelo. Seguí mirando hasta que di con mi escudo. Me acerqué corriendo a él y lo cogí de suelo.
-Menos mal que me he acordado-dije mirándolo. Me lo guardé en la espalda y me giré. Al hacerlo no pude reprimir un grito que me salió del alma. Me puse a temblar.
-No temas Irina, no voy a hacerte daño...-me dijo alguien a quien no esperaba ver.
-Nightmare...-dije mirándole. Sin que me diera cuenta me cogió con fuerza de un brazo. Me desarmó y me cogió por detrás. Mi espalda tocaba su pecho y mi cabeza estaba al lado de la suya. Sacó su arma y me apuntó al cuello.
-No hagas tonterías Irina, no nos conviene ni a ti ni a mí-me dijo mientras el filo de su arma rozaba mi cuello.
-¿A qué...te refieres?-le pregunté intentando controlarme
-No uses tus poderes, si lo haces mataré a tu amigo-me dijo. "Olvídate de usar ElWind para quitártelo de encima" me dijo Devil.
-¡¿Irina?!-dijo la voz de Siegfried. Escuché como este iba subiendo las escaleras junto a Sophitia y Lloyd.
-¡¡No Siegfried!! ¡¡No subáis!!-le grité intentando evitar el encuentro
-Cierra el pico-me dijo Nightmare al oído mientras apretaba su arma contra mi cuello. Vi como el hermoso pelo de Siegfried iba apareciendo por las escaleras. Cuando este estuvo arriba del todo me miró con pánico.
-Nightmare...-dijo totalmente impactado
-Hola, Siegfried-dijo este. En ese momento Lloyd y Sophitia llegaron al lado de Siegfried y se quedaron igual de pasmados que él.
-Suéltala-dijo Siegfried dando un paso al frente
-No-contestó Nightmare
-Por favor...suéltala-dijo suplicante mientras me miraba. Vi pánico y terror en su mirada
-No Siegfried, aunque...si realmente quieres que la suelte...podemos hacer un intercambio-dijo Nightmare.
-¿Qué intercambio?-preguntó Siegfried
-Tú libertad a cambio de la suya-dijo Nightmare
-¿Yo a cambio de ella?-preguntó Siegfried. Nightmare asintió
-¡No Siegfried! No lo hagas...-le dije temerosa. Estaba segura de que Siegfried aceptaría el trato con tal de verme libre.
-¡¡Cállate!! ¡No te metas en las conversaciones de los hombres!-me dijo Nightmare
-Irina...-dijo Siegfried mirándome
-No lo hagas por favor, podría matarte...-le dije suplicante.
-No voy a permitir que te haga daño...-me dijo él cabizbajo
-No por favor...-le dije
-Bueno Siegfried, no tengo todo el día, ¿hay trato o no hay trato?-preguntó Nightmare mientras hacía fuerza en su arma. Comenzó a cortarme el cuello. Como su arma era la que era no pude evitar gritar de dolor.
-Detente por favor-dijo Siegfried. Nightmare dejó de cortarme.
-Acepto el trato-dijo Siegfried
-No...-dije intentando contener mi dolor. Nightmare me empujó y caí al suelo a cuatro patas. Siegfried vino corriendo a mi lado. Me cogió la cara con cuidado y miró la herida de mi cuello
-¿Por qué lo has hecho?-le pregunté. Siegfried no me contestó.
-Es sencillo Irina, hasta un niño se daría cuenta-dijo Nightmare
-No entiendo lo que me quieres decir-le dije. Siegfried me abrazó, luego me miró a los ojos y me acarició la cara.
-Vamos anda, no tengo todo el día-dijo Nightmare. Este cogió a Siegfried de un brazo y le obligó a ponerse en pie. Lo alejó de mí.
-Nos vemos Irina-dijo Nightmare. Levanté la mirada del suelo y miré a Siegfried. Vi algo raro en su mirada pero era algo hermoso. En ese instante una luz morada les envolvió y desaparecieron. Lloyd y Sophitia vinieron a mi lado.
-¿Estáis bien Irina?-me preguntó Lloyd mientras me ayudaba a ponerme en pie.
-Sí...-dije.
-Vámonos, hay que avisar a los demás de que Nightmare se ha llevado a Siegfried-dijo Sophitia. Los tres nos pusimos a caminar. Lloyd me ayudaba a caminar pues el corte que Nightmare me había hecho me dejó muy aturdida. Cuando estuvimos fuera de la catedral vimos a Midna tumbada en el suelo tomando el sol como si nada.
-¡Midna!-dijo Sophitia mientras corría hacia ella. Esta se sentó en el suelo y nos miró. Se puso en pie rápidamente y vino a mi lado
-¿Qué ha pasado Irina?-me preguntó. Levanté la vista del suelo y la miré.
-Se han llevado a Siegfried-dijo Lloyd
-¡¿Cómo?!-dijo Midna
-Por favor Midna, llevadnos cuanto antes a Viena, debemos comunicárselo a los demás-dijo Sophitia.
-Bien, vamos-dijo Midna. Se concentró y nos teletransportó al castillo de Viena en escasos segundos. Cuando abrí los ojos vi que estábamos a las puertas del castillo. Aterrizamos de pie.
-Vamos Irina-me dijo Lloyd mientras me ayudaba a avanzar. Llegamos a la sala de audiencias pasado un rato. Jin se alegró de verme y vino corriendo a mi lado. Antes de que ninguno pudiéramos decir lo que ocurrió, llegan Isma y su grupo a la sala. Este vino a mi lado y me enseñó el fragmento de Soul Edge
-¡Ya lo tenemos!-me dijo emocionado
-¿Dónde está Siegfried?-preguntó Ivy
-Se lo llevó Nightmare-dijo Lloyd. Noté como el corazón de todos se encogía por un momento
-¿Nightmare no era uno de los Dioses Oscuros?-preguntó Ike
-Sí, así es-dijo Darky
-Debemos ir a salvarlo cuanto antes-dijo Sophitia
-¡¿Estás loca?! ¡A saber a dónde se lo ha llevado!-dijo Mitsurugi
-Irina, ¿qué te ocurre?-me preguntó Jin mientras frotaba mis brazos
-Estoy...cansada-dije.
-¿Qué te ha pasado en el cuello?-me preguntó viendo mi herida
-Nightmare amenazó con herirla, Siegfried dio su libertad y seguridad a cambio de la de Irina-dijo Lloyd
-Tan caballeroso como siempre-dijo Taki
-¡No podemos dejarle a merced de un Dios Oscuro! ¡Debemos ir a liberarle!-dijo Iska enérgicamente
-¿Y qué podemos hacer?-preguntó Sothe. Todos miraron a Soren esperando una respuesta milagrosa
-A mí no me miréis, no conozco nada de este lugar y no sé nada acerca de ese Nightmare-dijo Soren
-Podemos ir a mirar a la biblioteca, si os parece bien claro-dijo Zelgius
-Buena idea-dijo el Emperador poniéndose en pie. Al segundo un soldado se plantó delante de él
-Acompaña a los caballeros a la biblioteca-dijo el Emperador. El soldado asintió y él, junto con Soren y Zelgius, salieron de la sala.
-Creo que Irina debería dormir un poco-dijo Darky acercándose a mí
-Opino lo mismo-dijo Jin. Este me cogió en brazos y me sacó de la sala. Me llevó a la habitación donde dormimos. Me tumbó en la cama con cuidado y me quitó las botas.
-¿Qué pasó Irina?-me preguntó dejando las botas en el suelo
-Su mirada...-dije pensativa mientras Jin corría la cortina para que la luz no fuera tan intensa. Después se acercó a la cama
-¿La mirada de quién?-me preguntó Jin tumbándose a mi lado
-Había algo en su mirada...-dije
-No te entiendo Irina, explícamelo por favor-me dijo acariciando mi cara
-Hasta un niño lo entendería...¿qué quiso decir con eso?-me pregunté a mi misma en voz alta
-Creo que estás aún muy nerviosa y afectada por lo que acaba de pasar, tú duerme-me dijo. Me dio un beso en la frente y se puso en pie. Se acercó a la puerta
-¿Adónde vas Jin?-le pregunté
-Voy a acompañar a los demás a salvar a Siegfried, no temas volveremos con él-me dijo. Salió de la habitación y cerró la puerta. Miré al techo mientras mi mente intentaba buscar la respuesta a esa frase que dijo Nightmare y al sentimiento oculto que encerraban los ojos de Siegfried. Al poco rato de pensar me quedé dormida. Me desperté con un olor a sangre que impregnaba todo el castillo. Me puse en pie y corrí descalza por los pasillos. Llegué a las puertas de la sala de audiencias. Abrí las mismas con violencia y vi a todo el grupo herido y ensangrentado. Entré corriendo y me acerqué a Jin.
-¡¡¿¿Qué ha pasado Jin??!!-le pregunté cogiéndole la cara. Estaba herido por todo lo que era sitio.
-Fuimos a rescatar a Siegfried pero...Nightmare ya nos esperaba...-me dijo echándose una mano al abdomen. Vi que tenía un corte enorme.
-Siéntate Jin-le dije. Le ayudé a sentar el trasero en el suelo.
-Rhys...-dije. Este se acercó a nosotros y curó a Jin.
-Gracias Rhys-dijo este
-¿Cómo que Nightmare ya os esperaba?-pregunté
-Geki y Maki estaban allí-dijo Taki
-Sin contar con Ammon-dijo Mitsurugi
-¿Esos no son los otros Guardianes?-pregunté
-¿Guardianes?-preguntó Ike
-Los Guardianes son los Demonios que custodian los fragmentos de la Soul Edge-dije
-Pues fuera lo que fuesen nos han dado una buena-dijo Isma
-No podréis contra ellos si no portáis la Soul Edge, es imposible vencerlos a los tres juntos-dije
-Nightmare se llevó a Siegfried con Soul Edge incluida, no tenemos posibilidades de vencer-dijo Lloyd
-¿Habéis visto a Siegfried?-pregunté
-No, no le hemos visto, nada más llegar los Guardianes nos atacaron-dijo Sophitia
-¿Adónde habéis ido?-pregunté. Nadie me contestó
-¡¿Qué adónde habéis ido?!-pregunté de nuevo en voz más alta
-A Egipto, al templo de Ammon-dijo Ivy
-Bien-dije. Me puse en pie y me acerqué a las puertas.
-¡¡¿¿Adónde vas Irina??!!-me preguntó Jin casi vociferando
-Voy a salvar a un amigo que ha dado su libertad a cambio de la mía-dije mirando al frente. Nadie me dijo nada más al ver en mi voz que iba a ir a por Siegfried y nadie me lo impediría. Abrí las puertas y me dispuse a ir a por mi amigo. Salí al patio de armas y vi a Midna descansando.
-Midna, llévame ya al templo de Ammon-dije acercándome a ella
-Irina, déjame descansar, estoy...-me dijo, pero no la dejé terminar
-¡¡Qué lo hagas!!-grité enfadada. Midna me miró con cara asustada. Antes de que Midna me teletransportase fui a mi habitación y me puse las botas. Volví junto a ella.
-Venga-dije. Midna se concentró y nos llevó a las dos hasta la entrada del templo.
-Gracias, espérame aquí, esto va a ser un mar de sangre...-dije subiendo las escaleras que daban al interior del templo. Salvaría Siegfried como que me llamaba Irina. Había una fuerza inamovible en mi interior que me decía que debía salvarlo. No sabía por qué la tenía pero la hice caso sin ponerla en duda. Abrí las puertas de templo y me adentré en este con la idea inflexible de salvar a Siegfried. Arrasaría con todo lo que se interpusiese en mi camino, no tenía duda alguna...