jueves, 24 de enero de 2013

Capítulo 38: Retomando, Con Mucha Calma, La Misión Original

-¿Qué me ha pasado?-mi reflejo en el charco era extraño, ya no era un lobo, sino un león blanco, alado, sagrado.
-No preguntes, no sabría contestar-Dante se acercó y tocó mi ala derecha
-Este es tu verdadero poder-soltó Isma acercándose
Me giré rápidamente y le miré.
-¿Verdadero?-
-Tu potencial ha despertado, ahora eres más fuerte que antes, más poderosa-explicó
-¿Todo esto viene de...?-
Isma asintió
-¿Alguien puede decirme de qué estamos hablando?-Nero estaba un poco perdido.
-Ya te lo contaré-volví a mirar el charco.
-Será mejor volver, deberíamos ir en busca de Marth, ya nos hemos retrasado bastante-Isma pasó a mi lado y me acarició la melena.
-Sí-contesté.
Retomé mi forma humana, suspiré al ver que seguía igual por fuera.
-Nada a cambiado por fuera, no temas-Isma se acercó a mí y, mientras caminábamos, me puso su brazo izquierdo sobre los hombros.
-Me alegro de que sea así-suspiré
-¿Tenéis hambre?-
-No-contestamos los tres a la vez
-Bien, entonces partamos de inmediato, de vuelta a Altea-
Salimos de las mazmorras con calma, sin apenas prisa. Al terminar de subir las escaleras noté como Isma suspiraba y se sentía bien.
-¿Sabes de quién es esta casa?-pregunté
-Sí, es mía-contestó mirándolo todo
-¿En serio? No sabía que tenías casa-
-Y sabes que no suelo hablar mucho de mí-
-Cierto-sonreí
Cuando llegamos a la salida...
-¡¿Quién ha derribado la puerta?!-Isma parecía enfadado
-Eh...yo-dijo Nero con timidez
-¡¿Por qué lo has hecho?!-se puso cara a cara con él
-Calma Isma, es una puerta, te haré una nueva si tanto te importaba-traté de calmarlo poniendo mi mano derecha sobre su hombro
-Déjalo, esa puerta es irreemplazable-clavó sus ojos en los del joven demonio
-La tiré para salvarte, de nada ¿eh?-se defendió Nero
-Esa excusa no me sirve-
-Isma, por favor, olvídalo, por favor-intenté bajarle los humos
-Vámonos, no me gustaría tener que limpiar sangre de demonio, sale muy mal de la ropa y de las paredes-Isma dio media vuelta con brusquedad y salió de la casa.
-No se lo tengas en cuenta Nero-me disculpé
-No pasa nada, aunque si lo sé no le hubiera salvado-
-No te piques crío-Dante revolvió su pelo como si de un niño se tratase.
Salimos los tres de la casa, vi a Isma plantado delante de la puerta
-¿Y ahora cómo cierro la casa?-mi amigo seguía quejándose
-Sinceramente, no creo que nadie venga a robarte, tu...preciosa casita está un poco lejos, perdida en mitad del frescor del polo-sonreí
-Ya, anda, vámonos-se puso a caminar
-¿Dónde vas?-
-A volver-se detuvo y se giró
-¿Y si usamos esto?-reí sacando el collar
-Se me había olvidado por completo-se acercó a nosotros
-Ay mi chico, mira que bien se pica-bromeé
Conseguí sacarle una pequeña sonrisa.
-Volvamos, quiero ver a mi amor-suspiré
Cerré los ojos mientras me concentraba y usé el collar. Aparecimos cerca del castillo de la princesa Nyna.
-Al fin, ya hemos vuelto-sonreí
-Dame el collar, lo guardaré-Isma lo cogió de mis manos y lo metió en un saquito que llevaba colgando del cinturón.
-Vamos-incité
Me puse a correr hacia el interior del castillo. Entré como una exhalación y me dirigí al cuarto donde nos habían alojado a mi y a Siegfried. Llamé a la puerta, no hubo respuesta. Me asusté por lo que abrí la puerta y entré. Me serené al ver que mi amado estaba durmiendo profundamente. Suspiré aliviada, cerré la puerta con cuidado y me acerqué a la cama. Observé su rostro con minuciosidad, parecía estar realmente cansado. Acaricié con cuidado su cabello.
-Duerme mi amor, te necesito fuerte-susurré
Le dejé tranquilo y me acerqué a la ventana, miré a través de ella. Aún era de día, faltaba mucho para el anochecer. Después de varios minutos di media vuelta para marcharme. Sin saber por qué mis ojos se fueron directos a la armadura de Siegfried, que estaba sobre un maniquí de madera. Me acerqué y vi que tenía una abolladura importante por la parte trasera. La cogí y la observé.
"Tendremos que repararla" pensé. Salí de la habitación con la armadura bajo el brazo. Cerré la puerta lentamente y me dirigí rápidamente al patio de armas. Vi a un par de soldados entrenando, estaba claro que eran novatos.
-Hola-saludé
-Hola, ¿deseábais algo?-preguntó uno de ellos
-Sí, quería saber si hay alguna herrería cerca, necesito reparar esta armadura cuanto antes-señalé la misma
-Sí, claro, hay una en el castillo-
-Yo os guiaré-se ofreció el otro
-Gracias-le seguí
Minutos más tarde llegamos a una herrería que había cerca de los establos.
-Muchas gracias-sonreí
El soldado se fue y yo me adentré en la pequeña cabañita.
-Bienvenida-saludó el herrero
-Hola, me gustaría reparar esta armadura-la puse sobre la mesa
-Veamos-la cogió y la examinó
-Es fácil de reparar, en un par de horas estará lista-
-Bien, ¿cuánto costará la reparación?-me dispuse a pagarle
-No, nada-
-¿Nada?-
-No, el castillo paga los gastos, trabajo exclusivamente para los soldados de la princesa-
-Muchas gracias-sonreí
-De nada, acercaos más tarde-cogió la armadura y se metió en el taller
"Ahora a esperar, iré con los demás a ver qué se cuentan" pensé mientras salía de la casa del herrero. Caminé tranquilamente hacia el castillo, entré y me dirigí a la sala de estar. Tan solo vi a Darky leyendo un libro sentado en una especie de sofá hecho con lana de oveja.
-Hola-saludó
-Hola cielo, ¿dónde están los demás?-
-Descansando en sus alcobas-
-Vaya, se ve que hoy es el día de dormir-me senté a su lado
-¿Por qué lo dices?-
-Siegfried está sobando, y el silencio y sensación de tranquilidad que inunda el castillo es hasta visible-
-La verdad es que si, hacía tiempo que no estábamos así de tranquilos-cerró el libro y se acomodó en el sofá.
-Cierto-
-¿Tienes sueño?-
-Un poco, pero no puedo dormirme-
-¿Y eso?-
-Tengo que ir al herrero a recoger la armadura de Siegfried-
-Tenía un bollo bien hermoso-
-Por eso-
-¿Cuándo tienes que ir?-
-Dentro de un par de horas-
-Duerme, ya iré yo a por ella-
-¿De veras?-
Él asintió.
-Gracias-acaricié su rostro. Me tumbé en el blandito sofá y me quedé sopa en menos tiempo del que me pensaba.
-Irina-susurró una voz. Abrí los ojos con mucha pereza y vi a Darky
-¿Qué pasa?-
-Toma-sacó de tras de sí la armadura.
Me senté y la cogí
-Gracias-me puse en pie.
Me di cuenta de que había más gente ahora que cuando me dormí.
-Buenas bella durmiente-rió Jin
-Hola...-dije con empanamiento total
Salí de la sala de estar y me encaminé a nuestra alcoba. Cuando iba a abrir la puerta, esta se abre de golpe y veo a Siegfried tras ella.
-Menudo susto-suspiré
-Ya has vuelto-sonrió, aunque se notaba que acababa de despertarse
-Sí amor-
-¿Has visto mi armadura?-
-A eso venía-la saqué de detrás de mí
-La has reparado-la cogió
-Yo no, el herrero-
-Gracias mi amor-me abrazó
-De nada-
Se separó de mí, entró en el cuarto y la colocó en su sitio.
-¿Estás bien?-pregunté
-Sí, estoy un poco dormido, nada más-
Tras unos segundos de silencio, oí a un soldado acercándose.
-Disculpad mi intromisión, pero la princesa desea veros-comunicó
-Gracias, ahora mismo voy-contesté
El soldado se marchó.
-¿Quieres que vaya contigo?-preguntó Siegfried
-No amor, me ha llamado a mí, iré a ver qué quiere-sonreí.
Me despedí de él con un fugaz beso y me fui a la sala del trono. Llegué allí poco después, la princesa miraba por la ventana.
-¿Me habéis hecho llamar, Majestad?-pregunté con cortesía.
La princesa se giró y me miró
-Sí Irina, pasad por favor-rogó
Crucé la puerta y me acerqué a ella.
-¿Qué deseábais Majestad?-
-Me gustaría saber cuándo iréis en busca de Marth-la preocupación se veía en sus ojos.
-Partiré cuando vos ordenéis-
-Si fuera posible me agradaría que partieseis esta tarde, poco después del almuerzo-
-Está bien, avisaré al grupo-
-Gracias Irina, si necesitáis cualquier cosa no dudéis en pedírmela-
Asentí y me marché. Me dirigí a la sala de estar, había mucha más gente que antes, algunos leyendo, otros hablando, incluso dormitando.
-Chicos-alcé la voz, todos me miraron, -iremos a buscar a Marth después del almuerzo, yo aviso, tened preparadas vuestras cosas-
Segundos más tarde de que terminara de decir la última palabra, todos se marcharon salvo Jin, Darky e Isma.
-¿Cómo estás?-preguntó el japonés
-Bien, me siento mejor-sonreí
-Me alegra ver que estás bien-me dio un abrazo amistoso
Pasamos el resto del tiempo que quedaba hasta la comida hablando.
Terminamos de comer bastante pronto.
-Será mejor que nos marchemos ya-dije poniéndome en pie.
-¿Tanta prisa tienes?-preguntó Darky el cual se había puesto las botas.
-Sí, tengo prisa-miré fugazmente a la Princesa
Con mucha pereza, una hora más tarde, habíamos embarcado para ir a Talys, la isla donde nos dijo Nyna que Marth se había refugiado de la traición de Gra. Cuando llevábamos un par de horas de viaje...
-Me encanta viajar en barco-comentó Siegfried, abrazándome por la espalda.
Yo estaba apoyada en la barandilla de madera, observando el inmenso océano.
-Yo viajo por necesidad, lo único que me gusta es ver el mar-la brisa marina revolvía mis cabellos.
-A mi me gusta verte a ti-susurró
Sonreí ante su comentario, me giré y le besé.
-¡Tierra a la vista!-gritó el vigía
Me separé de Siegfried con brusquedad y miré hacia delante. La isla de Talys se dejaba ver ante nosotros.
-Al fin, comenzaba a cansarme del viaje-solté.
Atracamos en el puerto, todo estaba desierto.
-Esto está muy solitario-dijo Ike, con la mosca tras la oreja.
-Piratas-anunció Soren. Le miré y estaba observando la bandera de los demás barcos, eran banderas piratas......



miércoles, 25 de julio de 2012

Capítulo 37: La Torre Oscura

Aparecimos frente al castillo de la Princesa Nyna. Siegfried aún me llevaba en brazos. Aunque me agarraba con firmeza parecía agotado.
-¿Estás bien?-pregunté tocando su piel
-Sí, pero creo que necesito ayuda de Rhys-sonrió
-Puedes dejarme en el suelo, me siento bien-
-¿Seguro?-
-Por supuesto-
Me dejó en el suelo con una delicadeza solo alcanzable para los ángeles.
-Irina-escuché la voz de Jin
Me giré y ahí estaba, por su aspecto parecía cansado pero supuse que estaba así debido a mi muerte aparente.
-Jin-alcé los brazos
Él me dio un abrazo con mucha fuerza, pero totalmente en silencio
-Pensé que no volveríamos a verte-Darky se acercó
-Te juro que hubiera matado a Ismael-Jin me soltó
-¡Isma!-
-¿Qué le pasa?-Siegfried se acercó a mi espalda
-Aún debe estar allí, debemos ayudarlo-clavé mi mirada en la del Germano.
-Pero Irina...-replicó
-Sé que estás cansado, así que no te pediré que vengas conmigo-
-¡Quiero ir contigo!-
-Amor, Rhys cura heridas pero no restablece la energía perdida en combate, debes quedarte y descansar-acaricié su mejilla
-No quiero dejarte sola-posó sus manos en mis caderas
-Estaré bien, además somos muchos, me puedo llevar a alguien-
-Iré contigo-Darky se ofreció
-Cielo, que seas un ser oscuro no significa que no te canses-
-Irina lleva razón, será mejor que nosotros nos quedemos y descansemos, hay mucha gente que puede acompañarla-me apoyó Jin
-Vamos dentro-cogí una mano de Siegfried y tiré de ella.
Todos, los seis, regresamos al castillo. Mientras recorríamos sus pasillos, entablé conversación con Samuel.
-Me alegro de que estéis bien-sonrió
-Gracias, quería preguntaros una cosa-
-Vos diréis-
-¿Os gustaría uniros a nosotros?-
-¿De veras puedo?-se le iluminó el rostro
-¡Claro! Siempre estamos dispuestos a acoger gente nueva para nuestra causa-
-Será todo un honor Diosa-hizo una pequeña reverencia
-Llamadme solo Irina, por favor-
-Como deseéis-
Caminamos el resto del camino en silencio. Al poco rato entramos en la sala de reuniones. Todo el mundo clavó sus ojos, abiertos como platos, en mí.
-¡Estáis viva!-se sorprendió Ike
-Eso parece-sonreí
-¡Irina!-Roxy se lanzó a mis brazos.
Me abrazó con tanta fuerza que pensé que volvería a unirse a mí
-Calma Roxy, me vas a partir en dos-bromeé
-Cuando te vi sin vida sentí como mi alma se quedaba medio vacía-se separó de mí
-Me alegra ver que estás bien-Nero se acercó un poco
Al ver al joven demonio me acordé de Isma
-Dante, Nero, creo que necesito vuestra ayuda-
-¿Para qué?-preguntó el de la gabardina roja
-Tengo que ayudar a un amigo y algo me dice que voy a necesitar vuestra habilidad cazadora-
-¿Qué amigo?-
-Mira Dante, si no me quieres ayudar dilo pero no hagas tantas preguntas que no me gusta-
Estuvo unos segundos serio, hasta que desató a reír
-¿De qué se ríe?-me mosqueé
-Te estaba tomando el pelo-Roxy sonrió levemente, pero parecía apenada
-Qué gracioso-me crucé de brazos
-Te ayudaré-cedió, al fin, el chistoso de Dante
-Gracias-
-Irina...-escuché a Siegfried a mi espalda
Me giré rápidamente al recordar sus heridas. Me acerqué a él y le serví de apoyo.
-Rhys, curadlo por favor-rogué
El curandero se acercó al Germano y usó su bastón
-Gracias-el rubiales suspiró aliviado
-Irina, ¿dónde debemos ir?-preguntó Nero
-No lo sé exactamente, Nero-
-¿Entonces como vamos a salvar a nadie?-
-¿No puedes usar tu poder para localizarlo?-Siegfried me abrazó por la espalda
-No sé...-
-Antes combinaba mi poder con el suyo, pero ahora...-Roxy parecía un poco triste de haberse separado de mí
-No sé dónde podemos buscar...-confesé
En ese instante sentí un fuerte dolor en la cabeza que me hizo perder el equilibrio
-¡Irina!-Siegfried se apresuró y me cogió antes de caer al suelo.
"Irina...ayúdame..." escuché la voz de Isma retumbar en mi mente.
-Isma...-susurré
"Estoy en tu siglo, en el Polo Norte, en una cueva, date prisa"
-Espera, ¡no te vayas!-segundos más tarde dejé de sentir dolor. Su voz se fue de mi mente.
Me di cuenta de que estaba sentada en el suelo, apoyada en Siegfried, el cual estaba preocupado.
-¿Irina?-preguntó mi amor
-Estoy bien, sé donde está Isma, debemos apresurarnos-me puse en pie
-Pero Irina...-Siegfried se levantó del suelo
-Estaré bien, Dante y Nero son toda la compañía que necesito-
-Nero, ten cuidado por favor-rogó Kyrie
-No temas, volveré con vida-se dieron un abrazo muy tierno
-Tú...también ten cuidado-pidió Roxy, cortada
-Yo no necesito tener cuidado, son ellos los que deberían tenerlo-rió Dante
-No seas gallito, ten cuidado por favor-
-Está bien, con tal de que me dejes en paz-
-Podemos ir con vosotros-se ofreció Lady
-No, prefiero que os quedéis aquí, tiene que haber equilibrio entre los grupos-expliqué
-Está bien, como quieras-cedió Trish
-¿Y dónde tenemos que ir?-Dante limpiaba sus armas mientras se acercaba a mí
-Al Polo Norte-
-¿Cómo vamos a ir allí?-Nero se aproximó a nosotros
-No sé...-
-¿Cómo nos trajiste aquí?-preguntó Jin
-Con esto-saqué el collar del bolsillo
-¿Quién te lo ha dado?-
-Isma, supongo que mientras estaba con aquello-
-¿Aquello?-
-Luego os lo cuento, ahora tenemos que salvar a Isma-
-Entonces vamos-Dante guardó sus pistolas bajo su gabardina
-Irina, ten cuidado, por favor-Siegfried se acercó a mí
-Lo tendré mi amor-le agarré el rostro con suavidad y le besé
A los pocos segundos me separé de él y usé el collar, tocando a ambos acompañantes y pensando en el frío Polo Norte.
Cuando abrí los ojos, me vi rodeada de nieve.
-Joder, qué frío-soltó Dante envolviéndose en su gabardina
-Sí, estoy de acuerdo-contesté frotándome los brazos
-¿Dónde vamos a buscar? Moriremos de frío antes de poder hacer nada-Nero se puso la capucha
-Tal vez pueda detectar su olor-
-¿Cómo vas a hacer eso?-
Hacía mucho que no usaba mi poder de transformación, así que muy probablemente acabaría agotada. Cerré los ojos y me concentré. Me fue mucho más fácil de lo que recordaba.
-Increíble-Nero quedó boquiabierto.
-Arriba grumetes-bromeé
Ambos subieron a mi lomo, no pesaban tanto como pensaba.
-Será mejor que nos demos prisa, me estoy pelando-Dante se estaba quedando azul
-No vale volverse pitufo-reí mientras olfateaba el ambiente.
Detecté el olor de Isma pocos segundos más tarde. Salí corriendo tras él.
-¿Sabes a dónde vamos?-preguntó Nero, que iba sentado delante.
-No, pero, por si las moscas, disponte a sacar la pipa en cualquier momento-
Corrí durante una hora sin descanso, tras la pista de Isma. El olor nos condujo a una cueva, oscura y profunda. Me detuve en la entrada.
-El olor sigue en su interior-comuniqué mientras recuperaba el aliento.
-Entonces tendremos que entrar-Dante bajó y se sacudió la gabardina de nieve.
-Vamos-Nero se desmontó
Volví a mi forma humana. Para mi sorpresa, no estaba tan cansada como me esperaba.
-¿Puedes detectar su olor así?-Nero se quitó la capucha.
-Sí, mi olfato está acostumbrado, podré reconocerlo durante un periodo medio de tiempo-comencé a caminar, con ambos tras de mí.
Caminamos en silencio durante un tiempo, hasta que el camino se dividió en tres.
-¿Y ahora qué?-Nero se cruzó de brazos
-El olor va por los tres caminos-dictaminé
-Entonces habrá que dividirse-Dante dio un paso al frente
-No, no es buena idea, mi instinto me dice que los enemigos de por aquí son muy poderosos, su nos atacan y estamos solos, acabaremos fritos-
-Vale, entonces ¿cuál cogemos?-
Estuve mirando varias veces los caminos, todos eran iguales y desprendían la misma cantidad de olor.
-Bueno, ¿y bien?-Nero parecía impaciente
-Por Villadiego, vamos por el medio-dirigí mis pasos allí
-Qué filosófico-rió Dante
Encaminamos nuestros pies en aquella dirección. Caminamos durante media hora, al cabo de ese tiempo, nos topamos con un guardia que parecía ser de piedra. Al pasar a su lado, usó su lanza para cortarnos el paso.
-Hazte a un lado-exigió Dante
-Si deseas pasar, tendrás que contestar a esto-
-A ver qué se le ocurre a este ahora-
-Se puede ver pero no tocar, te sigue sin hablar, ¿de qué hablo?-soltó el guardián
-Ni idea-susurró Nero
Pensé durante un rato.
-Esto es una idiotez-Dante se estaba impacientando
-Cálmate Dante-puse mi mano izquierda en su hombro,-creo que sé la respuesta-sonreí
-Decidla pues-el guardián blandió su lanza, como amenazándome.
-La sombra-Darky recorrió mi mente durante un segundo.
Después de un rato en silencio...
-Correcto-el guardián se echó a un lado, dejándonos el camino libre.
Los dos peliblancos y yo retomamos la marcha
-¿Cómo lo sabías?-preguntó Nero
-Darky ya me había contado esa adivinanza hace un tiempo-sonreí con misterio
Caminamos y caminamos durante una hora, hasta que salimos de la cueva. Fuimos a dar a una explanada con una torre enorme en el centro.

-¿Qué es este lugar?-preguntó Nero
-No lo sé, pero es oscuro-reanudé el camino
Llegamos a la puerta de la torre
-Vamos, no tenemos tiempo que perder-Dante empujó la puerta, pero esta no cedió ni un milímetro.
-Algo me dice que va a ser difícil abrirla-me crucé de brazos, conteniendo la risa.
-Tal vez pueda ayudar-Nero nos hizo una señal para que nos apartáramos.
Dante y yo retrocedimos un par de pasos y Nero usó su brazo demoníaco para derribar la puerta.
-Bravo por el demonio pequeño-bromeé
Nada más cruzar el umbral de la puerta, sentí un fuerte dolor de cabeza. Volví a perder el equilibrio pero Dante me cogió.
-Irina, en las mazmorras, date prisa-oí la voz de Isma en mi mente
-¿Va todo bien?-Nero se acercó
-No, Isma, tenemos que darnos prisa-me incorporé rápidamente y salí corriendo sin dirección, siguiendo mi instinto.
Mientras corría me fijé en la decoración: muebles ennegrecidos, como quemados, todo sumido en una ténue oscuridad.
-¿Quién puede vivir aquí?-preguntó Dante mientras me seguía
-Eso me da igual, mi prioridad ahora es encontrar a Isma-busqué con la mirada alguna puerta o escaleras que bajasen a las mazmorras. No tuve que buscar mucho, las encontré segundos más tarde.
-¡Vamos!-animé
Bajé corriendo las escaleras, me detuve al oír la voz de Isma exigiendo la libertad.
-Aquí hay algo...-susurró Nero, mirando su brazo, el cual brillaba con intensidad.
-Iré yo delante, Nero tú cubre la retaguardia-Dante sacó sus pistolas y avanzó lentamente.
En fila india fuimos acercándonos más y más a esa cosa que Nero sentía. Varios minutos más tarde vi a un ser horrendo que me erizó los pelos de la nuca.

-¿Qué diablos es eso?-pregunté con los ojos clavados en la criatura
No debí haber hablado, la criatura me escuchó y se giró hacia mí.
-¡Irina! ¡Huye!-gritó Isma, el cual estaba arrodillado y encadenado. Por su postura estaba esperando a perder la cabeza, literalmente.
El bicho dejó a Isma de lado y vino a por mí, Dante abrió fuego pero como si no lo hubiera hecho, las balas atravesaban el cuerpo de la criatura pero esta no se detenía.
-¡Atrás Irina!-Nero se me adelantó y trató de usar su brazo.
Agarró al bicho de la cabeza pero este se libró con suma facilidad, mandando a Nero a volar. El joven demonio chocó contra la pared y quedó aturdido.
-Tendré que usar la artillería pesada-Dante guardó sus pistolas y desenvainó su espada. Se lanzó a por el bichaco, manteniendo una gran batalla.
-Ten cuidado Dante, si te da con su brazo podría matarte o arrancarte la piel a tiras-advirtió Isma
-¡Irina, ayuda a Isma!-ordenó Dante
Obedecí rápidamente, cuando estaba pasando cerca de la criatura, esquivé su ataque saltando por encima de él. Aterricé con una voltereta y corrí hacia la celda donde se hallaba Isma. Entré e intenté desencadenar a Isma.
-Irina, vete, es peligroso-insistió
-No te abandonaré a tu suerte-hice fuerza sobre las cadenas
Con dificultad y después de un buen rato, pude desencadenarle. Me puse en pie y, cuando me giré para mirar como iba la batalla entre Dante y el bicho, este me sorprendió. Me golpeó con su brazo, me hizo volar y me golpeé contra la pared.
-¡Irina!-oí la voz de Isma.
Mi aturdimiento era apreciable, mi boca sangraba mientras me sentía abatida.
-¡Dante, protege a Irina, ese bicho puede matarla!-gritó Isma
Entreabrí los ojos y vi que mi amigo se lanzaba contra el bicho mientras Dante corría junto a mí. Justo cuando este iba a tocarme caí inconsciente, no era la primera vez que sentía ese desvanecimiento, estaba herida de muerte...
Abrí los ojos de golpe, me puse en pie con convicción, observé mi alrededor. Isma, Dante y Nero estaban acorralados por ese bicho.
-¡Apártate de ellos!-grité mientras le abalancé sobre él.
Por como le ataqué, estaba bajo mi forma de lobo. Caí sobre él, con un zarpazo le arranqué la pirámide agarrada a su cabeza, y, con un mordisco, hice diana en su yugular. No dejé de ejercer presión hasta que dejó de moverse. Le solté y me separé un poco. Me senté a recuperar la respiración, la adrenalina que corría por mis venas era excesiva, tanto que me sentía mucho más fuerte de lo habitual.
-¿Irina?-preguntó Isma
-¿Por qué preguntas? Claro que soy yo-me quejé
-Lamento discrepar-Dante se acercó lentamente.
-No te voy a morder-
-Pues quién lo diría-Nero estaba impactado
Me puse en pie y me acerqué a un charco que había en el suelo, me quedé de piedra al ver mi reflejo en él.

sábado, 12 de mayo de 2012

Capítulo 36: La Gran Trampa

-No sé como pude fiarme de ese idiota de Ismael, me ha traicionado y pagará con su vida-sentí la ira con total claridad en la voz de Nightmare.
-Es mi amigo, jamás me traicionaría-no sabía por qué pero me costaba mucho estar en pie, me sentía cansada.
-Yo que tú no me esforzaría demasiado, no vaya a ser que desfallezcas-
-¿A qué te refieres?-me costaba mantener el equilibrio
-¿Sabes lo que es un Nigromante?-
No contesté puesto que no tenía demasiada idea
-Son seres muertos, muertos vivientes, muy poderosos, capaces de invocar a los muertos para luchar por él-
-¿Para qué quiero yo saber eso?-a cada segundo que pasaba me sentía más débil
-Veo que te sientes cansada, deberías tumbarte un rato-hizo en amago de marcharse
-¿Por qué me siento débil?-alcé un poco la voz.
Nightmare se detuvo, no me miró pero pude adivinar una sonrisa bajo su yelmo.
-Por aquí hay un Nigromante que usa su poder para debilitarte, la celda está bajo su custodia, así que, a cada segundo que pase, estarás más y más débil, hasta que apenas tengas fuerzas para respirar, seguramente quedarás inconsciente dentro de un rato-
-¿Por qué no me matas? ¿No es ese tu objetivo?-me senté en el suelo, pues ya casi no podía tenerme en pie
-Antes de acabar contigo, quiero verte sufrir-seguidamente se marchó
-Veo que sois muy amigos-escuché una voz a mi derecha
Miré con dificultad, vi a un joven muchacho sentado en la celda contigua, estaba apoyado en la pared y de brazos cruzados.

 -¿Quién eres?-me tumbé en el suelo, no tenía fuerzas para sujetar mi peso, así que lo mejor sería que otro me cargara.
-Me llamo Samuel-
-¿Qué haces aquí?-
-Buena pregunta, no tengo idea de por qué me encerraron-
-¿A qué te dedicas?-pregunté barajando la posibilidad de que se uniera a nosotros
-Soy cocinero, pero sé usar una espada-
Quise proponerle que se uniera a nuestra causa, pero, en apenas unos minutos, terminé sin fuerzas, me costaba mantener los ojos abiertos.
-Deberías descansar, ese Nigromante te está dejando hecha polvo-
-Siegfried...-susurré pensando en él. Deseaba con todas mis fuerzas que estuviese a salvo...


(Siegfried continúa la narración)


No tardamos más de media hora en estar preparados para partir.
-Tranquilo Siegfried, Irina estará bien-Jin me puso una mano en el hombro al ver mi preocupación
-Ojalá estuviera tan seguro como tú-suspiré
-Estará bien, es fuerte-Darky se acercó a nosotros mientras se colocaba el cinturón.
-Ya estamos todos, vayámonos-Link miró a Midna
Esta se concentró y, con mucho esfuerzo, nos teletransportó.
Aparecimos en los jardines traseros del Castillo de Hyrule.
-Seguidme, conozco una entrada-Link se adelantó y se puso a correr hacia el castillo.
Corrimos tras él
Entramos en el Castillo al poco tiempo, todo estaba desierto, cosa que no me gustaba demasiado.
-¿Sabes dónde puede estar?-pregunté mientras mi corazón se aceleraba.
-Lo más probable es que esté en las mazmorras-Link miró a su alrededor.
-Tenemos que darnos prisa-soltó Darky
-Lo sé, no presiones más-Jin se puso firme
-Irina no está bien-
-¿Qué quieres decir con eso?-pregunté con el corazón en un puño.
-Creo que está inconsciente, siento su presencia pero es débil-
-Vamos, no nos demoremos más-Link comenzó a correr.
El Héroe nos guió a través del castillo, al cabo de diez minutos entramos en las mazmorras. Buscamos por todas las celdas, hasta que vi a Irina tirada en el suelo de una de ellas.
-Irina-me acerqué a los barrotes, los agarré con fuerza y me arrodillé.
Sentí como me daba un vuelco el corazón al verla así. No parecía estar herida pero su rostro expresaba dolor y agotamiento.
-Tú debes ser ese tal Siegfried-escuché una voz a mi izquierda. Vi a un hombre encerrado en la celda de al lado.
-¿Quién eres?-
-Me llamo Samuel, tu amiga y yo charlamos un poco antes de que cayera inconsciente-
-¿Sabes si despertará?-
-Si la sacas de la celda sí, pero mientras esté ahí dentro será difícil que despierte-
-¿Por qué dices eso?-preguntó Jin mientras yo intentaba forzar la cerradura.
-Oí decir a un tal Noghtmare que tu amiga está encerrada bajo el poder de un Nigromante, que la mantiene débil dentro de la celda, si no la sacas podría ser peor-
-¿Qué es un Nigromante?-la voz de Link mostraba extrañeza.
-Es un muerto viviente muy poderoso, a parte de ser un mago excepcional es capaz de invocar a los no vivos para que luchen por él-explicó Darky
-¿Sabes dónde está?-le pregunté a Samuel
-Creo que sí, si vais por esas escaleras-señaló las mismas,-subiréis al torreón, debéis derrotar a los enemigos que allí se encuentran para avanzar, pero un de vosotros debe quedarse en cada sala para cubrir a los demás, que siguen subiendo-explicó
-¿Cómo sabes todo eso?-
-Antes de que tu amiga despertara, cuando la trajeron, ese tal Nightmare habló con otro hombre sobre eso-
-Siegfried, podría ser una trampa, Nightmare y ese otro pueden haber hablado delande del chico para que luego nos diera esa información, que nosotros la siguiéramos para que luego nos pillen-Darky parecía molesto de estar aquí
-Debemos correr el riesgo, no podemos dejar a Irina aquí-me puse en pie
Mi corazón me suplicaba que me quedase junto a ella pero mi mente venció ante esa idea, primero debía liberarla para luego protegerla.
-¡Vamos!-Jin tomó la iniciativa y corrió hacia las escaleras.
-Aguanta Irina, estoy de camino-supliqué mirándola
Salí corriendo un par de segundos más tarde.
Llegamos a la primera planta del torreón, entramos todos juntos, listos para el combate.
Durante unos minutos no pasó nada
-Esto es muy raro, nadie nos ha atacado-Link estaba nervioso
-Estoy de acuerdo-di un paso al frente
Entramos lentamente en la sala, estábamos en mitad de la misma cuando oí la puerta cerrarse a mis espaldas.
Todos nos giramos al escuchar el estruendo de los barrotes.
-Encerrados...-Darky se puso en guardia
-Estad atentos, podrían atacar en cualquier momento-apreté entre mis manos la empuñadura de Soul Edge
Pocos segundos más tarde sentí la presencia de un ser oscuro cerca. Miré tras de mí y vi un par de muertos vivientes acercándose a nosotros.
-Son zombies, cuidado con ellos-Jin se alejó al no tener armas para defenderse
-No te dejes al descubierto, aprovecharán cada hueco que dejes para herirte-Darky se colocó a mi espalda para cubrir mi retaguardia.
-¿Cómo vamos a acabar con algo que ya está muerto?-Link se acercaba a nosotros lentamente, con la mirada clavada en esos monstruos.
-Nuestras armas no son comunes, solo debemos golpearlos hasta que caigan-
-¿Qué ocurrirá si nos golpean?-pregunté concentrando poder en la hoja
-No quieras saberlo-Darky se lanzó al ataque, Link y yo tras él
A medida que íbamos golpeándoles, aparecían más y más. En ese momento deseé con todas mis fuerzas tener el poder de Irina para acabar con esas criaturas de un solo golpe.
Mientras acababa con uno de esos "zombies", sentí algo a mi espalda. Vi uno de ellos muy cerca de mí, pero no me dio tiempo a reaccionar, el monstruo saltó sobre mí y se colgó a mi espalda. Quedé paralizado sin motivo alguno aparente. Soul Edge aún estaba en mi mano pero no hice nada por blandirla.
-¡Siegfried!-oí la voz de Jin gritando
No estaba en mi campo de visión pero pude sentir como corría hacia mí. Segundos más tarde, el peso del monstruo a mi espalda se había ido. Pude volver a parpadear, respirar y moverme a voluntad. Miré a mi derecha, vi a Jin debatiéndose con el zombie en el suelo.
-¡Ataca, Siegfried!-gritó,-¡acaba con él!-
Sin pensarlo dos veces usé mi arma y maté a la criatura.
Todo había quedado en silencio
-¿Estáis todos bien?-Darky se acercó
Jin se levantó rápidamente, se aproximó a mi y comenzó a examinar mi cuello frenéticamente.
-¡Para! ¡¿Qué haces?!-me lo quité de encima
-No tiene nada-suspiró aliviado
-¿A qué te refieres?-
-Si no llega a ser por mí, ese bicho te habría convertido en uno de los suyos-
No dije nada, solo quedé perplejo
-Si hubiera llegado a morderte, habrías muerto-
-Démonos prisa, este no es el Castillo de Hyrule que yo conozco-Link caminó hacia la salida.
-¿Quién se va a quedar?-pregunté
-Yo, soy más resistente a esos bichos, continuad vosotros-Darky se dio la vuelta, clavó la mirada en la puerta de entrada y agarró con fuerza su arma
-¡Moveos! Irina no aguantará mucho más-el oscuro se molestó al ver que no nos movíamos
Corrimos hacia la salida
El resto del ascenso fue más o menos igual, solo que yo ya no me dejaba sorprender por esas horripilantes criaturas
-La última sala Siegfried, Irina está en tus manos-Jin se quedó el último
-Por Irina-caminé con decisión hacia la entrada de la siguiente sala.
Nada más entrar, la puerta se cerró y el ambiente quedó sumido en una ténue pero inquietante oscuridad.
Caminé lentamente hacia el centro de la estancia, observando todo a mi alrededor.
Mi corazón se aceleraba cada vez más, mi respiración era rápida a pesar de sentir mucha presión en el pecho. Irina estaba presente constantemente en mi pensamiento.
-Vaya Siegfried, veo que aprecias a tu amada-una voz resonó, produciendo un molesto eco
La reconocí en segundos
-Nightmare...-
-Lo darías todo por ella, ¿verdad?-aún seguía oculto en las sombras
-Es obvio que sí-miré a mi alrededor, intentando localizarle
-¿También lo darías todo por Ángela?-
El corazón se me heló durante un segundo
-Ella no tiene nada que ver con esto-
-¿Seguro? Cuando Irina estaba "muerta", recordaste tu maldición, ¿cierto?-
-Cállate-ordené
-¿Por qué? ¿Te duele pensar que Irina correrá la misma suerte que ella?-
-Irina es fuerte-
-¿Y eso qué importa? Ángela también lo era
-Eso es agua pasada-
-Veamos si puedes salvar a Irina, esperemos que no cometas el mismo error dos veces-
Dejé de sentir su presencia segundos más tarde
"Irina NO correrá la misma suerte, puedes estar seguro" pensé con la intención de tranquilizarme
De repente, la estancia se quedó completamente a oscuras. Intenté divisar algo en la oscuridad pero no pude ver nada.
Di un paso al frente, solo oí el eco que produjo mi paso
Instantes más tarde, algo o alguien me golpeó por la espalda.
Llevaba tanta fuerza que volé unos segundos por el aire y aterricé de bruces en el suelo
Me levanté rápidamente y preparé mi arma.
Sin saber exactamente el por qué, Soul Edge comenzó a brillar con intensidad, iluminando hasta el rincón más recóndito del lugar.
Escuché algo a mi espalda, una especie de gemido ahogado. Me giré lentamente y vi algo que me puso los pelos de la nuca de punta
-¿Qué diablos es eso?-pregunté en voz alta
"Un Nigromante es un muerto viviente muy poderoso" la voz de Darky resonó en mi memoria
"Si es un muerto viviente, ¿cómo voy a acabar con él?"-pensé
"No temáis amo, yo puedo con él" una voz cavernosa hizo retumbar mi cabeza
"¿Quién eres?" no despegué la mirada del Nigromante
"Soul Edge amo, a vuestro servicio"
"¿Cómo es posible que...?"
"Mi antiguo amo me ordenó que os ayudara siempre, ahora sois vos mi nuevo amo" contestó
"Bien, ¿tienes alguna idea?" caminé alrededor del Nigromante al ver que este se me iba acercando
"Si amo, pero necesito que todos los enemigos estén muy cerca"
"¿Todos?"
Medio segundo después, del suelo, aparecen un montón de esqueletos armados con espada y escudo
"¿Y ahora qué?"
"Acercaos a ellos, debo estar casi en contacto"
"Me atacarán"
"Defendeos pues, cuando sea el momento oportuno os avisaré"
"Está bien"
Me lancé de cabeza a por aquellas criaturas. Conseguí golpear algunas pero recibí golpes y heridas.
"Id a por el Nigromante amo, él es el mayor enemigo"
"Haré lo que pueda"
Mis heridas sangraban y estaba comenzando a sentir el cansancio
Fui a por el monstruo con el único ánimo de volver a ver a Irina sonreír. Corrí con todas mis fuerzas e intenté golpearlo, pero antes de que pudiera hacerlo, el Nigromante usó su magia y me lanzó una bola de energía que me estrelló contra la pared. Caí al suelo aturdido y con la Soul Edge lejos de mí. Quise ponerme en pie pero no pude, me había golpeado contra la pared de tal forma que se me aboyó la armadura y mi espalda quedó entumecida.
"¡Amo!" gritó Soul Edge
"No...puedo"
"Claro que podéis amo, pensad en Irina, ella os necesita"
A medida que pasaba el tiempo el Nigromante se acercaba más y más a mi
"Irina...me necesita"
Esa idea me hacía sentir fuerte, me puse en pie con dificultad.
Cuando quise darme cuenta todos los esqueletos me había rodeado y el Nigromante se acercaba a mí
"Irina..."
El Nigromante estaba a un par de pasos de mí, preparado para cabar con mi vida y unirme a su ejército.
"¡Amo!"
-Irina...-susurré con mis últimas fuerzas
Pude sentir una especie de sonrisa en el Nigromante, pero no contaba con algo...
-...no te abandorané!-alcé la mano izquierda, llamando a Soul Edge. Esta voló hacia mí a la velocidad del rayo y, con mi ira, creó una esfera roja a nuestro alrededor que destruyó a todos los enemigos.
Cuando todo cesó vi que la sala estaba vacía e iluminada por antorchas. No había rastro alguno de monstruo. Caí arrodillado al suelo debido al agotamiento
"Sublime amo"
"Gracias...debemos ir con Irina" me puse en pie con mucha fuerza de voluntar , envainé la espada y corrí escaleras abajo.
-¡Siegfried! ¿Ha ido todo bien?-Jin se unió a mi carrera
-Sí, pero hay que darse prisa-
Bajamos del torreón todos juntos, corrimos junto a la celda de Irina e intenté abrir la puerta. No hizo falta nada más que empujarla suavemente.
-¡Irina!-me arrodillé a su lado y la cogí en brazos. Aún respiraba, síntoma de que aún estaba viva.
-Sácala de ahí-Jin estaba tan nervioso como yo
Me puse en pie y salí de la celda.
Dejé a Irina tumbada en el suelo, con la cabeza en mis brazos.
Poco a poco fue abriendo los ojos...

(Irina continúa la narración)

Abrí los ojos lentamente, estaba cansada y sabía que no estaba en un lugar seguro pero, por alguna razón, me sentía a salvo. Al abrir los ojos totalmente vi, de nuevo, a aquel que me salvó de la soledad.
-Siegfried...-susurré sonriendo
-Mi amor...-me acarició el pelo con dulzura
Vi que estaba herido
-¿Qué te ha...pasado?-acaricié su rostro
-Nada importante-cerró los ojos, supuse que para disfrutar más del tacto de mi piel.
-Debemos irnos-oí la voz de Jin cerca
-Llevas razón-Siegfried me cogió con fuerza y se puso en pie conmigo en sus brazos
-¿Estás bien Irina?-Darky se acercó
-Estoy cansada-
-Ya verás que pronto te recuperas-sonrió
-No vais a ir a níngún sitio-escuché la voz de Nightmare cerca
Siegfried me apretó contra sí
Segundos más tarde, unos portales de teletransporte se abrieron a nuestro alrededor.
-Esto no me gusta-Link se acercó al grupo
De los portales, comenzaron a salir Stalfos por doquier
-¿Qué se supone que es esto?-Jin preparó sus puños
-Habéis activado un mecanismo de defensa contra la celda, liberadme y os ayudaré-Samuel se puso en pie y se acercó a la puerta de la celda.
-Yo iré a por él, vosotros proteged a Irina-Jin estaba decidido. Se lanzó contra los Stalfos y los esquivó con maestría hasta llegar a la celda del cocinero. Escuché como la forzaba
-Link, cubre a Jin, yo me quedo aquí-ordenó Darky
El Héroe no rechistó, obedeció con rapidez y se abrió camino con su espada hasta llegar al japonés.
Darky y Link luchaban contra los Stalfos, intentando protegernos. Unos minutos más tarde Jin consiguió liberar a Samuel y este se nos unió
-¿Cómo vamos a acabar con ellos? No paran de salir más y más-Link luchaba con todas sus fuerzas
Miré a Siegfried, este parecía pensativo, como si hablara con alguien
-Amor...-llamé
Siegfried me miró con pavor
-Irina...yo...no sé qué hacer-
"Irina" oí la voz clara de Ismael en mi mente
"¿Isma?"
"Escúchame con atención, dentro del bolsillo de tu atuendo hay un collar, úsalo para transportarte de nuevo a Akaneia, solo debes pensar en el castillo de la princesa y regresarás allí en segundos"
"¿Qué pasará contigo? ¿Dónde estás?" Sabía que si me hablaba por telepatía era porque estaba cerca del lugar
"No temas por mí, estaré bien, ¡haz lo que te digo!"
-Chicos-alcé la voz
Todos pusieron su oído atento, pero no paraban de pelear
-Acercaos y tocadme, rápido-
Todos obecedieron. Mientras se acercaban yo cogí el collar y lo usé para teletransportarnos...

sábado, 4 de febrero de 2012

Subcapítulo 2 (Capítulo 35)

(Siegfried continúa la narración)

Habían pasado varios minutos, en silencio, Irina aún estaba en mis brazos, sin vida.
-Siegfried, lo siento mucho-Ike puso una mano en mi hombro derecho, intentando darme ánimos.
-Nunca debí dejarla sola...-me arrepentí
-No fue culpa tuya, jamás pensamos que Ismael nos traicionaría-Darky se puso en pie
-Deberíamos darle descanso, se lo merece-Jin estaba destrozado.
-¿No hay ninguna forma de devolverla a la vida? ¡Sois gente mágica, extraña! ¿Por qué ahora no podéis salvarla?-cuestioné
-Siegfried, nosotros hacemos magia sí, pero con gente viva, no podemos hacer nada por alguien que ya no está-contestó Soren
No dije nada más, el dolor que sentía era tal que adormeció mis sentidos.
-Siegfried, la decisión es tuya, podemos enterrarla o incinerarla, como desees-Jin se puso en pie mientras se secaba las lágrimas
-Enterrarla, ella amaba la tierra...-la cogí en brazos y me levanté.
-Iré a decirle a la reina que...que ya no podremos ayudarla-Ike salió de la estancia.
-Roxy, lo siento mucho, sé que era como una hermana para ti-Dante aún seguía consolándola.
-No puedo creer que ya no esté-ella lloraba sobre sus manos.
-Enterrémosla cuanto antes, Irina se merece un buen descanso después de lo todo lo que ha luchado por la humanidad-percibí algo de ira en la voz de Sothe.
-Avisaré a los demás-el pícaro se marchó
Una hora más tarde todo estaba preparado, el ataúd, las flores...se habían dado prisa, supongo que para no hacerme sufrir demasiado, pero no podían hacer nada, la maldición me perseguía, aún...
Todos nos acercamos a darle nuestro último adiós. Una vez habíamos terminado un hombre de la funeraria se acercó a Irina, no me molestó mucho, seguramente debería colocarle bien todo.
-Ese olor...-Darky, que estaba a mi lado, elevó un poco la cabeza
-¿Qué olor?-pregunté
-¡Hijo de perra!-gritó. Seguidamente se abalanzó sobre el hombre que estaba junto a Irina. Ambos cayeron al suelo.
Corrí junto a él, vi quien era realmente ese hombre
-¡Tú!-le cogí por la pechera y lo elevé en el aire, -¡¿cómo te atreves a venir por aquí?!-
-¡¿No tenías suficiente con matarla?!-Jin me lo quitó de las manos. Comenzó a golpearle como si fuera un saco de pienso.
-Habla, ¿por qué la mataste?-interrogué una vez Jin lo había dejado para el arrastre en el suelo.
No contestó, por lo que el luchador volvió a endiñarle una patada en el estómago.
El aludido comenzó a sangrar por la boca.
-Habla, ¡¿por qué?!-si no hablaba no respondería de mis actos.
Iba a decir algo, pero se calló, parecía estar escuchando algo...
-No te hagas el lelo, ¡habla!-
-Se la ha...llevado-balbuceó
-¿De qué hablas?-
-Nightmare...-
-No me vengas con cuentos, tú la mataste, por lo que tú te la has llevado-la ira recorría mi cuerpo
-No lo...entendéis, Irina no está muerta-
-¿Cómo que no está muerta? Basta de jugar con mis sentimientos-
-No juego con ellos, ella no está muerta, solo está dormida-
-Eso no es posible, su corazón no latía-
-Ella está viva, le di algo para que pareciese que estaba muerta, para engañar al enemigo-se puso en pie con dificultad
-¿Entonces, ella está viva?-
-Sí-
-¿Por qué le hiciste eso?-
-Irina no ha descubierto todo su poder, un recuerdo bloqueaba su verdadero potencial, tiene que revivirlo para desbloquearlo y así ser una diosa al completo-
-¿No es una semi-diosa?-preguntó Jin
-Eso es lo que ella cree, pero es una diosa, una de las más poderosas que pueden existir-
-Pero ella...-me giré para mirarla, pero no estaba
-¿Dónde está?-Darky miró a su alrededor
-Ya os lo he dicho, Nightmare se la ha llevado, espero que no me haya oído, sino la matará-
-Debemos ir a salvarla-decidí
-Parte de mi ejército irá con vos-la reina Nyna dio un paso al frente
-Gracias majestad-
-El problema es...que no sé donde se la ha podido llevar-Ismael se sentó en el suelo, los golpes que le dio Jin no eran cosa de niños.
-Link, ¿qué te ocurre?-oí la voz de Zelda, me giré y la miré.
Link estaba como alelado, parecía estar escuchando algo
-Irina está en Hyrule-dijo, al fin
-¿Cómo lo sabes?-pregunté
-Ella me lo ha dicho, dice que Nightmare también está allí-
-¿Cómo vamos a ir a Hyrule?-
-Yo puedo llevaros, pero como mucho pueden ir 4 personas, no puedo llevar a más sin ayuda de Irina-Midna se ofreció.
-Bien, iremos yo, Jin, Darky y Link, los demás os quedaréis aquí-
-De acuerdo-
-Voy a por mi equipo-Link salió corriendo hacia el castillo, nosotros 3 tras él.
Deseaba con todas mis fuerzas que Irina estuviese bien, si algo malo llegara a pasarle...

sábado, 17 de diciembre de 2011

Capítulo 35: Descubriendo El Pasado

Abrí los ojos lentamente, me puse de rodillas en el suelo y miré a mi alrededor. Era todo muy extraño pero tal y como dijo Isma.

-Qué lugar más extraño-me puse en pie. Comencé a caminar por ese suelo invisible, era como si pisara un cristal totalmente transparente. A cada paso que daba el corazón me golpeaba el pecho con fuerza, como avisándome de que no había superficie sólida que pisar. Al cabo de un rato vagando por ese lugar me acostumbré a caminar sin suelo, ya no me asustaba tanto.
-Ahora a buscar-me acerqué a una puerta, vi una imagen de un caballo pinto que me recordó mucho a la primera vez que monté a caballo. Abrí la misma y reviví el recuerdo. Terminé poco después, no era el sueño que buscaba pero me gustó ver de nuevo a mis padres, sentirme feliz. Cuando salí de la puerta suspiré y sonreí.
Seguí buscando durante un tiempo no demasiado concreto, sencillamente entraba, revivía y salía, solo sé que fue mucho.
Llegó un momento en el que me detuve frente a una puerta, miré la imagen y vi a un soldado con armadura que me sonreía.
-Tiene toda la pinta de ser este-suspiré. Respiré hondo, reviviría la muerte de mis padres. Ese recuerdo que enterré en lo más profundo de mi mente. Cogí el pomo de la puerta.
-El pasado nos perseguirá hasta la muerte-giré la pieza y abrí la puerta.
-¡Feliz cumpleaños!-mi prima me besó en la mejilla con mucha fuerza, tanta que me hizo daño.
-Me has roto-me quejé cuando me dejó en paz.
-No seas quejica, sopla las velas-ordenó mi madre.
Me puse de rodillas en una silla y todos me cantaron el cumpleaños feliz.
"10 años, ya soy mayor" pensé sonriente mientras veía la llama de las velas moverse con nerviosismo.
Elevé un segundo la mirada, toda mi familia estaba allí reunida, la primera vez en mi vida que todos podían venir. Estábamos desde mis padres hasta mis tíos, primos y abuelos, pasando por mi hermana.
-Sopla que se van a apagar-incitó mi abuela, -pide un deseo-
"Deseo ser tan valiente que todo el mundo me tenga miedo" seguidamente soplé las velas. Todos aplaudieron.
En ese instante escuché gritar a una mujer, alguien abrió la puerta y entró. Era un hombre enorme, muy fuerte y llevaba un hacha en la mano. Mi madre me cogió y me puso tras ella.
-Feliz cumpleaños niña-sonrió el hombre. Me asusté mucho.
El hombre se adentró en la casa y cogió un trozo de la tarta con las manos.
-Marchaos, esta no es vuestra casa-mi padre se puso firme.
-Vaya, así que no somos bien recibidos ¿eh?-el hombre se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta. Un segundo más tarde se giró con el hacha en la mano e hirió a mi padre, este cayó al suelo desplomado. Sentí ganas de correr al ver tanta sangre.
-¡Irina corre!-me gritó mi madre. Me empujó y yo salí corriendo hacia la habitación. Cerré la puerta tras de mí y coloqué una silla en el pomo para que no pudieran entrar.
Escuché gritos, golpes y cosas que se caían al suelo. A los pocos minutos todo estaba en calma. Di un paso atrás. En ese momento alguien llama a la puerta.
-Abre niña, no vamos a hacerte nada-dijo la voz del hombre.
No dije nada, sencillamente retrocedí hasta la esquina, me senté y me acurruqué.
-Ábrela-ordenó alguien. Dos segundos después tiraron la puerta abajo. Me apreté más contra la pared pero no había salida. Cuando me di cuenta los hombres me había cerrado las vías de escape. El que hirió a mi padre se acercó a mí con el hacha en la mano.
-Adiós niña-alzó su hacha.
Rogué a los dioses ayuda mientras temblaba y no paraba de llorar.
Cuando creí que iba a morir el hombre cae al suelo, le miré y vi que una espada había atravesado su pecho. Lloré más fuerte al ver tanta sangre tocándome.
-Dejad a esa niña en paz-dijo una voz. No miré pues estaba aterrada.
Seguidamente escuché el sonido del acero chocando entré sí, unos gritos y el caer de un peso muerto al suelo. También oí una espada envainándose.
Unos pasos lentos se acercaron a mí.
-¿Estás bien?-preguntó una voz. A continuación sentí unas manos sobre mi. El pánico volvió a golpearme, lloré con fuerza.
-Tranquila, no voy a hacerte daño-su voz era dulce y suave
Elevé la mirada y vi a un hombre con una armadura muy brillante, una espada enorme y pelo corto castaño

-¿Cómo te llamas?-preguntó
-I...Irina-contesté con los mocos cayéndoseme.
-Tengo un hijo de tu edad, ¿quieres conocerle?-
Asentí en silencio.
El hombre me cogió en brazos y me sacó de la habitación.
-Mamá...-dije al ver su cuerpo lleno de sangre, toda la sala de estar era sangre, cuerpos y cosas rotas. Me abracé con más fuerza al cuello del hombre para no ver nada.
-No te preocupes, cuidaré de ti-salimos de la casa y montamos en un caballo.

-¿Quiénes le atacaron Frederick?-preguntó la mujer del pelo rubio rizado.
-Los Caballeros del Águila de San Juan de los Siete Sellos, lo hicieron porque creían que los dioses lo deseaban así, estaban locos-
Yo comía algo de sopa mientras el hombre que me salvó y su mujer hablaban en voz baja, pero pude oírlos.
-¿Crees que se sentirá bien aquí?-
-No lo sé Margaret, solo espero que sí-me miró
-Deberías presentarle al niño, a lo mejor se olvida un poco de lo que ha pasado-
-Sí-se acercó a mí
-¿Has terminado?-preguntó sonriente
Asentí dejando la cuchara en el plato
-Ven, quiero presentarte a alguien-extendió su mano hacia mí. La cogí y bajé de la silla. Salimos al exterior de la casa, era un claro del bosque.
-Mira, ese es mi hijo-me señaló a un niño rubio de pelo corto que jugaba con un caballo de madera.
No dije nada, solo le miré de arriba a abajo.
-Ven aquí hijo-ordenó. El niño nos miró y se acercó corriendo
-Esta es Irina, vivirá con nosotros un tiempo-
-Hola-dijo el niño.
-Hola-contesté desconfiada
-¿Por qué no jugáis un poco?-el hombre me dio un suave empujón, acercándome así al niño. Seguidamente se marchó.
-Me llamo Siegfried-el niño me ofreció su caballo de madera. Lo cogí y lo miré.
-¿Quieres jugar?-preguntó. Asentí sonriente y ambos fuimos a jugar.

Me acerqué a Frederick, el cual enseñaba a Siegfried a usar una espada con una de madera.
-Papá...-susurré. Él me pidió que le llamara así desde que me salvó. Ambos pararon y me miraron.
-¿Qué pasa Irina?-
-Siento algo aquí dentro-me toqué el pecho. Ambos se acercaron a mí. Frederick se arrodilló para estar a mi altura
-¿Te encuentras mal? ¿No estarás enferma?-me tocó la frente
-No, no es eso...-
-¿Entonces?-retiró su mano
-Siento que tengo que marcharme-
-¿Marcharte? ¿Adónde?-
-No sé, solo sé que tengo que irme-
-Irina, entiendo que quieras volver a casa pero...-
-No, no es a casa-corté
-No entiendo, ¿no estás bien con nosotros?-
-Sí, si lo estoy, pero tengo que irme-
-¿Adónde vas a ir? Aún eres muy pequeña-
-Siento algo aquí dentro que me dice que debo marcharme-
-Si no sabes adónde vas a ir ¿cómo vas a llegar?-
-España...-susurré sin saber por qué
-¿España? Eso está muy lejos, a muchos meses de aquí-
-Debo irme, adiós-abracé a Frederick y seguidamente a Siegfried.
-Ten cuidado-pidió este último. Nos separamos
-Llévate esto-me dio su caballo de madera. Lo cogí y le miré. Le di un beso en el moflete, se puso colorado.
-Gracias-sonreí. Di media vuelta y comencé a caminar sin rumbo, rápidamente.
Nadie me impidió marcharme, era como si ya supieran que debía irme.

-Ismael-corrí junto a mi amigo, aquel que me salvó la vida pocos días atrás. Me salvó de unos matones que querían robarme y matarme
-¿Qué pasa Irina?-
En ese instante me desperté. Me incorporé y vi que estaba en un suelo frío de piedra. Elevé la mirada y me vi encerrada en una celda. Me puse en pie y me acerqué a la pequeña ventana.
Me vi en el castillo de Hyrule.
-¿Qué hago aquí?-
-Buenas noches Irina, ¿qué tal has dormido?-preguntó alguien.
Me giré y vi a Nightmare, habían descubierto el plan de Ismael...

domingo, 27 de noviembre de 2011

Subcapítulo 1 (Capítulo 34)

(Siegfried continúa la narración)

Me desperté al no sentir a Irina a mi lado. Me incorporé y vi que no estaba. Sus armas seguían apoyadas en la pared por lo que no podía haberse ido por su cuenta. Me fijé en que sus botas habían desaparecido y que su almohada estaba empapada en sudor.
Me puse en pie rápidamente y salí de la habitación. Comencé a buscarla con el corazón desbocado.
Estuve mirando por los pasillos un buen rato pero no di con ella. Corrí a la habitación de Jin y llamé con fuerza. Fue Darky quien abrió la puerta, tenía cara de dormido.
-Siegfried, ¿qué pasa?-preguntó frotándose un ojo
-Irina ha desaparecido-
-¿Cómo que ha desaparecido?-Jin apareció tras Darky. A ambos se les quitó la cara de sueño
-Sí, no sé donde está, me he despertado y no estaba en la cama, la he buscado por los pasillos pero no la he visto-estaba nervioso
-Huele a...-Darky miró a ambos lados del pasillo
-¿A qué?-Jin salió de la habitación
-A ella-Darky salió del cuarto y se puso a caminar. Jin y yo fuimos tras él. Después de no mucho tiempo fuimos a dar la puerta de la habitación más alejada del castillo
-¿Está aquí?-susurré
Darky asintió. Jin se acercó a la puerta y cogió el pomo. Intentó abrirlo pero estaba cerrado desde dentro.
-Sitio-pidió
Darky y yo nos apartamos un poco y Jin tiró la puerta abajo. Entré el segundo. Vi a Irina tendida en el suelo junto con Ismael, este tenía una daga en la mano.
-¡Apártate de ella!-Jin preparó sus puños y obligó a Ismael a alejarse. Yo me acerqué a Irina rápidamente y me arrodillé a su lado. Su piel era pálida y su cara estaba mojada. Significaba que había estado llorando. La toqué y sentí que estaba fría como el hielo
-Irina...-susurré. No respiraba pues su abdomen no se hinchaba. Puse mi oído en su pecho, no oí nada. Su corazón estaba parado.
-¡¿Qué le has hecho?!-grité con rabia. La cogí en brazos, apoyé su cabeza en mi hombro izquierdo
-Irina, por favor no...-rogué mientras mis ojos se empañaban. Le acaricié la cara con la mano derecha.
-¿Cómo has podido traicionarla?-preguntó Darky
-El trabajo es el trabajo-rió Ismael
-Eres un monstruo, debí matarte cuando tuve oportunidad-Jin estaba furioso
-Lástima, no lo has hecho y aunque lo hubieses intentado no habrías podido-
-Eres un hijo de...-
-No me insultes, yo no te he insultado a ti-
-¿Cómo has podido matarla? A ella que te lo ha dado todo, desde su amor hasta su amistad-
-Trabajo Jin, trabajo-
-Irina...-volví a decir, no podía creer lo que veían mis ojos y sentía mi piel. Irina estaba muerta en mis brazos y yo no pude hacer nada para evitarlo
-Lo siento chicos, me tengo que ir, ¡nos vemos!-al segundo desapareció tirándose por la ventana
-Hijo de su madre-Darky estaba igual de furioso que Jin. Ambos se acercaron a mí y se arrodillaron
-Irina...-Jin acarició su pelo.
-No puedo creer que...-Darky tocó sus manos. Se estremeció al ver que estaban heladas.
-¡¡No!!-grité lleno de ira, apreté su cuerpo sin vida contra el mío. Lloré sobre su rostro.
-¡¿Qué son esos gritos?!-la voz de Ike apareció tras la puerta, -oh no...-exclamó al ver la escena. Escuché como se acercaba con pasos lentos, -¿qué ha pasado?-envainó su arma
-Ismael nos ha traicionado, juro matarle-maldijo Jin
-¿Irina?-dijo una voz. Giré levemente la cabeza y vi a Devil junto con Dante
-No...-se acercó rápidamente y se arrodilló frente a mí. Tocó su cara y retiró la mano al ver que estaba fría, -Irina...-sus ojos se empañaron y comenzó a llorar en silencio
-Roxy...-Dante se acercó a ella y la abrazó, consolándola.
Todos en la sala enmudecimos mientras yo lloraba desconsoladamente sobre el cuerpo de mi amor, no pude hacer nada por protegerla y eso era lo que más me dolía. Seguramente me habría llamado pero no la escuché. Me maldije a mí mismo por no haber estado a su lado. Estuvimos mucho rato en la sala, junto a ella...

Capítulo 34: Descubriéndome A Mí Misma

-¿Devil?-estaba tremendamente impresionada.
-Sí, ¿qué pasa? ¿Ya no reconoces a tu amiga cuando la ves?-sonrió con los brazos abiertos. Vino a mi lado y me abrazó, sentí seguridad al tocarla.
-Pero...¿cómo es posible?-me separé de ella. Mi impacto era tal que no podía creérmelo aún.
-Pues verás, yo no siempre estuve dentro de ti-
-¿Entonces?-
-Hace mucho tiempo, más de dos mil años, viví junto a alguien muy importante, era un rey para su raza y un salvador para la humanidad. Hubo un día en el que...morí por imprudente, acabé perdida en la oscuridad del infierno hasta que una luz apareció en mi camino, me dijo que debía aconsejar a aquel que me acompañase y prestarle mi poder cuando lo necesitara, cuando desperté estaba dentro de ti-confesó. Yo escuchaba atentamente su historia mientras Siegfried se acercaba a mí por detrás.
-Entonces quedaste dentro de mí-
-Aún eras una niña, no poseías el poder que tienes ahora, por eso solo me dejé ver cuando ya eras diosa-
-Es increíble, pero cuando nos vimos en el Velo... tenías mi aspecto-
-Sí, porque estaba dentro de ti, pero ahora que nos han separado somos dos personas diferentes-
-¿Eres humana?-
-No, soy como Nero-confesó con la cabeza gacha.
-No te aflijas, estoy acostumbrada a todo-sonreí. La abracé de nuevo.
-Eres preciosa-me separé de ella y la miré con detenimiento
-Gracias-sonrió
-Me encanta tu trenza-
-Oh, qué amable-
-Lamento molestar, pero deberíamos seguir con lo nuestro-cortó Jin
-Estoy de acuerdo-anunció Soren
-Tengo una duda Devil...-comenzó a decir Siegfried
-¿Sí?-contestó ella
-¿Por qué quisiste venir hasta aquí tan deprisa?-
Devil no contestó, aprecié como miraba a Dante durante unos segundos.
-Sentía algo, no sabría decirte el qué-
Hubo un corto silencio
-Bueno, volvamos al Devil May Cry, necesito una pizza-Dante comenzó a caminar
-Mediana, de lo que sea pero sin aceitunas-rió Devil
-Me has leído el pensamiento-
Algo me decía que se conocían de antes
Volvimos al negocio de Dante usando el poder de Midna, fue complicado pero junto con mi ayuda pudimos llevarlos a todos.
-¿Cuál será nuestro próximo paso?-preguntó Sothe mientras cogía, algo desconfiado, un trozo de pizza
-Marth, el príncipe de Altea-decidí mientras Lady me pasaba un Ice Tea al limón.
-¿Está lejos?-preguntó Lloyd
-Pues...-
-Siglo 7-aclaró Jin
-¿Siglo 7?-se sorprendió Nero, -¿cómo vas a ir allí?-
-Hay muchas cosas que no entendemos Nero, siento que ella no es del todo normal-confesó la chica a la que Nero salvó. Se llamaba Kyrie y era dulce y delicada.
-Soy algo...rara-sonreí
-No eres rara, eres especial-Siegfried me animó.
-Gracias-
-Volviendo al tema, ¿podremos ir hoy?-Ismael parecía impaciente por ir
-¿Tantas ansias tienes de ir Isma?-bromeé
-Cuanto antes terminemos el trabajo mejor-
-Te veo lanzado, así me gusta-reí
-Sea como sea Irina, estoy de acuerdo con Isma, estoy cansado de esto-Darky parecía abatido.
-Oooh Darky, venga, ¿por qué estás así?-
-Ya sabes lo que pasa cuando... vuelvo a mis orígenes-clavó la mirada en el suelo
-No temas, yo estaré aquí siempre para ayudarte a escapar de ellos-le animé
Hubo un silencio largo, ya que todos estábamos reponiendo fuerzas con la pizza. Cuando terminamos, Devil se puso en pie rápidamente.
-Pues vamos, en marcha, cuanto antes vayamos antes volvemos-parecía animada
-Opino igual-me levanté de la silla con energía.
-Entonces vamos-sonrió ella
-¿Vas a ir Roxy?-Dante parecía algo ausente desde que Devil estaba cerca. Estaba sentado en su silla con los pies encima de la mesa.
-Claro que voy, Irina es mi amiga no voy a dejarla de lado-
-¿Aceptarías que fuera contigo?-
Devil pareció dudar
-Sí, siempre y cuando no me toques las narices-
Dante bajó los pies del escritorio y se puso en pie.
-Entonces vamos-cogió su gabardina y echó las manos a las pistolas.
-Dante, recomiendo que, si te llevas las armas de fuego, las escondas muy bien, en el siglo séptimo no había esas cosas-aclaró Trish
-Opino igual-anuncié
-Está bien, no las mostraré pero se vienen conmigo-aclaró Dante
-Vale-cedí.
-¿Cómo vamos a ir?-Nero se puso en pie
-¿También vas?-se sorprendió Kyrie
-Sí, tengo que ir, me gustaría quedarme pero...-
-Nosotras nos quedamos con ella-Lady se puso a su lado
-Sí, la verdad no me apetece nada moverme-Trish se acomodó en el sofá
-No destrocéis nada-advirtió Dante
-No lo haremos, sino lo que me debes bajaría-Lady sonrió con cara malévola
-Entonces en marcha, estaré fuera-caminé hacia el exterior. Devil vino conmigo.
-Hace buena noche-miró al cielo una vez estábamos fuera
-Sí-
-¿Ocurre algo?-
-No lo sé, será el cansancio, somos muchos y tengo que cuidar de todos, es agotador-suspiré
-Qué me vas a contar, estuve dentro de ti-bromeó
-Ya-contemplé la luna unos segundos, -vamos, tenemos trabajo-cerré los ojos y pedí permiso para crear un portal hacia Altea, reino del príncipe que teníamos que ir a buscar. Al poco rato conseguí abrirlo.
-Voy a llamarlos-Devil entró en el edificio
Mientras, una suave brisa corrió y acarició mi rostro con total delicadeza.
Cuando me di cuenta estábamos ya en Altea.
-¿Estamos todos?-pregunté
Confirmé que así era y cerré el portal
-Qué lugar más extraño-Nero observó todo con cautela
-Os presento Altea, el príncipe debería estar en el castillo-aclaré
-Si se llama Altea...¿por qué hay estandartes de Gra?-cuestionó Geoffrey
-Muy buena pregunta-miré uno de los estandartes, efectivamente ponía Gra y no Altea.
-¿Buscáis al príncipe?-una voz sonó tras nosotros. Me giré y vi a una anciana
-Sí señora, ¿sabéis donde se encuentra?-
-Huyó del país hace mucho tiempo, para salvar la vida-
-¿Salvar la vida?-me extrañé
-Traición hija mía, todo los hombres son movidos por la traición-
-¿Dónde fue?-
-Se rumorea-bajó la voz, -que a Talys, una isla al este-se acercó a mí,-Aquí tienes un mapa-extendió su mano y me dio un rollo de papel. Seguidamente se marchó.
Abrí el mapa y lo miré detenidamente

-Entonces pongámonos en marcha-comencé a caminar. Preguntamos a las gentes de por allí cómo podíamos ir a Talus lo más rápido posible y nos dijeron que a caballo por tierra y en barco por el mar. Cogimos unos cuantos caballos de unos prados y salimos hacia el este. Caminamos hasta el anochecer
-Es de noche, deberíamos parar para dormir-se notaba mucho que a Ike no le gustaba este lugar
-Estoy de acuerdo-paré al caballo y me bajé. Miré hacia delante y vi el camino que nos guiaba hacia nuestro destino, no muy lejos pude ver unos cuantos jinetes galopando hacia nosotros.
-¿Enemigos?-Siegfried desconfiaba hasta de las moscas
-No lo sé, espera antes de lanzarte-ordené
Los jinetes pararon junto a nosotros.
-¿Sois vos la que vais tras el Príncipe de Altea?-preguntó uno de ellos. Por sus vestimentas eran guardias reales de algún castillo
-Así es, ¿algún problema?-
-La princesa Nyna desea veros-
-¿Princesa Nyna?-
-Es la princesa del Sagrado Reino de Akaneia, tierra que pisáis ahora-
-¿Para qué desea vernos?-no me gustaba que nada más llegar supiesen nuestras intenciones. Por un segundo me arrepentí de hablar con la vieja.
-Solo somos mensajeros-
-¿Qué hacemos chicos?-me giré y miré al numeroso grupo
-Vayamos-dictaminó Micaiah
-Pues vamos-me monté en mi caballo de un salto, -¿está muy lejos el castillo?-
-No, llegaremos antes de que la noche se cierre-el jinete espoleó a su caballo y este se puso al paso
Todo mi grupo montó en los caballos y les seguimos
-¿No sabéis nada de por qué la princesa desea vernos?-insistí
-No, nada, solo nos ordenó venir a por vos-
-¿Cómo sabíais que estábamos aquí?-
-Un soldado os vio hablar con una anciana, después le preguntó y nos habló de vos y de a dónde os dirigíais-confesó el soldado
-¿Sabéis por qué hay estandartes de Gra en Altea?-
-La princesa os lo explicará-el soldado puso a su caballo al galope
Llegamos una hora más tarde, era ya de noche pero la luna brillaba en el cielo, iluminando nuestro camino. Entramos en el patio de armas y dejamos los caballos. Nos guiaron hasta la entrada del castillo
-La princesa os espera en la sala de audiencias-el guardia abrió la puerta
-¿Por dónde queda eso?-entré
-Aquel soldado os guiará-señaló a uno que se acercaba
-Buenas noches, acompañadme por favor-me hizo una reverencia
-Chicos quedaos aquí-ordené
-Pero Irina...-se quejó Siegfried
-Soren, Apóstol, Micaiah, acompañadme-
Los tres me siguieron sin rechistar. Soren era el estratega, podría ver si las intenciones de la tal Nyna eran buenas y analizar el entorno, Micaiah podría calmar mis humos si me ponía de los nervios, aparte de ver el futuro, y la Apóstol...bueno, me la llevé para no excluirla, era la líder de todo Begnion al fin y al cabo.
Llegamos rápidamente a la sala de audiencias. Vi a una joven mujer mirando por el ventanal
-Majestad, ya está aquí la mujer que ordenasteis traer-dijo el soldado
La mujer se giró y me miró fijamente a los ojos

-Al fin llegáis-suspiró
-¿Princesa Nyna?-
-Sí, soy yo, os estaba esperando-se acercó a nosotros
-¿Para qué nos buscáis?-
-He oído que vais en busca de Marth-miró fugazmente a mis acompañantes
-Sí, así es-
-Os ayudaré a buscarle, necesitamos que vuelva-
-¿Vuelva? Me contaron que se marchó pero no sé las razones exactas-
-Yo os las diré-meditó unos segundos. Mientras la princesa cavilaba Soren me tocó un hombro, se acercó a mi oído
-Me fío, parece sincera, no muestra signos de nerviosismo-susurró
-Gracias-
-Hace ya unos años, no muchos, el rey Cornelius salió a guerrear contra Doluna pero murió, traicionado por Gra, portaba la Falchion, espada divina capaz de matar al Dragón de las Sombras que acecha el mundo-todo lo que me contaba me sonaba familiar, -pero se la robaron, ahora no sabemos dónde está ni quién la tiene-
Micaiah se acercó a mí
-Esa no es la razón por la que desea nuestra ayuda-
-¿Qué deseáis exactamente de nosotros? Lamento la muerte del rey pero no me interesa la espada ni nada de eso, solo quiero encontrar a Marth nada más, sed clara por favor-dije con dureza
-El rey de Gra, Jiol, me presiona para que me rinda y entregue mi reino a Doluna, sino correré la misma suerte que el rey Cornelius-confesó
-¿Deseáis que os proteja?-
-Sí pero también necesito que Marth vuelva-
-¿Por qué?-
-El rey Cornelius era su padre-
En ese instante me encajaron las piezas
-Ya veo por dónde vais-
-Si Marth vuelve podría persuadir a Jiol de presionarme, no entregaré mi reino pero tampoco deseo la muerte-
-Entiendo...-
-¿Me ayudaréis?-
-Sí, no veo por qué no-
-Estoy a vuestra disposición, cualquier cosa que necesitéis vos o vuestros amigos decídmelo-
-Os lo agradezco, la verdad es que no tenemos sitio donde pasar la noche-
-Hay alcobas de sobra en el castillo, tomad todas las que preciséis-
-Gracias, también necesitaremos provisiones para partir mañana a Talys-
-Bien, mañana lo tendréis todo preparado, ordenaré que un jinete avise a un marinero para que os deje ir en su navío-
-Gracias Majestad-
-Gracias a vos-
Salimos de la sala y nos dirigimos al patio de armas
-¿Qué os ha parecido la princesa?-pregunté
-Sincera-contestó Soren
-Vi mucho temor en su mirada-confesó Micaiah
-¿Y vos Apóstol?-
-Coincido con ambos-
No dijimos nada más hasta que llegamos al patio
-¿Y bien?-Siegfried se acercó a mí
-Pasaremos la noche aquí, mañana partiremos a Talys en busca de Marth-
-Bien, necesito un buen sueño-Dante pasó delante de mí
-Dante, por favor compórtate, esto no es el 21-Devil parecía molesta con su comportamiento
-Vale, vale-
Todos entramos en el castillo y fuimos a nuestras correspondientes habitaciones. Siegfried vino conmigo, parecía preocupado
-¿Va todo bien?-le pregunté mientras me desataba la cota de malla
-No lo sé Irina, estoy preocupado-se sentó en la cama
-¿Y eso por qué?-conseguí quitármela. Quedé en ropa interior
-No tengo idea, siento algo aquí dentro-se tocó el estómago
Me acerqué y me senté junto a él
-Eso son nervios, pero no entiendo por qué estás nervioso-
-Siempre lo estoy desde que te conocí-
-¿Yo soy la culpable de tus dolores de estómago?-bromeé
-No estoy seguro-
-Es probable, te preocupas por mí, por mi seguridad, estamos en una tierra que no conoces, llena de peligros que nos acechan, es normal que estés histérico-le acaricié la cara
-Prométeme que tendrás cuidado-me miró fijamente a los ojos
-Te lo juro-sonreí. Seguidamente le besé para calmarlo.
Mientras nos dábamos el lote alguien llama a la puerta. Nos separamos rápidamente
-¿Sí?-pregunté
-Os traigo la cena-la puerta se abrió. Apareció una mujer del servicio con una bandeja en la mano
-Gracias, dejadla sobre la mesa-
La mujer se apresuró y dejó la comida en la mesa. Seguidamente se marchó diciendo lo de "con premiso". Cerró la puerta tras de sí
-Qué hambre-me puse en pie
-No tengo ganas de comer-Siegfried parecía abatido y últimamente estaba más serio que antes
-Venga, tienes que comer-le cogí de un brazo y tiré de él, obligándolo a ponerse en pie.
-Irina, no quiero-se quejó mientras le sentaba en la silla
-Me da igual que quieras o que no quieras, vas a comer y punto-me senté en la otra silla
-Sí madre-se burló
-Muy bien hijo, así me gusta-sonreí
Ambos reímos.
Comimos rápidamente todos los manjares. Después nos fuimos a la cama, me dormí rápidamente.
-No...por favor-rogué mirándole a los ojos
-Debes morir-me apuntó con su espada y me atacó.
-¡No!-grité. En ese instante me desperté, me incorporé rápidamente. Vi que estaba empapada en sudor y que el camisón estaba totalmente pegado a mi piel. Era de madrugada. Mi respiración era rápida y los latidos de mi corazón me hacían daño en el pecho.
Miré a mi izquierda y vi a Siegfried durmiendo plácidamente, parecía relajado.
Saqué los pies de la cama y los apoyé en el frío suelo de piedra.
"Ha sido un sueño, solo eso" pensé intentando recuperar la calma. Me puse en pie con cuidado de no despertar a Siegfried y me calcé las botas. Me asomé a la ventana y vi que eran las 3 de la mañana.
Salí del cuarto y cerré la puerta con sigilo. Avancé lentamente por el pasillo para serenarme
"Ese sueño...alguien me traicionaba, pero no pude ver quién era" cavilé en silenció
-Irina-susurró alguien tras de mí. Me giré rápidamente y vi a Ismael
-Hola, ¿pasa algo?-
-Estaba terminando un trabajo, me gustaría que lo vieras-se acercó a mí
-¿Ahora? ¿No puedo verlo mañana?-
-Mañana nos vamos a Talys y no tendré tiempo de enseñártelo, por favor solo será un minuto-rogó
-Está bien, pero que sea rápido-
-Gracias, está en aquella alcoba-señaló una muy lejana
-¿No está muy alejada?-comencé a caminar
-Sí un poco, pero es que no quiero que nadie más lo vea-
-Tú y tus secretos, nunca lo entenderé-reí
Caminamos en silencio hasta la puerta, yo entré primera en la sala.
-¿Y bien?-pregunté, en ese instante escuché el sonido de una llave cerrando una cerradura. Me giré y, en apenas unos segundos, Ismael me cogió, me empujó contra la pared y colocó su mano izquierda en mi pecho, haciendo presión. Un segundo más tarde sacó una daga de su cinturón y me apuntó al cuello con ella, rozándome la piel con el filo.
-Ismael, ¿qué estás haciendo?-pregunté con la mirada clavada en el filo de la daga, el cual brillaba con la luz de la luna llena que entraba por la ventana.
-No te muevas, no intentes huir o te mataré-amenazó
-Ismael...-estaba nerviosa
-Si haces cualquier ruido tú y tus seres queridos perecerán-
-¿Por qué haces esto? ¿Te has vuelto loco?-
-Solo lo hago por trabajo, ya te lo dije, no lo he terminado-
-¿Qué trabajo?-le miré fijamente a los ojos, vi algo extraño en ellos
-El trabajo que me mandaron: asesinar a la Diosa de la Guerra, por orden de Nightmare y amigos-
Me quedé impactada, no podía ser verdad.
-¿Tra...trabajas para ellos?-
-Sí-
-Pero, ¿por qué?-
-Porque así completaré el trato-
-¿Trato? ¿Qué trato?-me sentía observada, no solo por Ismael sino por otros ojos, llenos de maldad
-Si yo te mato, ellos matan a los dioses y todos felices-
-No entiendo-comencé a temblar al ver la seguridad en sus ojos, iba a matarme sin duda alguna
-No tienes por qué entender, te digo esto porque vas a morir-
-Ismael, no lo entiendo, ¿por qué me traicionas? Somos amigos...-una lágrima salió de mis ojos, no podía creer que el amigo de mi infancia fuera a matarme
-Es por venganza-
-¿Venganza? ¿He hecho algo malo?-estaba asustada y confundida
-No, tú no, los dioses-
-¿Yo no? No comprendo, soy un dios...-varias lágrimas se escaparon de mi interior, comencé a temblar
-Esta venganza es de mucho antes de que tú nacieras-
-Entonces, ¿por qué me haces esto si yo no he tenido nada que ver?-
-Porque así conseguiré mi venganza-
-No he hecho nada malo en tu contra, ¿por qué te vengas de mí?-agaché un poco la cabeza todo lo que la daga, inamovible de mi cuello, me permitía
-Porque si tú mueres, yo consigo que ellos muevan ficha a su perdición-
-No sé de qué me hablas, por favor, yo no tengo nada que ver-solté mis emociones y lloré, no podía aguantarme más, estaba muy asustada
-Tú eres la mecha de la explosión que quiero crear entre los dioses-
-No entiendo nada, suéltame por favor-intenté mirarle a los ojos pero el terror que sentía era tal que no pude
-Ya te lo he dicho, tienes que morir-
-¿Por qué? Yo no he hecho nada malo, te lo suplico, déjame ir-sentí como esos ojos clavados en mí se divertían, parecían disfrutar con mi sufrimiento. Siegfried cruzó mi mente un segundo, era muy probable que no volviera a verle nunca más
-Sé lo que estás pensando, es peor lo que le depara a él-sonrió
Elevé la mirada al segundo y clavé mis ojos en los suyos, -¿qué vas a hacerle a Siegfried?-mi corazón se desbocó
-Va a ver muerta a su novia, qué gran tormento-se burló, -Y no pudo protegerla-
-No serás capaz de hacerle sufrir de esa manera, no por favor-supliqué. No quería que él sufriera por mi culpa, era mi único amor y no le deseaba ningún mal por culpa mía
-No te preocupes, el lo verá pero también morirá-hizo una pausa corta, -lo más probable es que no lo mate yo, sino que se mate él, qué bonito-
-No, por favor, te lo suplico, no le hagas daño a él, hazme lo que desees pero a él no, es mi vida-apoyé mi cabeza en la pared y lloré en silencio, no debía hacer ruido. Cerré los ojos.
-Algo inútil, ya que vas a morir-
-Ismael por favor-abrí los ojos y le miré suplicante, -mátame, tortúrame si es tu deseo, pero no le hagas nada a él, te lo suplico-
-De acuerdo, ya se lo hará Nightmare o él mismo-
-Antes de hacerme nada, necesito saber algo, por favor-miré el techo un segundo mientras tomaba aire, esperando su permiso para hablar, temblaba como un flan y me costaba respirar. Tenía miedo y mucho
-¿El qué?-
-¿Por qué me traicionas? ¿Cuál es tu razón para matarme? Solo me has dicho que es por venganza pero no sé por qué, ¿he hecho algo malo en tu contra? por favor, dímelo-apoyé de nuevo la cabeza en la pared y miré el cuello de su camisa, no podía mirarle a los ojos por puro temor
-No has hecho nada malo en mi contra-se detuvo, -son los dioses los que me traicionaron-
-¿Qué traición? Dímelo por favor, ¿qué más te da? Igualmente me matarás y harás sufrir a quienes amo, al menos alarga mi vida un poco, podré ir allá donde vaya sabiendo el por qué de mi marcha-rogué
-De acuerdo, te lo diré-
Respiré profundamente, intentando serenarme
-Los dioses, antes de que nacieras, no eran como ahora: amables y buenos, eso es pura fachada, en realidad son crueles y su diversión es matar "seres inferiores", según ellos dicen-tomó aire, -yo era el único que no pensaba así por ser el Dios de la Protección-
-¿Protección?-estaba confundida, si su deber era proteger, ¿por qué me hacía esto?
-Mi deber como Dios Protector es proteger a una persona con un futuro brillante, pero los dioses vieron en él algo que les aterró y le mataron, al igual que a su familia-parecía hablar de un suceso ocurrido en el pasado, -y a mí, por protegerlos...me quitaron el alma-
Me quedé sin palabras, por eso veía vacío en su mirada, porque no había nada en su interior
-Lo que ellos no saben es que también soy el Dios de la Venganza-sonrió
-¿Dios de la Venganza?-pregunté temerosa, -sigo...manteniendo mi inocencia, sabes que yo no soy una diosa del todo, además soy buena con la gente-
-Eso ya lo sé, sino estarías muerta hace mucho tiempo-
-¿Deseas matarme porque unos dioses se divirtieron haciéndole daño a un humano? Yo no tuve nada que ver, como tú mismo has dicho faltaban siglos para que yo naciera, no veo que pinto yo en todo esto-otra lágrima salió de mis ojos.
-Si tú mueres yo tengo la Alianza del Mal para matar a los dioses-
-¿En qué bando estás en realidad? ¿Con la Alianza del Mal o conmigo?-pregunté, aunque ya me imaginaba la respuesta
-Ya sabes mi respuesta-
-No puedo creer que me traiciones, ¿entonces por qué me salvaste cuando éramos niños? Debiste dejarme morir si luego, dentro de unos años, pensabas matarme-
-Porque debía ser tu Dios Protector-
-¿Primero me proteges para luego matarme? No tiene sentido, ¿por qué me salvaste? ¿Qué ha cambiado tanto?-un segundo más tarde de formular la pregunta, la respuesta vino a mi mente veloz como el rayo.
-Imagina, que para eso eres lista-
-Antes era humana totalmente, ahora ya no-quedé cabizbaja, -me salvaste porque era humana, ahora que soy diosa deseas matarme-lloré de nuevo, mi fin se aproximaba. Mi parte humana se apoderó de mí completamente, tenía tanto miedo que se me cortaba la respiración.
-No deseo matarte porque seas diosa, te mato para conseguir mi venganza contra los dioses-
-No entiendo, ¿qué tengo yo que ver con los dioses? Solo conozco a mis jefes, a ningún otro, además ellos son bondadosos-
-Nada, pero sí con la Alianza, ellos te quieren ver muerta-
-¿Y por qué tú?-
-Porque sabían que no me harías daño y que no sospecharías de mí-
-No, llevan razón, no podría hacerle daño a mí amigo, a aquel que me protegió cuando lo necesitaba, que me dejó llorar sobre su hombro cuando me sentía sola-le miré fijamente, -enhorabuena, la jugada te ha salido perfecta-toda mi cara era un mar de lágrimas
-Gracias, costó mucho que estuvieras sola, sin Siegfried-
-Siegfried es mi verdadero Dios Protector, daría su vida por mí, no como otros-intenté hacerle daño con las palabras.
-Oh, eso es un golpe muy bajo-rió
-Sigo pensando que eres un traidor, debí suponer que no eras mi amigo cuando nos encontramos, ¿cómo pude ser tan tonta?-me arrepentí de no haber dudado, había pasado mucho tiempo pero en vez de seguir las reglas de la Diosa de la Guerra no, me guié por mi amor hacia él como viejo amigo. Ahí estuvo mi error, el cual me costaría la vida.
-No te preocupes, no sentirás nada-
-No sé por qué pero algo me dice que te gusta hacer sufrir a tus objetivos-otra lágrima salió de mí, -es de noche, nadie nos oye, seguro que me torturarás, para cumplir con tu estúpida venganza-
-Me conoces mejor de lo que pensaba-sonrió
-¿Qué me harás? Si debo morir lo afrontaré con entereza, pero te pido que no me hagas sufrir demasiado, más me duele ver que aquel que me arrebata la vida es un amigo-
-No te preocupes, tu tiempo no termina hoy-
-Si piensas alargarlo a más de esta noche Siegfried querrá venganza, no dudes en que irá a por ti-amenacé
-No te preocupes, no me pasará nada-
-Perdona, olvidé que ya estás muerto-sonreí amargamente mientras miraba el suelo, -¿qué tienes pensado hacer conmigo? Siento curiosidad-intenté ocultar mi terror con algo de ironía
Ismael se acercó mucho a mí, de forma que su nariz rozaba la mía, susurró algo que me dejó un tanto confusa
-Despertar tu verdadero poder-
-¿A qué te refieres?-pregunté, sin darme cuenta, en voz baja
-A que tú tienes poder para matar a los dioses-
Estaba más aturdida aún si cabe, -no entiendo Ismael, termina ya con mi vida te lo suplico, no me hagas sufrir más-apoyé mi frente en la suya inconscientemente, me resultó extraño pero no se apartó
-No pienso matarte-
Elevé la mirada rápidamente, clavé mis ojos en los suyos ahora muy cercanos
-¿Q...qué?-ahora sí que estaba confusa
-Baja la voz, hay alguien que me vigila por si les traiciono-
No miré a ningún lado, sencillamente miré mejor sus ojos. Cierto era que estaban vacíos pero aún había algo fuerte en ellos: amistad.
-No entiendo-susurré mientras otra lágrima galopaba por mi rostro
-Necesito que crean que estás muerta para que maten a los dioses y los dioses los maten a ellos-
No sabía qué contestar a eso.
-¿Yo...yo soy el detonante de esta guerra?-encajé las piezas
-Si pero no te preocupes, tu hora no ha llegado-
Vi sinceridad en sus ojos y percibí camaradería en su voz. Sentí ganas de sonreír pero no lo hice, si ese alguien que nos vigilaba estaba cerca podría darse cuenta del engaño.
-Gracias-susurré aliviada, -perdóname, yo...lo siento, tenía miedo y...-
-No te preocupes, me he divertido mucho-
-Tan maquiavélico como siempre-suspiré, -pero, ¿porqué me has hecho pasar tan mal rato?
-Para que se crean que no estamos actuando-
-¿Quién nos vigila?-susurré con el alma en vilo. Le daría leches a ese hijo de perra hasta que me sangrasen las manos.
-Eso me gustaría saber a mí...-
-Entiendo...-pensé un segundo, -¿A qué te referías con eso de que necesitas que crean que estoy muerta?-
-Voy a inducirte en tu subconsciente para que puedas ver qué es lo que suprime tu potencial-
-¿Potencial? No comprendo...-estaba más serena, ya no me temblaban las piernas y mi respiración era normal.
-Tu verdadera fuerza-
-¿Fuerza? ¿Qué fuerza? Solo soy una semi-diosa, no tengo poder para hacer lo que tú dices que puedo hacer-
-Tú tienes el mismo poder que el de mi amigo, el que murió a manos de los dioses-
Quedé pensativa unos segundos
-¿Qué amigo? ¿Qué poder puedo tener yo? Apenas sé nada acerca de los dioses-
-Tú eres lo que los dioses temen: su propia muerte-
-¿Su propia muerte? ¿Insinúas que puedo matar a un dios?-estaba sorprendida pero la sensación de miedo que sentía segundos atrás se había esfumado por completo
-Correcto-
-Pero...mi parte de dios no es tan poderosa, no sé como puedo hacer que sea tan fuerte como tú dices-
-Por eso vas a ir a tu subconsciente, para liberar tu potencial-
-¿Cómo voy a ir a tal lugar? Dime que no es El Velo por favor, no soportaría otro viaje allí, casi no lo cuento-no separé mi frente de la suya en ningún momento, los latidos de su corazón me hacían sentir segura.
-No te preocupes, de eso me encargo yo, además ese lugar es tuyo y de nadie más-
-¿Cómo podré liberar mi poder?-
-Buscando en tus recuerdos de niña, fue entonces cuando se bloqueó tu potencial-
-Recuerdos de niña no tengo casi ninguno, apenas recuerdo a mis padres-bajé la mirada, la daga seguía en mi cuello pero ya no tenía miedo. Isma la sujetaba con cuidado de no hacerme daño
-Son los recuerdos de tus padres los que lo bloquean-
-Pero, ¿si no tengo ninguno cómo lo van a bloquear? Además, en el caso de que lo encontrara, ¿qué debo hacer?-
-Recordarlo-
-¿Cómo voy a hacer eso? ¿Qué recuerdo debo buscar? ¿Algún momento feliz o alguna otra cosa?-estaba asaltada por las dudas
-Debes buscar el recuerdo de la muerte de tus padres-
Se me encogió el corazón por un segundo
-No Isma, eso no, no recuerdo bien lo que pasó, solo sé que fue horrible, no me hagas eso-rogué
-Lo siento pero si no afrontas ese recuerdo no podrás proteger a nadie-
-¿Proteger? No comprendo, ¿le podría pasar algo a Siegfried?-
-Sí, y a ti-
-¿Qué podría pasar?-estaba preocupada
-Lo mismo que le pasó a mi amigo y a su familia-
Me acordé de Siegfried y de nuestra noche
-¿Qué...qué debo hacer una vez esté en mi subconsciente?-cedí
-No lo sé, solo recuerda y afronta lo que pase-
-¿Y si no consigo encontrar el recuerdo? ¿O si me duele tanto que luego no puedo despertar?-dudas peligrosas asaltaron mi mente
-No te estreses, los recuerdos están clasificados por puertas-
-¿Cómo que por puertas? ¿Tengo puertas en la cabeza?-me sorprendí
-Sí, cada una contiene un recuerdo, según veas la puerta podrás saber de qué recuerdo se trata. No temas, te enviaré allí con mi poder-
Cavilé un minuto, debía asimilar mucha información nueva de golpe
-¿Cómo me haré pasar por muerta? No puedo fingir mi muerte, dejar de respirar y que mi corazón no lata-
-Para eso tengo la daga-
-¿La daga?-miré la misma, ¿qué tiene de especial?-
-Está impregnada de un veneno especial que impide que el cuerpo realice las funciones vitales pero que te mantiene con vida-
Me quedé pasmada
-Eres una caja de sorpresas, por un momento pensé que realmente acabarías con mi vida-
-No sería capaz de hacerte daño-sonrió
-¿Y qué pasará con los demás? Se preocuparán al ver que estoy muerta-
-No te preocupes, yo me encargo de eso-
-¿Seguro?-
-Seguro, buen viaje-tocó mi frente. Caí desmayada cuando lo hizo. Lo último que sentí fue mi cuerpo cayendo en sus brazos...