sábado, 22 de octubre de 2011

Capítulo 32: Tantos Demonios...Tantos Misterios...

-Debemos entrar-rompí el silencio del lugar. Di un paso al frente y empujé la puerta. Esta cedió sin problemas. Entré con pasos lentos pero decididos.
-Lo mejor es que algunos nos quedemos fuera, por si atacan-sugirió Sophitia.
-De acuerdo, quedaos vosotros-ordenó Siegfried. Su grupo de lucha, junto con algunos de la Caballería Real de Crimea, parte de los Mercenarios de Greil, los Laguz y la Apóstol, se quedaron fuera. Mientras, el resto, nos adentramos en el castillo. Me detuve al poco tiempo de caminar. Cerré los ojos al sentir un gran miedo en mi interior. Algo me decía que Devil estaba en un grave peligro.
-¿Estás bien Irina?-preguntó Siegfried. Abrí los ojos y asentí.
-Es Devil, está en peligro, lo siento-
-Deberíamos buscarla-sugirió Ike
-Dividámonos, cubriremos más terreno así-
Nos dividimos en grupos equilibrados y fuimos en busca de Devil. Siegfried, Nero, Jin y yo fuimos por el camino del lado izquierdo. Fuimos a dar a un pasillo muy largo con varias puertas las cuales observamos detenidamente.
-Tendríamos que escoger una-se burló Jin
-¿Sabes de algún lugar secreto?-pregunté mirando a Nero
-No, nunca he estado en el Castillo-confesó
-Tal vez por aquella-sentí algo tras la puerta.
Cruzamos la misma y fuimos a dar al patio trasero. Había ventisca y casi no se veía nada, por no decir que era de noche.
-Qué frío hace-me froté los brazos. Siegfried se abrazó a mí para darme calor.
-¿Qué cuernos es eso?-preguntó Jin impactado
-¿El qué Jin?-pregunté
Este señaló algo que brillaba en mitad de la ventisca. Eran dos mujeres desnudas de un color azul intenso que danzaban sensualmente.

-Esto debe ser una alucinación por culpa de la ventisca-dijo Nero impactado
-Seguramente-confirmó Siegfried apretándome más contra él.
-Creo que deberíamos atacarlas, tengo la sensación de que son demonios-Nero desenvainó su arma.
-Estoy contigo-me separé de Siegfried y me preparé para la batalla. Corrimos hacia las mujeres desnudas y las golpeamos con nuestras armas hasta hartarnos. Nada ocurrió, ni siquiera se defendían.
-No entiendo nada, ¿qué son exactamente?-preguntó Siegfried mientras retrocedía un poco.
-Nada que te incumba-dijo una voz monstruosa. Todos retrocedimos al escucharla. De repente, algo gigante se abalanza contra nosotros. Pudimos esquivarlo rápidamente. Cuando miré vi un sapo gigante, era enorme y tremendamente horrendo, era un demonio sin duda alguna que usaba a esas mujeres azules como cebo para cazar humanos, sobre todo hombres.

-Así que esta es tu verdadera forma-rió Nero
-¡No oses insultarme estúpido humano, te haré pedazos!-se cabreó el demonio
-Eso habría que verlo-se burló
El demonio no dijo nada más, solo se lanzó a por nosotros. Todos esquivamos su ataque y nos preparamos para una batalla de verdad. Mientras Siegfried y yo atacábamos a la bestia por los lados para distraerla, Nero le golpeaba por la espalda, y a veces en los morros, con su asombroso brazo. Era impresionante la fuerza que poseía.
Estuvimos peleando un buen rato, hasta que Nero se nos adelantó.
-¡Yo me ocupo de él!-dijo mientras se acercaba al monstruo con su brazo preparado.

Me quedé con la boca abierta, fue impresionante. Tanto que hasta los pelos de la nuca se me crisparon.
Nero se acercó a nosotros sereno, como si no hubiera hecho nada de lo que había hecho.
-¿Continuamos?-preguntó sonriente
-Sí, ha sido increíble-me puse a caminar
-Gracias-
-Entremos por ahí, a ver si llegamos a algún otro lugar, este sitio parece un laberinto-comentó Jin molesto.
Hicimos caso, entramos por la puerta y fuimos a dar a otro lugar. Estuvimos dando vueltas hasta que llegamos, de nuevo, a la sala principal. Vi que todo el resto del grupo aguardaba allí en silencio. Nos acercamos rápidamente
-¿Habéis encontrado algo?-pregunté nerviosa
-No, nada-confesó Ike
-Ni rastro de Devil-suspiró Geoffrey, parecía cansado.
-Debemos...-comencé a decir, pero no pude acabar. La misma sensación que me abordó en la Floresta Mitis me atacaba ahora de nuevo. Parpadeé repetidamente mientras sentía que me faltaba el aire. Antes de que nadie pudiese reaccionar, caí al suelo desplomada.
-Irina...-susurró alguien. Me giré pero solo vi oscuridad.
-¿Quién anda ahí?-
-Hay algo oculto en este lugar-volvió a decir. Por el tono de voz era una mujer.
-¿Dónde? ¿Quién eres? ¿Por qué me haces esto?-di varias vueltas a mi alrededor pero solo vi oscuridad.
-Tras el cuadro...-
-¿De qué me hablas? ¿Quién eres?-me puse nerviosa, estaba asustada. Me arrodillé en el suelo y me cerré los ojos.
-Irina-dijo la firme voz de Siegfried. Abrí los ojos y le vi.
-Ya vuelve en sí-dictaminó Nero
-¿Estás bien amor?-
Me senté en el suelo y me toqué la frente. Aún sentía el latir de mi corazón en ella.
-Sí, creo que sí-dudé.
-¿Qué os ha pasado?-se interesó Kieran
-He tenido una visión, alguien me hablaba de que hay algo oculto por aquí, tras un cuadro o algo así-recordé la inmensa oscuridad que me rodeaba.
-¿Te dijo algo más?-preguntó Jin
-No, luego me desperté-
-Me asusté cuando te desplomaste-confesó Siegfried mientras me ayudaba a ponerme en pie.
-Perdóname, no era mi intención-sonreí acercándome más a él.
-Lo sé-sonrió. Me cogió con delicadeza y me besó con ternura.
-Lamento cortaros el rollo pero creo que he encontrado el cuadro del que Irina hablaba-dijo Trish. Miré hacia donde ella lo hacía y vi un cuadro en el segundo piso.
-¿Cómo vamos a pasar? Es un fresco, pintado directamente sobre la pared-analizó Soren rápidamente.
-No sé, Nero ¿alguna idea?-pregunté girándome. No le vi.
-¿Dónde se ha metido?-se sorprendió Jin
-¡Estoy aquí!-gritó. Mire hacia el techo y le vi sobre un candelabro.
-¿Qué haces? Te vas a matar-advirtió Lady
-No es tan mala idea-sonreí mientras cogía la mano de Siegfried y me alejaba del lugar. Todos hicimos igual para evitar males mayores.
-¡Cuando quieras Nero!-accedí


Llegamos junto a Nero después del desastre que armó. Me cedió el paso.
-Las damas primero-sonrió haciendo una reverencia
-Gracias, muy astuto-le di una palmada en el hombro.
Todos entramos en la grieta y bajamos unas escaleras que se encontraban allí y fuimos a dar a una sala con una puerta al fondo.
-Por allí-decidió Nero
Le seguimos sin objeciones. Cruzamos la puerta y vi una especie de laboratorio con varias celdas y una katana partida en dos, flotando en un haz luz azul.
-¿Dante?-se impactó Lady. Ella y Trish corrieron hasta una celda donde se encontraba un hombre. Era alto y musculoso, de pelo corto y blanco y ojos azules. Llevaba unas ropas que desbordaban estilo. Me fijé en que llevaba una mujer en brazos, era esbelta, de pelo negro y trenzado.
-¿Estás bien Dante?-preguntó Trish un tanto nerviosa.
-Sí, estoy bien-contestó el hombre. En ese instante caí en que se parecía un montón a Nero.
-¿Alguien puede sacarlo de ahí?-pregunté mirando a Sothe. Este se acercó a la celda y la abrió con rapidez.
-Vaya, tu otra vez mocoso arrogante-dijo alguien. Todos nos giramos hacia aquella voz amenazante. Vi a un hombre muy alto, musculoso a más no poder, de piel muy oscura y cara malvada y ambiciosa.

-Tú...-dijo Nero desenvainando su arma. Antes de decir nada más se lanzó a por él. Ambos comenzaron a luchar encarnizadamente. Al cabo de muy poco tiempo Nero fue derrotado. Este vino a nuestro lado herido.
-Es mucho para uno solo-dije desenvainando mi arma. Todos nos lanzamos a por el hombre de piel oscura. Luchamos y luchamos pero nos derrotó a todos. Las espadas que portaba no eran normales, se transformaban en demonios voladores que nos atacaban desde diferentes ángulos por lo que no pudimos defendernos de todos. Retrocedimos hasta la celda donde el tal Dante se encontraba pero sin soltar nuestras armas.
-Yo me encargo-dijo alguien. Me giré y vi que Dante estaba dejando a la mujer en el suelo con mucha delicadeza.
-¿Estás seguro?-pregunté
-Por supuesto-sonrió
-No vas armado-
-¿Ah no?-
Antes de que me diera cuenta sacó un par de pistolas de debajo de su gabardina y abrió fuego con muchísima rapidez. Consiguió cargarse las espadas voladoras del hombre oscuro en apenas dos segundos.
-Vale, eso no me lo esperaba-cedí
-Soy así de sorprendente-guardó las pistolas y levantó la mano derecha
-¿Qué hace?-susurró Siegfried en mi oído
-No tengo idea-confesé.
No nos dio tiempo a más, Dante movió su mano y, de repente, una espada irrumpió en la sala rompiendo una pared. Fue directa a la mano del peliblanco.
-Asombroso-me impacté
Dante no me dijo nada, solo salió corriendo hacia el hombre de piel oscura. A los pocos minutos Dante había ganado la batalla sin un solo roce. Estaba claro que era un luchador experimentado.
-Esto no ha terminado-proclamó el hombre. Una luz amarilla lo envolvió durante unos segundos y cuando le miré de nuevo, vi algo repugnante a más no poder.

-¿Qué diantres es eso?-se sorprendió Sothe
-Un demonio-soltó Lady
-Adiós niño arrogante-dijo el demonio. Me fijé en que llevaba una mujer a cuestas, la cual estaba inconsciente.
El demonio-cucaracha salió volando y desapareció.
-Ha estado cerca-Dante cogió de nuevo a la mujer de pelo negro en brazos.
-Kyrie...-dijo Nero con los ojos como platos. Sentí dolor en su voz.
-¿Ocurre algo Nero?-me acerqué a él
-Se la ha llevado-clavó la mirada en algún lugar
-¿Es amiga tuya?-. Él asintió
-Iremos a por ella no temas-le puse una mano en el hombro.
-Debemos irnos de aquí cuanto antes-anunció Link
-Estoy de acuerdo-
Todos salimos corriendo de aquel extraño lugar, pero no habíamos encontrado a Devil. Tal vez el hombre-cucaracha se la habría llevado de allí junto con la otra mujer, Kyrie según Nero.
Al salir del castillo, me detuve en mitad del puente al sentir algo extraño a mi alrededor.
-¿Ocurre algo Irina?-se preocupó Siegfried
-Siento algo-
En ese instante una barrera oscura nos encierra a todos menos a Link y a Zelda, aislándonos de ellos.
-Hola héroe, volvemos a vernos-dijo una voz familiar.
-Ganon-Link se puso en guardia.
Este apareció de la nada con su espada luminosa en la mano. Link desenvainó la Master Sword y ambos, el Bien y el Mal, se pusieron a combatir. Mientras nosotros intentamos romper la barrera pero ni siquiera Nero pudo quebrarla con su brazo. Oí un grito de dolor y miré la arena de combate. Link, arrodillado y herido, había perdido la batalla.
-Lo siento crío, eres muy débil-se burló Ganon. Este le lanzó una bola oscura a Zelda y la dejó sin sentido. La cogió y desapareció en un aura morada. Al hacerlo, la barrera que nos encerraba se esfumó. Salí corriendo junto a Link, me arrodillé a su lado.
-Calma héroe-puse mi mano sobre su herida para evitar la pérdida de sangre.
-¡Rhys!-grité. Este se acercó corriendo a nosotros. Curó al joven con su bastón.
-Debemos...debemos ir a por Zelda-dijo mientras se ponía en pie.
-Estoy de acuerdo-decidí. Antes de que ninguno dijera nada más, un portal de las sombras aparece en el cielo y nos absorbe a todos.
Me desperté tumbada en el suelo boca abajo. Puse las manos en el suelo e hice fuerza. Conseguí arrodillarme a pesar del cansancio que sentía. Alcé la vista y vi una construcción gigante.

-Es el Cuartel General de la Orden de La Espada-dijo la voz de Nero. Me giré y vi que era el único que estaba consciente, a parte de mí. Di un paso al frente mientras un escalofrío recorría mi espalda. Me giré instintivamente y miré a la mujer que estaba encerrada con Dante, la chica del pelo negro trenzado. Había algo en ella que me resultaba muy familiar...