miércoles, 2 de febrero de 2011

Capítulo 13: La Caballería Real De Crimea

Me desperté varias horas antes de que amaneciese, mi reloj interno me decía que ya era hora de levantarse para ir a por lo camellos. Vi que estaba totalmente abrazada a Jin, este me abarcaba con sus brazos, como protegiéndome. Ambos estábamos cara a cara, Jin dormía plácidamente y su cara estaba muy cerca a la mía. Intenté moverme pero Jin se abrazó más a mí.
-Cielo, tengo que irme, suéltame por favor-le dije en voz baja. No se despertó pero su subconsciente le ordenó que me soltase.
-Gracias cielo, duerme-le dije mientras me ponía en pie. Me senté en la cama y me puse las botas para no coger frío en los pies y enfermar, solo me faltaba eso. Me levanté y cogí mi traje de combate de un armario que había por ahí, desolado entre las camas que había. Dormimos dentro del hotel La Veleta del Destino, el único hotel de Kakariko. Me puse el traje de combate, me lavé la cara un poco para despejarme y comprobé si todos estaban bien. Jin dormía al igual que Darky, y Link seguía dormido por el somnífero. Me acerqué a él.
-Lo siento Link, no tuve más remedio-dije disculpándome. Salí del hotel sigilosamente y me fui a la Fuente del Espíritu de Eldin para bañarme. Entré por una gruta que había a la izquierda de la fuente, caminé un poco por el camino, me quité la ropa y salté al agua. Estuve dándome un baño unos 10 minutos. Esa agua era curativa así que me lavaría y además curaría posibles heridas. Salí de la fuente y me sequé, cogí mi ropa y la di un poco de agua para quitar barro, sangre y todo tipo se suciedad que se quedaba adherida al traje mientras combatías o sencillamente montabas a caballo. La sequé con una suave brisa y me la puse. Me toqué la espalda para coger mis armas y lavarlas pero no pude.
-¡Maldita sea! Me las he dejado en el hotel-dije molesta. Volví trotando al hotel, subí las escaleras con cautela, entré en la habitación con el sigilo de un gato y me acerqué a mi cama. Tras la mesilla estaba oculta mi Master Sword y mi escudo Hyliano. Los puse en mi espalda y me dispuse a salir.
-¿Irina?-me preguntó una voz, miré a mi derecha y vi a Link mirándome. Fui junto a él corriendo y le tapé la boca con las manos para que no alertase ni despertase a los demás.
-¡Silencio! No toleraré que volváis a escapar-dije en voz baja. Le miré fijamente a los ojos y vi el brillo que siempre tenían los ojos de los humanos.
-Link...¿realmente sois vos?-pregunté. Quité mis manos de su boca lentamente.
-Lo lamento Irina, no sé que me está pasando, no puedo controlar mi cuerpo, es aterrador. Lamento haberos hecho daño en la tasca-me dijo. Vi sinceridad en su mirada.
-Link, moved los dedos de vuestra mano izquierda por favor-dije. Link obedeció y los dedos de su mano izquierda se movieron un poco.
-¡Podéis mover vuestro cuerpo!-dije asombrada.
-Me duele la cabeza y el pecho-me dijo. Le toqué la frente y estaba algo caliente. Puse mi oído en su pecho y escuché como su corazón latía irregularmente. Seguramente mantenía una batalla por el control de su propio cuerpo contra el Soul Control pero tarde o temprano el veneno ganaría.
-Os duele porque vuestro cuerpo lucha contra el veneno que os posee, pero igualmente el veneno volverá a apoderase de vos-le dije sentándome en la cama.
-Ganon, cuando os envió a algún lugar, me quitó la Master Sword de la mano y dos Stalfos me agarraron con fuerza. Uno de ellos me apartó el cuello de la camisa y el pelo, Ganon se acercó a mi con una jeringa en las manos y me la clavó en el cuello, me dolió mucho y lo que me inyectó me dolió aún más. Luego los Stalfos me soltaron y caí al suelo de rodillas, me dolía tanto el cuello que me puse la mano izquierda en el mismo. De repente un dolor horrible me subió del corazón a la cabeza y grité de dolor. Lo siguiente que recuerdo es que Ganon me ordenó mataros, luego estaba luchando contra vos y luego ese tal Darky me derrotó. Lo de la tasca y que Telma me golpeó lo recuerdo vagamente, pero recuerdo bien el haberos herido con la botella, lo lamento de corazón-me dijo Link mientras yo le intentaba calmar un poco acariciando su pelo.
-Bueno Link, olvidaos de eso, en unos días volveréis a ser vos-le dije.
-¿Zelda está bien?-me preguntó. No le dije nada, me puse en pie y me fui de la habitación. Llamé a la puerta de enfrente y Zelda me abrió la puerta algo adormilada.
-¿Qué ocurre Irina?-me preguntó frotándose un ojo.
-Vuestro amor quiere hablar con vos-la dije.
-Link...¿está despierto?-me preguntó algo más espabilada.
-Sí, es él de verdad, el Soul Control debe de estar dormido por el somnífero pero no le queda mucho más tiempo de consciencia, si queréis hablar con él este es el momento-la dije. Zelda cogió una chaqueta y salió corriendo a mi habitación. Ambas entramos en esta.
-No despertéis a los demás-dije cerrando la puerta.
-Link...-dijo Zelda acercándose a la cama donde este estaba encadenado.
-Zelda, lo siento yo...-dijo Link arrepentido.
-No importa, la culpa es mía por dejarte solo con Ganon-dijo Zelda sentándose junto a Link.
-No te eches la culpa, nadie a excepción de Ganon es el culpable-dijo Link.
-Link...lo que dijiste antes de que Ganon nos echara...¿era verdad?-preguntó Zelda. Noté como yo iba sobrando en la conversación así que me alejé un poco para dejarles más intimidad. Me senté en el suelo al lado de la cama donde Jin y yo dormíamos.
-Sí Zelda, te quiero y nada podrá cambiar ese sentimiento, por muchos venenos que me den siempre te querré-dijo Link. "Qué bonito, ojalá alguien sienta eso por mí algún día" pensé con tristeza.
-Link, yo también te quiero-dijo Zelda. Esta se inclinó sobre él y ambos se besaron con ternura e intensidad. Una lágrima se me escapó. "Vaya mujer solitaria estás tu hecha" me dijo Devil. "No es culpa mía ser una tierna, me gusta mucho ver que la gente se ama" la contesté. En ese momento Link se quejó de dolor ahogando un grito. Me puse en pie rápidamente y me acerqué a él.
-¿Qué le ocurre?-preguntó Zelda preocupada.
-El Soul Control comienza a apoderarse de él de nuevo-dije abriendo el cajón de la mesilla de la cama de Link.
-Zelda...perdóname si te hago daño-dijo Link conteniendo sus ganas de gritar.
-Sé que tú jamás me harías daño-dijo Zelda acariciando a Link. Cogí una jeringuilla de la mesilla la cual contenía una dosis de somnífero para dejarle dormido durante todo el día.
-No Irina, esperad un poco más...-dijo Zelda mirándome.
-No puedo esperar más, el Soul Control hace efecto rápidamente-dije apartando la camisa del cuello de Link.
-Zelda...es lo mejor...en unos días estaré...bien-dijo Link conteniéndose al máximo. Por lo que veía el Soul Control era doloroso cuando se apoderaba de ti. Y por los espasmos de los músculos del joven héroe debía de ser muy doloroso e insoportable. Le clavé la aguja con delicadeza para no hacerle daño. Inyecté el somnífero lentamente para que no sufriera mucho. A medida que lo inyectaba Link iba quedándose más quieto y relajado.
-Link...-dijo Zelda.
-Te...quiero...-dijo este. Al segundo se quedó profundamente dormido. Quité la aguja de su cuello, taponé durante unos segundos en agujerito que le había hecho y limpié la jeringuilla cuidadosamente. Luego la guardé de nuevo en el cajón de la mesilla.
-Lo lamento Majestad, pero era lo mejor. Así evitamos que Link sufra-la dije poniendo una mano en su hombro.
-Solo quiero que se ponga bien cuanto antes-me dijo.
-Lo sé Zelda, todos deseamos eso-la dije. Zelda se puso en pie y me abrazó. Me quedé algo impactada por su reacción.
-Gracias por cuidar de él-me dijo.
-De nada, es todo un honor-dije devolviéndola el abrazo. Estuvimos así un rato hasta que vi que había pasado una hora desde que me había levantado.
-Lo siento Zelda pero debo marcharme, vos seguid durmiendo, aún quedan un par de horas para que amanezca, debéis descansar para nuestro viaje a Tellius-dije. Zelda asintió y se marchó sigilosamente. Cuando cerró la puerta miré a Link.
-Juro que os salvaré Link...lo juro...-dije con rencor hacia Ganon. Salí de la habitación y luego del hotel. Cogí al loco de Spirit y me fui corriendo a la ciudadela por el sur de Kakariko. No hubo ningún incidente durante el camino. Llegué una hora después a la puerta sur de la ciudadela. No mi hizo falta entrar ni dejar a Spirit en la pradera, pues Perícleo me estaba esperando con toda una jauría de camellos atados unos a otros. Me desmonté de Spirit y me acerqué a Perícleo.
-Hola Irina, buenos días-me dijo.
-Buenas, gracias por la rapidez-le dije cogiendo las cuerdas que ataban a los camellos unos a otros.
-De nada, sabes que puedes contar conmigo-me dijo.
-Sí, lo sé-le dije acariciando el morro de un camello.
-¿Cómo está Link?-me preguntó.
-Su cuerpo lucha contra el veneno, antes de venir he estado hablando con él y está arrepentido de todo, me contó lo que le ocurrió en el castillo, pero pase lo que pase le salvaré-dije mirando a Perícleo fijamente a los ojos.
-Veo el valor brillar en tu mirada Irina, realmente aprecias a Link-me dijo.
-Es un amigo más-le dije.
-Si casi no tienes amigos, tus amigos son Jin y Darky, ellos dos son tus únicos amigos de verdad, los demás somos conocidos-me dijo.
-Ya bueno...-dije algo molesta con la conversación.
-Bueno, espero que te sirvan de ayuda-me dijo dando unas palmadas en el cuello de uno de los camellos.
-Seguro que sí, gracias de nuevo. Me voy que se me hace tarde-dije. Llamé a Spirit el cual se estaba comiendo la hierba de los jardines y vino trotando a mi lado. Me monté en él y até las cuerdas a la silla de montar.
-Gracias de nuevo-le dije. Nos dijimos adiós con la mano y salí galopando con 23 camellos tras de mí. Al cabo de otra hora llegué a Kakariko, ya había amanecido. Entré en Kakariko y no vi a nadie esperando en la calle, era raro pues Jin sabía que me iba, y además Ike era muy madrugador por lo que me extrañó que ninguno de los dos estuviera allí esperando. Al rato sale Lila, la hija de Leonardo, del Templo, la noté muy tensa.
-¿Qué pasa Lila?-la pregunté.
-Unos caballeros se los han llevado-me dijo Lila señalando la salida norte de Kakariko.
-¿Como que unos soldados se los han llevado?-pregunté sorprendida.
-Un caballero de azul vino, habló con el hombre de pelo azul y capa roja y se llevó a la chica del pelo blanco y a lo demás. También se llevaron a Jin, Darky, Link y Zelda-me dijo.
-Lila, coge los camellos y átalos por donde pilles, me voy a partirle la cara a algún idiota-dije con ira. Le di la cuerda de los camellos a Lila y me puse a galopar con Spirit a toda velocidad. Llegué a la pradera de Hyrule del oeste del castillo en 10 minutos. Llegué a la entrada de esta y vi a un grupo de soldados en el centro de la pradera.
-No veo quien es ¿y tú?-le pregunté a Spirit, este negó con la cabeza.
-¡Eagle!-grité. Mi águila favorita se posó en mi brazo izquierdo.
-Vete a ver quienes son esos de allí, dime si el grupo está preso o qué pasa-le dije. Eagle elevó el vuelo y se fue, voló por encima de las cabezas de todos y al rato vino a mi lado.
-Los Mercenarios de Greil no están atados pero La Brigada del Alba y los chicos sí-me dijo.
-¿Quién es el jefe?-le pregunté.
-No lo sé, pero tiene el pelo azul corto, ojos azul claro y armadura azul-me dijo.
-Sea quien sea pagará caro el haber ido a por mis amigos-dije enfadada. Le dije a Eagle que rondase los alrededores y Spirit y yo fuimos corriendo junto a ese grupo de personas, que, aparentemente, parecían guerreros profesionales. Al cabo de un rato llego al lado del último, era un hombre de pelo rosa y rizado, tenía cara de borrachín. Según lo que me habían contado era Makalov, un componente algo "inestable" de la Caballería Real.
-¿Quiénes sois?-pregunté como si nada. Al segundo un caballo blanco para y se da la vuelta, vi al joven que Eagle me describió. Este se acercó a mí montado en su caballo. "No está mal" dijo Devil con picardía. "Ya lo veo no soy ciega" la dije. El hombre se puso frente a mí y todos los soldados se pusieron tras él en una perfecta formación.
-¿Y vos quién sois?-me preguntó.
-Me llamo Irina y aquellos de allí son amigos así que si no os importa voy a liberarlos-dije bajándome de Spirit y caminando hacia Jin, el cual llevaba a Link en la espalda. El hombre de pelo azul se bajó de su caballo y se puso delante de mí, cortándome así el paso.
-Disculpad pero quiero pasar-dije. Intenté pasarle por la derecha y la izquierda pero el joven quería guerra.
-Soy Geoffrey, General de la Caballería Real de Crimea. Estos son La Brigada del Alba, tengo órdenes de apresar a todo el que sea de Daein y de buscar a Los Mercenarios de Greil-me dijo.
-Bueno, pues llevaos a Los Mercenarios si lo deseáis pero a mis amigos los soltaréis como que me llamo Irina ¿estamos?-pregunté con toda la delicadeza que Devil podía albergar.
-Lo lamento pero no tengo porqué acceder a vuestra petición-me dijo.
-Vos sois Geoffrey el vasallo de la Reina Elincia ¿cierto?-pregunté.
-Veo que sabéis bien quien soy-me dijo.
-Bien, sé que sois un paladín excelente con la lanza así que no me conviene enfrentarme a vos, así que os lo pediré por favor, liberad a mis amigos-le dije con cortesía.
-Lo lamento pero no puedo-me dijo.
-En tal caso habrá que luchar-le dije.
-¿No decíais que no os convenía luchar contra mí?-me preguntó.
-Merece la pena intentarlo-le dije.
-Bien, como deseéis Irina-me dijo cogiendo la lanza de su espalda. Era una Lanza Valor, una de las lanzas más ligeras y poderosas de todas, por lo que me podría atacar varias veces seguidas, pero mis reflejos de lobo podrían contra él, no tenía duda alguna.
-¿No empuñáis ningún arma?-me preguntó.
-No gracias, primero quiero ver y analizar vuestros movimientos para luego escoger el arma indicada y poder heriros lo más rápidamente posible para que me lleve a mis amigos cuanto antes y nos olvidemos de esto-le dije sin dejar de sonreír.
-Como deseéis-me dijo. Al instante se lanzó a por mí con una estocada pero la esquivé ágilmente. Intentó golpearme con el mango de su lanza pero lo esquivé sin apenas moverme del sitio. Estuve esquivando sus ataques un buen rato.
-No está mal querido Geoffrey, pero cometéis un grave fallo-le dije sonriendo.
-Decidme cuál es por favor-me dijo recuperando el aliento.
-Atacadme y lo veréis-le dije. Me volvió a atacar con una estocada, la esquivé girándome, mi espalda rozaba la lanza, la cogí con los brazos y golpeé la cara de Geoffrey con el mango, hice varios movimientos y me hice dueña y señora de la lanza. Me puse en posición de ataque.
-Vuestro problema es que ofrecéis vuestra lanza a vuestro enemigo y eso, querido Geoffrey, no es nada bueno-le dije. Comencé a golpearle con su propia lanza, le lancé una serie de cuchilladas que no hubiese podido esquivar ni en un millón de años. Tras la tunda que le dí cayó al suelo boca arriba totalmente abatido. Tenía cortes y heridas las cuales sangraban, su respiración era rápida y, por la contracción de sus pupilas, no esperaba esa reacción por mi parte. Clavé la lanza en la tierra con aire triunfal.
-¡¡Geoffrey!!-dijo una mujer que iba en su grupo. Tenía el pelo largo y del mismo color que el del hombre. Esta se bajó del caballo y se acercó al hombre herido. Por el olor que ambos desprendían eran hermanos. Me acerqué a él pero su hermana me cortó el paso. Me apuntó al cuello con su espada.
-Calma, solo voy a curarle, es mi costumbre después de darle una paliza a alguien-la dije.
-Apartaos de él-me dijo.
-Bueno, como queráis-la dije. Dejé la lanza clavada en la tierra y me acerqué a Jin. Quité a Link de su espalda y desaté a ambos.
-¿Estás bien Jin?-le pregunté.
-Sí, has estado espectacular-me dijo.
-Muchas gracias-le contesté. Cogí a Link del suelo y me lo eché a la espalda. Jin liberó a La Brigada pero un hombre de armadura roja con un hacha en la mano impidió a Jin liberar a Sothe y Micaiah.
-Disculpad pero debo pasar-dijo Jin. Este intentó pasarle varias veces pero el hombre de la armadura roja se lo impidió.
-Déjale pasar Kieran, Irina me ha ganado limpiamente, es libre de llevárselos-dijo Geoffrey, el cual seguía tendido en el suelo con su hermana a su lado, taponando una herida que le hice en el costado.
-Veo que sois honrado-le dije.
-Soy un caballero, es algo natural en mí-me dijo.
-No hables Geoffrey, debes descansar-dijo su hermana.
-¿Estás seguro Geoffrey?-preguntó el tal Kieran.
-Totalmente, déjala pasar y liberar a sus amigos-dijo Geoffrey. Kieran se apartó del camino de Jin y este liberó a Micaiah y Sothe.
-Yo llevo a Link, no hagas esfuerzo Irina-me dijo Darky. Este cogió a Link en brazos y se lo puso en la espalda. Me acerqué a Geoffrey de nuevo pero su hermana me impidió avanzar.
-Os he dicho que no os acerquéis a él-me dijo apuntándome con su espada.
-Solo quiero curarle, lo juro-la dije elevando las manos, mostrando así que no tenía malas intenciones.
-Déjala Lucia, no creo que me mate pues ya tuvo oportunidad antes-dijo Geoffrey. Su herida cada vez sangraba más y Geoffrey iba perdiendo fuerza y consciencia.
-Espero que no le hagáis daño-me dijo Lucia envainando su arma.
-No lo haré-la contesté. Me dejó acercarme a Geoffrey y me arrodillé a su lado. Puse mis manos sobre su herida y dejé que Devil me traspasase sus poderes curativos. Poderes que solo ella poseía pues yo no tenía capacidad para curar a alguien así sin más. Yo no tenía esa cualidad.
-Caelestis remedii-dije concentrándome. Al segundo las heridas de Geoffrey desaparecieron. Este se sentó en el suelo y miró fascinado el lugar donde estuvo herido.
-¿Cómo lo habéis hecho?-me preguntó sorprendido.
-Es algo que sé hacer desde hace mucho, pero se lo debo todo a una vieja amiga-le contesté.
-Gracias-dijo Lucia.
-No hay de qué-la contesté. Me puse en pie y miré a mi grupo.
-Bueno, nosotros nos vamos-dije.
-La reina nos necesita, debemos ir inmediatamente a Crimea-me dijo Ike.
-Haced lo que queráis Ike, yo no os obligo a nada-le dije.
-Gracias, espero que Link se recupere cuanto antes-me dijo.
-Eso esperamos todos-dijo Darky.
-Bueno, Mercenarios, todo un placer haber luchado a vuestro lado-dije.
-El placer es nuestro-dijo Ike. Los demás nos fuimos de vuelta a Kakariko. Montamos a Darky y a Link en Spirit y volvimos al paso. Cuando estábamos entrando por el portón de Kakariko alguien me llama. Me giré y vi a Geoffrey montado en su caballo. Se acercaba a mi al galope.
-¿Quieres que nos quedemos?-me preguntó Jin.
-No hace falta, adelantaos ahora os alcanzo-le dije. Todos se alejaron de mi hasta que los perdí de vista. Cuando Geoffrey estuvo a mi lado se desmontó de su caballo.
-¿Ocurre algo Geoffrey?-pregunté preocupada. Se acercó a mi y extendió su mano derecha.
-Se os ha caído esto-me dijo. Miré bien lo que tenía en la mano y vi mi saco de rupias.
-Se me debió caer cuando luchamos, gracias por traérmelo-le dije cogiendo el saco de sus manos.
-De nada-me dijo sonriente. Até de nuevo el saco a mi cinturón y lo aseguré bien para que no se me volviese a caer.
-Gracias, sois todo un caballero-le dije.
-Como os dije antes es algo natural en mí-me dijo.
-Bueno, gracias. Lamento haberos dejado en ridículo pero no tuve opción-le dije.
-No importa, un buen caballero aprende de sus errores-me dijo. En ese momento Eagle vino volando rápidamente y se posó en mi hombro izquierdo.
-¿Qué pasa cielo?-le pregunté.
-¡Ludveck y Jarod están aquí, están apresando a todos!-me dijo con rapidez.
-Ay Dios...-dije preocupada. Eagle elevó el vuelo y yo me transformé en lobo. Noté como Geoffrey se sorprendía por mi repentina transformación. Me olvidé por completo de él y salí corriendo. Llegué a Kakariko y vi como la escolta de Jarod y Ludveck apresaban a todos. No me lo pensé dos veces, salí corriendo con todas mis fuerzas y me abalancé sobre un soldado que hirió a Jin en el abdomen. Caímos al suelo, yo encima de él. Le mostré mis afilados dientes de bestia y comencé a quitarle la armadura a base de mordiscos y zarpazos. Cuando iba a llegar a la yugular para matarlo una flecha hace blanco en mi costado derecho, quitándome así de encima del soldado. Me puse en pie, estaba algo aturdida y la cabeza de la flecha me hacía daño en la carne. Miré a mi alrededor y vi a Jin tendido en el suelo boca arriba, un soldado estaba junto a él. Este estaba elevando su espada contra Jin, apuntando directamente al corazón.
-¡¡Kazama!!-grité. Abrí las alas y me lancé. Mientras volaba me transformé en humana. Caí sobre Jin, con mi espalda mirando al soldado y mi cara quedó en el cuello de mi amigo. El soldado bajó su arma y me clavó el filo de esta cerca del omóplato derecho. Grité de dolor pero al menos protegí a Jin de una muerte segura. El soldado desclavó su espada de mi cuerpo y se marchó corriendo.
-¡¡Irina!!-dijo Jin. Este se sentó en el suelo conmigo encima de él.
-¡Irina mírame! ¡Irina!-me dijo cogiéndome la cabeza con ambas manos, obligándome a mirarle a los ojos.
-Jin...-dije a duras penas. La espada me había herido la espalda y, además, me atravesó el pulmón con la puntería suficiente como para pasar entre mis costillas.
-Irina aguanta, por favor aguanta-me dijo. Noté desesperación en el latir de su corazón.
-Fu..en..te...-dije intentando explicarle a Jin que me llevase a la Fuente del Espíritu de Eldin.
-¡La fuente!-dijo Jin. Este me cogió en brazos con fuerza y delicadeza y se puso en pie. Corrió a la fuente esquivando a los soldados y se arrodilló en el agua de esta. Me quitó la flecha aún clavada en mi costado y dejó mi cuerpo caer en el agua, pero sujetó mi cabeza por encima del nivel de esta para no ahogarme. Con la mano que le quedaba libre, la derecha, cogió agua y me la echó en la herida, la cual se veía también desde delante. Al poco rato la herida mortal sanó y pude respirar sin esa sensación de ahogo que tenía antes al tener el pulmón bañado en sangre. Jin me apoyó en su hombro y con su mano derecha me acarició la cara.
-¿Estás bien Irina?-me preguntó aún con angustia en su corazón.
-Estoy bien Jin, gracias-le dije mirándole a los ojos.
-Gracias a ti por salvarme la vida-me dijo.
-Eres mi amigo, te protegeré hasta la muerte-le dije. Me senté por mi propia cuenta y le abracé con fuerza.
-Temí perderte-me dijo.
-Sabes que haría muchas cosas con tal de verte a salvo-le dije. Me separé de él y me apartó el pelo de la cara.
-Luego no me extraña que piensen que somos novios-me dijo sonriendo.
-Nos queremos tanto que aparentamos un estado diferente al real, todos piensan eso pero ya sabes lo que debes saber-le dije.
-Cierto-me contestó.
-¡¡¡Irina!!!-gritó la voz de Sothe. Jin y yo miramos tras nosotros. Vi que aún quedaban soldados y que Ludveck seguía luchando contra nosotros. Darky se encargaba de él cosa que le estaba costando bastante. La Brigada estaba siendo arrinconada por la escolta de Ludveck, lo que más me extrañó es que no vi a Jarod por ningún lado.
-Vamos a echarles una mano-dije. Jin y yo nos pusimos en pie y un par de soldados se acercaron a nosotros. Al que se acercó a mi le di una patada en "la zona íntima", luego le di un puñetazo en la nariz rompiéndole el tabique y, para rematar, hice un giro y le di una patada en el estómago lanzándolo varios metros hacia atrás.
-Eres la mejor alumna que he tenido nunca-me dijo Jin colocándose para arrearle al soldado que iba a por él.
-Gracias maestro-le contesté sonriendo. Cuando el soldado estuvo cerca de Jin este le esquivó, le quitó la lanza de las manos y le golpeó con el mango de la misma, dejando al soldado inconsciente.
-Veo que yo tampoco enseño mal del todo-dije sonriendo.
-¡¡Irina ayuda!!-gritó Darky, el cual mantenía una batalla colosal contra Ludveck.
-Tú ve a ayudar a La Brigada, yo me encargo de Ludveck-le dije a Jin. Ambos nos separamos. Me puse al lado de Darky y desenvainé mi arma.
-Tú eres la mujer de la tasca...-me dijo Ludveck
-Si bueno, lamento haberte dejado con la miel en los labios pero no eres mi tipo-le dije.
-Pagarás por el ridículo en el que me dejaste-me dijo con ira. De un golpe dejó a Darky fuera de combate. Me acerqué a él y comprobé que tenía pulso. En ese momento Ludveck me golpea con la empuñadura de su espalda en la mano, me hizo soltar la Master Sword. Me puse en pie de un salto y miré fijamente a Ludveck.
-Dime, ¿cómo escaparás de esta?-me preguntó.
-No sé, creo que improvisaré un poco por el camino-le dije. En ese momento comenzó a avanzar hacia mí. Me puse a caminar hacia atrás para mantener las distancias. Llegó un momento en el que me topé con la roca de la montaña. Me había hecho la encerrona.
-Bueno María, suponiendo que esa sea tu nombre cosa que dudo mucho, ¿una última súplica?-me preguntó. 
-Ehh...no gracias-dije sacándole de quicio. Ludveck me hizo caer al suelo con una patada en el tobillo cosa que me dolió bastante. Caí de culo al suelo y me llevé las manos al tobillo derecho. Miré a Ludveck y vi como este elevaba su arma contra mí. "Devil, creo que te toca entrar en acción" la dije, "¡Cuando quieras, estoy lista!" me dijo emocionada. Cuando iba a darle el control a Devil una flecha hace diana en el abdomen de Ludveck, no sé como porque llevaba la armadura. Fuera quien fuese debía tener una puntería excelente. Ludveck soltó su espada y se alejó de mi. Miré a mi derecha y vi a Shinon con el arco en las manos. Los Mercenarios estaban listos para la batalla y vi también a Geoffrey con la Caballería Real. Era una vista preciosa, que mostraba valor y camaradería, pero era un tanto impactante.
-¡Rodeadle!-gritó Geoffrey desde lo alto de su caballo. Toda la Caballería Real rodeó a Ludveck, protegiéndome así de ese tirano. Mientras tanto, los Mercenarios dejaron fuera de combate a algunos soldados de la escolta de Ludveck, pero no a todos, ayudando así a la Brigada del Alba. Al rato una muchacha de pelo corto y rosa montada en un hermoso pegaso blanco se puso a mi lado. Por el olor que desprendía era hermana del hombre que me encontré antes en la pradera, el tal Makalov.
-¿Estáis bien?-me preguntó.
-Si-dije simplemente. En ese instante me acordé de Darky, el cual seguía totalmente inconsciente. Me puse en pie con dificultad pues el tobillo me dolía horrores, pero saqué fuerza de la debilidad y me acerqué a Darky. Me lo eché a la espalda para quitarlo del campo de batalla donde, según mi interior, se libraría una batalla colosal. Lo llevé a La Fuente del Espíritu para que recuperase la consciencia. Le mojé la cara con el agua y Darky comenzó a toser un poco. Abrió sus ojos rojos como el fuego y estos me miraron.
-Tienes unos ojos preciosos-me dijo. Me reí un poco y le ayudé a incorporarse.
-Los tuyos tampoco están mal-le dije apartándole el pelo de la cara.
-¿Estás herida?-me preguntó.
-Me duele un poco el tobillo pero estoy bien, ¿y tú?-pregunté
-Algo mareado pero bien-me dijo. Nos pusimos en pie y miré a mi alrededor. La Brigada del Alba se estaba acercando a nosotros. Jin se puso a mi lado izquierdo y Darky al derecho, como protegiéndome de un peligro invisible.
-Ludveck, Duque de Felirae, volvemos a vernos-dijo Geoffrey bajándose de su caballo.
-Geoffrey cuánto tiempo, ¿cómo está la reina?-preguntó Ludveck con fingido interés mientras retrocedía un poco debido a su herida en el costado por cortesía y puntería magnífica de Shinon.
-Estaría mejor si vos estuvierais muerto-dijo Geoffrey poniéndose cara a cara con Ludveck. El latir de su corazón me mostraba que sentía rencor y odio hacia él.
-Bueno, Geoffrey, creo que no hay más opción que luchar-dijo Ludveck quitándose la flecha del costado. Un curandero, vivo aún, de su escolta usó el bastón "Sanar" y curó a Ludveck, dándole así algo de desventaja a Geoffrey.
-Bueno Geoffrey, cuando quieras-dijo Ludveck empuñando su espada. Geoffrey le dio una orden a Kieran que no pude entender y toda la Caballería Real se apartó de su líder. Todos se pusieron a nuestro lado, pero sin dejar de velar por la seguridad de su general. Geoffrey desenvainó su lanza de la hermosa funda donde la guardaba celosamente y se dispuso a luchar hasta la muerte. Ambos contrincantes se acercaron al centro del pueblo. Se miraron con odio y se pusieron a luchar. Geoffrey lo tenía más fácil. La lanza era lo suficientemente larga como para herir a Ludveck desde la distancia. Estuvieron luchando con toda la ira de sus corazones y la fuerza de sus cuerpos. A la hora de estar luchando, Ludveck consigue desarmar a Geoffrey hiriéndole en el abdomen. Este soltó su lanza en acto reflejo y se echó las manos a la herida, la cual atravesaba todo su abdomen de un lado a otro. No sé como pero pudo atravesar la cota de malla que protegía el cuerpo del joven general. Ludveck cogió el arma de su enemigo y la lanzó como una jabalina. Esta se clavó en el tejado de una de las casas abandonadas de Kakariko. Geoffrey quedó totalmente desarmado y sin nada a mano para poder defenderse. Noté como el corazón de su hermana Lucia latía desbocado. Me acerqué a ella con disimulo. Era raro pero era la única mujer de la Caballería que iba a pie.
-¿Por qué no le ayudáis?-la pregunté.
-Geoffrey nos ha dado órdenes de no intervenir en la batalla, por fea que se ponga-dijo ella con impotencia y voz temblorosa.
-Creo que conozco ese tipo de orden-la dije recordando la batalla en el puente entre Daein y Crimea.
-Así que no vais a ayudarle aunque sea vuestro hermano-dije intentando convencerla de que lo ayudase.
-No. Es mi hermano pequeño pero es el general de la Caballería, todo lo que él diga se acata sin ninguna objeción-me dijo fríamente.
-Bueno, de acuerdo-dije dejando el tema. Volví a fijarme en la batalla. Geoffrey iba retrocediendo, con sus brazos abarcando su abdomen para detener la hemorragia, mientras Ludveck avanzaba hacia él con una sonrisa malévola dibujada en su rostro.
-Bueno Geoffrey, creo que este es tu final-dijo Ludveck. Ambos estaban muy lejos de la fuente pero con mi oído de lobo era capaz de escuchar hasta el latir de sus corazones.
Geoffrey, por la falta de sangre en sus piernas, cayó al suelo de rodillas.
-Vaya hombre, gracias, así me ahorras el obligarte a ponerte de rodillas-dijo Ludveck avanzando hacia Geoffrey.
-Geoffrey...-dijo Lucia con angustia. Pensé rápidamente la manera de ayudar al general antes de que lo decapitasen o lo ensartasen como un pincho moruno. "Hay que salvar al héroe cañón" me dijo Devil, "ahora mismito le ayudamos" dije con picardía.
-¡¡Esperad Ludveck!!-grité para distraerlo mientras daba un paso al frente. Este se giró y me miró.
-¿Qué quieres ahora?-me preguntó con desprecio. Pasé olímpicamente de él y miré a Geoffrey a los ojos. Me adentré en sus bonitos ojos azulados y conseguí hacer algo que estuve intentando hacer con Jin desde hacía mucho, era un conjuro muy complicado y suponía un peligro para mí, pero estaba dispuesta a correr el riesgo.
-¡Mutato corpore!-grité. Al segundo noté como si algo cogiese mi alma y la quitase de mi cuerpo. Lo mismo pasó con Geoffrey. Me quedé aturdida durante unos segundos y cuando abrí los ojos estaba arrodillada frente a Ludveck. "¡Lo he conseguido!" pensé. Me fijé en que la herida del cuerpo de Geoffrey era más seria de lo que aparentaba ser. Me puse en pie con algo de dolor y mire por encima del hombro de Ludveck. Vi mi cuerpo tirado en el arenoso suelo de Kakariko. Jin y Darky estaban a mi lado, pero se llevarían una gran sorpresa al ver que el alma de Geoffrey estaba ahora en mi cuerpo. Le toqué un hombro a Ludveck el cual seguía mirando mi cuerpo. Se giró y me miró sorprendido.
-Vaya Geoffrey, no esperaba que te pudieras poner en pie-me dijo.
-Para ti señorita Geoffreyna, si no te importa-dije con la voz de Geoffrey, algo que me impactó bastante. Ludveck se quedó pálido y yo le empecé a golpear con los movimientos karatecas que me enseñó Jin. Eran difíciles de ejecutar con la armadura pero sobretodo con un cuerpo más alto y fuerte que el mío, por lo que no podía medir bien ni la fuerza con la que golpeaba ni la distancia a la que debía hacerlo. Al cabo de un rato pude abatir a Ludveck, este quedó tumbado en el suelo boca arriba. Le di una patada a su espada y la mandé lejos de él para que no me atacase.
-Así que los rumores son ciertos...sois La Diosa de la Guerra-me dijo.
-Creo que es bastante obvio que sí cielo-dije. Quedó algo cursi con la voz de Geoffrey.
-Lo siento, pero no me voy a dejar abatir por una mujer en el cuerpo de un hombre-me dijo Ludveck. Al segundo una ráfaga de ElWind me lanzó varios metros hacia adelante, alejándome así de Ludveck. Quedé tumbada en el suelo boca abajo, me apoyé con los brazos en el mismo y miré al cielo. Vi un dragón de Felirae. Este se acercó a Ludveck y se lo llevó.
-¡¡Nos veremos otro día no muy lejano!!-me gritó desde el lomo del dragón. Al poco rato desapareció entre las nubes del cielo de Hyrule. Me puse en pie con dificultad y miré a todos. Vi que Geoffrey se había despertado. Me acerqué a él y vi que estaba totalmente aterrado.
-¿Qué...ha pasado?-preguntó impactado mirándose las nuevas formas de su cuerpo.
-Es un conjuro que llevo practicando desde hace mucho, nunca conseguí ejecutarlo pero por primera vez he conseguido meterme en el cuerpo de otra persona-le dije. En ese instante me toqué la herida pues me dolía mucho.
-¿Es grave la herida?-preguntó Lucia.
-Sí...lo...es-dije. Caí al suelo de rodillas. Jin se acercó a mí y puso sus manos en mi abdomen.
-Cúrala Rhys, rápido-dijo Ike. Rhys se acercó a mi y puso su bastón en mi abdomen, el cual no era plano sino que tenía unos abdominales bien marcados. Me curé al instante.
-Gracias Rhys-dije. Cada vez me impactaba más al oírme hablar así, con esa voz tan diferente para mí.
-¿Podéis devolverme a mi cuerpo? Os lo ruego-me dijo Geoffrey. Me puse en pie y me acerqué mucho a Geoffrey.
-Miradme a los ojos fijamente por favor-le dije. Geoffrey me miró con mis ojos. Ahora que los veía exteriormente no eran tan sosos como pensaba. Noté como Geoffrey se ponía nervioso.
-Calmaos Geoffrey, no duele-le dije, -ruego que alguien nos coja por detrás-dije. Jin se puso tras de mi cuerpo, osea de Geoffrey y Kieran se puso tras de mi.
-Unaquaeque anima ad corpus suum-dije. Al segundo sentí la misma sensación de antes. No era dolorosa cosa que agradaba mucho. Quedé aturdida de nuevo y cuando abrí los ojos vi a Jin. Estaba sentada en sus piernas.
-Hola Irina, bienvenida a tu cuerpo de nuevo-me dijo Jin acariciando mi cara.
-Me alegra volver a mi delicado cuerpecito de princesa-dije riendo.
-Irina, os debo la vida, pedidme lo que queráis y haré todo lo que esté en mi mano para poder cumplirlo-me dijo Geoffrey. Miré hacia arriba y vi a este extendiendo su mano hacia mí. La cogí y me puse en pie con su ayuda.
-Necesitamos ir a Tellius por un asunto, íbamos a ir con esos camellos-dije señalando a los mismos, los cuales pastaban tranquilamente.
-Nosotros hemos venido a caballo, cruzar un desierto a caballo es agotador, pero mejor que cruzarlo a pie-me dijo.
-Pues nosotros lo cruzamos a pie-dijo Ike.
-Menudo suicidio-dijo la mujer del pelo rosa.
-Bueno, Marcia, si han podido una vez con el calor del desierto no creo que les pase nada si lo cruzan de nuevo-dijo Geoffrey.
-Disculpad pero...¿alguien ha visto a mi hermana?-preguntó de repente Sothe. Hice memoria y la última vez que la vi fue cuando Geoffrey vino a darme mi saco de rupias.
-No la he visto-dijimos todos casi a coro.
-Madre, ¡casi me olvido de Link y Zelda!-dijo Darky, este salió corriendo y se fue tras una casa de Kakariko. Al rato sale Spirit con Link y Zelda en el lomo.
-Así que estabais ahí-dije.
-Darky nos ayudó a escondernos antes de que Ludveck le atacase, le debo la vida-dijo Zelda.
-De nada, todo un honor salvar a mi "yo bueno"-dijo Darky
-Por favor, estaba hablando de mi hermana-dijo Sothe algo desesperado. En ese momento me acordé de algo. "Nos veremos otro día no muy lejano" dijo la voz de Ludveck rebotando en mi mente.
-¡Será hijo de su madre!-grité enfadada.
-¿Qué ocurre Irina?-me preguntó Sothe preocupado por su hermana.
-¿Alguien vio a Jarod durante el combate?-pregunté. Todos negaron con la cabeza.
-Está claro-dije poniendo mi mano derecha en mi frente.
-¿El qué está claro?-me preguntó Sothe al borde del ataque de nervios.
-La batalla contra Ludveck fue una distracción para que, mientras luchábamos, Jarod se llevase a Micaiah-dijo Soren con la típica serenidad de su carácter.
-¡¿Qué?!-dijo Sothe, -no...no puede ser...-dijo este con la mirada perdida. Se dejó caer en el suelo como un saco de patatas. Quedó arrodillado y con el rostro pálido como la nieve.
-Entonces la obligarán a predecir cosas-dijo Sothe.
-Es lo más probable-dije pensando con mucha rapidez, barajando todos los lugares donde podían haberse llevado a Micaiah, pero no tenía idea alguna de donde podrían haberla llevado.
-Micaiah...-dijo Sothe a punto de romper a llorar como un niño.
-¡No me valen los lloriqueos!-grité con Devil enfadada en mi ser.
-Dejadle, está en su derecho-me dijo Ike
-Lo siento, Devil se pone de los nervios cuando alguien a su alrededor pierde los estribos o se pone a llorar pensando que así se arreglarán las cosas-dije disculpándome.
-¿Vos no podéis olfatearla con vuestra otra forma?-me preguntó Geoffrey.
-Puedo intentarlo-dije. Miré a Sothe, este levantó la mirada y me miró a los ojos fijamente.
-Decidme qué puedo hacer-me dijo poniéndose en pie.
-Lo primero calmaros-dije acercándome a él y poniendo mis manos sobre sus hombros.
-Lo intentaré-me dijo.
-Bien, lo segundo ¿tenéis alguna prenda de Micaiah?-le pregunté.
-Lo lamento, toda la ropa que tiene la llevaba puesta-me dijo. Suspiré algo desesperanzada.
-Lo siento, si no tengo una pista modelo no puedo seguir el rastro. Se la habrán llevado a caballo por lo que el olor de la piel de este confunde mucho, lo sé por experiencia propia-dije.
-Entonces Micaiah...-me dijo Sothe mirándome con cara de carnero degollado.
-Lo lamento Sothe, tendremos que buscar otra alternativa-dije. Noté como el corazón de Sothe se partía en dos. Le puse una mano en el hombro en señal de apoyo.
-Tal vez...-dije pensando.
-¿Tal vez qué?-me preguntó Sothe ansioso.
-¡Dokami!-grité llamando a uno de mis mejores rastreadores. Al segundo este aparece de la nada. Giró un poco la cabeza y me miró con su típica cara de interesante.

-No te hagas el chulo y ven aquí-le dije. Dokami vino hasta mí corriendo como un loco, aún era joven y tenía mucha vitalidad. Vino tan corriendo a mi lado que pensé que me atropellaría.
-¡Quieto Dokami!-le dije poniendo una mano delante de mí. Dokami frenó en seco y su mojada nariz rozó mi mano.
-¿Cuántas veces te he dicho que no vayas como un loco a los sitios?-le dije. Dokami agachó un poco las orejas en señal de arrepentimiento.
-Bueno, deja eso, tengo una trabajito para ti-le dije. Dokami se puso más contento que unas castañuelas y comenzó a ladrar y a mover la cola de un lado a otro. Incitándome a darle ya la orden.
-Quiero que vayas a la habitación donde la hermana de este muchacho ha dormido-dije señalando a Sothe, -luego quiero que huelas su almohada y que sigas el rastro-le dije. Dokami ladró en señal de que acataría mi orden y que la cumpliría. Salió corriendo a una casa de Kakariko. En ese instante me acordé de la lanza de Geoffrey.
-Creo que aquello es vuestro general-dije señalando la lanza.
-¡Casi se me olvida!-me dijo. Abrí las alas y me fui al tejado de la casa. Desclavé con algo de dificultad la lanza del tejado de madera y bajé al suelo. Caminé hasta la fuente y le di la lanza a Geoffrey.
-Gracias, es un regalo de la reina, no me gustaría perderla-me dijo envainándola a su espalda.
-De nada-le dije. En ese momento Dokami sale corriendo de la casa y se puso a ladrar y a correr hacia la salida norte de Kakariko.
-¡Lila te dejo a cargo de los camellos!-grité.
-¡Los cuidaré bien!-me gritó desde algún lugar secreto que solo ella conocía.
-¡Caballos del Alba!-grité. En ese instante todos los demás caballos aparecieron volando. Llamé a Spirit, me monté en él, todos los demás montaron en su caballo correspondiente y nos pusimos a seguir a Dokami. Todos estábamos nerviosos y algo asustados por lo que esos dos desalmados podrían hacerle a Micaiah, esperaba encontrarla a tiempo y en buen estado. Rogué a mis jefes que la protegiesen a ella y a nosotros, porque ese "algo" de siempre me decía que uno de nosotros correría un gran peligro cuando fuésemos a ayudar a Micaiah...


7 comentarios:

  1. la pelea contra geoffrey fue increible y contra los guerreros de ludveck tambien pero molo mas la pelea siendo tu geoffrey estuvo muy bien y ala vez extraña porque quien querria irse de su cuerpo pero resumiendo este capitulo esta perfecto

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  2. menudo despiste tiene darky y que impaciente esta sothe por lo de su hermana esta que echa chispas porque se la han llevado.

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  3. XD, MM.... no se, a estado muy bueno, pero, ¡¡¿Sothe echándose a llorar?!! vamos que eso no pasaría hasta que matasen a Micahia XD

    Estuvieron buenas las peleas, y me imaginé a Geoffrey diciendo ''.....frase.... cielo'', XD, me mateé de la risa.

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  4. muchas gracias, verdad que Sothe no es de echarse a llorar pero digamos que debía darle emoción a la cosa, ¿qué harías tú si hubieran cogido a tu hermana y se la llevasen?

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  5. Si hubiera sido mi bro hubiera puesto al mundo de cabesa para encontrarlo, pero una pregunta todavia aceptable para mi edad ¿que es el omóplato?.

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  6. también se la conoce como escápula:
    Se ubica en la parte posterior o dorso-lateral del tórax según la especie de la que se trate, específicamente en el esqueleto humano se encuentra en la región comprendida entre la segunda y séptima costilla. Conecta con el húmero (hueso del brazo) y con la clavícula (en aquellas especies que poseen tal hueso) y forma la parte posterior de los cinturones del hombro.

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  7. O ya gracias ya se que es grax!

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