domingo, 6 de febrero de 2011

Capítulo 15: Descubriendo La Traición Y El Viaje A Tellius

Me desperté al día siguiente un par de horas antes de que amaneciese. Abrí los ojos y miré mi cintura, vi que Jin estaba abrazado a mí.
-Madre mía, debo de ser el osito de peluche, no le veo más explicación-dije en voz baja. Intenté moverme pero, como siempre pasaba, Jin se abrazó más a mí.
-Kazama, suéltame por favor-le dije. El subconsciente de Jin me soltó, como era de costumbre. Me puse en pie y miré a mi alrededor. Darky dormía a mi izquierda, Link un poco más adelante de Darky y Zelgius delante de mí.
-Menos mal que ninguno ronca, sino ya me veía tirándolos a todos por la ventana-dije riendo en voz baja. Me puse en pie y cogí mi traje. Me lo puse y le quité algunas arrugas. Cogí mi Master Sword de detrás de la mesilla y el escudo Hyliano se escurrió. Como era de metal, al chocar con el suelo hizo algo de ruido. Me quedé quieta en acto reflejo. Todos se movieron un poco pero no se despertaron. Suspiré aliviada. Cogí el escudo del suelo y me lo puse en la espalda. Me acerqué a balde de la mesilla y me mojé la cara para despejarme. Me miré en el espejo que había por encima de la mesilla y me contemplé un rato.
-Qué joven eres Irina...-me dije a mi misma. Me toqué la mejilla derecha y vi que estaba lisa y tersa como era normal a mi edad.
-¿Realmente deseas esto para siempre?-me pregunté. Suspiré algo abatida y cansada. Bajé la mirada y luego volví a mirarme al espejo.
-No tengo más opción, es un extra de ser quién soy, estoy condenada a vivir así-me dije con tristeza. Una lágrima cayó de mis ojos.
-Olvídate de eso, no le busques tres pies al gato, vive tu vida y protege la de los demás-me dije secándome las lágrimas. Me olvidé del espejo y de mi problema y salí de la habitación. Miré por una ventana y vi que Gram ya estaba listo para salir.
-Sí que es puntual este chico-dije sonriendo. Bajé las escaleras rápida pero sigilosamente y salí del hotel. Me acerqué a Gram y le di un abrazo.
-Hola cielo, ¿listo para ir al campamento?-pregunté. Él asintió y me invitó a subir. Monté en su lomo y salimos volando. Fuimos a la pradera norte a por la armadura de Zelgius, no pensaba ir yo a por ella pero todos estaban descansando y yo no tenía nada mejor qué hacer, así que decidí ir yo misma. Llegamos al campamento y vi que todos los soldados ya estaban despiertos. Ludveck y Jarod estaban ordenando a todos que hiciesen una formación en línea recta. Nos escondimos tras una roca lo suficientemente grande como para esconder a Gram.
-¿Ninguno a visto a Zelgius ni a la presa por la noche?-preguntó Ludveck caminando frente a los soldados. En ese instante me acordé del numerito que Zelgius y yo montamos para despistar a los dos guardias. Me acordé de como el general se quedaba algo pálido y bloqueado. De como comenzó a sudar y a temblar. Una risita se me escapó.
-Yo los vi Mi Señor-dijo el soldado que nos pilló "a lo nuestro".
-¿Y qué viste soldado?-preguntó Jarod.
-Ambos estaban...mmm...¿cómo decirlo?...-dijo el soldado comenzando a temblar.
-¿Estaban como?-preguntó Ludveck.
-Pues besándose y haciéndose arrumacos y eso-dijo el soldado. Todos le miraron algo impactados.
-¿Estás seguro?-preguntó Jarod.
-Sí Mi Señor-dijo el soldado.
-Eso no es posible, Zelgius no se enamoraría ni de su madre-dijo Ludveck.
-Yo no creo que estuviese enamorado Mi Señor-dijo el soldado que nos dejó pasar para salir del campamento.
-¿Por qué dices eso?-preguntó Ludveck.
-El general Zelgius ayer por la noche vino con la presa atada, ella estaba llorando, su cuello estaba marcado y su ropa rasgada, el general me dijo que iba a deshacerse de ella para que no contase lo que ocurrió entre ellos-dijo el soldado.
-Así que Zelgius se divirtió ayer por la noche...-dijo Jarod pensativo.
-¡No seas iluso! Zelgius nunca se ha atrevido a tocar a una mujer y mucho menos a enamorarse o divertirse con ella-dijo Ludveck.
-Eso es verdad-dijo Jarod.
-Bueno soldados, buscad a Zelgius, tal vez lo hayan capturado los amigos de la chica-dijo Ludveck.
-¡¡Si Señor!!-gritaron todos los soldados al mismo tiempo. Todos se pusieron a correr y se montaron en sus caballos.
-Bueno Gram, ya sabes lo que hay que hacer-le dije. Este asintió y elevó el vuelo. Dio un rodeo y aterrizó ante todos los soldados. Estos le miraron impactados y algo deslumbrados por su belleza y elegancia. Gram se colocó de forma que los soldados me daban la espalda dándome así pista libre para entrar en la tienda de Zelgius y coger su armadura.
-¿Qué se supone que es ese animal?-preguntó Jarod.
-Es un Gryphon, mitad león mitad águila-dijo Ludveck. Gram puso cara de inocente y se puso a comer un trozo de oveja que había en la hoguera, supuse que era de la cena de la noche anterior. Todos los soldados se acercaron a Gram.
-Cogedle, nos darán mucho dinero por un ejemplar de un ser que se creía extinto-dijo Jarod en voz baja. Gram me guiñó un ojo disimuladamente para decirme que no me preocupase, que yo fuese a por la armadura y que él se encargaría de los soldados a su debido tiempo. Yo asentí y me metí en la tienda de Zelgius sigilosa cual gato. Entré y vi un montón de mapas y cosas de guerra. "Lo mejor será llevárselo todo y que él elija lo que quiere y lo que no" me dijo Devil. Cogí una bolsa de debajo de mi escudo y la abrí.
-Omnia sacculi-dije en voz baja. En segundos todas las cosas del interior de la tienda se hicieron pequeñas y comenzaron a meterse dentro de la bolsa. Hubo una cosa que me llamó la atención y la cogí con las manos. Era una carta dirigida al Duque de Numida, uno de los senadores más poderosos de Begnion, era de Jarod. Abrí la carta y la leí:
Querido Duque:
El plan marcha bien, tal y como habíamos planeado Zelgius obedece todas nuestras órdenes y no sospecha nada. Espero que Su Alteza haya hecho lo que pactamos y haya encerrado a la Apóstol y al Ministro Sephiran con la excusa de que eran traidores. Nosotros vamos bien, la búsqueda de La Diosa de la Guerra va bien, ya la hemos visto y pudimos encerrarla, pero por alguna razón ha desaparecido junto con Zelgius, esperemos que los amigos de la Diosa le hayan capturado y lo maten, así nos ahorrarán trabajo. Espero también que la captura del rey de Daein vaya bien, me encantaría al fin alcanzar el reinado de Daein, pero con la Brigada del Alba y la mocosa que lee el futuro de por medio va a ser complicado. La obligamos a predecir alguna cosa pero nos dijo que no podía así que al final no la hemos sacado nada y, para colmo, la Diosa de la Guerra la liberó, así que estamos algo perdidos ahora. Según mis espías el grupo que forma la Diosa está compuesto por la Brigada del Alba, los Mercenarios de Greil, la Caballería Real de Crimea y algún otro componente, todos juntos son peligrosos así que evitaremos en enfrentamiento, por el momento... Sabemos que se encuentran en un pueblo de aquí cerca llamado Kakariko o algo parecido, así que iremos inmediatamente a capturarlos a todos, matar algún que otro estorbo y hacer que la Diosa de la Guerra se una a nuestro ejército voluntariamente o por la fuerza.
Un cordial saludo. Jarod General del ejército de Ocupación.
Me quedé de piedra al leer la carta al igual que Devil. "Tenemos que avisar al general cachas" me dijo, "estoy de acuerdo" la dije algo impactada aún por la carta. "¿Por qué estará aquí la carta?" me preguntó Devil, "tal vez Zelgius la haya interceptado pero no ha haya leído, pues estaba sin abrir cuando la hemos leído" la dije mirando el sobre, "me da igual, debemos irnos ya" me dijo, me guardé la carta en el bolsillo y terminé de guardar las cosas en la bolsa. Cuando terminé de vaciar la tienda, me eché la bolsa a la espalda y salí de la tienda. Vi que Gram seguía comiendo plácidamente y que todos los soldados se acercaban a él con cuerdas y redes. Di un suave toque en el suelo con mi pie y Gram elevó el vuelo. Mientras volaba y desaparecía entre las nubes para despistar a los soldados, yo corrí hasta tras la roca donde nos escondimos antes, esperé unos minutos y Gram apareció. Me monté en su lomo.
-Pon la directa cielo, debemos ir rápidamente al pueblo a avisar a los demás-le dije en voz baja. Gram se puso a volar de nuevo y fuimos a toda velocidad a Kakariko. Mientras sobrevolábamos la pradera de Hyrule el sol aparecía tímidamente sobre el Castillo de Hyrule. Miré un momento al castillo y me acordé de Link y de que, debido al majadero plan de Jarod y el Duque Numida, su recuperación tardaría mucho más.
Llegamos a Kakariko y todos estaban ya despiertos y esperando mi regreso. Gram aterrizó y me bajé de él.
-Gracias pajarito-le dije acariciándole. Él me abrazó y se fue volando.
-Me asusté al no verte-me dijo Jin.
-Lo siento, me entretuve más de la cuenta-le dije dejando la bolsa en el suelo.
-¿Qué lleváis ahí?-me preguntó Ike señalando la bolsa.
-La armadura de Zelgius más el millón de cosas que había en su tienda, que él haga la limpieza que a mi no me apetece-dije mirando al mismo y sonriendo.
-Gracias-me dijo acercándose a la bolsa y cogiéndola.
-Pesa ¿eh?-pregunté.
-Un poco, ¿la abro sin más?-me preguntó.
-Sí, pero debéis pensar solo en la armadura, sino todas las cosas se desparramarán por todo Kakariko y, como dije antes, no me apetece hacer limpieza-dije.
-De acuerdo-me dijo. Miró fijamente la bolsa y, pasado un rato, la abrió. De ella solo salió su armadura roja la cual quedó flotando en el aire.
-Es increíble-dijo Kieran asombrado
-No me venía nada mal-dijo Gatrie. Todos reímos un poco.
-Voy a ponérmela, ahora vuelvo-dijo Zelgius. Este se fue al hotel. Al rato salió con su resplandeciente armadura roja de general. "Mira que es guapo este chico" me dijo Devil, "ya lo sé, mira que eres pesada" la contesté, "no es culpa mía que esté como un queso" me dijo, "mejor no digas nada que así estás más bonita" la dije, "mira que eres borde" me dijo. Mientras Devil y yo discutíamos Zelgius se acercó a todos nosotros.
-Gracias de nuevo-me dijo.
-De nada-le dije. Me acerqué a él y le miré fijamente.
-Creo que esto lo habíais cogido vos, la he leído y no tiene pinta de que sea bueno para nosotros-le dije. Me miró extrañado como si hubiese hablado en chino o algo parecido. Cogí la carta de mi bolsillo y se la di.
-Es la carta que intercepté-me dijo mirándola.
-Lo sé, pero no la habéis leído, creo que lo mejor es que la leáis en voz alta-le dije. Zelgius sacó la carta del sobre y se puso a leer. Cuando terminó estaba pálido y algo confuso.
-Así que esos dos me estaban utilizando para llegar hasta vos-me dijo.
-Lo más probable es que hayan pensado que caería a vuestros pies al ser vos tan atractivo por lo que haría todo lo que me ordenaseis-dije
-Y una vez vos estuvierais enganchada en el ejército de por vida...-dijo Zelgius
-...Os matarían para que no estuvieseis en el medio y no ser un estorbo para sus planes-dije terminando su frase.
-¿Cómo pude ser tan estúpido?-dijo con ira y rabia.
-A todos nos traicionan alguna vez-dijo Ike.
-Eso es verdad-dijo Jin
-Igualmente debemos marcharnos cuanto antes a Tellius-dijo Soren
-¿Y como transportaremos a Link y Sothe?-preguntó Darky.
-A Link no le podemos despertar-dijo Leonardo
-Y Sothe está en coma-dijo Titania
-Tal vez...-dije pensativa.
-¿Tal vez qué?-me preguntó Jin
-Pero no sé si se dejaría ver ante todos...-dije hablando con Devil. "¿Y eso qué más da? Tú inténtalo y listo, que si bien y que no pues nada" me dijo.
-Llevas razón-la dije. Me fui corriendo al templo de Kakariko. Abrí la puerta y vi a Leonardo con Micaiah.
-¿Dónde está Sothe?-pregunté.
-En la Sala de Curación-me dijo Leonardo. Salí fuera y llamé a Jin. Este entró rápidamente.
-¿Qué pasa?-me preguntó.
-Vamos, tengo una idea de como curar a Sothe-dije agarrándole de un brazo. En ese instante Micaiah se puso en pie.
-¿Podéis ayudarle?-me preguntó.
-Creo que sí-la dije. Micaiah vino corriendo a nuestro lado y los tres fuimos a la sala. Vi a Sothe tumbado boca arriba en la cama donde Leonardo me curó el tobillo.
-Jin, coge a Sothe y llévalo fuera-dije señalando la puerta. Jin asintió y cogió a Sothe con cuidado de no herir más sus costillas.
-¿Y yo qué puedo hacer?-me preguntó Micaiah algo asustada mientras Jin salía por la puerta.
-Vamos afuera-la dije. Ambas salimos y vi que Jin estaba esperando más órdenes.
-¿Qué hago con él?-me preguntó
-Déjalo en el agua-le dije señalando la fuente.
-¿No se ahogará?-me preguntó Micaiah.
-En la orilla casi no cubre el agua, no creo que le llegue siquiera a las orejas-dije mientras caminaba hacia el agua. Jin dejó a Sothe y se apartó un poco. Me acerqué a él.
-Diles a todos que se alejen un poco del agua, a los espíritus no les gusta que haya mucha gente alrededor-le dije. Jin asintió y se fue junto al resto. Les dijo lo que le pedí y todos se alejaron del agua.
Miré a Sothe y vi que estaba totalmente inconsciente, como dijo Micaiah estaba en coma.
-Perdonadme Sothe, yo consentí que os hicieran esto-dije en voz baja. Me arrodillé a su lado y metí las manos en el agua. Una luz azulada salió de mi mano derecha y una rojiza de la izquierda. Ambas luces se transformaron en pequeños dragones que recorrieron el agua hasta donde se decía que aparecía el espíritu. Ambos dragones se juntaron en el centro y se enredaron. Al segundo pasé mi mano mojada por mi frente y la volví a meter en el agua. El Símbolo Sagrado de la Trifuerza apareció entre los dragones, mostrando así mi emblema por excelencia.


Una luz blanca salió de las rocas que había a ambos lados de la fuente. Eran como pequeñas serpientes enroscadas en la roca. Toda el agua de la fuente se iluminó y una gota cayó al agua. Al instante el Espíritu de la Fuente, llamado Eldin, apareció altivo de la nada.

Todos, del impacto visual que causaba el espíritu, retrocedieron y se pusieron en guardia. Eldin se posó en el agua y me miró.
-¿Qué deseáis Diosa de la Guerra?-me preguntó.
-Necesito que curéis a mi amigo para poder escapar de la amenaza que está cerca-dije mirándole.
-¿Eso es todo?-me preguntó
-Sí, no deseo nada más-dije.
-Como queráis Diosa-me dijo. Al segundo una luz amarillenta envolvió a Sothe y lo llevó al centro de la fuente. Noté como los nervios de Micaiah se ponían de punta pero no tenía nada que temer. Los Espíritus de Luz eran bondadosos y ayudaban a aquellos que lo necesitaban y merecían. Al rato, la luz que envolvió a Sothe bajó al suelo y dejó a este de pie en el agua. Cuando sus pies tocaron tierra, el joven ladrón abrió los ojos y nos miró a todos.
-Gracias Eldin-dije haciendo una reverencia con la cabeza.
-De nada Irina-me dijo. Al instante se desvaneció como si nunca hubiera estado allí. Los dragones volvieron a mis manos y me puse en pie.
-¿Sothe?-preguntó Micaiah algo pasmada. Ambos se miraron y esta salió corriendo a abrazar a su hermano. Me aparté de su camino para no ser arrollada por el amor fraternal el cual solía ser muy poderoso.
-¿Qué ha pasado Micaiah?-preguntó Sothe algo confundido.
-No importa, lo importante es que estés bien-dijo Micaiah apretujando a su hermano contra ella. Tanto le estrujó que pensé que haría zumo de ladrón. Cuando terminaron ella me miró.
-Gracias-me dijo. Vi mucho alivio en su mirada.
-De nada, dale las gracias al espíritu de la fuente-la dije.
-Bueno, ahora que estamos todos lo mejor será marcharse y ponerse de camino a Tellius-dijo Soren.
-Como mande el estratega-dije saliendo del agua.
-Irina...-me dijo la voz de alguien. Miré a mi derecha y vi a Rolf
-¿Qué pasa guapo?-le pregunté.
-Esos dragones...-dijo.
-No te preocupes, son mi emblema, no te harán daño si es lo que temes-le dije. Rolf suspiró aliviado. Le sonreí y le alboroté un poco el pelo.
-Bueno, no sé como pero ahora somos unos pocos más de los que imaginaba-dije.
-¿Cuántos seremos más o menos?-preguntó Darky.
-Pues no sé-dijo Ike
-Hagamos recuento: Los Mercenarios de Greil son 11 personas; La Brigada del Alba son 5; La Caballería Real de Crimea son 7; más Zelda, Link, Darky, Jin, Zelgius, Midna, Rafiel y yo hacemos un total de 31 personas-dije.
-Nos faltarían 8 camellos-dijo Jin
-Nosotros podemos ir a caballo-dijo Geoffrey.
-¿Y qué hacemos con el general?-preguntó Nolan. Todos miramos a Zelgius.
-Él puede ir el en camello en el que yo iría y yo voy en Suicune, es un Pokemon agua así que nos dará agua también para el viaje-dije.
-¿Pokemon?-preguntó Zelgius con cara de besugo.
-¡¡Suicune!!-grité. Al segundo mi Pokemon de agua favorito se puso a mi lado y comenzó a babearme como era de costumbre. Me tiró al suelo y me babeó la cara.
-¡Suicune para! ¡Ya vale Suicune!-dije poniendo mis brazos delante de mi cara para que no me babease.
-¡Suicune basta!-grité con aspereza. Este me miró impactado, se quitó de encima de mi y se sentó.
-Mira que eres plasta cuando quieres-le dije poniéndome en pie. Me transformé en lobo y me sacudí para quitarme las babas del loco de mi amigo. Cuando terminé volví a ser humana.
-A ver si aprendes a controlarte-le dije.
-¿Eso es un Pokemon?-preguntó Zelgius.
-Uno de los no sé cuentos que hay en el mundo-le dije. Suicune comenzó a gruñir a Zelgius como si fuera un enemigo.
-No seas bobo, Zelgius es un amigo-le dije acariciando su cabeza.
-¿Seguro?-me preguntó. Yo asentí.
-Habla y todo-dijo el general sorprendido.
-Todos los animales de vuestro alrededor hablan, solo que no los escucháis-dije caminando. Abrí las alas y me subí a la parte superior del templo.
-¡¡Lila!! ¡¡Ruego que me devuelvas los camellos!!-grité al viento. Unos segundos más tarde una manada de camellos apareció del camino del Cementerio. Lila iba montada en el camello que iba en cabeza. Me bajé del templo y esperé a que Lila apareciese. Al rato esta se bajó del camello y me dio la cuerda que ataba a todos.
-Gracias por cuidarlos-la dije.
-De nada-me dijo. Se fue corriendo y desapareció por la calle principal.
-Qué niña más rara-dijo Shinon
-Es india, le gusta eso de convivir con la naturaleza-dije.
-Creo que mi hermano no podría vivir esa vida-dijo Oscar alborotando el pelo de Rolf. Todos reímos un poco.
-Bueno, coged un camello, haced que se tumbe en el suelo y montáis en él-dije. Todos cogieron un camello acorde con su altura. Hubo más de un problema para montar porque nunca habíamos montado en camello.
-Irina, échame una mano-me dijo Darky. Me acerqué a él y tumbé al camello.
-Venga monta-le dije. Darky se sentó entre las jorobas del camello y ordené a este que se pusiera en pie. Darky perdió un poco el equilibrio pero no se cayó.
-Gracias-me dijo cogiendo las riendas del bicho.
-De nada guapo-le dije dándole una palmada en la pierna. Miré a los demás y vi que ya estaban montados.
-Bueno chicos, allá vamos, recordad que se acelera dándoles suaves toques con el palito que tenéis enganchado en la silla-dije. Suicune se acercó a mi y me monté en él. Medía dos metros por lo que no me arrastraban los pies en el suelo. Era como un caballo pero en versión Pokemon. Nos pusimos a caminar y nos fuimos. Llegamos a la pradera de Hyrule y practicamos un poco lo de correr.
-¡Venga chicos, que no se diga que no sabemos montar en camello!-dije.
-Debe ser difícil-dijo Geoffrey
-No lo dudéis, vos que vais a caballo lo tenéis más fácil-dijo Jin botando sobre el camello como un saco de patatas.
-Venga Jin que tú puedes-le dije para animarle un poco. "Una pregunta Irina..." me dijo Devil
-¿Qué le pasa a Su Excelencia?-pregunté en broma mientras Suicune se ponía al trote.
"¿Por qué no le pedimos a Midna que nos lleve hasta el desierto? Así ya estaremos en él y no tardaremos tanto" me dijo. Tiré del pelo de Suicune suavemente para indicarle que se detuviese.
-¿Qué pasa Irina?-me preguntó Ike
-Midna, ¿nos llevas al Desierto de Gerudo?-pregunté. Esta salió de mi sombra y sonrió.
-A tus órdenes-me dijo. Nos teletransportó al Desierto de Gerudo en un abrir y cerrar de ojos. Aterrizamos cerca de las construcciones en ruinas con la estatua del búho.
-¿Qué ha pasado?-preguntó Zelgius algo aturdido.
-Midna puede llevarnos rápidamente a cualquier lugar siempre y cuando lo haya visitado antes-dije mientras Suicune se ponía a caminar.
-Este mundo es algo raro-dijo Zelgius mientras los camellos y los caballos se ponían a caminar.
-Bueno Suicune, ya sabes, cada vez que te grite lo de Danza Lluvia haces que llueva para que podamos beber, ¿ok?-le pregunté. Suicune asintió como si fuera mi perro faldero.
-Ay, mira que eres majo-le dije acariciando con fuerza su lomo. Estuvimos caminando por el Desierto como hicimos unos días atrás.
-Espero no pasar hambre como la última vez-dijo Rolf.
-No temas, esta vez he traído comida de sobra para 1 mes, y ya sabes que en solo unas horas estaremos en Hatari. Además ahora con los camellos será más fácil-dije.
-Eso es verdad Rolf, pero igualmente no bajes la guardia-dijo Boyd.
-¿Por qué no debemos bajar la guardia?-preguntó Geoffrey.
-Es obvio que puede haber bandidos, ladrones o incluso asesinos en un desierto, es su terreno favorito-dijo Zelgius sin dejar de otear el horizonte.
-Se nota que habéis estado en el Desierto de Hatari más de una vez-le dije.
-Sí, más de una-dijo.
Seguimos caminando y pasamos por delante del Patíbulo del Desierto sin problemas.
-Odio este lugar, me recuerda que casi nos matan más de una vez-dijo Volug
-Venga Volug, no seas tan pesimista-dijo Nailah dando un suave empujón al mismo. Seguimos caminando y caminando hacia el Desierto de Hatari. A medida que pasaba el tiempo y hacía más calor todos nos íbamos quitando ropa. La metimos toda en un saco con el conjuro de empequeñecer las cosas. Las mujeres íbamos casi en cueros y los hombres llevaban poco más que la cota de malla de cintura para abajo, pues llevar el torso cubierto sería un suicidio. El único que no se quitó nada de la armadura fue Zelgius. Estuvimos bebiendo el agua de lluvia que Suicune provocaba y le ordenaba que hiciese llover para refrescar nuestros sudorosos cuerpos. Comimos lo que traje y nadie pasó hambre ni tuvimos que buscar dátiles como la última vez. Solo paramos para hacer nuestras necesidades y muy de vez en cuando. Al cabo de cuatro horas algo más llevaderas que la última visita al desierto, pudimos atravesar ambos arenales infernales y llegamos a la explanada que daba al Castillo de Daein según nos contó Micaiah. Caminamos hasta el pico de una montaña y la vista desde allí era espectacular, era hermosa y al mismo tiempo mostraba planificación y mucha paciencia para poder construir algo así en mitad de la nada.

-Es precioso-dije contemplando la hermosa vista que teníamos desde lo alto de la montaña.
-Lo sé, en un par de horas estaremos allí-dijo Micaiah. Nos pusimos a bajar la empinada montaña para ir a dar a Daein, el país reinado por el rey Pelleas, que según dijo Micaiah hace unos días, estaba enfermo, así que debíamos curarle a él primero para que pudiese ayudar a Link después...

3 comentarios:

  1. Creo que te salio mal el calculo:
    11
    5
    7
    7(digo esto por las personas aparte, porque Midna viaja en la sombra de Irina)
    ___
    30.

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  2. XD, que risa el cap anterior XD

    Este me a gustado tambien.

    aunque creo que deberías hacer unas modificaciones con el tiempo que toma recorrer el desierto...

    nose, por ejemplo, si lo hacemos en horas del juego Zelda, sería casi un dia completo cruzar solo ese, y si suponemos que hay otro más pegado.....pues, te aseguro que no sería cuatro horas ni en dragón...además, 4 horas hace que el desierto no sea tan incruzable como dicen...no necesittaria comer ni nada....solo hay que cambiar 4 horas po....un poco mas XD

    Bueno, solo una sugerencia....

    XD, estoy muerta de la risa, para solucionar un problema tienen que acabar con todo una ramificacion de ellos primero XD, ¿qué les va a tocar despues? XD

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  3. la verdad si que llevas razón con eso de cruzar el desierto, lo que pasa es que no sé bien como modificarlo...

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