sábado, 19 de febrero de 2011

Capítulo 17: La Enfermedad Del Rey

Me desperté al día siguiente mientras amanecía. Me senté en la cama y vi que Darky ya estaba despierto, se estaba vistiendo.
-Buenos días guapo-dije mientras me frotaba el ojo derecho. Darky se giró y me sonrió.
-Buenos días dormilona, ¿qué tal has dormido?-me preguntó mientras se abrochaba el cinturón.
-Bien, ya sabes que la cama y yo nos amamos-dije sonriendo
-Ni novios ni nada, donde haya una buena cama...-me dijo cogiendo su espada.
-Cierto, donde haya una buena cama que se quiten los novios-dije. Me puse en pie y me acerqué a la ventana. Vi a los soldados novatos entrenando con los más veteranos.
-¿Qué miras?-me preguntó Darky acercándose a mí.
-Esta guerra no tiene sentido, esos de allí son niños aún...¿por qué Tellius lucha contra sí misma?-pregunté reflexionando un poco más de la cuenta.
-El mundo es así, los hombres necesitan guerra para poder vivir-me dijo él
-Tú eres la parte oscura del corazón y no estás todo el día guerreando-dije mirándole
-Pero porque no necesito guerra, soy feliz con mi vida actual-me dijo
-Bueno, no sé por qué no me gusta la guerra si soy la diosa de la misma...-dije
-Todos odiamos nuestro trabajo alguna vez-me dijo Darky colocándose el gorro
-Bueno, tengo que ir a ver al rey, a ver qué le pasa-dije con pesadez
-¿Quieres que vaya contigo?-me preguntó
-No gracias, prefiero ir sola-contesté
-Mejor no pregunto por qué...-me dijo Darky. Noté tono pícaro en su voz
-¿Piensas que el rey me mola?-pregunté algo sorprendida pero sabía que lo hacía para animarme
-No lo sé, yo solo soy una sombra, no entiendo de amor...-me dijo sonriendo
-Anda, no seas bobo que te conozco desde hace mucho y con una sola mirada sé bien lo que piensas-dije
-Cierto-me dijo con aire de misterio
-Me voy a vestir-dije. Me acerqué a la cama y cogí mi traje. Me lo puse con ayuda de mi viejo amigo. Cogí mi arma y mi escudo y me los eché a la espalda. En cuanto terminé la puerta se abrió.
-Buenos días, el desayuno está servido-dijo el soldado que apareció tras la puerta. Miré a Darky mientras sentía que mi estómago estaba a punto de rugir de hambre.
-¿Vamos?-le pregunté
-Vamos-me dijo sonriente. El soldado nos abrió la puerta y ambos salimos de la habitación. Al salir miré a mi derecha y vi a Jin saliendo de su cuarto. Este me sonrió y me saludó con la mano. Fuimos los tres juntos hasta el comedor. Nos sentamos donde siempre y esperamos a que los demás llegasen. Cuando estuvimos todos, los sirvientes trajeron la comida.
-Lo dicho, creo que no me acostumbraré a tenerlo todo hecho-dije rompiendo la monotonía del silencio que reinaba a nuestro alrededor.
-Bueno, a todo se acostumbra uno-dijo Jin
-Bueno, a todo a todo tampoco-dijo Darky. Dejamos de charlas y nos pusimos a comer. Al terminar me puse en pie con decisión.
-¿Adónde vas?-me preguntó Jin
-A ver al rey, tiene que comer algo y quiero examinarle para saber qué le pasa-dije mientras me ponía a caminar hacia la salida. Un soldado me abrió la puerta y me fui a la habitación del rey. Llamé a la puerta y la abrí. Asomé un poco la cabeza.
-¿Se puede?-pregunté
-Adelante-me dijo la reina. Pasé y cerré la puerta
-¿Cómo está?-pregunté acercándome a la cama.
-No lo sé, no se ha despertado aún-me dijo
-Pues tengo que hablar con él-dije sentándome en la cama
-Le despertaré-dijo ella
-No, no hace falta, ya lo hago yo, pero ruego que, cuando esté despierto, os marchéis, necesito estar a solas con él-dije levantándome
-Como deseéis-me dijo. Me senté del otro de la cama y comencé a acariciar suavemente su pelo para despertarlo con tranquilidad.
-Majestad-dijo suavemente. Pelleas se movió un poco pero seguía dormido.
-Pelleas-dije intentando despertarle. Este abrió los ojos y me miró.
-Hola Majestad, vengo a ver qué os pasa-dije
-Tengo frío-me dijo él con ojos vidriosos, era obvio que tenía fiebre.
-Tenéis fiebre, es normal que tengáis frío-dije poniendo mi mano en su frente para medir su temperatura.
-Me encuentro peor que ayer-me dijo
-Veo que es una enfermedad que va a a peor, tendremos que intervenir cuanto antes-dije
-Me estoy tomando unas hierbas medicinales, pero no noto mejoría-me dijo el rey
-¿Qué hierbas?-pregunté
-No lo sé, las trae Izuka-me dijo
-Así que Izuka...-dije mientras pensaba que todo esto olía a chamusquina
-Yo me voy, no quiero molestar-dijo la reina
-Majestad, ruego que llaméis a mi amigo moreno, se llama Jin, decidle que venga por favor-dije mirándola
-Ahora mismo le digo que venga-me dijo
-Gracias-contesté. La reina se puso en pie y se marchó.
-Bueno Majestad, voy a dejaros medio en cuero, si dais permiso-dije riendo
-Claro, pero llamadme Pelleas, por favor-me dijo mientras le ayudaba a incorporarse
-De acuerdo Pelleas-dije sonriente. Unos segundos más tarde alguien llama a la puerta, esta se abrió y vi a Jin
-¿Se puede?-preguntó
-Pasa-dije. Jin entró, cerró la puerta y se acercó a la cama
-¿Cómo os encontráis Majestad?-preguntó Jin con cortesía
-Bien, pero hacedme un favor y llamadme Pelleas, no me gusta que todos se crean menos que yo-dijo el joven rey
-Como queráis Majes...digo...Pelleas-dijo Jin
-Bueno Jin, necesito tu ayuda para examinarle de cerca, creo que entre hombres os entenderéis mejor-dije poniéndome en pie. Ambos rieron un poco
-Bueno, yo me voy fuera-dije
-Gracias de antemano Irina-me dijo Pelleas
-De nada, todo un honor-dije sonriendo
-Prometo no hacerle daño-dijo Jin con una sonrisa dibujada en la cara
-Eso espero Kazama-dije. Me reí de nuevo y salí de la habitación. Al cerrar la puerta alguien me toca el hombro, me giré un poco sobresaltada. Vi a la reina.
-¿Cómo está?-me preguntó con angustia
-Jin va a examinarle de cerca, ambos son hombres, no creo que le guste a Pelleas ir medio en cueros y que yo lo vea-dije
-Sí, mi hijo es muy vergonzoso-dijo ella
-No lo pongo en duda-dije sonriendo
-¿Cuánto tiempo tardarán?-me preguntó
-No lo sé, pero esperaremos juntas si así os sentís mejor-dije
-Gracias Irina-me dijo con algo de alivio
-De nada Majestad-dije
-Tal vez lo mejor sea ir a por un par de sillas-me dijo
-No es necesario, si queréis podéis sentaros sobre mi-dije
-No entiendo...-me dijo algo sorprendida. Me transformé en lobo y me tumbé en el suelo
-Sois sorprendente-me dijo
-Gracias-contesté. Se acercó a mi y se sentó en mi lomo. Al ser yo tan grande ninguna estaba incómoda. Ella casi no pesaba y yo era lo suficientemente grande como para que no se hiciese daño en las caderas pues yo tenía la altura de una silla. Estuvimos hablando mientras esperábamos a que Jin terminase. Estuvimos hablando del reino, de Pelleas y de mi pequeño grupo.
-Así que vais tras los Dioses Oscuros que escaparon del Medallón...-dijo ella
-Sí, pero necesitamos el poder de Pelleas y el de la Emperatriz de Begnion para poder curar a mi amigo y así poder continuar con nuestro viaje en busca de los héroes que necesitamos para poder derrotar a los Dioses-dije mirando fijamente la puerta de la habitación
-Parece un arduo viaje-me dijo
-Sí, pero algo me dice que esto no ha hecho más que empezar-dije. En ese instante la puerta de la habitación se abre y Jin asomó la cabeza.
-Ya hemos terminado-dijo. Almedha se puso en pie rápida como el rayo y yo me transformé en humana de nuevo. Entré en la habitación y cerré la puerta.
-No veo ninguna anomalía, físicamente está perfecto-me dijo Jin
-Aparentemente...-dije pensativa
-¿A qué os referís?-me preguntó la reina. No contesté, me acerqué a Pelleas y vi que estaba pálido, sudaba como un pollo y temblaba de frío
-¿Tenéis ganas de vomitar?-pregunté
-No, ¿por?-me preguntó. No dije nada, me acerqué a la ventana y miré a través de esta. Vi un balde en el patio de armas que me vendría al dedillo.
Ahora vuelvo-dije. Abrí la ventana y me lancé al vacío. Ya había pasado un día desde que esa flecha "envenenada" me atravesó el hombro así que no tendría problemas en volar. Abrí las alas y me fui a por el balde, estaba limpio y vacío. Me acerqué a un soldado que había por allí.
-¿Puedo cogerlo?-le pregunté señalando el balde
-Claro, adelante-me contestó. Le di las gracias y lo cogí. Me fui volando a la habitación del rey. Entré por la ventana y cerré la misma. "Guardé" las alas y me acerqué a la cama con el balde en mi mano izquierda.
-Incorporaos por favor-dije. Jin ayudó a Pelleas a incorporarse y, una vez estuvo erguido, vomitó sobre mi balde colocado previamente con astucia. Cuando terminó de echar lo que debía la limpié la boca con una toalla y le ayudé a tumbarse.
-¿Cómo sabíais que iba a vomitar?-me preguntó la reina
-El sonido que producía su conducto digestivo me lo dijo-contesté
-Eres increíble-me dijo Jin
-Gracias, muy amable-contesté
-¿Quieres que me lleve el cubo?-me preguntó señalando al balde
-No, creo que aquí está la respuesta a la pregunta del millón de monedas de oro-dije
-¿Qué le pasa al rey?-dijo Jin
-Exactamente, así que me voy a indagar un poco, volveré en un rato-dije sonriente. Me despedí de todos y salí de la habitación. Me dirigí a la sala donde comíamos pero no había nadie a excepción de los sirvientes limpiando la mesa.
-¿Dónde se encuentra el muchacho rubio, de ojos rojos y vestimenta negra?-pregunté
-Se ha ido al patio de armas-me contestó uno
-Gracias-contesté. Me fui rápidamente al patio. Miré bien a mi alrededor y le vi miando a los novatos en prácticas.
-Darky...-dije en voz baja. Con su endiablado oído pudo escucharme, se giró y me miró. Le hice un gesto con la mano para que viniese. Vino trotando a mi lado.
-¿Qué pasa?-me preguntó
-Tengo un poco del vómito del rey, sabes que es un olor muy fuerte para mí, pero sé que tú puedes identificar lo que sea a pesar del olor-dije
-Haré lo que pueda-me dijo cogiendo el balde de mis manos
-Voy a mi habitación, cuando termine te llamo-me dijo. Yo asentí en señal de aprobación y Darky se marchó. Me quedé un rato pensando qué hacer pero no me apetecía hacer nada cansado en exceso. Me acerqué a donde estaba Darky y me puse en su sitio, ocupando así su lugar.
-Hola-me dijo alguien. Miré a mi izquierda y vi a Soren.
-Hola Soren-contesté
-¿Venís a ver la demostración de magia?-me preguntó
-No sabía que había una demostración-dije
-Voy a participar, ¿os animáis?-me preguntó
-No sé, ya veremos-dije
-Bueno, siempre estáis a tiempo-me contestó
-Cierto-dije
-Soren, os toca luchar contra el primer soldado-dijo un general del ejército
-Disculpad-me dijo. Se puso a caminar y se colocó en el centro de un círculo que formábamos todos los soldados novatos y yo.
-Bien, primer participante, al centro por favor-dijo. Un soldado más bien joven se acercó a Soren, se colocó a una distancia de 5 metros.
-Bien soldado, tienes que derrotar al contrario haciéndole caer al suelo-dijo el general
-Haré lo que pueda-dijo el soldado. Noté nerviosismo en su cuerpo.
-¡Comenzad!-gritó el general. Un segundo más tarde Soren usó ElWind y tiró al desprevenido soldado al suelo.
-Soren gana-dijo el general. El muchacho se puso en pie y quedó cabizbajo. Todos los soldados presentes rieron. Me acerqué al general y le dije cierta cosa al oído.
-¡Atención, Irina ayudará al novato!-dijo el general. Todos los soldados dejaron de reír y palidecieron un poco. Soren no mostró signos de inquietud. Siguió sereno como siempre. Me acerqué al soldado y le sacudí el polvo de la túnica de mago novato.
-Gracias por ayudarme-me dijo
-De nada, no me viene mal entrenar un poco de vez en cuando-contesté sonriente.
-Pero si me ayudáis yo no haré nada-me dijo
-No hombre, yo os digo lo que debéis hacer y decir y listo, sois vos el que luchará y usará la magia, yo estaré de adorno-dije
-Como digáis-me contestó
-Bien, poneos frente a Soren, donde estabais antes-le dije. El soldado se colocó en su lugar de siempre y se puso nervioso.
-Espero que no me partáis en dos Irina, os lo ruego-me dijo Soren. Me reí un poco.
-Prometo no partiros por la mitad, pero no prometo nada más...-dije sonriendo. Me acerqué al soldado y me puse a su lado.
-Soren, os ruego que hagáis una barrera de protección a vuestro alrededor, voy a ver si no he perdido facultades, hace mucho que no hago este conjuro-dije. Soren se concentró e hizo una barrera a su alrededor.
-Gracias-dije
-Creo que me voy a alejar un poco-dijo el soldado
-Bien-contesté. Me concentré en recordar ese conjuro oculto y guardado bajo llave en lo más profundo de mi mente
-¡Ignis Divine!-grité elevando mi mano izquierda. Al segundo esta brilló con fuerza y un dragón de fuego apareció tras de mí. Vi en los ojos de Soren el reflejo del dragón

El dragón puso su cabeza a mi lado y le acaricié. Todos los soldados se alejaron un poco del impacto visual.
-Veo que no he olvidado el conjuro-dije.
-Yo me sé uno parecido-dijo Soren con total serenidad.
-¿Ah sí? ¿Qué os parece una pequeña batalla amistosa entre dragones?-le pregunté
-Acepto el duelo-dijo Soren deshaciendo la barrera de protección. Mi dragón sonrió al ver que al fin, tras tanto tiempo de profundo sueño, podría luchar un poco. Soren no dijo nada, solo cerró los ojos y elevó las manos. Al poco rato un dragón hecho como de nubes apareció tras él. Estaba claro que a Soren se le daban mejor los hechizos de viento.

-No está mal-dije contemplando su imponente dragón.
-Que comience el duelo-dijo Soren. Este ordenó a su dragón que se adelantase. Yo hice lo mismo con el mío.
-Las damas primero-me dijo Soren. No me gustaba que me tratasen como a una damisela en apuros.
-Por favor, los estrategas primero, que son los que trazan los planes para alcanzar la victoria-dije
-Como queráis-me dijo. Ordenó a su dragón que fuera a por el mío. Iba de cabeza.
-¡Avoid it!-grité. Mi dragón elevó el vuelo y esquivó fácilmente el ataque del enemigo.
-¡Rasgar!-grité. Mi dragón rugió con fuerza e hizo el ataque Rasgar. Golpeó al otro dragón tres veces y lo derribó con suma facilidad. El dragón de Soren cayó al suelo abatido y el mío aterrizó con aire triunfal. Se acercó a mi y me tocó a cara con su morro.
-Con razón os llaman la Diosa de la Guerra-me dijo Soren
-Es cuestión de práctica querido Soren-dije acariciando la cabeza de mi dragón.
-Bueno, me habéis ganado con todas las de la ley-dijo Soren mientras hacía desaparecer a su dragón. Dejé de acariciar al mío y este se esfumó.
-Sois fuerte-me dijo Soren
-Gracias-contesté
-No creo que pueda igualaros nunca, no sé siquiera si podré llegar a la suela de vuestras botas-dijo el soldado.
-No importa, era solo para hacerme la interesante y entretenerme un rato-dije sonriendo.
-Ya de por sí sois interesante-me dijo Soren
-Muy amable-contesté hinchada de orgullo. En ese momento escuché como una flecha cortaba el aire. Por acto reflejo, cogí la flecha al vuelo y saqué mi arco. Coloqué la flecha en la cuerda del mismo. Apunté al lugar de donde vino la flecha y vi a Darky en la ventana de la habitación donde ambos dormimos. Bajé el arco y me relajé. Darky me hizo un gesto para que fuera.
-Debo marcharme-dije. Guardé mi arco y la flecha, abrí las alas y me fui volando hacia la ventana. Entré en la habitación y le devolví la flecha a Darky. Este la guardó de nuevo en su carcaj.
-¿Qué has encontrado?-le pregunté
-Sé por qué el rey está enfermo-me dijo
-¿Seguro?-le pregunté
-Totalmente-me contestó con seguridad
-¿Y qué le pasa?-pregunté impaciente
-Lo han envenenado-me dijo
-¿Envenenado? ¿Qué veneno es?-le pregunté
-Aún no he averiguado el nombre, sabes que aquí no puedo y ni Jin ni yo queremos dejarte sola, así que solo sabrás que lo han envenenado-me dijo Darky
-Bien, gracias-dije
-De nada-me contestó
-Me voy a informar a los demás-dije
-De acuerdo-me dijo mientras yo me dirigía a la puerta. Salí de la habitación y me dirigí a la del rey. Llamé a la puerta y entré.
-Hola, ¿cómo estamos?-pregunté mientras entraba y cerraba la puerta.
-Estoy algo mejor, pero sigo con frío y cada vez me siento más débil-me dijo Pelleas. Me acerqué al lado izquierdo de la cama y me senté en la misma.
-Pelleas, ya sé a qué se debe vuestro malestar-dije
-¿Qué le ocurre?-me preguntó la reina impaciente
-Le han envenenado-dije. Almedha se me quedó mirando con los ojos como platos y el semblante algo pálido. Pelleas quedó más o menos igual.
-¿Quién ha podido ser?-preguntó el rey
-Sea quien sea pagará cara la traición y el intento de asesinato-dijo la reina con decisión.
-¿Podréis curarme?-me preguntó Pelleas. Vi mucho cansancio en su mirada.
-Creo que sí, pero necesitaré ir a un lugar para poder conseguir los ingredientes para la cura-le dije
-Tenéis todo nuestro ejército a vuestra disposición me dijo la reina
-Os lo agradezco Majestad, pero solo me llevaré algunos amigos, cuanto menos seamos mejor-dije
-Gracias-me dijo Pelleas.
-De nada Pelleas, pero aún no sé que veneno es así que tendré que averiguarlo antes de partir a ningún lado-dije
-¿Cómo lo averiguaréis?-me preguntó la reina
-No lo sé aún...-dije pensativa.
-Bueno, sea como sea os estaré eternamente agradecido-me dijo el rey.
-De nada Pelleas, todo un honor-dije sonriente. En ese instante alguien llama a la puerta. Esta se abrió y vi a Darky y a Jin. Ambos pasaron al interior de la habitación y cerraron la puerta.
-¿Qué pasa chicos?-pregunté
-Virus scorpii argentum-me dijo Jin
-Veneno de Escorpión Plateado para el que no sepa latín-dijo Darky
-¿Ese es el veneno?-pregunté
-Sí, y ya hemos buscado los ingredientes para la cura-dijo Darky.
-Bien, partiremos de inmediato, si nos vamos ahora tal vez volvamos por la noche-dije.
-Los ingredientes están en el Bosque de Serenes, en la frontera entre Daein y Begnion-dijo Jin
-Entonces habrá que llevarse a Rafiel, él sabrá donde se encuentra cada cosa-dije
-Es lo más probable-dijo Darky
-Vámonos ya, avisemos a los demás-dije. Los tres salimos de la habitación y fuimos a avisar a los demás. Nos reunimos en la habitación del rey.
-Así que hay que ir al Bosque de Serenes-dijo Geoffrey
-Pero Begnion lo prendió fuego hace tres años-dijo Ike
-No importa, los ingredientes que necesitamos se regeneran pronto, por lo que ya deben de estar restaurados-dijo Soren
-Bien, iremos la mitad, la otra mitad se quedará aquí-dije
-Bien, ¿entonces quienes iremos y quienes no?-preguntó Sothe
-Creo que si nos llevamos solo a Los Mercenarios será suficiente-dije
-Bien, los demás nos quedaremos por si atacan-dijo Zelgius
-De acuerdo-dije
-Vamos chicos, preparad vuestras cosas-dijo Ike. Todos los Mercenarios se pusieron en marcha. A la media hora estábamos todos listos para ir al Bosque de Serenes. Nos reunimos en el patio de armas y cogimos los caballos. Nos dispusimos a salir.
-Bien, volveremos al anochecer-dije montándome en Spirit
-Tened cuidado-dijo Geoffrey
-Tendremos cuidado, no os preocupéis-dije. Nos despedimos y nos pusimos a caminar hacia el Bosque de Serenes. Salimos de Nevassa y nos pusimos a caminar por el plano terreno. Caminamos durante unas pocas horas y al final llegamos a la entrada del bosque.

-Aquí es, hace mucho que no vengo por aquí-dijo Rafiel. Noté tristeza en su tono de voz.
-Bueno, todos volvemos a nuestro hogar alguna vez-dije contemplando los árboles del bosque. Había algunos quemados todavía y no todos estaban creciendo. Realmente el incendio había sido devastador.
-Vamos, Pelleas necesita nuestra ayuda-dijo Ike. Este espoleó a su caballo y se adentró en el bosque. Todos le seguimos. Estábamos dispuestos a encontrar los ingredientes y con Rafiel a nuestro lado iba a ser mucho más fácil encontrarlos. Sabía que Pelleas confiaba en nosotros así que todos estábamos rindiendo al 100% para poder curarle cuanto antes y así ayudar a Link para poder ir a por los siguientes héroes que debíamos encontrar para poder derrotar a los Dioses Oscuros...

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