domingo, 20 de febrero de 2011

Capítulo 19: El Malentendido De Levail

Me desperté al día siguiente en el regazo de Jin. Estaba apoyada en su hombro izquierdo. Abrí lentamente los ojos y miré un poco hacia arriba. Vi que Jin me miraba con preocupación.
-Jin...-dije algo aturdida
-¿Estás bien Irina?-me preguntó mientras me acariciaba el costado con la mano derecha.
-Creo que sí-le dije parpadeando lentamente.
-Se me olvidó deciros que las espinas de los Rosales Castellanos tienen veneno-me dijo Rafiel
-¿Y ahora me avisáis?-pregunté algo enfadada por el olvido de Rafiel
-Lo lamento, se me olvidó, pero no temáis, no mata solo aturde un poco, es un mecanismo de defensa de ese rosal-me dijo
-Bueno, al menos no moriré a manos de un rosal-dije mientras me sentaba por mi cuenta en las piernas de Jin
-¿Estás mejor?-me preguntó acariciando mi pelo.
-No lo sé Jin, estoy demasiado alelada ahora para poder contestar a esa pregunta-le dije mientras cerraba los ojos con fuerza para despejarme.
-Deberías descansar un poco-me dijo Darky
-No puedo, debemos salir de aquí cuanto antes-dije mirando a mi alrededor. Vi que Ike estaba apoyado en el muro de la celda. Vi en su cara expresión de dolor.
-¿Os duele el hombro?-le pregunté.
-Sí, la verdad preferiría seguir inconsciente-me dijo. Noté sufrimiento en su voz.
-¿No podéis curarlo?-me preguntó Mia
-No creo, no noto a Devil, seguramente se habrá quedado durmiendo un poco más-dije.
-¿No se supone que se despierta cuando vos?-me preguntó Boyd
-Devil es una persona dentro de otra, lleva su ritmo de vida como cualquier otro humano-dije
-Sois realmente rara-me dijo Shinon
-No existe lo raro sino lo diferente-dije sonriendo.
-Me encantan vuestras frases de la vida-me dijo Soren mirando a la nada. Tenía la mirada perdida.
-Gracias, la verdad es que me salen solas-dije. Me puse en pie y miré con detenimiento la celda.
-Los muros están bien construidos, los barrotes están fuertemente agarrados al suelo y al techo, estamos en una celda subterránea por lo que salir por el techo no va a ser la solución-dije observándolo todo con cautela.
-En resumen, no hay salida-dijo Gatrie
-No seáis pesimista Gatrie, solo hay que intentar buscar una salida-dije. Me acerqué a los barrotes y los miré. Los conté y calculé cuánta fuerza podrían resistir.
-Soren, echadme una mano-le dije. Este se puso en pie y vino a mi lado.
-Decidme-me dijo
-Ayudadme a calcular la resistencia de los barrotes-le dije.
-Necesitaría algo donde escribir-me dijo. Miré a mi alrededor y vi que el suelo de la celda era de tierra.
-Déjame el tirachinas Darky-le dije. Darky se llevó las manos a su cinturón pero no encontró nada.
-Lo siento, me han desarmado-me dijo
-Vale, pues tendremos que escribir con los dedos-dije. Soren y yo caminamos hasta la zona que estaba pegada al muro. Ahí la tierra estaba algo más húmeda así que nos resultaría más fácil escribir en el suelo.
-Bueno, vamos a calcular un poco-dije arrodillándome en el suelo. Soren se puso a mi lado y comenzó a escribir.
-¿Cuántos barrotes hay?-me preguntó. Me puse a contarlos detenidamente para no meter la pata. Si te equivocabas en un solo número todo podría irse al traste.
-50-le contesté.
-Una celda grande-dijo Soren mientras escribía rápidamente sobre el suelo. Seguimos contando cosas y calculando hasta que dimos con el peso que podrían aguantar los barrotes. El peso máximo que aguantaban era de 120 kilos.
-Bien, entre todos podremos derribar los barrotes y escapar-dije.
-Entonces vamos-dijo Jin poniéndose en pie.
-Ah no, tú estás herido así que te vas a estar quietecito-le dije
-Pero Irina...-me dijo
-Nada de peros, tú te quedas quietecito donde estás y no se hable más-dije con voz dura
-De acuerdo, como digas-me dijo
-Lo hago por tu bien cielo, no quiero que te hagas más daño-le dije acariciando su cara.
-Entiendo, no pasa nada-me dijo sonriente.
-Bueno, entonces solo hay que empujar ¿no?-preguntó Gatrie.
-Sí, con nuestra fuerza los barrotes cederán y podremos escapar-dije acercándome a los mismos. Todos los que estábamos en buen estado físico nos acercamos a los barrotes y comenzamos a empujar con todas nuestras fuerzas. Pero por alguna razón los barrotes no cedieron ni un poco.
-¡Maldita sea! ¿Cómo es posible que no se hayan movido?-pregunté molesta mientras miraba los barrotes. "Están protegidos con un hechizo mágico, no podréis derribarlos ni con toda la fuerza del universo" me dijo Devil, la cual se acababa de despertar.
-Qué bien-dije.
-¿Qué pasa?-me preguntó Mist
-Devil dice que los barrotes están hechizados, será imposible hacerlos ceder-dije.
-Entonces habrá que esperar a ver qué pasa con nosotros-dijo Titania
-Seguramente-dije mientras me sentaba al lado de Jin. Todos se sentaron donde estaban antes y nos quedamos esperando a ver qué ocurría. Nadie apareció por allí. No nos dieron ni comida ni agua durante toda la mañana.
-Me muero de hambre-dijo Rolf mientras se frotaba la barriga
-Lo siento hermano, no puedo hacer nada-dijo Oscar
-Llevamos sin comer desde el desayuno de ayer, no aguantaremos mucho más-dijo Darky
-El ser humano puede aguantar hasta un mes sin comer pero no más de una semana sin agua, si no nos dan de beber no aguantaremos mucho-dijo Soren
-Esos son los deportistas, un humano normal y corriente no aguanta más de 5 días sin agua y más de 2 semanas sin comer-dije
-Así que si no nos dan de comer ni de beber acabaremos tiesos-dijo Darky
-Es lo más probable-dijo Jin mientras ponía su mano izquierda en mi pierna derecha. Yo puse mi mano derecha encima de la suya.
-¿Estás bien?-le pregunté
-He estado mejor, pero ya sabes que con solo verte se me pasan todos los males-me dijo sonriendo. Me reí un poco.
-Apóyate en mí si quieres-me dijo
-No, te podría hacer daño-le dije.
-Como quieras-me dijo
-Pero gracias igualmente cielo-le dije. Le acaricié la mano en señal de amistad. Al cabo de una hora un par de soldados aparecieron. Todos nos pusimos alerta por si venían a hacernos daño. Todos nos pusimos en pie a excepción de Ike y Jin, estaban heridos así que lo mejor era que no se levantasen.
-Calmaos, no vamos a haceros nada-dijo un soldado. Abrieron la puerta y se acercaron a mi. Uno de los soldados me arrinconó en una esquina y el otro mantuvo a los demás a raya. Supuse que era para evitar que me ayudasen. El soldado que me arrinconó sacó unas cadenas mágicas de detrás suya y me cogió con fuerza. Opuse resistencia y me lo quité de encima. Me puse en posición de ataque.
-Creo que vamos a necesitar ayuda-dijo el soldado que intentó encadenarme. El otro silbó un poco y al rato unos 20 soldados aparecieron. Cada uno cogió a un componente del grupo y lo sacó de la celda. A mi me dejaron en el interior de la misma con 4 soldados rodeándome.
-Calmaos preciosa, no vamos a haceros daño-me dijo uno. Se lanzó sobre mi pero lo esquivé. Otro se me acercó pero le di una patada con giro y lo mandé a volar un rato. Otro se me acercó con la espada en la mano. Se la quité y comencé a herirle. Con su pesada armadura no le hice casi daño pero al menos lo mantenía alejado de mi. Él más los otros tres soldados se pusieron en pie. El que esquivé antes, el cual quedó tras de mi, me atacó por la espalda y me desarmó. Me cogió con fuerza por el torso y me inmovilizó.
-¡¡Suéltame!!-le grité mientras oponía resistencia. Los otros tres se aceraron a mi y me redujeron. Me tumbaron en el suelo boca abajo y me pusieron las manos a la espalda. Me encadenaron con gran esfuerzo pero al final pudieron conmigo.
-Nos ha costado-dijo uno de los soldados mientras me obligaba a ponerme en pie.
-Las guapas son las más locas-dijo otro. Noté como ese comentario no le sentaba nada bien a Jin. Pudo zafarse de su captor y entró en la celda. Se lió a darle golpes a todos los soldados. Se puso delante de mi, protegiéndome así de los soldados.
-Jin estás loco, podrían matarte-le dije.
-Me da igual con tal de que estés a salvo, no permitiré que te hagan daño-me dijo. Me quedé algo pasmada por su respuesta, pero Jin me quería mucho. Tanto que su mayor miedo era que me hicieran daño. Los soldados se pusieron en pie y desenvainaron sus armas.
-Mira que eres pesadito-dijo uno de los soldados mientras sacaba su espada de la funda.
-Matémosle, no creo que al general le haga falta-dijo otro.
-Por mi bien-dijo otro. Los cuatro soldados se lanzaron a por Jin. Intenté ayudarle pero este me empujó de forma que los cuatro soldados cayeran encima de él y no de mí. Caí sentada en la esquina de la celda.
-¡¡Jin!!-grité desesperada mientras veía que los soldados herían gravemente a Jin con sus armas. Intenté ponerme en pie pero las cadenas se quedaron enganchadas en un trozo de roca que sobresalía del muro.
-¡¡¡Jin!!!-grité aún más fuerte. Había sangre por todas partes y Jin estaba herido de muerte. Los soldados dejaron de atacarle y mi amigo del alma cayó al suelo medio muerto.
-No Jin...-dije llorando. Vi que este estaba herido en el pecho y el en abdomen. Algunas heridas eran muy graves.
-Qué pesados son los enamorados-dijo uno de los soldados mientras envainaba su arma llena de sangre. Forcejeé con la cadenas y pude liberarlas. Me puse en pie y di un salto. Mientras lo hacía pasé mis manos por debajo de mis pies, así podría al menos tocar a Jin. Me acerqué a este y le acaricié la cara.
-Jin...aguanta por favor-le dije mientras lloraba a moco tendido.
-I...ri...na...-dijo él mientras su boca comenzaba a sangrar. Intenté taponar algunas heridas pero las cadenas no me lo permitieron.
-Jin por favor...no me dejes...-le dije mientras apoyaba mi cabeza en su pecho y me ponía a llorar aún más.
-¡¡¿¿Pero qué diablos está pasando aquí??!!-gritó la voz de alguien. Levanté la cabeza y vi que Levail nos miraba con asombro.
-¡¡Os dije que nos los hirieseis!!-gritó mientras se ponía caminar hacia el interior de la celda.
-Pero, general, se puso a defenderla y...-dijo un soldado. Pero Levail no le dejó terminar.
-¡¡Cállate!! ¡¡Traed a un curandero!! ¡¡Rápido!!-gritó. Los cuatro soldados se fueron corriendo. Levail se acercó a nosotros y se arrodilló al lado de Jin. Le taponó algunas heridas con sus manos.
-Lo lamento, estos son muy brutos, os pido disculpas-me dijo
-Se ve que no habéis tenido amigos de verdad, sino no me pedirías disculpas-le dije llorando mientras acariciaba a Jin.
-No os entiendo...-me dijo
-Si tuvierais amigos de verdad me habrías rogado de corazón que os disculpase, pero no lo habéis hecho, sois un hombre sin amigos y luego encima habláis de mi-dije. No me dijo nada pero noté que me miraba con asombro. Al poco tiempo los soldados llegan con un curandero. Este entró en la celda y se acercó a Jin. Este cada vez respiraba menos y sus ojos se iban cerrando.
-Aguanta Jin, solo un poco más-le dije. El curandero puso su bastón sobre el pecho de Jin. Una luz azulada salió del bastón y las heridas de Jin se curaron. Este abrió los ojos y me miró.
-Irina...-me dijo mirándome.
-Tranquilo Jin-le dije llorando mientras acariciaba su cara. Él extendió su mano derecha y me acarició. Se sentó en el suelo y me abrazó. Con las manos encadenadas no pude abrazarlo como era habitual. Así que pasé mis manos por encima de su cabeza para evitar ahogarle. Me puse a llorar en su hombro.
-Tranquila Irina, estoy bien, tranquila-me dijo mientras me acariciaba el pelo con la mano izquierda y la espalda con la derecha.
-Pensé que esta vez sí que te perdería-le dije
-Lamento haberme lanzado, pero ya sabes que te quiero demasiado como para permitir que te hagan daño-me dijo
-Lo sé-le contesté.
-Lamento interrumpir, pero necesito hablar con ella-dijo Levail. Jin me abrazó con más fuerza.
-Tranquilo, no me harán daño-le dije.
-Eso espero-me dijo. Me separé de él. Ambos nos pusimos en pie y Levail me cogió por un brazo con delicadeza. Me llevó fuera de la celda. Los soldados metieron a los Mercenarios en la celda de nuevo y cerraron la misma. Jin y Darky se acercaron a los barrotes y agarraron los mismos. Levail tiró de mi con suavidad y me puse a caminar. Antes de salir del pasillo de las celdas miré a Jin. Vi que este me miraba con miedo. Salimos del pasillo de las mazmorras y fuimos a dar a otro pasillo. Al final había unas escaleras. Las subimos y fuimos a dar a un sótano. Caminamos hasta una sala iluminada solo con antorchas colgadas de las paredes. No tenía ventanas. Solo había una silla en mitad de la sala. Me sentaron en la misma y me ataron las manos por detrás del respaldo y me ataron los pies a las patas.
-Bien Diosa, solo quiero hablar con vos-me dijo Levail. No dije nada.
-Sabéis quién es Zelgius ¿verdad?-me preguntó. Yo asentí.
-Nos han dicho que lo habéis capturado y que tenéis intención de matarlo-me dijo. Me quedé impactada.
-Eso es mentira-dije
-¡No llames mentiroso al general!-gritó uno de los soldados.
-Déjala explicarse-dijo Levail evitando que el soldado me golpeara.
-Fui capturada en el campamento al norte del Castillo de Hyrule, estuve hablando con Zelgius y al final él decidió unirse a mi grupo para poder hablar con la Apóstol y así unirse a su ejército-dije
-No os creo-me dijo Levail
-Cada uno es libre de creer lo que quiera, pero solo una cosa es verdad-dije.
-Por favor, decidnos dónde está-me dijo Levail
-Está en Daein, hemos ido a ayudar al rey Pelleas-dije
-No creo que esté en Daein-me dijo
-No me creáis si no queréis-le dije
-¿Por qué me mentís?-me preguntó
-Yo no os miento, es cierto, el general Zelgius se encuentra en Daein, en el castillo de Nevassa-dije
-Por favor Diosa, no me obliguéis a usar la fuerza-me dijo
-No os estoy mintiendo general Levail-dije
-Decidme dónde se encuentra por favor, decidme la verdad-me dijo
-El General Zelgius se encuentra en el castillo de Nevassa, la capital de Daein-dije repitiendo una vez más.
-Veo que no queréis hablar-dijo Levail
-No es que no quiera, es que vos no me creéis-dije intentando mantener la calma
-Lo siento Diosa, pero no tengo más opción que haceros hablar por la fuerza-me dijo. Se dio la vuelta y le dijo algo a los soldados.
-Hacedla hablar, golpeadla, torturadla, haced lo que queráis, pero que nos diga dónde se encuentra el General Zelgius-le dijo al oído.
-Sí general-dijo el soldado. Levail se marchó y uno de los soldados se acercó a mi.
-Bueno preciosa, quiero presentarte a un par de amigos-dijo.
-Este es Dolor-me dijo. Al segundo me dio un puñetazo en la boca con la mano derecha. Me quedé mirando hacia mi derecha. Me hizo una herida en el labio inferior. Escupí un poco de sangre y volví a mirarle.
-Y este es Sufrimiento-dijo. Me lanzó otro puñetazo con la mano izquierda. Hice exactamente lo mismo que hice antes. Siguieron golpeándome en la cara. Se iban turnando. Estaba toda ensangrentada. Mi nariz sangraba a mares y mi boca también. Tenía heridas en los pómulos y en las cejas.
-Bien bonita, dinos dónde está Zelgius-me dijo
-El General Zelgius se encuentra en el castillo de Nevassa, la capital de Daein-repetí de nuevo. El soldado se enfadó y me volvió a golpear en la cara.
-Bueno, veo que tendremos que darte en algún otro sitio-dijo el soldado. El otro se acercó a mi y me desató los pies. Le levantó de la silla, me quitó el traje de combate y me agarró con fuerza por atrás, dejando mi pecho al descubierto. El otro soldado comenzó a golpearme el en torso. Cuando terminó caí al suelo de rodillas. Me encogí de dolor y seguí escupiendo sangre. El soldado me cogió del pelo y tiró de él hacia arriba.
-¿Dónde está el general Zelgius?-me preguntó de nuevo
-El General Zelgius...se encuentra en...el castillo de Nevassa, la capital...de Daein-dije mientras sentía como una hemorragia se iba extendiendo por mi cuerpo.
-¡¡Habla de una vez!!-me gritó. Me soltó el pelo y me comenzó a patear. El otro soldado hizo igual. Grité de dolor, ya no aguantaba más. Las cadenas me impedían usar la magia para defenderme y estaba demasiado débil como para usar las técnicas de kárate. Siguieron golpeándome durante una hora. Siempre que me preguntaban dónde estaba Zelgius yo contestaba lo mismo, lo cual era verdad. Al cabo de un rato me arrinconaron en la pared. Yo seguía encadenada y cada vez estaba más débil y machacada. Me costaba todo un mundo respirar y mantener los ojos abiertos. En ese momento la puerta se abrió.
-¿Ha dicho ya algo?-preguntó la voz de Levail
-No general, siempre contesta lo mismo-dijo un soldado.
-Bien, continuad pues-dijo. Cerró la puerta y se marchó.
-Bueno preciosa, veo que no quieres hablar, pero todavía tenemos ases en la manga-dijo. El otro soldado se fue. Al rato volvió con un látigo en las manos. Me imaginé bien que era lo que me harían a continuación. El otro soldado me cogió y me quitó la camiseta que llevaba puesta, dejándome así con el sujetador a la vista.
-Lo dicho, las más guapas son las peores-dijo. Me obligó a arrodillarme en el suelo. El otro soldado le dio el látigo.
-Bueno preciosa, espero que esto te duela y que confieses al fin-me dijo. Escuché como elevaba el látigo. Pensé que me moriría del dolor que sentía. Estaba muy débil y si me herían más no tardaría mucho en caer inconsciente al suelo. Justo cuando el soldado iba a azotarme la puerta se abre violentamente.
-¡¡Irina!!-gritó la voz de alguien. Estaba demasiado dolorida como para identificar la voz.
-¡¡General!!-dijeron los dos soldados al mismo tiempo. El hombre que acababa de salvarme se acercó a mi, me quitó las cadenas y me tumbó en el suelo boca arriba con cuidado.
-Irina, miradme por favor, Irina-me dijo mientras cogía mi cara con ambas manos. Hice un gran esfuerzo y pude ver al que me salvó.
-Zelgius...-dije contemplándole con mucha dificultad.
-Aguantad un poco Irina, Rhys ya viene-me dijo mientras acariciaba mi cara con cuidado
-General, al fin, pensamos que os habían matado y...-dijo el soldado, pero Zelgius no les dejó terminar.
-¡¡Sois idiotas!!-gritó.
-Pero, Mi General...-dijo el soldado impactado
-¡¡¿¿Acaso no veis que Irina es una amiga mía y que os decía la verdad sobre mi paradero??!!-preguntó mientras descargaba ira a base de gritos.
-Dejadlo Zelgius...la mayoría de los soldados...no saben diferenciar...un huevo de una...castaña, imaginad lo...complicado que sería...diferenciar una amiga...de una...enemiga-dije a duras penas.
-Lleváis razón, como siempre-me dijo sonriendo. En ese instante oigo a alguien entrar por la puerta.
-¡¡Irina!!-dijo alguien. Por la voz era Jin. Este se acercó a mi y se arrodilló a mi lado.
-Irina...-dijo mirándome.
-Tranquilo...estoy...bien-le dije. Jin comenzó a acariciarme la cara. Me tocó una herida producida por la tortura que esos burros me hicieron y me quejé un poco.
-Lo siento...-me dijo. Al poco tiempo llega Rhys, me curó con su bastón y pude sentarme en el suelo por mi cuenta.
-Gracias por salvarme Zelgius-le dije
-A vuestro servicio-me dijo.
-Os debo la vida a los tres-dije sonriendo.
-Los amigos están para ayudarse los unos a los otros-dijo Jin
-Cierto-dije.
-Vayamos a comer algo, debéis de tener hambre-dijo Zelgius. Los tres me ayudaron a ponerme en pie. Me acerqué a donde el soldado tiró mi camiseta y me la puse. Hice lo mismo con mi traje de combate.
-Zelgius, ¿puedo pegarles un poco?-le pregunté
-Adelante-me dijo. Noté como los soldados se ponían tensos y nerviosos. Me acerqué a ellos.
-Calmaos precioso, no os haré daño-dije sonriendo. Dejé que Devil me traspasase su fuerza bruta y golpeé a los soldados con un buen par de patadas. Dejé a ambos totalmente inconscientes. Me acerqué a Jin
-Qué bien sienta pegarle una buena torta a alguien que se lo merece-dije. Los tres salimos de la habitación y Zelgius nos guió hasta el comedor. Vi una mesa más o menos igual de grande que la de Daein. Vi a todo el resto de grupo sentado esperando. Todos se pusieron en pie al vernos llegar.
-Me alegra veros sana y salva Irina, tuve una visión, os vi herida de muerte-me dijo Micaiah
-Bueno, más o menos es verdad-dije.
-Lo importante es que estéis bien-me dijo Geoffrey
-Sí, eso es lo importante-dije. Me senté entre Jin y Darky y los sirvientes pusieron la comida en la mesa.
-Qué hambre-dijo Rolf
-Pues al ataque-dije sonriente. Los Mercenarios y nosotros tres comenzamos a comer como unos locos. Estábamos muertos de hambre. Al terminar Zelgius hizo llamar a Levail. Al poco rato este entró en la sala cabizbajo y avergonzado. Lo noté en el latir de su corazón.
-Levail, no me esperaba esto de ti-dijo Zelgius
-Lo siento Mi General...-dijo Levail con la vista clavada en el suelo.
-¿Cómo pudiste hacerlo?-preguntó
-El Senador Valtome me informó de vuestra desaparición y me ordenó ir a capturar a la Diosa de la Guerra-dijo.
-¿El senador Valtome?-preguntó Zelgius
-Seguramente Jarod y Ludveck habrán hablado con Numida y este habrá hablado con Valtome-dije
-Es lo más lógico-dijo Soren
-Lo siento de corazón General, afrontaré el castigo que me impongáis-dijo. Noté como Zelgius sentía algo de tristeza y melancolía.
-Irina...-dijo este girándose para mirarme.
-¿Sí Zelgius?-le pregunté
-¿Le guardáis rencor?-me preguntó señalando a Levail
-No, sé bien que es lo de que te ordenen hacer algo que no quieres-dije.
-Entonces...Levail-dijo Zelgius. El pobre Levail elevó la mirada y le miró con miedo a los ojos.
-No te impondré nada de nada-dijo Zelgius. Levail se quedó algo sorprendido.
-No lo entiendo...-dijo este
-Solo obedeciste las órdenes de un superior, no te voy a castigar por hacer lo de que debes-dijo Zelgius
-Gra...gracias-dijo.
-Bien, vamos a sentarnos que estoy cansado-dijo Zelgius.
-La verdad es que las órdenes eran un tanto estúpidas-dijo Levail mientras se sentaba en una silla.
-No hay opiniones ni acciones estúpidas, sólo estúpidos que opinan y toman decisiones-dije.
-Eso es verdad-dijo Ike, el cual estaba totalmente recuperado de su herida del hombro.
-Bueno, olvidémonos de eso-dijo Jin
-Debemos volver a Daein a curar al rey-dije
-Verdad-dijo Darky
-Entonces vamos-dijo Sothe mientras se ponía en pie.
-¿Vendréis con nosotros Zelgius?-pregunté.
-Claro que sí-me dijo sonriendo. Todos nos pusimos en pie y nos fuimos a las caballerizas donde guardaron nuestros caballos. Los ensillamos y montamos.
-Tomad Rafiel, os quitamos esto cuando os cogimos pero está intacto-dijo Levail dándole el saquito donde guardamos los ingredientes de la cura para Pelleas.
-Bien, ¿estamos todos?-pregunté.
-Sí-dijeron todos al mismo tiempo.
-Entonces vamos-dije. Nos despedimos de Levail y nos pusimos rumbo a Daein. Esperaba que el rey no se hubiera puesto peor y que nosotros llegáramos a tiempo de salvarle. Por lo que me dijo Jin el Veneno de Escorpión Dorado era mortal, pero había que suministrarlo varias veces para que surtiera efecto. Deseaba con todas mis fuerzas que el rey no estuviese moribundo por no decir muerto...

2 comentarios:

  1. que capitulo lleno de torturas se me hiela el alma y menos mal que la curaron que sino estaria inconsciente o peor es un capitulo lleno de tragedias pero menos mal que no hubo muertes

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  2. No es que quiera burlarme de lo que paso aqui pero como dijo Jin unos capitulos antes, "No me sorprende que crean que somos novios", la verdad se me hace que en dentro de un tiempo nos van a tener una "sorprecita" esperando ^^.

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