domingo, 27 de noviembre de 2011

Capítulo 34: Descubriéndome A Mí Misma

-¿Devil?-estaba tremendamente impresionada.
-Sí, ¿qué pasa? ¿Ya no reconoces a tu amiga cuando la ves?-sonrió con los brazos abiertos. Vino a mi lado y me abrazó, sentí seguridad al tocarla.
-Pero...¿cómo es posible?-me separé de ella. Mi impacto era tal que no podía creérmelo aún.
-Pues verás, yo no siempre estuve dentro de ti-
-¿Entonces?-
-Hace mucho tiempo, más de dos mil años, viví junto a alguien muy importante, era un rey para su raza y un salvador para la humanidad. Hubo un día en el que...morí por imprudente, acabé perdida en la oscuridad del infierno hasta que una luz apareció en mi camino, me dijo que debía aconsejar a aquel que me acompañase y prestarle mi poder cuando lo necesitara, cuando desperté estaba dentro de ti-confesó. Yo escuchaba atentamente su historia mientras Siegfried se acercaba a mí por detrás.
-Entonces quedaste dentro de mí-
-Aún eras una niña, no poseías el poder que tienes ahora, por eso solo me dejé ver cuando ya eras diosa-
-Es increíble, pero cuando nos vimos en el Velo... tenías mi aspecto-
-Sí, porque estaba dentro de ti, pero ahora que nos han separado somos dos personas diferentes-
-¿Eres humana?-
-No, soy como Nero-confesó con la cabeza gacha.
-No te aflijas, estoy acostumbrada a todo-sonreí. La abracé de nuevo.
-Eres preciosa-me separé de ella y la miré con detenimiento
-Gracias-sonrió
-Me encanta tu trenza-
-Oh, qué amable-
-Lamento molestar, pero deberíamos seguir con lo nuestro-cortó Jin
-Estoy de acuerdo-anunció Soren
-Tengo una duda Devil...-comenzó a decir Siegfried
-¿Sí?-contestó ella
-¿Por qué quisiste venir hasta aquí tan deprisa?-
Devil no contestó, aprecié como miraba a Dante durante unos segundos.
-Sentía algo, no sabría decirte el qué-
Hubo un corto silencio
-Bueno, volvamos al Devil May Cry, necesito una pizza-Dante comenzó a caminar
-Mediana, de lo que sea pero sin aceitunas-rió Devil
-Me has leído el pensamiento-
Algo me decía que se conocían de antes
Volvimos al negocio de Dante usando el poder de Midna, fue complicado pero junto con mi ayuda pudimos llevarlos a todos.
-¿Cuál será nuestro próximo paso?-preguntó Sothe mientras cogía, algo desconfiado, un trozo de pizza
-Marth, el príncipe de Altea-decidí mientras Lady me pasaba un Ice Tea al limón.
-¿Está lejos?-preguntó Lloyd
-Pues...-
-Siglo 7-aclaró Jin
-¿Siglo 7?-se sorprendió Nero, -¿cómo vas a ir allí?-
-Hay muchas cosas que no entendemos Nero, siento que ella no es del todo normal-confesó la chica a la que Nero salvó. Se llamaba Kyrie y era dulce y delicada.
-Soy algo...rara-sonreí
-No eres rara, eres especial-Siegfried me animó.
-Gracias-
-Volviendo al tema, ¿podremos ir hoy?-Ismael parecía impaciente por ir
-¿Tantas ansias tienes de ir Isma?-bromeé
-Cuanto antes terminemos el trabajo mejor-
-Te veo lanzado, así me gusta-reí
-Sea como sea Irina, estoy de acuerdo con Isma, estoy cansado de esto-Darky parecía abatido.
-Oooh Darky, venga, ¿por qué estás así?-
-Ya sabes lo que pasa cuando... vuelvo a mis orígenes-clavó la mirada en el suelo
-No temas, yo estaré aquí siempre para ayudarte a escapar de ellos-le animé
Hubo un silencio largo, ya que todos estábamos reponiendo fuerzas con la pizza. Cuando terminamos, Devil se puso en pie rápidamente.
-Pues vamos, en marcha, cuanto antes vayamos antes volvemos-parecía animada
-Opino igual-me levanté de la silla con energía.
-Entonces vamos-sonrió ella
-¿Vas a ir Roxy?-Dante parecía algo ausente desde que Devil estaba cerca. Estaba sentado en su silla con los pies encima de la mesa.
-Claro que voy, Irina es mi amiga no voy a dejarla de lado-
-¿Aceptarías que fuera contigo?-
Devil pareció dudar
-Sí, siempre y cuando no me toques las narices-
Dante bajó los pies del escritorio y se puso en pie.
-Entonces vamos-cogió su gabardina y echó las manos a las pistolas.
-Dante, recomiendo que, si te llevas las armas de fuego, las escondas muy bien, en el siglo séptimo no había esas cosas-aclaró Trish
-Opino igual-anuncié
-Está bien, no las mostraré pero se vienen conmigo-aclaró Dante
-Vale-cedí.
-¿Cómo vamos a ir?-Nero se puso en pie
-¿También vas?-se sorprendió Kyrie
-Sí, tengo que ir, me gustaría quedarme pero...-
-Nosotras nos quedamos con ella-Lady se puso a su lado
-Sí, la verdad no me apetece nada moverme-Trish se acomodó en el sofá
-No destrocéis nada-advirtió Dante
-No lo haremos, sino lo que me debes bajaría-Lady sonrió con cara malévola
-Entonces en marcha, estaré fuera-caminé hacia el exterior. Devil vino conmigo.
-Hace buena noche-miró al cielo una vez estábamos fuera
-Sí-
-¿Ocurre algo?-
-No lo sé, será el cansancio, somos muchos y tengo que cuidar de todos, es agotador-suspiré
-Qué me vas a contar, estuve dentro de ti-bromeó
-Ya-contemplé la luna unos segundos, -vamos, tenemos trabajo-cerré los ojos y pedí permiso para crear un portal hacia Altea, reino del príncipe que teníamos que ir a buscar. Al poco rato conseguí abrirlo.
-Voy a llamarlos-Devil entró en el edificio
Mientras, una suave brisa corrió y acarició mi rostro con total delicadeza.
Cuando me di cuenta estábamos ya en Altea.
-¿Estamos todos?-pregunté
Confirmé que así era y cerré el portal
-Qué lugar más extraño-Nero observó todo con cautela
-Os presento Altea, el príncipe debería estar en el castillo-aclaré
-Si se llama Altea...¿por qué hay estandartes de Gra?-cuestionó Geoffrey
-Muy buena pregunta-miré uno de los estandartes, efectivamente ponía Gra y no Altea.
-¿Buscáis al príncipe?-una voz sonó tras nosotros. Me giré y vi a una anciana
-Sí señora, ¿sabéis donde se encuentra?-
-Huyó del país hace mucho tiempo, para salvar la vida-
-¿Salvar la vida?-me extrañé
-Traición hija mía, todo los hombres son movidos por la traición-
-¿Dónde fue?-
-Se rumorea-bajó la voz, -que a Talys, una isla al este-se acercó a mí,-Aquí tienes un mapa-extendió su mano y me dio un rollo de papel. Seguidamente se marchó.
Abrí el mapa y lo miré detenidamente

-Entonces pongámonos en marcha-comencé a caminar. Preguntamos a las gentes de por allí cómo podíamos ir a Talus lo más rápido posible y nos dijeron que a caballo por tierra y en barco por el mar. Cogimos unos cuantos caballos de unos prados y salimos hacia el este. Caminamos hasta el anochecer
-Es de noche, deberíamos parar para dormir-se notaba mucho que a Ike no le gustaba este lugar
-Estoy de acuerdo-paré al caballo y me bajé. Miré hacia delante y vi el camino que nos guiaba hacia nuestro destino, no muy lejos pude ver unos cuantos jinetes galopando hacia nosotros.
-¿Enemigos?-Siegfried desconfiaba hasta de las moscas
-No lo sé, espera antes de lanzarte-ordené
Los jinetes pararon junto a nosotros.
-¿Sois vos la que vais tras el Príncipe de Altea?-preguntó uno de ellos. Por sus vestimentas eran guardias reales de algún castillo
-Así es, ¿algún problema?-
-La princesa Nyna desea veros-
-¿Princesa Nyna?-
-Es la princesa del Sagrado Reino de Akaneia, tierra que pisáis ahora-
-¿Para qué desea vernos?-no me gustaba que nada más llegar supiesen nuestras intenciones. Por un segundo me arrepentí de hablar con la vieja.
-Solo somos mensajeros-
-¿Qué hacemos chicos?-me giré y miré al numeroso grupo
-Vayamos-dictaminó Micaiah
-Pues vamos-me monté en mi caballo de un salto, -¿está muy lejos el castillo?-
-No, llegaremos antes de que la noche se cierre-el jinete espoleó a su caballo y este se puso al paso
Todo mi grupo montó en los caballos y les seguimos
-¿No sabéis nada de por qué la princesa desea vernos?-insistí
-No, nada, solo nos ordenó venir a por vos-
-¿Cómo sabíais que estábamos aquí?-
-Un soldado os vio hablar con una anciana, después le preguntó y nos habló de vos y de a dónde os dirigíais-confesó el soldado
-¿Sabéis por qué hay estandartes de Gra en Altea?-
-La princesa os lo explicará-el soldado puso a su caballo al galope
Llegamos una hora más tarde, era ya de noche pero la luna brillaba en el cielo, iluminando nuestro camino. Entramos en el patio de armas y dejamos los caballos. Nos guiaron hasta la entrada del castillo
-La princesa os espera en la sala de audiencias-el guardia abrió la puerta
-¿Por dónde queda eso?-entré
-Aquel soldado os guiará-señaló a uno que se acercaba
-Buenas noches, acompañadme por favor-me hizo una reverencia
-Chicos quedaos aquí-ordené
-Pero Irina...-se quejó Siegfried
-Soren, Apóstol, Micaiah, acompañadme-
Los tres me siguieron sin rechistar. Soren era el estratega, podría ver si las intenciones de la tal Nyna eran buenas y analizar el entorno, Micaiah podría calmar mis humos si me ponía de los nervios, aparte de ver el futuro, y la Apóstol...bueno, me la llevé para no excluirla, era la líder de todo Begnion al fin y al cabo.
Llegamos rápidamente a la sala de audiencias. Vi a una joven mujer mirando por el ventanal
-Majestad, ya está aquí la mujer que ordenasteis traer-dijo el soldado
La mujer se giró y me miró fijamente a los ojos

-Al fin llegáis-suspiró
-¿Princesa Nyna?-
-Sí, soy yo, os estaba esperando-se acercó a nosotros
-¿Para qué nos buscáis?-
-He oído que vais en busca de Marth-miró fugazmente a mis acompañantes
-Sí, así es-
-Os ayudaré a buscarle, necesitamos que vuelva-
-¿Vuelva? Me contaron que se marchó pero no sé las razones exactas-
-Yo os las diré-meditó unos segundos. Mientras la princesa cavilaba Soren me tocó un hombro, se acercó a mi oído
-Me fío, parece sincera, no muestra signos de nerviosismo-susurró
-Gracias-
-Hace ya unos años, no muchos, el rey Cornelius salió a guerrear contra Doluna pero murió, traicionado por Gra, portaba la Falchion, espada divina capaz de matar al Dragón de las Sombras que acecha el mundo-todo lo que me contaba me sonaba familiar, -pero se la robaron, ahora no sabemos dónde está ni quién la tiene-
Micaiah se acercó a mí
-Esa no es la razón por la que desea nuestra ayuda-
-¿Qué deseáis exactamente de nosotros? Lamento la muerte del rey pero no me interesa la espada ni nada de eso, solo quiero encontrar a Marth nada más, sed clara por favor-dije con dureza
-El rey de Gra, Jiol, me presiona para que me rinda y entregue mi reino a Doluna, sino correré la misma suerte que el rey Cornelius-confesó
-¿Deseáis que os proteja?-
-Sí pero también necesito que Marth vuelva-
-¿Por qué?-
-El rey Cornelius era su padre-
En ese instante me encajaron las piezas
-Ya veo por dónde vais-
-Si Marth vuelve podría persuadir a Jiol de presionarme, no entregaré mi reino pero tampoco deseo la muerte-
-Entiendo...-
-¿Me ayudaréis?-
-Sí, no veo por qué no-
-Estoy a vuestra disposición, cualquier cosa que necesitéis vos o vuestros amigos decídmelo-
-Os lo agradezco, la verdad es que no tenemos sitio donde pasar la noche-
-Hay alcobas de sobra en el castillo, tomad todas las que preciséis-
-Gracias, también necesitaremos provisiones para partir mañana a Talys-
-Bien, mañana lo tendréis todo preparado, ordenaré que un jinete avise a un marinero para que os deje ir en su navío-
-Gracias Majestad-
-Gracias a vos-
Salimos de la sala y nos dirigimos al patio de armas
-¿Qué os ha parecido la princesa?-pregunté
-Sincera-contestó Soren
-Vi mucho temor en su mirada-confesó Micaiah
-¿Y vos Apóstol?-
-Coincido con ambos-
No dijimos nada más hasta que llegamos al patio
-¿Y bien?-Siegfried se acercó a mí
-Pasaremos la noche aquí, mañana partiremos a Talys en busca de Marth-
-Bien, necesito un buen sueño-Dante pasó delante de mí
-Dante, por favor compórtate, esto no es el 21-Devil parecía molesta con su comportamiento
-Vale, vale-
Todos entramos en el castillo y fuimos a nuestras correspondientes habitaciones. Siegfried vino conmigo, parecía preocupado
-¿Va todo bien?-le pregunté mientras me desataba la cota de malla
-No lo sé Irina, estoy preocupado-se sentó en la cama
-¿Y eso por qué?-conseguí quitármela. Quedé en ropa interior
-No tengo idea, siento algo aquí dentro-se tocó el estómago
Me acerqué y me senté junto a él
-Eso son nervios, pero no entiendo por qué estás nervioso-
-Siempre lo estoy desde que te conocí-
-¿Yo soy la culpable de tus dolores de estómago?-bromeé
-No estoy seguro-
-Es probable, te preocupas por mí, por mi seguridad, estamos en una tierra que no conoces, llena de peligros que nos acechan, es normal que estés histérico-le acaricié la cara
-Prométeme que tendrás cuidado-me miró fijamente a los ojos
-Te lo juro-sonreí. Seguidamente le besé para calmarlo.
Mientras nos dábamos el lote alguien llama a la puerta. Nos separamos rápidamente
-¿Sí?-pregunté
-Os traigo la cena-la puerta se abrió. Apareció una mujer del servicio con una bandeja en la mano
-Gracias, dejadla sobre la mesa-
La mujer se apresuró y dejó la comida en la mesa. Seguidamente se marchó diciendo lo de "con premiso". Cerró la puerta tras de sí
-Qué hambre-me puse en pie
-No tengo ganas de comer-Siegfried parecía abatido y últimamente estaba más serio que antes
-Venga, tienes que comer-le cogí de un brazo y tiré de él, obligándolo a ponerse en pie.
-Irina, no quiero-se quejó mientras le sentaba en la silla
-Me da igual que quieras o que no quieras, vas a comer y punto-me senté en la otra silla
-Sí madre-se burló
-Muy bien hijo, así me gusta-sonreí
Ambos reímos.
Comimos rápidamente todos los manjares. Después nos fuimos a la cama, me dormí rápidamente.
-No...por favor-rogué mirándole a los ojos
-Debes morir-me apuntó con su espada y me atacó.
-¡No!-grité. En ese instante me desperté, me incorporé rápidamente. Vi que estaba empapada en sudor y que el camisón estaba totalmente pegado a mi piel. Era de madrugada. Mi respiración era rápida y los latidos de mi corazón me hacían daño en el pecho.
Miré a mi izquierda y vi a Siegfried durmiendo plácidamente, parecía relajado.
Saqué los pies de la cama y los apoyé en el frío suelo de piedra.
"Ha sido un sueño, solo eso" pensé intentando recuperar la calma. Me puse en pie con cuidado de no despertar a Siegfried y me calcé las botas. Me asomé a la ventana y vi que eran las 3 de la mañana.
Salí del cuarto y cerré la puerta con sigilo. Avancé lentamente por el pasillo para serenarme
"Ese sueño...alguien me traicionaba, pero no pude ver quién era" cavilé en silenció
-Irina-susurró alguien tras de mí. Me giré rápidamente y vi a Ismael
-Hola, ¿pasa algo?-
-Estaba terminando un trabajo, me gustaría que lo vieras-se acercó a mí
-¿Ahora? ¿No puedo verlo mañana?-
-Mañana nos vamos a Talys y no tendré tiempo de enseñártelo, por favor solo será un minuto-rogó
-Está bien, pero que sea rápido-
-Gracias, está en aquella alcoba-señaló una muy lejana
-¿No está muy alejada?-comencé a caminar
-Sí un poco, pero es que no quiero que nadie más lo vea-
-Tú y tus secretos, nunca lo entenderé-reí
Caminamos en silencio hasta la puerta, yo entré primera en la sala.
-¿Y bien?-pregunté, en ese instante escuché el sonido de una llave cerrando una cerradura. Me giré y, en apenas unos segundos, Ismael me cogió, me empujó contra la pared y colocó su mano izquierda en mi pecho, haciendo presión. Un segundo más tarde sacó una daga de su cinturón y me apuntó al cuello con ella, rozándome la piel con el filo.
-Ismael, ¿qué estás haciendo?-pregunté con la mirada clavada en el filo de la daga, el cual brillaba con la luz de la luna llena que entraba por la ventana.
-No te muevas, no intentes huir o te mataré-amenazó
-Ismael...-estaba nerviosa
-Si haces cualquier ruido tú y tus seres queridos perecerán-
-¿Por qué haces esto? ¿Te has vuelto loco?-
-Solo lo hago por trabajo, ya te lo dije, no lo he terminado-
-¿Qué trabajo?-le miré fijamente a los ojos, vi algo extraño en ellos
-El trabajo que me mandaron: asesinar a la Diosa de la Guerra, por orden de Nightmare y amigos-
Me quedé impactada, no podía ser verdad.
-¿Tra...trabajas para ellos?-
-Sí-
-Pero, ¿por qué?-
-Porque así completaré el trato-
-¿Trato? ¿Qué trato?-me sentía observada, no solo por Ismael sino por otros ojos, llenos de maldad
-Si yo te mato, ellos matan a los dioses y todos felices-
-No entiendo-comencé a temblar al ver la seguridad en sus ojos, iba a matarme sin duda alguna
-No tienes por qué entender, te digo esto porque vas a morir-
-Ismael, no lo entiendo, ¿por qué me traicionas? Somos amigos...-una lágrima salió de mis ojos, no podía creer que el amigo de mi infancia fuera a matarme
-Es por venganza-
-¿Venganza? ¿He hecho algo malo?-estaba asustada y confundida
-No, tú no, los dioses-
-¿Yo no? No comprendo, soy un dios...-varias lágrimas se escaparon de mi interior, comencé a temblar
-Esta venganza es de mucho antes de que tú nacieras-
-Entonces, ¿por qué me haces esto si yo no he tenido nada que ver?-
-Porque así conseguiré mi venganza-
-No he hecho nada malo en tu contra, ¿por qué te vengas de mí?-agaché un poco la cabeza todo lo que la daga, inamovible de mi cuello, me permitía
-Porque si tú mueres, yo consigo que ellos muevan ficha a su perdición-
-No sé de qué me hablas, por favor, yo no tengo nada que ver-solté mis emociones y lloré, no podía aguantarme más, estaba muy asustada
-Tú eres la mecha de la explosión que quiero crear entre los dioses-
-No entiendo nada, suéltame por favor-intenté mirarle a los ojos pero el terror que sentía era tal que no pude
-Ya te lo he dicho, tienes que morir-
-¿Por qué? Yo no he hecho nada malo, te lo suplico, déjame ir-sentí como esos ojos clavados en mí se divertían, parecían disfrutar con mi sufrimiento. Siegfried cruzó mi mente un segundo, era muy probable que no volviera a verle nunca más
-Sé lo que estás pensando, es peor lo que le depara a él-sonrió
Elevé la mirada al segundo y clavé mis ojos en los suyos, -¿qué vas a hacerle a Siegfried?-mi corazón se desbocó
-Va a ver muerta a su novia, qué gran tormento-se burló, -Y no pudo protegerla-
-No serás capaz de hacerle sufrir de esa manera, no por favor-supliqué. No quería que él sufriera por mi culpa, era mi único amor y no le deseaba ningún mal por culpa mía
-No te preocupes, el lo verá pero también morirá-hizo una pausa corta, -lo más probable es que no lo mate yo, sino que se mate él, qué bonito-
-No, por favor, te lo suplico, no le hagas daño a él, hazme lo que desees pero a él no, es mi vida-apoyé mi cabeza en la pared y lloré en silencio, no debía hacer ruido. Cerré los ojos.
-Algo inútil, ya que vas a morir-
-Ismael por favor-abrí los ojos y le miré suplicante, -mátame, tortúrame si es tu deseo, pero no le hagas nada a él, te lo suplico-
-De acuerdo, ya se lo hará Nightmare o él mismo-
-Antes de hacerme nada, necesito saber algo, por favor-miré el techo un segundo mientras tomaba aire, esperando su permiso para hablar, temblaba como un flan y me costaba respirar. Tenía miedo y mucho
-¿El qué?-
-¿Por qué me traicionas? ¿Cuál es tu razón para matarme? Solo me has dicho que es por venganza pero no sé por qué, ¿he hecho algo malo en tu contra? por favor, dímelo-apoyé de nuevo la cabeza en la pared y miré el cuello de su camisa, no podía mirarle a los ojos por puro temor
-No has hecho nada malo en mi contra-se detuvo, -son los dioses los que me traicionaron-
-¿Qué traición? Dímelo por favor, ¿qué más te da? Igualmente me matarás y harás sufrir a quienes amo, al menos alarga mi vida un poco, podré ir allá donde vaya sabiendo el por qué de mi marcha-rogué
-De acuerdo, te lo diré-
Respiré profundamente, intentando serenarme
-Los dioses, antes de que nacieras, no eran como ahora: amables y buenos, eso es pura fachada, en realidad son crueles y su diversión es matar "seres inferiores", según ellos dicen-tomó aire, -yo era el único que no pensaba así por ser el Dios de la Protección-
-¿Protección?-estaba confundida, si su deber era proteger, ¿por qué me hacía esto?
-Mi deber como Dios Protector es proteger a una persona con un futuro brillante, pero los dioses vieron en él algo que les aterró y le mataron, al igual que a su familia-parecía hablar de un suceso ocurrido en el pasado, -y a mí, por protegerlos...me quitaron el alma-
Me quedé sin palabras, por eso veía vacío en su mirada, porque no había nada en su interior
-Lo que ellos no saben es que también soy el Dios de la Venganza-sonrió
-¿Dios de la Venganza?-pregunté temerosa, -sigo...manteniendo mi inocencia, sabes que yo no soy una diosa del todo, además soy buena con la gente-
-Eso ya lo sé, sino estarías muerta hace mucho tiempo-
-¿Deseas matarme porque unos dioses se divirtieron haciéndole daño a un humano? Yo no tuve nada que ver, como tú mismo has dicho faltaban siglos para que yo naciera, no veo que pinto yo en todo esto-otra lágrima salió de mis ojos.
-Si tú mueres yo tengo la Alianza del Mal para matar a los dioses-
-¿En qué bando estás en realidad? ¿Con la Alianza del Mal o conmigo?-pregunté, aunque ya me imaginaba la respuesta
-Ya sabes mi respuesta-
-No puedo creer que me traiciones, ¿entonces por qué me salvaste cuando éramos niños? Debiste dejarme morir si luego, dentro de unos años, pensabas matarme-
-Porque debía ser tu Dios Protector-
-¿Primero me proteges para luego matarme? No tiene sentido, ¿por qué me salvaste? ¿Qué ha cambiado tanto?-un segundo más tarde de formular la pregunta, la respuesta vino a mi mente veloz como el rayo.
-Imagina, que para eso eres lista-
-Antes era humana totalmente, ahora ya no-quedé cabizbaja, -me salvaste porque era humana, ahora que soy diosa deseas matarme-lloré de nuevo, mi fin se aproximaba. Mi parte humana se apoderó de mí completamente, tenía tanto miedo que se me cortaba la respiración.
-No deseo matarte porque seas diosa, te mato para conseguir mi venganza contra los dioses-
-No entiendo, ¿qué tengo yo que ver con los dioses? Solo conozco a mis jefes, a ningún otro, además ellos son bondadosos-
-Nada, pero sí con la Alianza, ellos te quieren ver muerta-
-¿Y por qué tú?-
-Porque sabían que no me harías daño y que no sospecharías de mí-
-No, llevan razón, no podría hacerle daño a mí amigo, a aquel que me protegió cuando lo necesitaba, que me dejó llorar sobre su hombro cuando me sentía sola-le miré fijamente, -enhorabuena, la jugada te ha salido perfecta-toda mi cara era un mar de lágrimas
-Gracias, costó mucho que estuvieras sola, sin Siegfried-
-Siegfried es mi verdadero Dios Protector, daría su vida por mí, no como otros-intenté hacerle daño con las palabras.
-Oh, eso es un golpe muy bajo-rió
-Sigo pensando que eres un traidor, debí suponer que no eras mi amigo cuando nos encontramos, ¿cómo pude ser tan tonta?-me arrepentí de no haber dudado, había pasado mucho tiempo pero en vez de seguir las reglas de la Diosa de la Guerra no, me guié por mi amor hacia él como viejo amigo. Ahí estuvo mi error, el cual me costaría la vida.
-No te preocupes, no sentirás nada-
-No sé por qué pero algo me dice que te gusta hacer sufrir a tus objetivos-otra lágrima salió de mí, -es de noche, nadie nos oye, seguro que me torturarás, para cumplir con tu estúpida venganza-
-Me conoces mejor de lo que pensaba-sonrió
-¿Qué me harás? Si debo morir lo afrontaré con entereza, pero te pido que no me hagas sufrir demasiado, más me duele ver que aquel que me arrebata la vida es un amigo-
-No te preocupes, tu tiempo no termina hoy-
-Si piensas alargarlo a más de esta noche Siegfried querrá venganza, no dudes en que irá a por ti-amenacé
-No te preocupes, no me pasará nada-
-Perdona, olvidé que ya estás muerto-sonreí amargamente mientras miraba el suelo, -¿qué tienes pensado hacer conmigo? Siento curiosidad-intenté ocultar mi terror con algo de ironía
Ismael se acercó mucho a mí, de forma que su nariz rozaba la mía, susurró algo que me dejó un tanto confusa
-Despertar tu verdadero poder-
-¿A qué te refieres?-pregunté, sin darme cuenta, en voz baja
-A que tú tienes poder para matar a los dioses-
Estaba más aturdida aún si cabe, -no entiendo Ismael, termina ya con mi vida te lo suplico, no me hagas sufrir más-apoyé mi frente en la suya inconscientemente, me resultó extraño pero no se apartó
-No pienso matarte-
Elevé la mirada rápidamente, clavé mis ojos en los suyos ahora muy cercanos
-¿Q...qué?-ahora sí que estaba confusa
-Baja la voz, hay alguien que me vigila por si les traiciono-
No miré a ningún lado, sencillamente miré mejor sus ojos. Cierto era que estaban vacíos pero aún había algo fuerte en ellos: amistad.
-No entiendo-susurré mientras otra lágrima galopaba por mi rostro
-Necesito que crean que estás muerta para que maten a los dioses y los dioses los maten a ellos-
No sabía qué contestar a eso.
-¿Yo...yo soy el detonante de esta guerra?-encajé las piezas
-Si pero no te preocupes, tu hora no ha llegado-
Vi sinceridad en sus ojos y percibí camaradería en su voz. Sentí ganas de sonreír pero no lo hice, si ese alguien que nos vigilaba estaba cerca podría darse cuenta del engaño.
-Gracias-susurré aliviada, -perdóname, yo...lo siento, tenía miedo y...-
-No te preocupes, me he divertido mucho-
-Tan maquiavélico como siempre-suspiré, -pero, ¿porqué me has hecho pasar tan mal rato?
-Para que se crean que no estamos actuando-
-¿Quién nos vigila?-susurré con el alma en vilo. Le daría leches a ese hijo de perra hasta que me sangrasen las manos.
-Eso me gustaría saber a mí...-
-Entiendo...-pensé un segundo, -¿A qué te referías con eso de que necesitas que crean que estoy muerta?-
-Voy a inducirte en tu subconsciente para que puedas ver qué es lo que suprime tu potencial-
-¿Potencial? No comprendo...-estaba más serena, ya no me temblaban las piernas y mi respiración era normal.
-Tu verdadera fuerza-
-¿Fuerza? ¿Qué fuerza? Solo soy una semi-diosa, no tengo poder para hacer lo que tú dices que puedo hacer-
-Tú tienes el mismo poder que el de mi amigo, el que murió a manos de los dioses-
Quedé pensativa unos segundos
-¿Qué amigo? ¿Qué poder puedo tener yo? Apenas sé nada acerca de los dioses-
-Tú eres lo que los dioses temen: su propia muerte-
-¿Su propia muerte? ¿Insinúas que puedo matar a un dios?-estaba sorprendida pero la sensación de miedo que sentía segundos atrás se había esfumado por completo
-Correcto-
-Pero...mi parte de dios no es tan poderosa, no sé como puedo hacer que sea tan fuerte como tú dices-
-Por eso vas a ir a tu subconsciente, para liberar tu potencial-
-¿Cómo voy a ir a tal lugar? Dime que no es El Velo por favor, no soportaría otro viaje allí, casi no lo cuento-no separé mi frente de la suya en ningún momento, los latidos de su corazón me hacían sentir segura.
-No te preocupes, de eso me encargo yo, además ese lugar es tuyo y de nadie más-
-¿Cómo podré liberar mi poder?-
-Buscando en tus recuerdos de niña, fue entonces cuando se bloqueó tu potencial-
-Recuerdos de niña no tengo casi ninguno, apenas recuerdo a mis padres-bajé la mirada, la daga seguía en mi cuello pero ya no tenía miedo. Isma la sujetaba con cuidado de no hacerme daño
-Son los recuerdos de tus padres los que lo bloquean-
-Pero, ¿si no tengo ninguno cómo lo van a bloquear? Además, en el caso de que lo encontrara, ¿qué debo hacer?-
-Recordarlo-
-¿Cómo voy a hacer eso? ¿Qué recuerdo debo buscar? ¿Algún momento feliz o alguna otra cosa?-estaba asaltada por las dudas
-Debes buscar el recuerdo de la muerte de tus padres-
Se me encogió el corazón por un segundo
-No Isma, eso no, no recuerdo bien lo que pasó, solo sé que fue horrible, no me hagas eso-rogué
-Lo siento pero si no afrontas ese recuerdo no podrás proteger a nadie-
-¿Proteger? No comprendo, ¿le podría pasar algo a Siegfried?-
-Sí, y a ti-
-¿Qué podría pasar?-estaba preocupada
-Lo mismo que le pasó a mi amigo y a su familia-
Me acordé de Siegfried y de nuestra noche
-¿Qué...qué debo hacer una vez esté en mi subconsciente?-cedí
-No lo sé, solo recuerda y afronta lo que pase-
-¿Y si no consigo encontrar el recuerdo? ¿O si me duele tanto que luego no puedo despertar?-dudas peligrosas asaltaron mi mente
-No te estreses, los recuerdos están clasificados por puertas-
-¿Cómo que por puertas? ¿Tengo puertas en la cabeza?-me sorprendí
-Sí, cada una contiene un recuerdo, según veas la puerta podrás saber de qué recuerdo se trata. No temas, te enviaré allí con mi poder-
Cavilé un minuto, debía asimilar mucha información nueva de golpe
-¿Cómo me haré pasar por muerta? No puedo fingir mi muerte, dejar de respirar y que mi corazón no lata-
-Para eso tengo la daga-
-¿La daga?-miré la misma, ¿qué tiene de especial?-
-Está impregnada de un veneno especial que impide que el cuerpo realice las funciones vitales pero que te mantiene con vida-
Me quedé pasmada
-Eres una caja de sorpresas, por un momento pensé que realmente acabarías con mi vida-
-No sería capaz de hacerte daño-sonrió
-¿Y qué pasará con los demás? Se preocuparán al ver que estoy muerta-
-No te preocupes, yo me encargo de eso-
-¿Seguro?-
-Seguro, buen viaje-tocó mi frente. Caí desmayada cuando lo hizo. Lo último que sentí fue mi cuerpo cayendo en sus brazos...

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