jueves, 24 de enero de 2013

Capítulo 38: Retomando, Con Mucha Calma, La Misión Original

-¿Qué me ha pasado?-mi reflejo en el charco era extraño, ya no era un lobo, sino un león blanco, alado, sagrado.
-No preguntes, no sabría contestar-Dante se acercó y tocó mi ala derecha
-Este es tu verdadero poder-soltó Isma acercándose
Me giré rápidamente y le miré.
-¿Verdadero?-
-Tu potencial ha despertado, ahora eres más fuerte que antes, más poderosa-explicó
-¿Todo esto viene de...?-
Isma asintió
-¿Alguien puede decirme de qué estamos hablando?-Nero estaba un poco perdido.
-Ya te lo contaré-volví a mirar el charco.
-Será mejor volver, deberíamos ir en busca de Marth, ya nos hemos retrasado bastante-Isma pasó a mi lado y me acarició la melena.
-Sí-contesté.
Retomé mi forma humana, suspiré al ver que seguía igual por fuera.
-Nada a cambiado por fuera, no temas-Isma se acercó a mí y, mientras caminábamos, me puso su brazo izquierdo sobre los hombros.
-Me alegro de que sea así-suspiré
-¿Tenéis hambre?-
-No-contestamos los tres a la vez
-Bien, entonces partamos de inmediato, de vuelta a Altea-
Salimos de las mazmorras con calma, sin apenas prisa. Al terminar de subir las escaleras noté como Isma suspiraba y se sentía bien.
-¿Sabes de quién es esta casa?-pregunté
-Sí, es mía-contestó mirándolo todo
-¿En serio? No sabía que tenías casa-
-Y sabes que no suelo hablar mucho de mí-
-Cierto-sonreí
Cuando llegamos a la salida...
-¡¿Quién ha derribado la puerta?!-Isma parecía enfadado
-Eh...yo-dijo Nero con timidez
-¡¿Por qué lo has hecho?!-se puso cara a cara con él
-Calma Isma, es una puerta, te haré una nueva si tanto te importaba-traté de calmarlo poniendo mi mano derecha sobre su hombro
-Déjalo, esa puerta es irreemplazable-clavó sus ojos en los del joven demonio
-La tiré para salvarte, de nada ¿eh?-se defendió Nero
-Esa excusa no me sirve-
-Isma, por favor, olvídalo, por favor-intenté bajarle los humos
-Vámonos, no me gustaría tener que limpiar sangre de demonio, sale muy mal de la ropa y de las paredes-Isma dio media vuelta con brusquedad y salió de la casa.
-No se lo tengas en cuenta Nero-me disculpé
-No pasa nada, aunque si lo sé no le hubiera salvado-
-No te piques crío-Dante revolvió su pelo como si de un niño se tratase.
Salimos los tres de la casa, vi a Isma plantado delante de la puerta
-¿Y ahora cómo cierro la casa?-mi amigo seguía quejándose
-Sinceramente, no creo que nadie venga a robarte, tu...preciosa casita está un poco lejos, perdida en mitad del frescor del polo-sonreí
-Ya, anda, vámonos-se puso a caminar
-¿Dónde vas?-
-A volver-se detuvo y se giró
-¿Y si usamos esto?-reí sacando el collar
-Se me había olvidado por completo-se acercó a nosotros
-Ay mi chico, mira que bien se pica-bromeé
Conseguí sacarle una pequeña sonrisa.
-Volvamos, quiero ver a mi amor-suspiré
Cerré los ojos mientras me concentraba y usé el collar. Aparecimos cerca del castillo de la princesa Nyna.
-Al fin, ya hemos vuelto-sonreí
-Dame el collar, lo guardaré-Isma lo cogió de mis manos y lo metió en un saquito que llevaba colgando del cinturón.
-Vamos-incité
Me puse a correr hacia el interior del castillo. Entré como una exhalación y me dirigí al cuarto donde nos habían alojado a mi y a Siegfried. Llamé a la puerta, no hubo respuesta. Me asusté por lo que abrí la puerta y entré. Me serené al ver que mi amado estaba durmiendo profundamente. Suspiré aliviada, cerré la puerta con cuidado y me acerqué a la cama. Observé su rostro con minuciosidad, parecía estar realmente cansado. Acaricié con cuidado su cabello.
-Duerme mi amor, te necesito fuerte-susurré
Le dejé tranquilo y me acerqué a la ventana, miré a través de ella. Aún era de día, faltaba mucho para el anochecer. Después de varios minutos di media vuelta para marcharme. Sin saber por qué mis ojos se fueron directos a la armadura de Siegfried, que estaba sobre un maniquí de madera. Me acerqué y vi que tenía una abolladura importante por la parte trasera. La cogí y la observé.
"Tendremos que repararla" pensé. Salí de la habitación con la armadura bajo el brazo. Cerré la puerta lentamente y me dirigí rápidamente al patio de armas. Vi a un par de soldados entrenando, estaba claro que eran novatos.
-Hola-saludé
-Hola, ¿deseábais algo?-preguntó uno de ellos
-Sí, quería saber si hay alguna herrería cerca, necesito reparar esta armadura cuanto antes-señalé la misma
-Sí, claro, hay una en el castillo-
-Yo os guiaré-se ofreció el otro
-Gracias-le seguí
Minutos más tarde llegamos a una herrería que había cerca de los establos.
-Muchas gracias-sonreí
El soldado se fue y yo me adentré en la pequeña cabañita.
-Bienvenida-saludó el herrero
-Hola, me gustaría reparar esta armadura-la puse sobre la mesa
-Veamos-la cogió y la examinó
-Es fácil de reparar, en un par de horas estará lista-
-Bien, ¿cuánto costará la reparación?-me dispuse a pagarle
-No, nada-
-¿Nada?-
-No, el castillo paga los gastos, trabajo exclusivamente para los soldados de la princesa-
-Muchas gracias-sonreí
-De nada, acercaos más tarde-cogió la armadura y se metió en el taller
"Ahora a esperar, iré con los demás a ver qué se cuentan" pensé mientras salía de la casa del herrero. Caminé tranquilamente hacia el castillo, entré y me dirigí a la sala de estar. Tan solo vi a Darky leyendo un libro sentado en una especie de sofá hecho con lana de oveja.
-Hola-saludó
-Hola cielo, ¿dónde están los demás?-
-Descansando en sus alcobas-
-Vaya, se ve que hoy es el día de dormir-me senté a su lado
-¿Por qué lo dices?-
-Siegfried está sobando, y el silencio y sensación de tranquilidad que inunda el castillo es hasta visible-
-La verdad es que si, hacía tiempo que no estábamos así de tranquilos-cerró el libro y se acomodó en el sofá.
-Cierto-
-¿Tienes sueño?-
-Un poco, pero no puedo dormirme-
-¿Y eso?-
-Tengo que ir al herrero a recoger la armadura de Siegfried-
-Tenía un bollo bien hermoso-
-Por eso-
-¿Cuándo tienes que ir?-
-Dentro de un par de horas-
-Duerme, ya iré yo a por ella-
-¿De veras?-
Él asintió.
-Gracias-acaricié su rostro. Me tumbé en el blandito sofá y me quedé sopa en menos tiempo del que me pensaba.
-Irina-susurró una voz. Abrí los ojos con mucha pereza y vi a Darky
-¿Qué pasa?-
-Toma-sacó de tras de sí la armadura.
Me senté y la cogí
-Gracias-me puse en pie.
Me di cuenta de que había más gente ahora que cuando me dormí.
-Buenas bella durmiente-rió Jin
-Hola...-dije con empanamiento total
Salí de la sala de estar y me encaminé a nuestra alcoba. Cuando iba a abrir la puerta, esta se abre de golpe y veo a Siegfried tras ella.
-Menudo susto-suspiré
-Ya has vuelto-sonrió, aunque se notaba que acababa de despertarse
-Sí amor-
-¿Has visto mi armadura?-
-A eso venía-la saqué de detrás de mí
-La has reparado-la cogió
-Yo no, el herrero-
-Gracias mi amor-me abrazó
-De nada-
Se separó de mí, entró en el cuarto y la colocó en su sitio.
-¿Estás bien?-pregunté
-Sí, estoy un poco dormido, nada más-
Tras unos segundos de silencio, oí a un soldado acercándose.
-Disculpad mi intromisión, pero la princesa desea veros-comunicó
-Gracias, ahora mismo voy-contesté
El soldado se marchó.
-¿Quieres que vaya contigo?-preguntó Siegfried
-No amor, me ha llamado a mí, iré a ver qué quiere-sonreí.
Me despedí de él con un fugaz beso y me fui a la sala del trono. Llegué allí poco después, la princesa miraba por la ventana.
-¿Me habéis hecho llamar, Majestad?-pregunté con cortesía.
La princesa se giró y me miró
-Sí Irina, pasad por favor-rogó
Crucé la puerta y me acerqué a ella.
-¿Qué deseábais Majestad?-
-Me gustaría saber cuándo iréis en busca de Marth-la preocupación se veía en sus ojos.
-Partiré cuando vos ordenéis-
-Si fuera posible me agradaría que partieseis esta tarde, poco después del almuerzo-
-Está bien, avisaré al grupo-
-Gracias Irina, si necesitáis cualquier cosa no dudéis en pedírmela-
Asentí y me marché. Me dirigí a la sala de estar, había mucha más gente que antes, algunos leyendo, otros hablando, incluso dormitando.
-Chicos-alcé la voz, todos me miraron, -iremos a buscar a Marth después del almuerzo, yo aviso, tened preparadas vuestras cosas-
Segundos más tarde de que terminara de decir la última palabra, todos se marcharon salvo Jin, Darky e Isma.
-¿Cómo estás?-preguntó el japonés
-Bien, me siento mejor-sonreí
-Me alegra ver que estás bien-me dio un abrazo amistoso
Pasamos el resto del tiempo que quedaba hasta la comida hablando.
Terminamos de comer bastante pronto.
-Será mejor que nos marchemos ya-dije poniéndome en pie.
-¿Tanta prisa tienes?-preguntó Darky el cual se había puesto las botas.
-Sí, tengo prisa-miré fugazmente a la Princesa
Con mucha pereza, una hora más tarde, habíamos embarcado para ir a Talys, la isla donde nos dijo Nyna que Marth se había refugiado de la traición de Gra. Cuando llevábamos un par de horas de viaje...
-Me encanta viajar en barco-comentó Siegfried, abrazándome por la espalda.
Yo estaba apoyada en la barandilla de madera, observando el inmenso océano.
-Yo viajo por necesidad, lo único que me gusta es ver el mar-la brisa marina revolvía mis cabellos.
-A mi me gusta verte a ti-susurró
Sonreí ante su comentario, me giré y le besé.
-¡Tierra a la vista!-gritó el vigía
Me separé de Siegfried con brusquedad y miré hacia delante. La isla de Talys se dejaba ver ante nosotros.
-Al fin, comenzaba a cansarme del viaje-solté.
Atracamos en el puerto, todo estaba desierto.
-Esto está muy solitario-dijo Ike, con la mosca tras la oreja.
-Piratas-anunció Soren. Le miré y estaba observando la bandera de los demás barcos, eran banderas piratas......



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