miércoles, 25 de julio de 2012

Capítulo 37: La Torre Oscura

Aparecimos frente al castillo de la Princesa Nyna. Siegfried aún me llevaba en brazos. Aunque me agarraba con firmeza parecía agotado.
-¿Estás bien?-pregunté tocando su piel
-Sí, pero creo que necesito ayuda de Rhys-sonrió
-Puedes dejarme en el suelo, me siento bien-
-¿Seguro?-
-Por supuesto-
Me dejó en el suelo con una delicadeza solo alcanzable para los ángeles.
-Irina-escuché la voz de Jin
Me giré y ahí estaba, por su aspecto parecía cansado pero supuse que estaba así debido a mi muerte aparente.
-Jin-alcé los brazos
Él me dio un abrazo con mucha fuerza, pero totalmente en silencio
-Pensé que no volveríamos a verte-Darky se acercó
-Te juro que hubiera matado a Ismael-Jin me soltó
-¡Isma!-
-¿Qué le pasa?-Siegfried se acercó a mi espalda
-Aún debe estar allí, debemos ayudarlo-clavé mi mirada en la del Germano.
-Pero Irina...-replicó
-Sé que estás cansado, así que no te pediré que vengas conmigo-
-¡Quiero ir contigo!-
-Amor, Rhys cura heridas pero no restablece la energía perdida en combate, debes quedarte y descansar-acaricié su mejilla
-No quiero dejarte sola-posó sus manos en mis caderas
-Estaré bien, además somos muchos, me puedo llevar a alguien-
-Iré contigo-Darky se ofreció
-Cielo, que seas un ser oscuro no significa que no te canses-
-Irina lleva razón, será mejor que nosotros nos quedemos y descansemos, hay mucha gente que puede acompañarla-me apoyó Jin
-Vamos dentro-cogí una mano de Siegfried y tiré de ella.
Todos, los seis, regresamos al castillo. Mientras recorríamos sus pasillos, entablé conversación con Samuel.
-Me alegro de que estéis bien-sonrió
-Gracias, quería preguntaros una cosa-
-Vos diréis-
-¿Os gustaría uniros a nosotros?-
-¿De veras puedo?-se le iluminó el rostro
-¡Claro! Siempre estamos dispuestos a acoger gente nueva para nuestra causa-
-Será todo un honor Diosa-hizo una pequeña reverencia
-Llamadme solo Irina, por favor-
-Como deseéis-
Caminamos el resto del camino en silencio. Al poco rato entramos en la sala de reuniones. Todo el mundo clavó sus ojos, abiertos como platos, en mí.
-¡Estáis viva!-se sorprendió Ike
-Eso parece-sonreí
-¡Irina!-Roxy se lanzó a mis brazos.
Me abrazó con tanta fuerza que pensé que volvería a unirse a mí
-Calma Roxy, me vas a partir en dos-bromeé
-Cuando te vi sin vida sentí como mi alma se quedaba medio vacía-se separó de mí
-Me alegra ver que estás bien-Nero se acercó un poco
Al ver al joven demonio me acordé de Isma
-Dante, Nero, creo que necesito vuestra ayuda-
-¿Para qué?-preguntó el de la gabardina roja
-Tengo que ayudar a un amigo y algo me dice que voy a necesitar vuestra habilidad cazadora-
-¿Qué amigo?-
-Mira Dante, si no me quieres ayudar dilo pero no hagas tantas preguntas que no me gusta-
Estuvo unos segundos serio, hasta que desató a reír
-¿De qué se ríe?-me mosqueé
-Te estaba tomando el pelo-Roxy sonrió levemente, pero parecía apenada
-Qué gracioso-me crucé de brazos
-Te ayudaré-cedió, al fin, el chistoso de Dante
-Gracias-
-Irina...-escuché a Siegfried a mi espalda
Me giré rápidamente al recordar sus heridas. Me acerqué a él y le serví de apoyo.
-Rhys, curadlo por favor-rogué
El curandero se acercó al Germano y usó su bastón
-Gracias-el rubiales suspiró aliviado
-Irina, ¿dónde debemos ir?-preguntó Nero
-No lo sé exactamente, Nero-
-¿Entonces como vamos a salvar a nadie?-
-¿No puedes usar tu poder para localizarlo?-Siegfried me abrazó por la espalda
-No sé...-
-Antes combinaba mi poder con el suyo, pero ahora...-Roxy parecía un poco triste de haberse separado de mí
-No sé dónde podemos buscar...-confesé
En ese instante sentí un fuerte dolor en la cabeza que me hizo perder el equilibrio
-¡Irina!-Siegfried se apresuró y me cogió antes de caer al suelo.
"Irina...ayúdame..." escuché la voz de Isma retumbar en mi mente.
-Isma...-susurré
"Estoy en tu siglo, en el Polo Norte, en una cueva, date prisa"
-Espera, ¡no te vayas!-segundos más tarde dejé de sentir dolor. Su voz se fue de mi mente.
Me di cuenta de que estaba sentada en el suelo, apoyada en Siegfried, el cual estaba preocupado.
-¿Irina?-preguntó mi amor
-Estoy bien, sé donde está Isma, debemos apresurarnos-me puse en pie
-Pero Irina...-Siegfried se levantó del suelo
-Estaré bien, Dante y Nero son toda la compañía que necesito-
-Nero, ten cuidado por favor-rogó Kyrie
-No temas, volveré con vida-se dieron un abrazo muy tierno
-Tú...también ten cuidado-pidió Roxy, cortada
-Yo no necesito tener cuidado, son ellos los que deberían tenerlo-rió Dante
-No seas gallito, ten cuidado por favor-
-Está bien, con tal de que me dejes en paz-
-Podemos ir con vosotros-se ofreció Lady
-No, prefiero que os quedéis aquí, tiene que haber equilibrio entre los grupos-expliqué
-Está bien, como quieras-cedió Trish
-¿Y dónde tenemos que ir?-Dante limpiaba sus armas mientras se acercaba a mí
-Al Polo Norte-
-¿Cómo vamos a ir allí?-Nero se aproximó a nosotros
-No sé...-
-¿Cómo nos trajiste aquí?-preguntó Jin
-Con esto-saqué el collar del bolsillo
-¿Quién te lo ha dado?-
-Isma, supongo que mientras estaba con aquello-
-¿Aquello?-
-Luego os lo cuento, ahora tenemos que salvar a Isma-
-Entonces vamos-Dante guardó sus pistolas bajo su gabardina
-Irina, ten cuidado, por favor-Siegfried se acercó a mí
-Lo tendré mi amor-le agarré el rostro con suavidad y le besé
A los pocos segundos me separé de él y usé el collar, tocando a ambos acompañantes y pensando en el frío Polo Norte.
Cuando abrí los ojos, me vi rodeada de nieve.
-Joder, qué frío-soltó Dante envolviéndose en su gabardina
-Sí, estoy de acuerdo-contesté frotándome los brazos
-¿Dónde vamos a buscar? Moriremos de frío antes de poder hacer nada-Nero se puso la capucha
-Tal vez pueda detectar su olor-
-¿Cómo vas a hacer eso?-
Hacía mucho que no usaba mi poder de transformación, así que muy probablemente acabaría agotada. Cerré los ojos y me concentré. Me fue mucho más fácil de lo que recordaba.
-Increíble-Nero quedó boquiabierto.
-Arriba grumetes-bromeé
Ambos subieron a mi lomo, no pesaban tanto como pensaba.
-Será mejor que nos demos prisa, me estoy pelando-Dante se estaba quedando azul
-No vale volverse pitufo-reí mientras olfateaba el ambiente.
Detecté el olor de Isma pocos segundos más tarde. Salí corriendo tras él.
-¿Sabes a dónde vamos?-preguntó Nero, que iba sentado delante.
-No, pero, por si las moscas, disponte a sacar la pipa en cualquier momento-
Corrí durante una hora sin descanso, tras la pista de Isma. El olor nos condujo a una cueva, oscura y profunda. Me detuve en la entrada.
-El olor sigue en su interior-comuniqué mientras recuperaba el aliento.
-Entonces tendremos que entrar-Dante bajó y se sacudió la gabardina de nieve.
-Vamos-Nero se desmontó
Volví a mi forma humana. Para mi sorpresa, no estaba tan cansada como me esperaba.
-¿Puedes detectar su olor así?-Nero se quitó la capucha.
-Sí, mi olfato está acostumbrado, podré reconocerlo durante un periodo medio de tiempo-comencé a caminar, con ambos tras de mí.
Caminamos en silencio durante un tiempo, hasta que el camino se dividió en tres.
-¿Y ahora qué?-Nero se cruzó de brazos
-El olor va por los tres caminos-dictaminé
-Entonces habrá que dividirse-Dante dio un paso al frente
-No, no es buena idea, mi instinto me dice que los enemigos de por aquí son muy poderosos, su nos atacan y estamos solos, acabaremos fritos-
-Vale, entonces ¿cuál cogemos?-
Estuve mirando varias veces los caminos, todos eran iguales y desprendían la misma cantidad de olor.
-Bueno, ¿y bien?-Nero parecía impaciente
-Por Villadiego, vamos por el medio-dirigí mis pasos allí
-Qué filosófico-rió Dante
Encaminamos nuestros pies en aquella dirección. Caminamos durante media hora, al cabo de ese tiempo, nos topamos con un guardia que parecía ser de piedra. Al pasar a su lado, usó su lanza para cortarnos el paso.
-Hazte a un lado-exigió Dante
-Si deseas pasar, tendrás que contestar a esto-
-A ver qué se le ocurre a este ahora-
-Se puede ver pero no tocar, te sigue sin hablar, ¿de qué hablo?-soltó el guardián
-Ni idea-susurró Nero
Pensé durante un rato.
-Esto es una idiotez-Dante se estaba impacientando
-Cálmate Dante-puse mi mano izquierda en su hombro,-creo que sé la respuesta-sonreí
-Decidla pues-el guardián blandió su lanza, como amenazándome.
-La sombra-Darky recorrió mi mente durante un segundo.
Después de un rato en silencio...
-Correcto-el guardián se echó a un lado, dejándonos el camino libre.
Los dos peliblancos y yo retomamos la marcha
-¿Cómo lo sabías?-preguntó Nero
-Darky ya me había contado esa adivinanza hace un tiempo-sonreí con misterio
Caminamos y caminamos durante una hora, hasta que salimos de la cueva. Fuimos a dar a una explanada con una torre enorme en el centro.

-¿Qué es este lugar?-preguntó Nero
-No lo sé, pero es oscuro-reanudé el camino
Llegamos a la puerta de la torre
-Vamos, no tenemos tiempo que perder-Dante empujó la puerta, pero esta no cedió ni un milímetro.
-Algo me dice que va a ser difícil abrirla-me crucé de brazos, conteniendo la risa.
-Tal vez pueda ayudar-Nero nos hizo una señal para que nos apartáramos.
Dante y yo retrocedimos un par de pasos y Nero usó su brazo demoníaco para derribar la puerta.
-Bravo por el demonio pequeño-bromeé
Nada más cruzar el umbral de la puerta, sentí un fuerte dolor de cabeza. Volví a perder el equilibrio pero Dante me cogió.
-Irina, en las mazmorras, date prisa-oí la voz de Isma en mi mente
-¿Va todo bien?-Nero se acercó
-No, Isma, tenemos que darnos prisa-me incorporé rápidamente y salí corriendo sin dirección, siguiendo mi instinto.
Mientras corría me fijé en la decoración: muebles ennegrecidos, como quemados, todo sumido en una ténue oscuridad.
-¿Quién puede vivir aquí?-preguntó Dante mientras me seguía
-Eso me da igual, mi prioridad ahora es encontrar a Isma-busqué con la mirada alguna puerta o escaleras que bajasen a las mazmorras. No tuve que buscar mucho, las encontré segundos más tarde.
-¡Vamos!-animé
Bajé corriendo las escaleras, me detuve al oír la voz de Isma exigiendo la libertad.
-Aquí hay algo...-susurró Nero, mirando su brazo, el cual brillaba con intensidad.
-Iré yo delante, Nero tú cubre la retaguardia-Dante sacó sus pistolas y avanzó lentamente.
En fila india fuimos acercándonos más y más a esa cosa que Nero sentía. Varios minutos más tarde vi a un ser horrendo que me erizó los pelos de la nuca.

-¿Qué diablos es eso?-pregunté con los ojos clavados en la criatura
No debí haber hablado, la criatura me escuchó y se giró hacia mí.
-¡Irina! ¡Huye!-gritó Isma, el cual estaba arrodillado y encadenado. Por su postura estaba esperando a perder la cabeza, literalmente.
El bicho dejó a Isma de lado y vino a por mí, Dante abrió fuego pero como si no lo hubiera hecho, las balas atravesaban el cuerpo de la criatura pero esta no se detenía.
-¡Atrás Irina!-Nero se me adelantó y trató de usar su brazo.
Agarró al bicho de la cabeza pero este se libró con suma facilidad, mandando a Nero a volar. El joven demonio chocó contra la pared y quedó aturdido.
-Tendré que usar la artillería pesada-Dante guardó sus pistolas y desenvainó su espada. Se lanzó a por el bichaco, manteniendo una gran batalla.
-Ten cuidado Dante, si te da con su brazo podría matarte o arrancarte la piel a tiras-advirtió Isma
-¡Irina, ayuda a Isma!-ordenó Dante
Obedecí rápidamente, cuando estaba pasando cerca de la criatura, esquivé su ataque saltando por encima de él. Aterricé con una voltereta y corrí hacia la celda donde se hallaba Isma. Entré e intenté desencadenar a Isma.
-Irina, vete, es peligroso-insistió
-No te abandonaré a tu suerte-hice fuerza sobre las cadenas
Con dificultad y después de un buen rato, pude desencadenarle. Me puse en pie y, cuando me giré para mirar como iba la batalla entre Dante y el bicho, este me sorprendió. Me golpeó con su brazo, me hizo volar y me golpeé contra la pared.
-¡Irina!-oí la voz de Isma.
Mi aturdimiento era apreciable, mi boca sangraba mientras me sentía abatida.
-¡Dante, protege a Irina, ese bicho puede matarla!-gritó Isma
Entreabrí los ojos y vi que mi amigo se lanzaba contra el bicho mientras Dante corría junto a mí. Justo cuando este iba a tocarme caí inconsciente, no era la primera vez que sentía ese desvanecimiento, estaba herida de muerte...
Abrí los ojos de golpe, me puse en pie con convicción, observé mi alrededor. Isma, Dante y Nero estaban acorralados por ese bicho.
-¡Apártate de ellos!-grité mientras le abalancé sobre él.
Por como le ataqué, estaba bajo mi forma de lobo. Caí sobre él, con un zarpazo le arranqué la pirámide agarrada a su cabeza, y, con un mordisco, hice diana en su yugular. No dejé de ejercer presión hasta que dejó de moverse. Le solté y me separé un poco. Me senté a recuperar la respiración, la adrenalina que corría por mis venas era excesiva, tanto que me sentía mucho más fuerte de lo habitual.
-¿Irina?-preguntó Isma
-¿Por qué preguntas? Claro que soy yo-me quejé
-Lamento discrepar-Dante se acercó lentamente.
-No te voy a morder-
-Pues quién lo diría-Nero estaba impactado
Me puse en pie y me acerqué a un charco que había en el suelo, me quedé de piedra al ver mi reflejo en él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario