martes, 10 de mayo de 2011

Capítulo 27: La Verdad Tras La Máscara

Me desperté al día siguiente cuando la luz del sol me dio en los ojos. Acto reflejo puse mi mano sobre los mismos para evitar el deslumbramiento.
-Arriba mi amor-me dijo la voz de Siegfried. Al instante sentí sus manos sobre mi cuerpo.
-No quiero, tengo sueño...-le dije con voz de dormida
-Venga cielo, que ya es hora de desayunar-me dijo
-Me niego-dije tapándome con la manta hasta la cabeza para impedir que me diera el sol.
-¿Quieres pelea?-me preguntó Siegfried. Noté burla en su tono de voz.
-No, solo quiero dormir-dije aguantándome la risa.
-Pues que sepas que no voy a dejarte dormir más-me dijo. Un par de segundos más tarde me destapa de golpe y se abalanza sobre mí. Comenzó a hacerme cosquillas.
-¡Estate quieto!-le dije moviéndome de un lado a otro mientras intentaba cubrirme con mis brazos.
-Ni en sueños-me dijo. Siguió haciéndome cosquillas durante un buen rato. Yo me movía con violencia, mientras reía a carcajada limpia, para quitármelo de encima, pero lo hice en vano pues me había cogido bien.
-Vale, vale, para-le dije llorando de la risa.
-¿Bandera blanca?-me preguntó
-No, parlamento-dije secándome los ojos.
-¿Qué desea Su Excelencia?-me preguntó de broma
-Me levanto a cambio de que dejes de hacerme cosquillas-dije. Siegfried se levantó rápido como el rayo. Pareció que le habían pinchado el trasero. Luego extendió su mano izquierda hacia mí mientras me hacía una reverencia.
-Qué caballeroso te has puesto ahora-le dije sentándome en la cama.
-A las damas hay que tratarlas bien-me dijo
-Pues menos mal-dije. Saqué los pies de la cama y los apoyé en el suelo
-Ay madre qué dolor...-dije tocándome el estómago con la mano derecha.
-¿Te he hecho daño?-me preguntó. Noté preocupación en su voz
-No temas bobo, estoy bien-le dije para calmarlo. Siegfried se dejó de tonterías y se sentó en la cama.
-Perdóname si te he hecho daño-me dijo cogiendo mi mano izquierda
-Estoy bien, no te preocupes, solo que me he reído tanto que mis músculos del abdomen se han resentido un poco, pero en un rato se me pasa-le dije
-¿Seguro que solo es eso?-me preguntó
-Sí, solo eso-le dije. Siegfried besó mi mano y la acarició
-Bueno, ¿vamos a desayunar?-me preguntó
-Claro que sí-dije con energía. Ambos nos pusimos en pie al mismo tiempo
-¿Cómo te encuentras?-me preguntó
-Bien, ¿por?-pregunté curiosa
-Ayer parecías muy abatida-me dijo
-Es normal amor, lo pasé muy mal-dije cabizbaja
-Perdona, no quería molestarte-me dijo
-No me has molestado, es solo que no quiero revivir el día de ayer-dije recordando ese mal trago
-Te prometo que no volveré a tocar el tema-me dijo
-Muchas gracias cielo-le dije. Le besé con ternura y me abracé a él. Estuvimos un rato estrujándonos.
-Vamos a vestirnos-dije separándome de él
-De acuerdo-me dijo. Cogimos nuestros trajes y nos ayudamos mutuamente a vestirnos. Yo terminé antes que él.
-Trae anda, que te ayudo-le dije viendo como se debatía con el protector de su pecho. Me acerqué a él y se lo coloqué con delicadeza pero con firmeza.
-Gracias-me dijo
-Son 10 monedas-le dije de broma
-No tengo dinero...-me dijo
-Puedes pagarme de otra forma...-le dije. Acerqué mi cara a la suya de forma que se rozaban.
-¿Cómo?-me preguntó viendo venir la respuesta
-Con un beso me vale-le dije sonriendo. Siegfried sonrió también, cogió mi cara con primor y me besó.
-Muchas gracias, vuelva cuando quiera-le dije de broma
-Lo haré-me dijo.
-Vamos a desayunar-le dije. Me acerqué a la puerta y cogí el pomo.
-Oye Irina...-me dijo. Me giré para mirarle
-¿Qué ocurre mi amor?-le pregunté
-¿Qué vas a hacer con esa espada?-me preguntó señalando la Soul Calibur.
-Por lo pronto dejarla en buenas manos, si cae en las manos equivocadas malo-dije acercándome a ella. La cogí y me acerqué a Siegfried.
-¿Qué vas a hacer?-me preguntó.
-Ahora estás desarmado, la Réquiem está en el herrero y la Soul Edge en manos de Nightmare, así que te la voy a dar a ti-le dije
-Pero Irina, es demasiado pequeña, yo no sé manejar un arma tan corta-me dijo
-No te dejes engañar por las apariencias guapo-le dije
-No te entiendo...-me dijo algo confuso.
-¿Por qué no la coges?-le pregunté ofreciéndole la empuñadura de la misma. Siegfried pareció dudar pero la cogió sin vacilaciones. Al segundo se transformó en esa espada enorme. No sé por qué pero una luz azul envolvió a Siegfried también. Al principio me asusté pero luego vi el por qué de la cuestión.
-Wow...-dije contemplando a Siegfried
-¿Qué pasa?-me preguntó.
-Mírate-le dije. Siegfried se observó a sí mismo y por poco le da algo.
-Esto es...increíble-dijo mirándose la mano izquierda.

-Estás muy guapo-le dije
-No entiendo nada, ¿qué es esto?-me preguntó señalando la armadura nueva
-Está hecha con hielo, supongo que es la protección de la Soul Calibur-dije observando la helada armadura de cerca.
-¿Le pasa a todo el mundo que toca la espada?-me preguntó
-No, solo al único que puede portarla y sacar el mayor provecho de ella-le dije
-¿Esto significa que yo soy ese único?-me preguntó
-Creo que es obvio cielo-le dije
-¿Voy a estar con esta armadura todo el día?-me preguntó
-No lo sé amor pero es lo más probable-dije
-Bueno, no pesa mucho-me dijo mientras envainaba la Soul Calibur a su espalda.
-Estás fuerte, por eso no te pesa-le dije acercándome a él
-Será eso-me dijo cogiéndome la cara con delicadeza. La armadura estaba muy fría pero lo extraño fue que, nada más tocarme, se puso caliente. Me quedé un poco sorprendida. Siegfried iba a besarme pero la curiosidad pudo conmigo y le cogí la mano izquierda. Cuando dejó de estar en contacto con mi piel volvió a ponerse fría.
-¿Qué ocurre Irina?-me preguntó Siegfried extrañado por mi reacción
-Cuando me has tocado la armadura se ha puesto caliente, pero ahora está helada-dije examinando su mano izquierda con detenimiento. No vi nada fuera de lo normal.
-Yo no he notado nada-me dijo él
-Tócame de nuevo-dije soltando su mano. Siegfried puso su mano en mi cara pero seguía fría.
-¿Y bien?-me preguntó Siegfried
-Está fría-dije cogiendo su mano de nuevo.
-Lo habrás imaginado-me dijo
-Es posible-contesté. Siegfried retiró su mano de mi cara
-¿Puedo besarte ya?-me preguntó sonriendo
-Claro que sí-dije. Él me cogió la cara con ambas manos y me besó. Noté de nuevo sus manos calientes. Cuando terminamos de besarnos me quedé pensativa. "Esta armadura me vacila" pensé.
-¿Qué te pasa ahora?-preguntó Siegfried pero estaba tan metida en mis pensamientos que no le oí.
-Irina-dijo. No hice caso
-¡Irina!-gritó. Salté del susto y le miré con los ojos como platos
-¿Qué pasa?-pregunté molesta
-¿Estás bien?-me preguntó. 
-Sí, es que he vuelto a sentir la armadura caliente-dije
-Déjalo, no te comas más la cabeza-dijo él. En ese instante se me pasó por la cabeza la idea de que la armadura podría estar ligada a sus sentimientos. Pensé una manera un tanto "radical" de comprobarlo.
-¿Qué estás pensando?-me preguntó Siegfried viéndome venir.
-¿Yo? Nada...-dije sonriendo. Antes de que pudiese decirme nada más me abalancé sobre él y le besé. Siegfried me agarró en acto reflejo, por poco no nos caemos al suelo. Mientras le besaba le toqué la armadura por la parte de la espalda y vi que estaba casi ardiendo. "Va ligado a sus sentimientos" pensé. Dejé de besarle y le miré a los ojos.
-¿A qué ha venido eso?-me preguntó aún recuperando el aliento
-Tu armadura va ligada a tus sentimientos, cuando sientes placer se pone caliente-dije. Siegfried me soltó y me miró sorprendido.
-De acuerdo...-me dijo un tanto pasmado
-Olvídalo, estoy algo loca-dije sonriendo y agachando un poco la cabeza, avergonzada.
-No te preocupes, una de las cosas que más me gusta de ti es que eres imprevisible-dijo él cogiendo mi cara y levantándola.
-Oh gracias-dije. Me abracé a él. En ese instante mi estómago rugió como nunca, reclamando comida.
-Vamos a desayunar de una vez que me voy a morir de hambre-dijo Siegfried
-Pues vamos-dije separándome de él. Ambos salimos de la habitación y fuimos derechos al comedor. Al entrar vi a todos hablando tan tranquilos y riendo.
-Buenos días-dije entrando
-Hola hermosa-me dijo Jin
-No me llames así que mi novio se pone celoso-dije bromeando
-No lo creo-dijo Darky
-Je je, que graciosos estáis esta mañana-dije acercándome a la silla
-Bonita armadura Siegfried-dijo Sophitia
-Gracias, la Soul Calibur hace maravillas-contestó mi chico.
-Hola Irina, ¿habéis pasado buena noche?-me preguntó, de repente, Iska mientras me sentaba
-Sí gracias, ¿y vos?-pregunté amablemente
-Más o menos, tenía algo de frío-me contestó
-Haberos tapado con otra manta, anda que no hay en el armario-dije mientras Siegfried se sentaba a mi lado
-Hubiese preferido la compañía de una mujer como vos-dijo Iska sin cortarse un pelo. Todo el mundo calló y yo me quedé más pasmada que una estatua. Hubo un corto silencio pero el más incómodo del mundo.
-Ehh, yo...pues, gracias, supongo-dije con la lengua un tanto trabada.
-あなたはクレイジーですか?-preguntó Jin en su idioma, el japonés. Todos le miraron con cara de susto menos Isma, Darky y yo. Aún tenía la vista clavada en Iska por su comentario.
-¿Qué ha dicho Jin?-preguntó Ike
-Que si está loco-dijo Darky traduciendo las palabras de Jin
-Iska...-dijo Siegfried. Pensé que lo mataría o que le amenazaría pero no fue así.
-Dime Siegfried-dijo Iska con toda tranquilidad.
-Estás de broma ¿verdad?-preguntó Siegfried. Todo el mundo, yo incluida, esperamos expectantes la respuesta de Iska. Hubo otro silencio pero este fue roto por una carcajada del hombre que acababa de tirarme los tejos.
-Claro que estoy de broma Siegfried-dijo él con alegría, pero noté que era una alegría forzada. Cada día ese hombre me parecía más extraño. Sentí como Siegfried respiraba aliviado.
-Pensé que estabas ligando con mi novia-dijo Siegfried.
-Dios me libre amigo mío, yo jamás podría hacerte eso-contestó él. Antes de que nadie pudiese decir nada más llega el servicio con la comida. Una vez todo estaba servido nos pusimos a comer en silencio. Al terminar comenzamos a hablar.
-Irina...-dijo Isma
-¿Qué pasa cielo?-pregunté
-No me encuentro bien-me contestó tocándose el estómago
-Habrá sido algo que no te ha sentado bien-dije
-Yo tampoco me siento bien-dijo Jin.
-¿Habéis comido lo mismo?-preguntó Darky.
-No-dijeron a coro. En ese instante nacieron unas alas negras de la espalda de Jin.
-Ay Dios...-dije mientras me ponía en pie
-¿Qué le está pasando?-preguntó Siegfried mientras me se ponía en pie tras de mí y me agarraba un brazo.
-Retroceded...-dije con los ojos clavados en Jin.
-¿Cómo?-preguntó Sothe
-¡Retroceded! ¡Poneos en la entrada! ¡Rápido!-grité. Eché mi mano izquierda hacia detrás, cogí la empuñadura de la Soul Calibur y la desenvainé de la espalda de Siegfried.
-Ten cuidado-me dijo este
-Lo tendré, retírate-dije empujándole. Se fue corriendo a la entrada junto a los demás. En ese momento vi que Isma estaba totalmente transformado en su otro yo, el que salvó la vida a Siegfried, pero debido a su naturaleza oscura podría atacarme, incluso matarme.
-Hay que reducirlos-dijo Darky, el cual, misteriosamente, seguía intacto.
-¿Tú te sientes bien?-pregunté poniéndome en guardia mientras veía que Jin cambiaba radicalmente de forma de ser.


-Estoy bien, hay que dejar fuera de combate a ambos antes de que nos maten-dijo Darky desenvainando su espada.
-Yo me voy a por Jin, tú vete a por Isma-dije. Ambos asentimos y nos fuimos al ataque. Antes de que Jin se percatase de nada me abalancé sobre él. Me monté sobre su espalda como si fuera un caballo. Comenzó a sacudirse con violencia pero yo estaba bien agarrada.
-¡Jin, reacciona!-grité intentando que volviera en sí pero fue inútil. Al cabo de unos minutos de lucha perdí fuerza en los brazos y caí al suelo de culo. Mientras intentaba despejarme Jin le dio una patada a la Soul Calibur para alejarla de mí.
-Genial-dije mirando como la Soul Calibur se deslizaba por el suelo a toda pastilla. Me puse en pie rápidamente y comencé a correr hacia mi espada para poder devolver a la normalidad a mis amigos. Cuando iba a agacharme para cogerla Jin se abalanza sobre mí y ambos rodamos por el suelo, nos dimos contra la pared. Cuando terminamos de rodar me di cuenta de que Jin me había agarrado las manos y de que quedó sentado sobre mi abdomen. Él me miraba con sus ojos diabólicos, no eran esos ojos castaños tan bonitos.
-¡Suéltame Jin!-grité forcejeando. En ese instante escuché el sonido de una armadura al moverse. Miré a mi izquierda y vi que Siegfried se debatía entre ayudarme, desobedeciendo así mi orden, o acatar lo que le dije.
-No vengas-dije negando con la cabeza. Él me miró con pánico pero pero me hizo caso, retrocedió hasta donde estaban los demás.
-Give me your soul...-dijo Jin
-Ni de coña chaval-dije. En ese instante, en el que Jin estaba despistado, pude soltar mi mano derecha y le toqué el pecho. Un humo de color azulado salió de mi mano. Jin comenzó a gritar y me soltó inmediatamente. Se puso en pie y vi la marca de mi mano en su pecho.
-¡¿Cómo has hecho eso?!-me preguntó Darky mientras se partía la cara con Isma.
-El poder de la Soul Calibur corre por mis venas de la parte derecha del cuerpo, al entrar en contacto con el Mal lo purifica-dije poniéndome en pie.
-¿Podrías echarme una mano?- me preguntó Darky.
-Ahora voy, espera-dije. Corrí hacia la Soul Calibur mientras Jin estaba fuera de combate. La cogí del suelo con la mano derecha y me acerqué a Jin. Le cogí por la espalda con el brazo izquierdo  y puse la Soul Calibur de forma que tocaba su torso. Jin comenzó a berrear como un poseso e intentó liberarse de mí pero lo había agarrado bien.
Al cabo de unos segundos la marca del pecho de Jin había desaparecido por completo, junto con sus alas negras, y cayó inconsciente al suelo. Justo cuando iba a ir a por Isma veo a Darky tendido en el suelo, inmóvil.
-Darky...-dije con los ojos clavados en el cuerpo inerte de mi amigo. Me fui corriendo junto a él mientras envainaba la Soul Calibur en mi cintura y me arrodillé a su lado.
-Darky, Darky-dije sacudiéndole. No hubo respuesta. Le busqué el pulso y vi que era muy bajo. Comencé a examinar su cuerpo con nerviosismo. A los pocos segundos descubrí que tenía una puñalada en el pecho.
-¡Darky!-grité desesperada.
-He's going to give me his soul-dijo la voz de Isma tras de mí. Me giré y vi en sus ojos el deseo de devorar almas. Antes de que me diera cuenta Isma se abalanzó sobre mí y me cogió con fuerza por la espalda con cuidado de no tocar la Soul Calibur. Me separó de Darky y me agarró con más fuerza por la cintura.
-¡Rhys! ¡Curad a Darky!-grité mientras intentaba patear a Isma para quitármelo de encima. Rhys dudó un poco pero me hizo caso ya que Ike le escoltaba. Se acercó a Darky y le curó la herida mortal. Dejé de preocuparme por mi amigo cuando vi que se sentaba en el suelo.
-Lo siento Isma pero tengo que dejarte fuera de combate-dije. Elevé mi pierna izquierda y golpeé a Isma en sus "vergüenzas". Me soltó al instante y se alejó de mí mientras intentaba mantener la compostura. Mientras se debatía interiormente entre echarse a llorar o a correr, desenvainé la Soul Calibur y me lancé a saco. Corrí con todas mis fuerzas y salté sobre él. Ambos caímos al suelo, yo sobre su abdomen. Isma me agarró las manos por las muñecas para evitar que le tocase con la Soul Calibur.
-¡Isma! ¡Vuelve en ti!-grité forcejeando.
-You're gonna die-me dijo él.
-¡Isma! ¡Reacciona!-grité. En ese momento él me golpea con la cabeza en la nariz y comencé a sangrar. Me quedé un poco aturdida. En mi estado de "despiste", Isma aprovechó para quitarme de encima suyo, coger la Soul Calibur y lanzarla lejos. Yo estaba tumbada en el suelo y con la nariz sangrando a mares. Cuando me di cuenta Isma estaba sobre mí apuntándome al cuello con una de sus dagas.
-Isma, detente-dije mientras intentaba no ahogarme con mi propia sangre.
-See you in hell-me dijo. Elevó su arma contra mí. Cuando pensé que me heriría algo le golpea por la espalda. Isma cayó inconsciente a mi lado. Suspiré aliviada.
-¿Estás bien Irina?-me preguntó la voz de Jin. Miré hacia arriba y vi a mi amigo del alma. Se arrodilló a mi lado y me cogió con delicadeza.
-Jin...-dije un tanto aturdida mientras él me apoyaba en su hombro.
-Tranquila, Darky ya se está encargando de Isma-me dijo
-¿Estás bien?-le pregunté
-Sí, gracias por devolverme a la normalidad-me dijo.
-A tu servicio-le dije. Ambos reímos. En ese instante oigo a Isma berrear como un loco. Miré y vi que Darky, con mucho esfuerzo, intentaba tocarle con la Soul Calibur.
-¡Lánzasela!-grité. Darky me miró con cara de besugo.
-¡Los reflejos de Isma le obligarán a coger la espada si va hacia él!-grité dándole la clave a mi oscuro amigo para salvar a mi otro amigo. Darky se puso a calcular rápidamente y soltó a Isma. Este se puso a correr para huir. Cuando estaba a unos metros de la ventana, Darky le lanza la Soul Calibur e Isma, debido a sus reflejos, la cogió inconscientemente. Miró la espada aterrado y comenzó a gritar. Vi que él intentaba separar sus manos del arma pero por alguna no podía, todo lo contrario, cada vez la agarraba con más fuerza. Isma cayó de rodillas al suelo mientras la Soul Calibur brillaba con intensidad. Llegó un momento en el que brilló con tanta fuerza que tuve que cerrar los ojos para no quedarme ciega. Cuando los abrí de nuevo vi a Isma en su forma original tendido en el suelo, inconsciente. Respiré aliviada. Darky se acercó a Isma y le ayudó a recobrar la consciencia. Al poco rato Isma estaba despierto. Ambos se pusieron en pie y se acercaron a nosotros.
-Lo siento Irina, no sé qué me ha pasado...-dijo Isma tocándose la frente.
-No te preocupes, al final no ha pasado nada de gravedad-dije
-¿Estás bien Irina?-preguntó la voz de Siegfried. Miré a mi derecha y vi a este corriendo hacia mí.
-Estoy bien, no temas-le dije mientras se arrodillaba a mi lado.
-¿Por qué no me dejaste ayudarte antes?-me preguntó
-Jin es muy poderoso y extremadamente malvado en su otra forma, te habría hecho pedacitos en apenas dos segundos-dije. Siegfried me sonrió y me acarició la cara.
-¿Qué ha sido eso?-preguntó Ike exaltado.
-¡¿Por qué nos habéis atacado?!-preguntó Sothe aún con la daga en la mano.
-Veréis...-dijo Isma intentando explicarse
-No somos 100% humanos...-dijo Jin
-¿Acaso sois gólems?-preguntó Sophitia
-¡No digáis bobadas!-grité enfadada. Nadie acusaba a mis mejores amigos sin ningún tipo de conocimiento sobre el tema.
-No te sulfures, cálmate-me dijo Siegfried. Me puse en pie con la ayuda de Jin y Rhys me curó la nariz.
-Jin e Isma son hombres especiales, no son como otro cualquiera-dije
-¿Son peligrosos?-preguntó Siegfried
-¡No!-dije
-No te enfades, solo era una pregunta-me dijo él un tanto sorprendido por mi reacción
-Ya lo sé, perdóname, estoy un poco cansada-dije suspirado.
-Deberías descansar un poco-me dijo Siegfried
-Sí, creo que me voy a dormir-dije.
-Antes decidnos por qué vuestros amigos nos atacaron-dijo Geoffrey
-Jin tiene un gen diabólico que se activa cuando se enfada en exceso, cuando se siente acorralado o cuando le obligan, se transforma en demonio y es imposible controlarle-dije
-Pero vos pudisteis devolverle a su estado original-dijo Nailah
-Porque tenía la Soul Calibur a mano, si no hubiese tenido esa suerte tendríamos que haberlo encerrado hasta que se le pasara-dije
-Vuestros amigos son muy raros-dijo Shinon
-Son como yo, ellos entienden mi sufrimiento interior-dije dejando a ese bocazas en su sitio.
-¿Y que le pasa a vuestro amigo Ismael?-preguntó Micaiah con su habitual delicadeza
-Él...pues...-dije intentando decirlo de una forma suave
-Soy el Hijo de la Muerte-dijo Isma secamente. Todos se quedaron alelados y boquiabiertos.
-¿Cómo que el Hijo de la Muerte?-preguntó Zelda asustada
-Como lo oís, mi otra forma se debe a mi malévolo origen-dijo él
-Cada día estoy más sorprendido-dijo Boyd
-No somos peligrosos, solo cuando nuestro otro yo sale a la superficie-dijo Jin
-¿Cómo Irina y Devil?-preguntó Lloyd
-Exactamente-dije.
-Pero no entiendo por qué nos hemos transformado, todo iba bien y no había tensión alguna en el ambiente-dijo Jin
-Yo tampoco lo sé-dijo Isma
-A lo mejor habéis sentido algún peligro cercano y os habéis transformado para defenderos-dijo Iska
-Es posible-dijo Isma. En ese momento me sentí mareada, perdí un poco el equilibrio.
-Deberías irte a dormir Irina, estás muy cansada, entre esto y lo de ayer no sé siquiera cómo puedes tenerte en pie-me dijo Siegfried cogiéndome por detrás.
-Llevas razón-dije
-Vamos, te llevo a la cama-me dijo. Me cogió en brazos y nos acercamos a la puerta.
-Si sentís algo más decidlo-les dije a Jin e Isma
-Lo haremos-dijeron al mismo tiempo. Me despedí de todos y Siegfried y yo salimos del comedor.
-Perdona Siegfried, te contesté muy mal antes, no era mi intención...-dije
-No te preocupes, entiendo que no te guste que acusen a tus amigos sin fundamento sólido-me dijo él.
-Eres un amor de hombre-dije sonriendo. Ambos sonreímos y nos besamos. Al llegar al cuarto, Siegfried me dejó tumbada en la cama, me quitó el traje de combate, me puso el pijama y me tapó con una sábana.
-¿Estás cómoda?-me preguntó acariciando mi pelo
-Sí, gracias-dije.
-De nada, duerme un poco, te llamaré por la tarde-me dijo
-No hace falta que me despiertes tan tarde-dije
-Necesitas descanso, hasta que no estés recuperada del todo voy a dejarte dormir todo lo que quieras y más-me dijo
-Eso no era lo que me dijiste esta mañana-dije sonriendo con algo de maldad, pero bromeando al fin y al cabo.
-Esta mañana no era consciente de tu cansancio, ahora que sí que lo soy te dejaré dormir todo lo que quieras-me dijo
-Qué bien, al fin unas vacaciones-dije. Él me sonrió y me besó con ternura.
-Qué descanses-me dijo. Apagó uno de los candelabros que iluminaba la sala y se marchó.
-Le quiero tanto...-dije en voz baja. No me dio tiempo a hacer ni decir nada más, caí como una roca en un pesado sueño.
Me desperté con algo de frío, la sensación que tenía era de estar tumbada en hierba. Abrí los ojos y vi que estaba en un bosque muy tupido y oscuro

-¿Dónde estoy?-me pregunté. Intenté sentarme pero me sentía muy débil por una extraña razón, así que no pude incorporarme.
-¿Pero qué?...-dije sorprendida
-Hola Irina, al fin despiertas, pensé que me había pasado con el somnífero-me dijo una voz muy familiar.
-¿Quién eres?-pregunté mirando a todos lados con nerviosismo
-No temas, no voy a hacerte daño-me dijo. Al instante oigo unos pasos acercándose a mí. Miré hacia arriba esperando ver a mi captor, me quedé totalmente pasmada al ver quién era.
-Hola mi amor-me dijo él
-Iska...-dije con los ojos como platos
-¿Sorprendida?-me preguntó sonriendo
-¿A qué viene esto Iska?¿Es algún tipo de broma pesada?-pregunté enfadada
-No Irina, jamás podría bromear con esto-me dijo. Se puso a caminar a mi alrededor.
-¿Qué quieres de mí?-pregunté
-Solo deseo una cosa tuya-me dijo
-¿Y qué cosa es esa?-pregunté
-Tu amor-me dijo
-¿Perdona?-pregunté pasmada
-Te amo Irina, pero tú no lo ves-me dijo. Noté un poco de enfado en su voz
-Iska, yo amo a Siegfried, creo que eso está claro-dije
-¡Mentira!-dijo sentándose encima de mí
-¿Qué haces?¡Quítate de encima de mí!-ordené
-Sé que me amas Irina, pero que lo ocultas-me dijo
-¿Estás sordo o qué? NO te amo-dije
-No entiendo por qué no, dime ¿qué tiene Siegfried que yo no tenga?-me preguntó
-Absolutamente todo-dije
-¿A qué te refieres?-me preguntó
-Siegfried es el hombre con el que soñé desde que era una niña, guapo, inteligente, fuerte, amable, cariñoso, comprensivo, protector, simpático, buena persona...-dije
-Yo soy todo eso-dijo él
-No, tú no eres buena persona, sé que deseas obtener poder para apoderarte del mundo-dije
-Deseo poder al igual que tu amor-me dijo
-Siegfried quiere poder para protegerme y defender lo que es suyo-dije
-¿Sabes que mató a su padre?-me preguntó
-Sí-contesté secamente
-Veo que no te haré entrar en razón-me dijo
-Amo a Siegfried y no hay más que hablar-dije
-Temí cuando te adentraste en El Velo-me dijo
-Al igual que todos mis amigos-dije. Iska rió a carcajada limpia
-¿De qué te ríes ahora?-pregunté mosqueada
-¿Dónde está tu inteligencia Irina?-me preguntó. No dije nada ya que estaba un poco sorprendida.
-¿Acaso no ves que lo del Velo era una trampa?-me preguntó
-¿Una trampa?-pregunté
-Tenía pensado matar a tu amor para poder acercarme a ti, pero veo que triunfaste-me dijo
-Tú...¡contrataste a Achlys para matarlo!-grité enfadada
-Exacto Irina, pero no sé como has podido matarla-me dijo. Yo no dije nada para evitar meter al hombre misterioso que nos salvó la vida en el ajo
-Bien Irina, así que te da igual que te ame o no-me dijo él
-Amo a Siegfried-repetí
-Lamento comunicártelo Irina, pero haré lo que sea para que seas mía y Siegfried te abandone-me dijo. Vi mucha maldad en su mirada y aprecié como me comía con los ojos
-¿Qué vas a hacer Iska?-pregunté temerosa. Se inclinó sobre mí y acercó sus labios a mi oído
-Solo hacerte mía...-me dijo con voz siniestra. En ese instante me besa el cuello. Puso sus manos en mis caderas. Estaba muy claro lo que intentaba hacerme
-¡¡Suéltame Iska!!-grité intentando moverme, pero no podía.
-No podrás huir de mí, te he inmovilizado con una poción especial para dejar paralizados a los humanos, no tienes posibilidad alguna de escapar-me dijo entre beso y beso.
-Iska, por favor...-dije al borde de la desesperación
-No te va a doler Irina, te lo prometo-me dijo. En ese momento comenzó a rasgar la parte superior de mi ropa.
-¡¡¡Suéltame!!!-grité con todas mis fuerzas.
-Llama a tu amor, a lo mejor viene a salvarte-me dijo sarcástico. "Devil, ayúdame" dije, nadie contestó. Desde lo del hombre misterioso Devil no había dicho nada y tampoco la sentía. "Estoy perdida" pensé al borde del ataque de nervios. Iska ya me había dejado en ropa interior de cintura para arriba.
-Ahora viene la mejor parte-me dijo. Intentó quitarme los pantalones pero, por alguna razón, pude moverme y soltarle un manotazo. Me lo quité de encima mientras estaba aturdido y me puse en pie. Comprobé que podía mantener el equilibro y salí corriendo.
-¡No podrás huir de mí Irina, tu destino está junto al mío!-me grito Iska mientras yo me alejaba. Intenté transformarme en lobo para correr más rápidamente pero no pude. Probé a ver si mis alas se abrían pero no ocurrió nada, seguramente la poción esa había adormecido mis poderes. Corrí todo lo que mis piernas me permitieron pero sentía en mi interior que me había perdido pues todo el bosque era exactamente igual.

-La salida...por favor la salida...-dije mirando en todas direcciones. Me di la vuelta y grité con fuerza al ver que Iska estaba plantado delante de mí.
-No huirás-me dijo sonriendo malévolamente. Salí corriendo de nuevo pero esta vez escuché como Iska corría tras de mí. Giré la cabeza y, efectivamente, él iba persiguiéndome. Aceleré todo lo que pude pero estaba demasiado cansada aún, Iska acabó alcanzándome.
-¡Te tengo!-me dijo. Al segundo se abalanzó sobre mí y ambos caímos al suelo. Yo estaba tumbada boca abajo y él quedó sobre mi espalda.
-Iska, por favor no lo hagas...-dije asustada mientras una lágrima se escurría por mi cara. Sin mis poderes era como un humano normal y corriente, alguien totalmente indefenso.
-No te haré daño Irina-me dijo. Me acarició la espalda, luego las caderas y a continuación intentó quitarme la parte de abajo del pijama. Pensé en Siegfried, fue lo único que mi mente pudo hacer para intentar escapar de esta oscura realidad. "Te quiero Siegfried" pensé mientras Iska estaba más cerca de hacerme daño, un daño irreparable. Saqué mis últimas fuerzas a la superficie y pude, con mucha suerte, darle un buen codazo a Iska en la cara. Le hice una pequeña brecha en la ceja derecha, esta comenzó a sangrar. Iska se tocó la herida.
-¡¡Déjame!!-grité. Me puse en pie rápidamente e hice caer a Iska al suelo de espaldas. Me puse a correr de nuevo pero alguien me cortó el paso. Era un hombre que no había visto nunca antes. Iba encapuchado. Me cogió con fuerza de los brazos y me hizo girarme de forma que mirase a Iska. Este se puso en pie despacio y me miró. Una gota de sangre se deslizó al lado de su ojo.
-Hija de...-me dijo. Se acercó a mí rápidamente y me cogió la cara con brutalidad, por la mandíbula.
-Óyeme bien estúpida-dijo sacudiendo mi cara.
-Si no eres mía no serás de nadie-me dijo. Al instante me soltó y me dio un golpe en la cara. Caí al suelo un poco aturdida. Me hirió en el labio así que tenía la boca ensangrentada. Iska se acercó a mí y me cogió del pelo. Tiró hacia arriba, obligándome así a mirarle.
-Lo siento mi amor, pero voy a dejarte más muerta que viva-me dijo. Al segundo un par de hombres aparecieron de la nada. Uno de ellos me cogió por la espalda y me inmovilizó. El otro e Iska comenzaron a golpearme como si yo fuera un saco. Al cabo de media hora estaba tumbada en el suelo medio muerta, herida, golpeada...maltratada en general. Estaba muy débil, me costaba todo un mundo respirar y abrir los ojos. Iska me cogió en brazos con delicadeza.
-Mi amor, ¿ves lo que me obligas a hacer?-me preguntó. No contesté porque estaba muy débil pero lo hubiera dicho cuatro cosas a ese imbécil. Me llevó hasta un árbol y me dejó sentada en el suelo con la espalda apoyada al tronco del árbol.
-Atadla-ordenó. Los dos hombres me ataron con mucha fuerza las manos, tanto que mis muñecas comenzaron  a sangrar.
-Lo siento Irina, pero debo dejarte aquí-me dijo
-Siegfried...-dije al borde de perder la consciencia.
-Lo siento amor, pero como dije antes si no eres mía no serás de nadie-me dijo. Me cogió la cara con cuidado, me limpió los labios con la manga de su camisa y me besó. Intenté resistirme pero el agotamiento era demasiado. Me sentía mal al hacerlo ya que no lo amaba pero intenté imaginarme que era Siegfried, lo hice en vano ya que ese beso me supo a muerte, avaricia y envidia. Cuando dejó de besarme me acarició la cara. Se puso en pie y dio media vuelta.
-¿A...dónde...va...vas?-pregunté
-Voy a matar a tu amor, a ver si accedes a ser mi novia-me dijo
-Ja...más...-dije a duras penas
-Eso habrá que verlo, Siegfried vive en una mentira así que no me costará nada borrarlo del mapa-me dijo
-¿Qué...men...tira?-pregunté exhausta
-El Emperador Máscara, no es más que un gólem creado por mí para hacer creer a Siegfried que vive en un castillo seguro, con un monarca digno, en cuanto tenga ocasión le ordenaré que lo hiera y yo lo remataré y, para que veas cuánto te amo, le cortaré la cabeza y te la traeré de regalo de bodas-me dijo sonriendo
-No...por...fa...vor-dije suplicante. Comencé a llorar.
-No llores amor mío, ya verás como viviremos felices para siempre-me dijo. Me lanzó un beso y se marchó junto con sus esbirros.
-Sieg...fried...-dije mientras lloraba. "Devil por favor, sé que estás ahí, ayúdame" dije suplicante. "Déjame en paz, el problema es tuyo no mío" me dijo secamente. "No puedo dejar que maten a Siegfried" dije. "Repito que no es mi problema" me dijo. "Pensé que eras una amiga que comprendía el amor, pero ya veo que no" dije. "Lo entiendo y por eso lo mejor es dejar que Iska haga lo que quiera" me dijo. "¡¿Me estás diciendo que deje a Siegfried morir?! ¡¡¿¿Sin luchar??!! Ni muerta, lucharé hasta que muera por el agotamiento" dije. "Pues hala, ya puedes morirte" me dijo. "Desde que vimos a ese hombre estás estúpida perdida, maldigo la hora en la que nos cruzamos con él" dije. Devil no dijo nada pero sentí como mi mención del hombre misterioso no le sentaba bien. "Me voy a dormir" me dijo. Antes de que pudiera hacer nada más se durmió. "Jefes por favor, proteged a Siegfried, me da igual lo que pase conmigo pero a él salvadle, os lo suplico" pensé mirando al cielo. No pude casi verlo ya que el bosque era tan tupido que no pasaba casi luz a través de las hojas. En ese instante escuché algo moverse tras unos arbustos. Pensé que sería Iska pero no. Al cabo de unos segundos algo que no me esperaba encontrar apareció delante de mis narices. "Un Lobo Oscuro..." pensé contemplando el mismo, el cual me amenazaba

"Siegfried, te deseo una vida plena" pensé proclamando mi último deseo. El lobo se abalanzó sobre mí. Pensé que me devoraría. Cerré los ojos y esperé sentir un mordisco o un arañazo pero no ocurrió nada. Abrí los ojos y vi que el Lobo Oscuro estaba tendido en el suelo, muerto. Tenía un arañazo colosal en el cuello.
-¿Estás bien Irina?-me preguntó una voz. Me asusté mucho.
-No temas, soy yo-me dijo. Al segundo, de detrás de un árbol, aparece mi lobo favorito.
-Numen...-dije contemplando al mismo

Este se acercó a mí y me desató. Estaba tan débil que no me moví de la postura en la que me encontraba.
-Vamos Irina, debemos volver a Viena para salvar a Siegfried-me dijo Numen
-No...puedo...-dije
-Yo te llevaré-me dijo.
-Estoy...cansada...-dije
-Intenta ponerte en pie, el resto lo hago yo-me dijo. Hice un esfuerzo inmenso pero, al cabo de unos minutos y con la ayuda de Numen, pude ponerme en pie. Numen, al ser tan grande como yo, me servía perfectamente de montura. Monté sobre sus lomos como si fuera un caballo.
-Agárrate-me dijo. Cogí su pelo con toda la fuerza que me quedaba y elevamos el vuelo. Sobrepasamos los árboles y me di cuenta de que estábamos en un bosque no muy lejano al castillo. Mientras volábamos Numen me fue contando la situación del castillo. Me dijo que Iska y sus hombres lo estaban asediando, que el Emperador Máscara se había hecho con la Soul Calibur y que Siegfried y los demás iban perdiendo la batalla.
-No...podré...luchar...-dije
-En ese saco hay una poción roja-me dijo él indicándome un saquito marrón que colgaba de su cuello. Busqué con dificultad pero al rato saqué la poción. Me la bebí de un trago y mis heridas desaparecieron.
-Gracias Numen, me has salvado la vida-dije guardando de nuevo el bote en su sitio
-De nada, vamos a por ellos-me dijo.
-No tengo armas-dije
-Tienes una en la cintura, sé que no es la Soul Calibur pero servirá-me dijo. Comprobé que, envainada en una funda que colgaba de mi cintura, había una espada de plata.
-Eres el mejor Numen-dije sonriendo. Al poco tiempo llegamos al castillo. Pensé en ir a por Iska ya que estaba entretenido luchando pero mi corazón me suplicó que fuera a ver a Siegfried y así lo hice. Numen se detuvo en las puertas de la sala de audiencias.
-Voy a ayudar a los demás, tú ve con Siegfried-me dijo. Asentí y entré en la sala, miré a mi alrededor y vi a Siegfried luchando contra el Emperador Máscara. Di un paso al frente y, al hacerlo, el Emperador golpeó a Siegfried y dejó a este sin sentido.
-¡Siegfried!-grité. Salí corriendo junto a él y me arrodillé a su lado.
-Siegfried...-dije nerviosa. Intenté despertarle pero no pude.
-Vaya Irina, veo que has escapado del bosque...-me dijo una voz. Me giré y vi a Iska. Antes de que pudiese hacer nada me golpeó con la empuñadura de su arma y perdí el conocimiento...